RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 25 de mayo de 2016

ALL ROADS LEAD TO ROME

Salgo de la oficina y compruebo el calor que hace afuera. Entro en el cuarto de baño y comienzo a cambiarme. Primero la camiseta de tirantes, luego el pantaloncillo ya descolorido de tantas batallas, después los calcetines y por último las zapatillas, la parte más sensible. Tras atarme bien los cordones me doy cuenta que ya está todo, ahora toca salir a pasarlo mal ...no tengo ganas de hacerlo pero no puedo evitarlo, además me siento cansado y me duelen las piernas, la cadera, uff, tengo molestias en demasiados sitios. Me quedo sentado en la banqueta y la vista se me va a la frase que hay impresa en mi mochila azul Asics, aquella que me dieron en la Rome Marathon de 2013: "All roads lead to Rome". Todos los caminos llevan a Roma y eso tiene doble sentido para mi, porque Roma fue mi Zihuatanejo, mi sueño cumplido hace poco más de tres años. De manera inesperada me vi flotando sobre aquel adoquinado lleno de historia y en una de las pocas veces en mi vida mi esfuerzo tuvo su fruto. All roads lead to Rome, sí, lo he entendido, lo capto,  pero ya no sé qué camino tomar ni tan siquiera creo que cogiendo cualquiera de ellos regrese al Coliseum y me vea girando ante sus ancestrales piedras, mirando el Garmin y viendo que lo estoy consiguiendo, 2:57 y me quedan poco más de 200 metros. Todos estos pensamientos me han abstraido y he perdido 5 minutos preciosos; me levanto y resignado salgo a la calle dispuesto a sufrir con el calor, mis dolores y con mi decadencia.


SÁBADO 21: LAS VIRTUDES, MERCHE, EL CALOR, 16,4 KMS, UN CUADRADO Y YO

No había ganas de madrugar,  y de hecho no lo hicimos. Tampoco había decidido qué hacer, dónde correr, así que yo me levanté a las 9 horas y subí al despacho a trabajar como de costumbre y Mercedes no consiguió despegarse de las sábanas hasta pasadas las 10 horas. A las 11 y poco nos íbamos en coche a Las Virtudes, paraje a 23 kilómetros de casa y donde hay zonas bonitas y de monte dónde poder seguir probando las zapas de trail de mi mujer. Unos minutos antes, y contrareloj, había cargado un recorrido en el Garmin del cual no estaba garantizado su éxito, porque no conozco esa zona de la provincia lo suficiente para saber si hay zonas privadas marcadas con vallas que impidan el paso. Salimos corriendo, yo con la mochila, sales, y alguna barrita y ella sin peso y cogimos el carreterín que lleva al sur, hacia Aldeaquemada y a los seis kilómetros de capear toboganes cogimos un camino a la derecha, que me temía estuviera con valla, como muchos de los que nos habíamos cruzado, pero no, tan sólo había una cadena y un prohibido el paso por ser finca privada. Paramos para refrescarnos y sin más dilación cogimos el mismo siguiendo las indicaciones del Garmin. Pronto la maleza se espesó bajo nuestros pies, fruto de las lluvias que han hecho de esta primavera una de las más verdes y floridas que recuerdo. Merche se quejó un poco por tener que ir pinchándose y esquivando matas, pero no mucho más tarde el camino se despejó y alcanzamos otro cruce, y luego otro y otro más, yendo en alguna ocasión por sendas bastante bonitas hasta que nos adentramos en unos cerros más frondosos, divididos por cortafuegos. Hubo que subir algo de cuestas, pero íbamos enteros, íbamos disfrutando pese al calor. Así, sin hacérsenos pesado llegamos a la inmediaciones de Las Virtudes, donde había que dar una vuelta a un cerro para aparecer por la Plaza de Toros Cuadrada y la Ermita. Terminamos el recorrido y tuvimos un justo premio: ¡agua fresquita de la fuente!, que nos sentó maravillosamente bien. 16,4 kilómetros técnicos pero hechos de forma suave.






















lunes, 23 de mayo de 2016

VIERNES 20: SALIDA TESTIMONIAL PARA CERRAR CON 85 KMS

Acumulaba algo menos de 80 kilómetros a día jueves y aún quedaba el viernes, que por suerte para mi es un día más descargado de obligaciones y puedo correr por la tarde en casa. Podría haber descansado pero decidí salir a corretear, aunque sólo fuera eso, corretear, y poder sentir que me había ganado a mi mismo una pequeña batalla en esta guerra que libro con el running, que a veces es un disfrute y otras veces no tanto. Así que con el sentimiento que se tiene cuando se ha cumplido salí a hacer una mini sesión y mire usted por donde me sentí más suelto que en toda la semana. Podría haber apretado y haberme metido caña, pero decidí que no era lo que tocaba así que disfruté de la ausencia de molestias y de un inesperado avituallamiento: los mosquitos que querían entrar en mi boca, y que de hecho alguno acabo siendo engullida. Unos 6 kilómetros que me permitieron cerrar la mejor semana desde hace mucho tiempo en cuanto a acumulado: 85, pero no la mejor, ni de largo, en cuanto a calidad, sensaciones e intensidad.

JUEVES 19: MIRALA CARA A CARA QUE ES LA SEGUNDA

Pues eso, íbamos a por el segundo duro día, y me encontraba tan cansado que me veía casi incapaz de avanzar a la par que el tiempo. Fue horrible el tener que ponerme la ropa de correr y salir a ello, pero como suele ocurrir la mayoría de las veces, una vez que te pones, sea o no duro, ya no es lo mismo, ya te has puesto y ya lo estás haciendo. Volvía a hacer calor pero la verdad sea dicha es que me encontraba mejor que el día anterior, me encontraba más fuerte, pese al cansancio antes comentado. Eso sí, ya por el camino de vuelta, en un cruce me adelantó otro corredor al que veía con una cadencia asequible para pillarle, y me pasó lo que me viene pasando en alguna ocasión en esta nueva mala etapa como corredor, que me doy cuenta de que voy menos rápido de lo que la evidencia muestra; es más, se me fue alejando de mi vista poco a poco y yo me fui deprimiendo también , un poco más, poco a poco. Llegué bastante cansado y bastante tocado, sobre todo anímicamente, pero sumé otros 10 kilómetros.


MIÉRCOLES 18: CORRIENDO POR CUMPLIR LA OBLIGACIÓN AUTOIMPUESTA

Ante mí el miércoles y el jueves, sinónimo de esfuerzo. El miércoles me encontré cansado desde el momento en el que me levante por la mañana y pensé que iba a ser difícil afrontar las siguientes horas; no me equivoqué. A las 14:10 salía con el mínimo de ropa porque hacía bastante calor. Quería cambiar y en lugar de ir por caminos decidí ir por la zona del polígono y de la autovía AIV, bordeando Manzanares, así que cumpliendo una especie de penitencia (la que nos lleva a hacer algo sin un motivo de peso a ojos de los demás pero como una obligación ineludible a los nuestros) fui cumpliendo el entreno con pesadez, con falta de ganas y sin hallar un ápice ni siquiera de sensaciones neutras (todas fueron malas). Se me hizo una tortura aguantar los 11 kilómetros, lentos 11 kilómetros, que cubrí a unos 25 grados de temperatura. Cumplí mi condena, eso sí.


MARTES 17: MERCHE ESTRENANDO SUS SAUCONY PEREGRINE 6

Era el día de entre semana que puedo correr con mi mujer, y en esta ocasión había un elemento que hacía más atractiva la sesión: Merche estrenaba nuevas zapatillas de trail, las Saucony Peregrine 6. Así que tras dar un corto rodeo subimos campo a través el Cerro del Ángel. Aunque en los primeros minutos se sintió un poco rara con las zapas, a los 10 minutos le volví a preguntar y asintió con la cabeza en un gesto que conozco muy bien: todo está perfectamente OK. Le gustaron subiendo el cerro, le gustaron bajando por el carreterín, le gustaron incluso por la vía de servicio asfaltada y disfrutó con ellas por los caminos de vuelta a casa. Once kilómetros muy bien empleados por su parte. Para mi no dejó de ser un entreno más de transición en unos días en los que estaba sacrificando la intensidad por no dejar de correr, aunque fuese a medio gas.

Resultado de imagen de saucony peregrine 6

martes, 17 de mayo de 2016

LUNES 16: CORRER CON CALOR Y A LA HORA DE COMER

Ayer fue un buen día de primavera, sin mucho calor, pero también sin lluvia. A las 14:15 salía del trabajo para realizar uno de esos circuitos que ya tengo medidos y que es de casi 10 kilómetros. Desde el comienzo las sensaciones no fueron malas, así que se puede decir de que disfruté moderadamente de la sesión. Eso sí, me cuesta bastante meter la quinta y no conseguí ir muy por debajo de 5´en casi ningún momento.

En cualquier caso buen inicio de semana con casi 46 kilómetros en 3 sesiones.


DOMINGO 15: DOBLAJE PARA CURAR LA MORAL

El fin de semana también tuvo largas horas de trabajo, y es que últimamente no descansa uno ni los domingos. Eso sí, al mediodía Merche y yo sacamos un hueco para ir hacer una sesión de unos 11 kilómetros. Primero fuimos a la piscina cubierta corriendo, y allí mi mujer dejó la mochila y desde ahí fuimos al Parque Cervantes para luego coger la Carretera Daimiel y tras esto un camino paralelo a la Carretera de Ciudad Real. Pronto volvimos apareciendo por el Polígono Entrecaminos, donde dimos una larga vuelta y de ahí a casa pasando nuevamente por el parque. El entreno fue con cambios de ritmo de 1 kilómetro fuerte y 1 kilómetro más suave. En los fuertes (fuertes para Merche) marcamos cronos de 5´30´´,5´21´´, 5´24´´ y 5´34´´, los suaves iban a más o menos 6´-6´10´´. Tras el kilómetro 9 fuimos a ritmo constante hasta la piscina donde Merche se quedó y yo continué a casa. 11 kilómetros muy buenos para ella y de transición para mi. Me encontré algo mejor que el día anterior.

Por la tarde, tras unas largas horas trabajando, decidí volver a salir. En esta ocasión fue para realizar algo más de 5 kilómetros a un ritmo de 5´aproximadamente. Paradójicamente me encontraba mejor que por la mañana y mejor que el sábado.


lunes, 16 de mayo de 2016

SÁBADO 14: UNA MEDIA MARATÓN DE ENTRENO CON MERCHE

Con Mercedes encarrilada desde hace unas semanas, motivada de cara a sus dos próximos retos, no costó convencerla de que el sábado nos tocaba ir a hacer una media maratón. Como no apretaba mucho el calor decidimos ir sin agua, ni geles, ni ná de ná, convencidos de que mi mujer ya está preparada para esas batallas. Así fue como agarramos la vía de servicio de la AIV hacia Madrid, larga y aburrida, y más si tenemos en cuenta el ritmo (más o menos a 6´el kilómetro) y las molestias en forma de carga que me acuciaban. Llegamos a la gasolinera Shell en el 8 y pico y allí nos mojamos los labios en la fuente y cogimos el Camino Carretas, el largo camino que tantas veces he recorrido en sus diversos tramos. Yo cada peor y Merche yendo bien, sin problemas. Llegamos al Peral y no hicimos parada técnica sino que continuamos directamente a casa. Eso sí, en el carril bici, a poco menos de 3 kilómetros de nuestro destino paramos a beber un poco de agua porque notábamos la deshidratación. Los últimos kilómetros se me hicieron muy desagradables porque tenía molestias importantes en la cadera y en los glúteos, también algo en la pelvis. Estaba claro que me había pasado con la sesión del día anterior.

Nos salieron 2 horas y 4´ para casi 21 kilómetros. No está mal teniendo en cuenta que Merche se lo había tomado con total calma.


VIERNES 13 DEJANDOME LAS PIERNAS POR UN 83

El jueves fue un mal día para poder salir a correr a la hora de comer, así que tras 20 sesiones seguidas sin parar de correr (desde el 20 de abril hasta el miércoles 11), claudicaba y tocaba descanso indeseado. Así que el viernes, ofuscado en conseguir otros 83 kilómetros semanales por tercera semana consecutiva, tocó correr 15 kilómetros, de esos que cuestan, tras una semana dura. Además, lo llevé a buen ritmo y de nuevo bajo la lluvia (me puse empapado). No sé si por la lluvia el caso es que terminé bastante cargado y eso lo terminé pagando el fin de semana.

Otros 83 kilómetros que me hacen sentir muy bien, me sirvan o no me sirvan para algo

MIÉRCOLES 11: YENDO DE MENOS A MÁS

Comenzaba la cuesta arriba de la semana: los miércoles y los jueves, días de curso, días de jornadas de 10 horas y medio de trabajo con 180 kilómetros de carretera y un entreno a la hora de comer. Eso se traduce en 14 horas y media ininterrumpidas de actividad que le dejan a uno hecho una piltrafa. Después del estupendo entreno del lunes, bajo la lluvia, el miércoles cogí un circuito de unos 10,6 kilómetros que comencé suave, pero poco a poco, yendo en progresión, fui cogiendo ritmo y terminé bastante bien, con alguna pequeña molestia en la cintura, pero nada muy reseñable.


MARTES 10: HACIENDO EL CIRCUITO DE LA VEGA CON MERCEDES

Otro día más, uno de los muchos que ya llevo corriendo. Martes, y por tanto tocaba correr con mi mujer, por tener uno de esos días de menos agobio laboral. Hicimos el circuito que ya hace tiempo que denominé "De la Vega", que a saber las veces que mis pies hayan pisado esos baches. Merche se encontró bien y la llevé a buen ritmo. Yo no me encontré mal, conforme venía siendo la tónica general de los últimos días. 13,10 kilómetros que suponían añadir una carga importante a su planning, ya que entre el sábado y el domingo mi mujer había hecho la friolera de 32 kilómetros (muchos para ella) y tan sólo en cuatro días, 45 kilómetros. Es necesario que se vaya acostumbrando a esta manera de acumular kilómetros por de aquí a medio año tendrá que recorrer 73 kilómetros de un tirón.


martes, 10 de mayo de 2016

LUNES 9: UN ENTRENO PARA EL RECUERDO

Comenzaba la semana laboral con un día que odio: el lunes. Lo odio por razones obvia que casi todos los mortales conocen, pero además lo odio porque es de esos días en los que sé que no regresaré a casa hasta casi las 23 horas después de no parar. Para colmo a las 13:45 horas se ponía a llover copiosamente y yo no tengo otro hueco para realizar mis entrenos que la escasa hora y media de descanso laboral en Manzanares. Así que ganándole la batalla al mal tiempo me puse el cortavientos y salí a corretear. Las expectativas eran bajas: hacer un entreno suavito, y si podía ser breve también, pero a pesar de ponerme chorreando nada más dar las primeras zancadas, me encontraba muy suelto y eso provocó que comenzase a disfrutar desde el inicio. Así que alargué el entreno yéndome por el Camino de Manzanares, que une esta población con Membrilla, pasé por la pista de atletismo donde corre entre otro mi amigo Kino y regresé por la carretera nacional, totalmente empapado, con los pies nadando en las zapatillas. Pesé a la incesante lluvia disfrute como hacía mucho tiempo de un entreno en solitario, con cero molestias, sintiéndome suelto, con lo especial que tiene la lluvia, que a algunos nos gusta aunque nos dé pereza ponernos a correr cuando cae. 10,6 kilómetros hechos a buen ritmo, sobre todo en algunas fases. Un entreno que no querría olvidar.


DOMINGO 8: ENTRENO CORTO E INTENSO

Me encontraba magnificamente bien de piernas el domingo. Y es que lo del sábado me sentó muy bien. Además estaba muy contento con mi cintura, creyendo que lo del alta médica autoproclamada no iba muy desencaminado al final y que mi pubalgia es menos mía que nunca. Pero de cabeza la cosa no anda tan bien, con un estrés laboral que roza lo inaguantable y que provoca que los fines de semana sean duros también, y como el sábado por la tarde habíamos ido de compras a Ciudad Real, todo el trabajo acumulado se quedó para el domingo, osea que tocó volverse a levantar a las 06:00 de la mañana para currar en el despacho. Apenas descansé en todo el día, allá arriba en la buhardilla y a las 19 horas me vestí y salí a cumplir con mi 17 entreno sin descanso, algo impensable para mi hace tres semanas (cuando la anarquía se adueñaba de mis hábitos). Cogí el circuito de algo menos de 9 kilómetros de los Cerros de la Aguzadera y metí caña; me sentía fuerte, me sentía bien, así que aproveché para apretar un poco, y lo hice sin crono, para no agobiarme. Acumulaba de esta forma 34 kilómetros en ese fin de semana y dispuesto a firmar otra semana con más de 80 kilómetros, a poder ser sin descanso alguno.

Por otra parte, Merche se había ido a correr al mediodía y había descalentado un poco haciendo unos 7 kilómetros. Ella también había hecho bien sus deberes ese fin de semana. ¡Ha regresado la motivación a nuestras vidas!.

 


SÁBADO 7: LOCURAS ESTUPENDAS: 25 KMS POR DESPEÑAPERROS FRAN, MERCHE Y YO

El viernes envié un Guasap a Francisco Tirado, un corredor de montaña gaditano afincado en La Carolina, al que conocimos por casualidad el año pasado en agosto mientras Merche y yo corríamos por Despeñaperros. Allá por diciembre tuve la oportunidad de disfrutar junto a él de una magnifica ruta por este parque natural y me apetecía volver a quedar para ese sábado. Estaba disponible, así que llamé a Merche y ella también se animó. Había dos problemas: el madrugón que nos teníamos que pegar mi mujer y yo para estar allí a las 07:45 y eso después de una semana tremenda pidiendo el cuerpo descanso, y por otro lado la amenaza de lluvias. Nos acostamos temprano y a eso de las 06:30 ya estábamos en pie, ella un poco contrariada porque de buena gana se hubiera quedado durmiendo, pero también se ha convertido todo esto en una especie de dulce obligación que no puedes eludir. Llegábamos al punto de inicio de ruta puntualmente y allí estaba el bueno de Fran esperando. No llovía pero el cielo estaba nublado, y la temperatura era fresquita, hacía casi frío, pero ideal para hacer una tirada. Así que salimos los tres, mi mujer sin mochila y yo con la mía portando un bidón de 750 ml, algunas barritas y geles y frutos secos. Pronto comenzamos a disfrutar del recorrido que nos había programado nuestro amigo, subiendo por un cortafuegos que tendría el 40% de desnivel positivo. El campo está precioso con las últimas lluvias así que Despeñaperros lucía sus mejores galas para nosotros y como la conversación era entretenida y amena pronto nos vimos consumiendo los primeros 7 kilómetros. Merche iba bien, disfrutando e incluso cuando tocó subir los 6 kilómetros más duros del recorrido supo aguantar sin apenas andar. Algunos kilómetros de la primera parte los conocía de un circuito que tengo que sale de Miranda y termina en dicha población, pero cuando llegamos a una zona boscosa y de bastante pendiente reconocí pronto la zona: por ahí habíamos bajado Merche y yo hacía unas semanas aquel sábado que ella lo pasó tan mal. En ese ascenso notamos el frío, la niebla y la humedad, pero también disfrutamos de la parte más técnica y bonita. Llegados arríba tocaba ir por "La Cuerda", donde está la zona más alta del parque y también la cima más alta de toda Sierra Morena con más de 1.200 metros. Mi mujer seguí yendo entera y yo, particularmente, estaba disfrutando como hacía mucho tiempo, sin molestia alguna a pesar de las irregularidades del terreno. Llegamos a un cruce de caminos y cogimos a la derecha a tan sólo 5 kilómetros del final. La última parte era la más técnica: los últimos 2,5 kilómetros donde se bajan 400 metros de desnivel. En esta parte Merche y yo fuimos más despacio que Francisco y como anécdota me resbalé con una roca y me pegué una buena caída. Una distancia recorrida de 25,1 kilómetros en algo más de 3 horas y 15 minutos. Lo de menos era el crono, lo demás la compañía, el paisaje y los 1200 metros de desnivel positivo que remontamos.

Tras el esfuerzo nos acercamos a un famoso restaurante Casa Pepe, que tiene fama de ser el restaurante más facha de todo el país. Sin comulgar con esas ideas (en realidad sin comulgar prácticamente ya con ninguna idea política) pudimos comprobar que el establecimiento es un auténtico museo que gira en torno a esa idea. Eso sí, el zumo, el montado de lomo y la tostada con tomate, aceite y jamón estaban muy buenos (la comida no entiende de ideologías). Para el recuerdo la siguiente foto:






VIERNES 6: DEJÁ VU

A veces la historia se repite, o eso nos parece, y esto ocurre o bien porque encajamos nuestros hábitos sin darnos cuenta o por mera casualidad. Es entonces cuando nos da la sensación de que eso ya lo hemos vivido. La primera semana se mayo se desarrolló en cuanto a entrenos se refiere de forma paralela a la última de abril y para remate tuvo un viernes casi calcado al viernes anterior: hasta el jueves de ambas semanas había acumulado 77 kilómetros, en ambos casos decidí ir al parque a rodar muy suavito 3 vueltas, 6 kilómetros, se repitió la historia de correr con sensaciones similares y no hacerlo solo, es decir hacerlo con compañía (en esta ocasión con Benito Carrero). Y lo que completa un dejá vu perfecto fue el final: ya que otra vez llegando a casa y en el mismo lugar me volví a encontrar con Merche e Inés que volvían de la piscina cubierta, así que había que hacer justamente lo mismo que siete días antes: recorrer los últimos 400 metros corriendo con mi hija.

83 kilómetros que me dejan un buen regusto, el de haber vuelto a repetir otra semana decente, y en esta ocasión con mejores sensaciones y con menos molestias. Lo he compaginado con una semana muy dura ganándole la batalla al estrés y al tiempo. Esta por ver si todo esto servirá para algo.




viernes, 6 de mayo de 2016

JUEVES 5: OTRA SESIÓN DURA EN UN DÍA MUY DURO

Cuando llegué a casa el miércoles, el cuerpo sólo me permitió cenar e irme derecho a acostarme. Me hallaba tan tan cansado que a eso de las 2 de la mañana me ví totalmente desvelado a medio camino entre el abatimiento y el estrés. Desde ese momento dormí a cachos hasta que tocó levantarse para enfrentarme a un jueves tan duro o más que el vivido el día precedente. Afortunadamente habían bajado las temperaturas bastante y a la hora de comer ya estaba ataviado con las telas de correr, con mayor predisposición de la que cabía esperar, y desde luego más motivación que 24 horas antes. Tocó dar dos vueltas a un circuito de algo más de 5 kilómetros, todo por asfalto,  y si bien la primera vuelta dejó bien a las claras que el cuerpo tiene sus límites y yo estoy casi bordeándolos (me costaba tirar de mi esqueleto), en la segunda me encontré algo mejor y no se hizo muy pesado. 10,7 kilómetros en unos 58´, a una media no muy reseñable, pero no se trataba de otra cosa que de soltar un poco las piernas y continuar con este hábito que estoy captando: el de entrenar todos los días y ver la evolución. La verdad es que considerando las circunstancias bastante duras para sacar tiempo para correr, he de decir que esta semana va a resultar más positiva que la anterior, con mucha menor incidencia de las molestias musculares y en la cintura (la cual apenas se ha quejado en estos días salvo en la sesión en Sierra Prieta el domingo). Ahora sólo queda hacer un pequeño remate esta tarde para lograr acercarme a los 85 kilómetros (ya son 78 así que está fácil). Además, si la lluvia no lo impide mañana tocará correr por Despeñaperros con Francisco Tirado. Lo más probable es que se venga Merche también.


MIÉRCOLES 4: VIENE LO DURO DE LA SEMANA

El miércoles pasado venía el Tourmalet de cada semana, que dura hasta el viernes. Sé desde que me levanto que no pararé hasta que llegue a casa a las 22:30 horas y para entonces tan sólo podré cenar y acostarme. La sesión sólo me cabe a la hora de comer en Manzanares, sin duda, y esta mal decirlo, lo peor y más duro del día. Pues bien, para echar más leña al fuego el miércoles hizo calor, en las horas centrales del día llegamos a los 28 grados, asi que a eso de las 14:10 horas salía a hacer un circuito de algo menos de 10 kilómetros. No tenía bastante con todo esto, así que tenía que tratar de meter intensidad a la sesion para no sentirme culpable por no hacerlo. En mi mente estaba el recuerdo de la semana anterior, buena en kilómetros pero pobre en calidad, así que desde el minuto 10 fui metiendo cambios de ritmo de 2/1, es decir, de cada 3 partes, dos a ritmo fuerte y una a ritmo suave. Pronto noté cómo el calor me dejaba medio tocado, y aunque muscularmente tampoco me encontraba muy suelto, al menos sí que pude ir llevando a cabo el entreno según lo previsto. 9,3 kilómetros hechos en unos 45 minutos. No fue el mejor entreno de mi vida, pero dadas las circunstancias es como para sentir que había cumplido.




miércoles, 4 de mayo de 2016

MARTES 3: SI SOY CONSTANTE CORRIENDO TAMBIÉN LO SOY CON MI BLOG

Es algo que he comprobado que funciona, está correlacionado: cuando me disciplino y tengo una etapa en la que no me salto entrenos, estoy motivado y las sesiones marchan bien, ocurre que comienzo a llevar al día este cuaderno de bitácoras. No sé si funciona al revés, si cuando escribo a menudo me motivo para correr, pero como digo creo que ambos hechos guardan una clara relación. Ayer martes era el día de entre semana que toca correr con Mercedes e iba a ser el segundo martes en el que iba a establecer un extraño doblaje en el cual primero corro por mi cuenta y acto seguido y sin descanso lo hago con mi mujer. Quedamos a eso de las 20:45 en la falda del Cerro del Ángel, pero yo había salido unos 30 minutos antes, para subir dicho cerro campo a través y hacer 5 series en la parte de más pendiente del camino. Me costó horrores cogerle el gusto a la sesión porque estaba algo acartonado y cansado, pero la verdad es que tanta cuesta y dolor de piernas hizo que los músculos espabilasen un poco y en la bajada pude soltar. Allá abajo llegaba ella directamente desde casa, así que nos fuimos por la vía de servicios hasta las Casas Rural Venta de las Estrellas, donde giramos por un camino para volver por el paralelo a la vía de servicio. Fui estableciendo pequeños cambios de ritmo pero mi mujer estaba para pocos cambios, quizá porque no está acostumbrada últimamente a realizar tantos kilómetros en el fin de semana y aún no se hallaba recuperada. En cualquier caso, ya en el Camino de Membrilla apretamos un poco y respondió bien. Yo no me encontré mal del todo, sin apenas molestias, pero cansado, sin la suficiente soltura. Al final contabilicé 13,7 kilómetros para mi, que doy por buenos, y 11,5 para ella, que también sumaron bien.


martes, 3 de mayo de 2016

LUNES 2: Y LA SEMANA COMIENZA CON LA MAQUINARIA ENGRASADA

Los lunes siempre son difíciles para esto del running, y más si no tienes tiempo para ir a correr, teniendo que salir a entrenar en descanso de jornada. Sin embargo algo cambió ayer cuando llegada la hora no me costó cambiarme y calzarme las zapas, se podría decir que me apetecía correr. Las primeras zancadas fueron de sensaciones neutras, es decir, ausencia de molestias, y eso para mi es un exitazo, así que entre la motivación adquirida (que no sé de dónde me había salido) y el hecho de encontrarme bien, fui comprobando como los minutos de calentamiento pasaban agradablemente. Cogí dirección hacia la vía de servicio de la autovía de Levante donde ya tengo fichada una recta con ligera pendiente. Llegué, me quité el cortavientos y lo puse en el punto desde donde iba a salir a realizar las rectas, de casi 500 metros. Pronto comprobé que efectivamente me encontraba suelto y fui realizándolas sin mayores problemas y a buen ritmo, eso sí, realizando la vuelta a trote suave. Un total de 5 series con sus respectivas 5 recuperaciones a trote suave, y desde ahí de vuelta a la bodega, para realizar un total de 12 kilómetros, en esta ocasión bien empleados.

No siempre mis entrenos son un desastre, aunque últimamente estaba siendo ésta la tónica dominante, así que bienvenidos sean estos días.


DOMINGO 1: FINCA CASTELLANOS-REPETIDORES-FINCA CASTELLANOS Y CON EL EXTENUACIÓN

Tras un borrón y cuenta nueva coincidente con el cambio de mes, comienza este mayo al que le vamos a poner la coletilla de "esperanzador" en un nuevo intento de SALIR de donde estamos y mirar hacia adelante. En esta ocasión la sesión era distinta: tocaba correr por Sierra Prieta (que tanto me gusta) con Mercedes y algunos chic@s del Extenuación Valdepeñas.

Salimos puntuales en tres coches desde el Parque Cervantes en una mañana espléndida, algo fresquita lo que significa "ideal" para correr. 





















Aparcamos en una explanada en la Finca Castellanos, al pie de Sierra Prieta, una de las sierras del conjunto que hay entre las poblaciones de Valdepeñas y Moral de Calatrava, de origen volcánico. Desde ahí tocaba coger el recorrido que yo he hecho ya en alguna ocasión hacia Finca Amparo, después Finca Peralosa y de ahí a los repetidores, un cerro donde en lo alto hay varias antenas. Una vez llegado a lo alto, tocaría bajar y regresar sobre nuestros pasos. Como decía, conozco bien el recorrido, aunque nunca había subido a las antenas, ya que en su lugar siempre había seguido el camino hacia Moral de Calatrava y desde ahí a casa (Valdepeñas-Sierra Prieta-Moral de Calatrava-Valdepeñas 46 kilómetros). Pero en esta ocasión no me acompañaba ni la mochila ni mi soledad, sino que muy al contrario disfrutaría de correr con mi mujer y por extensión con el grupo de compañeros "extenuados".

Así, en esta guisa, partimos de la citada finca, a ritmo muy suavito, y pronto se fue alargando el grupito, hasta que nos vimos Merche, Joaquín (el presi) y yo, en la cola del pelotón, pero eso sí, disfrutando mucho de lo bonito que está el campo con las últimas lluvias primaverales. Los primeros kilómetros son durillos, sobre todo desde Finca Amparo, hasta que el carreterín de grava se termina; luego vienen constantes subidas y bajadas hasta alcanzar Finca La Peralosa. Merche iba bien, contenta, en un entreno muy entretenido, aunque exigente a la vez. Joaquín, debido a su lesión en su tendón de Aquiles dio medio vuelta (algo que tenía programado) en el kilómetro 5 y nos quedamos solos mi esposa y yo, aunque seguíamos de cerca a otras dos chicas extenuadas y a Pedro Romero que las acompañaba. Llegamos a la subida de las antenas y sin dejar de correr ascendimos los 100 metros verticales en poco más de un kilómetro mientras que nos cruzábamos con los primeros compañeros que ya bajaban de vuelta. En lo alto había un grupo de unos 6 compañeros, pero Mercedes y yo no nos detuvimos a ver las vistas ya que no queríamos quedarnos muy atrás luego. La bajada transcurrió a buen ritmo, aunque comencé a sentir las dichosas molestias en la cintura (y todo pese al alta médica). Después, en el camino, ya con superficie más irregular, costó más mantener un ritmo muy por debajo de 6´ aunque Merche iba entera. Pronto nos adelantaron algunos compañeros, pero al llegar a la zona de grava, en plena bajada, nos lanzamos a muy buen ritmo, llegando a hacer un kilómetro en 5´justos. De ahí hasta Finca Castellanos no decayó la cadencia y viendo la cara de Mercedes se podría decir que disfrutó más que yo, ya que como decía, me acabé resistiendo de mi pubis.



















Nos salieron 17,8 kilómetros en 1 horas 48 minutos, a 6´05´´, ritmo nada despreciable conociendo el terreno y la subidas que hay por medio. Muy contentos.





lunes, 2 de mayo de 2016

SÁBADO 30: SE DESPIDE ABRIL Y YO LE DIGO ADIÓS SIN ECHARLE DE MENOS

No pasará ese abril como el mejor mes de entre todos los que colecciono desde que comencé a correr hace ya 5 años y medio. No voy hablar más de lo acontecido y me voy a centrar en mirar adelante, al mayo que se me abre ante mis ojos. En cualquier caso el sábado pasado tocaba iniciar una semana nueva en la que la intención es repetir o mejorar, incluso, los números en kilómetros de la anterior, y si puede ser con mejores sensaciones y más intensidad. No salí por la mañana, ya que me quedé en el despacho trabajando, eso sí, por la tarde Merche y yo cogimos la moto y aprovechando una tarde magnifica, algo ventosa eso sí, nos fuimos al Peral, desde donde salimos a realizar una tirada de algo más de 13 kilómetros. La primera parte era casi siempre subiendo y fui apretando lo justo, pero a la vuelta, por la Carretera de San Carlos del Valle, aprovechamos el asfalto y los toboganes para coger ritmo. Llegamos al Peral con buenas sensaciones, tras realizar 13,2 kilómetros en 1 hora 14 minutos, claramente por debajo de 6´el kilómetro.

Sabíamos que al día siguiente no íbamos a tener descanso ya que habíamos decidido ir con los del Extenuación a realizar una tirada llena de cuestas por Sierra Prieta, de unos 18 kilómetros, así que era buena piedra de toque para ir midiendo la resistencia muscular de mi mujer, y al paso la mía, que tampoco es que esté muy allá.