RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 31 de enero de 2015

SÁBADO 31: TERMINO ENERO LUCHANDO CONTRA EL VIENTO

Nueva semana y terminando enero. Sobre el papel tirada más o menos larga y exigente a 1,15 del ritmo objetivo, es decir, entre 4´45´´ y 4´50´´. Pero durante toda la madrugada tuvimos que oír el golpeteo del viento en las ventanas. Me levanté temprano y estuve trabajando, hasta que a eso de las 12 horas me vestí y me fui sin pensármelo mucho. El viento huracanado había pasado de defcon 5 a defcon 3 pero aún así sabía que iba a sufrir cuando me diera de frente. Fui a la Vega del Peral, a buen ritmo y bastante suelto, alcanzando el kilómetro 6 en 29 minutos. No había costado mucho avanzar porque no me había encontrado el problema "de cara". Llegué al Peral y continué hasta coger el camino que allá por lo alta corta a la Carretera de San Carlos del Valle, giré a la derecha por la misma y en seguida a la izquierda para coger un camino que bajaba pronunciadamente hasta el Arroyo del Peral. A partir de ahí tocó sufrir por la cuesta y por el temido enemigo que ahora sí me miraba a la cara. Tras capear como pude las cuestas me encontré llaneando hacia la finca La Gatera, batallando como Don Quijote contra los molinos y al llegar de nuevo a la Carretera de San Carlos del Valle y girar hacia Valdepeñas sobrevino lo peor, ahora me venía totalmente de frente. Fueron algo más de 4 kilómetros de esos que valen casi por el triple, pero finalmente llegué a casa con vida, tras algo más de 17 kilómetros hechos en 1 horas y 21. Pese a las inclemencias del tiempo la media no se me estropeó mucho y pude cumplir con el objetivo de ritmo. Eso sí, llegué relativamente cansado.



VIERNES 30: COMO SIEMPRE TRATANDO DE REDONDEAR LA SEMANA

Siempre tengo los viernes esa extraña sensación de que tengo que hacer esos deberes desagradables que una vez hechos sabes que te sentirás bien por haber cumplido con tu cometido. Por pocos kilómetros que me queden o por suave que sea el entreno, me suele costar acometerlo. En esta ocasión fue más difícil porque durante todo el día nos había hecho una jornada espantosa de viento, y llegada la hora de salir a correr no había amainado. La idea era salir yo solo hacer un circuitín a ritmo medio y luego recoger a Merche y hacer lo propio, sobre todo para que ella siguiera moviendo su pie y cogiendo confianza. Mi salida solitaria fue casi tan desagradable como me la esperaba: no hacía frío, unos 10 grados, pero llevaba el cortavientos debido al aire reinante. La ida fue buena, pero a la vuelta tuve que pelear durante 2 kilómetros con un minihuracán que me daba de frente, y pensé que sería un buen entreno de fuerza. Llegué a casa y allí estaba mi mujer esperándome según lo previsto. Nos fuimos los dos hacia el parque, lo pasamos de largo y dimos una vuelta al recorrido de los 10 kilómetros de AFAD. Ella se encontraba algo cansada, pero aún así mantuvimos un ritmo exigente para ella. Ya en casa a estirar, como últimamente. Sumando sesiones me salieron 12300 que sumados a lo del resto de semana me resultan algo más de 90 kilómetros y dos sesiones llenas de calidad, así como dos buenos entrenos el sábado y el domingo. Muy contento. En cuanto a Mercedes, entre unas y otras se ha hecho 47 kilómetros un poco lineales pero buen bagaje teniendo en cuenta lo mal que estábamos el jueves de la semana anterior.




JUEVES 29: RECUPERANDO A MERCEDES, TAMBIÉN MENTALMENTE

Ella está en esa primera fase en la que se es un "mar de dudas". Te ves ante el reto de tu primera maratón y no crees que puedas con ello. Para colmo, cuando comienzas a apretar en intensidad y kilómetros surgen las molestias y las mini lesiones con lo cual todo se ve más negro. Sin embargo esta semana ha servido para recuperarla psicológicamente ya que andaba muy tocada con lo de su pie de hace unos días. El hecho de haber salido a correr poquito pero varias veces el sábado y el domingo le dio confianza para creerse que podría entrenar casi con normalidad y eso hizo: el martes se hizo sus 10 kilómetros al ritmo exigente que yo le marco, y el jueves y el viernes también. De eso va esta entrada, de lo que hicimos el jueves: a mi me tocaba regenerar después del nuevo tute que me dí el día anterior. Salimos los dos con la consigna de que lo de su pie ya era agua pasada, aunque no esté del todo bien aún, y descubrió que podía correr sin molestias. Fuimos al Ángel, y sin subirlo volvimos por el camino asfaltado, a un buen ritmo claramente por debajo de 6 minutos (5´45´´ calculo). Hicimos toda la Avenida de las Tinajas y fuimos al Parque Cervantes conservando la cadencia y allí rodamos un rato con unos extenuados que iban a un ritmo cercano a 5´10´´, difícil para mi mujer, así que pronto nos descolgamos e hicimos una vuelta más con Paco, otro corredor con el que hemos coincidido en alguna ocasión y que quiere hacer su segunda media maratón en Valdepeñas el mes que viene. Regresamos a casa con buenas sensaciones clavando una hora para casi 10 kilómetros y medio, lo cual indica que para ella fue una buena sesión y para mi fue un día más de regeneración y recuperación muscular. No me perdoné una buena tanda de ejercicios de estiramientos, algo que me estoy acostumbrando a hacer con calma después de cada entreno y que me deja muy satisfecho.


viernes, 30 de enero de 2015

MIÉRCOLES 28: SE TRATA DE CUESTAS

Sí...., el miércoles se trata de cuestas; así está escrito en este mesociclo denominado "de fuerza", aunque le voy a tener que redenominar "de fuerza de voluntad". Deseando es el gerundio que me viene a la cabeza cuando pienso en la primavera, temperaturas más suaves y tardes más largas, pero deseando es sólo una quimera, no es un hecho. Pues nada, siguiendo con esta guisa el tocaba "subir" por aquello de "que la fuerza te acompañe". El martes había sido suave y había que "dejarse el callo". Cogí un circuito "de despiste" como le voy a pasar a llamar a aquellos recorridos con los que pretendo rodar antes de iniciar la calidad, aunque en sí mismo ya conlleve intensidad el hecho de ir a 5 o a menos de 5´el kilómetro mientras ruedo. Cogí varios caminos y bifurcaciones en una noche en la que acompañaba correr (hoy sin embargo hace un viento que quita las ganas de asomar el gaznate a la calle con lo que la sola idea de salir a terminar la semana me aterroriza). Tras un machaque considerable pero más o menos cómodo alcance la falda del Cerro del Ángel cuando ya llevaba 43 minutos de rodaje y decidí subir apretando los pistones, algo que no supuso sufrimiento al principio, sin embargo un compañero tan inesperado como desagradable vino a compartir conmigo la sesión: un terrible ardor de estómago que me hizo que este órgano y mi esófago se volvieran del revés. Correr con molestias distintas al cansacio propio del esfuerzo es correr con un handicap extra, y ese ingrediente fue el que añadí a la paella que tenía que cocinar. Ya en lo alto del cerro tuve que bajar por el caminillo malicioso donde de noche es más fácil dejarse un tobillo que salir indemne, y 250 metros más allá y 70 metros más abajo tuve que subir apretando nuevamente los machos hasta los repetidores de nuestro querido cerro, y una vez conseguido este hito bajé ya por el carreterín con otra sombra añadida: un desagradable pinchazo en la zona derecha de mis abdominales inferiores, algo que no me gusta ni un pelo porque siempre lo asocio con "hernia inguinal" (estoy operado de la izquierda). Así que una vez abajo no me esmeré gran cosa en volar hasta casa y más bien sostuve un ritmo vivo, eso sí, apretando los dientes por los desagradables pinchazos y por el malestar digestivo. Pero llegué a casa y se terminó lo malo, sobre todo tras tomarme un antiácido y completar una larga sesión de estiramientos que esfumaron casi todo lo negativo (aunque los músculos del bajo vientre me siguiesen molestando).
 
Otro entreno interesante a sumar en esta mi nueva etapa camino a Helsinki.





jueves, 29 de enero de 2015

MARTES 27: MERCEDES CUMPLE Y YO REGENERO

Mercedes se encontraba algo mejor de sus dolor en su pie y salimos a verlas venir, pero pronto comprobamos que el asunto iba a funcionar. Dimos rodeos por algunos caminos y terminamos como últimamente es habitual en las falda del Cerro del Ángel. De ahí a buen ritmo hacia el Parque Cervantes y luego a casa. Merche contenta por haber podido correr casi una hora y unos 10 kilómetros, y mis piernas agradecidas por el entreno suave tras el machaque del día anterior.

LUNES 26: UN ENTRENO HASTA LA EXTENUACIÓN

Ante mi la exigencia de una sesión de interval por caminos, como últimamente viene siendo costumbre los lunes. Ya no tengo excusa porque no siento molestias, y desde hace ya bastantes días compruebo que ya no cuesta tanto ir rápido. Así que con estos argumentos me calcé de nuevo las insólitas e inesperadas intrusas, mis Mizuno Wave Precisión 10, esas que había abandonado dos años atrás con apenas 100 kilómetros en sus suelas y que ahora han sido testigo de un fabuloso renacer (mío y suyo). La cosa comienza que un calentamiento casi explosivo y en menos que canta un gallo, allí en la noche y entre el vaho que sale de mi boca me veo a un ritmo por debajo de 5'. Voy suelto y alcanzo el minuto 20' a una velocidad que me hace pensar que me va a costar cambiar a mayor intensidad, sin embargo me pongo y lo hago, siento que casi vuelo y aguanto los 2' y medio que toca, bajo el pistón otros 2' 30'', pero sin relajarme. Alcanzo la Vega del Peral, kilómetro 6 en 27'30'' y ahora viene lo mejor. Cambio tras cambio las piernas aguantan el castigo, y noto gran mejora cuando llego al Camino del Peral y la pendiente me sonríe. En esos momentos y en cada intervalo siento que tengo que reventar y sin reparar en el tiempo llego a casa a un ritmo frenético para tratarse de un entreno. 13200 en 57', incluido el calentamiento, supone una muy buena media que aproximadamente es la del ritmo objetivo 4' 10", y eso de noche y por caminos. Muy satisfecho pero casi exhausto. Eso sí, muscularmente muy bien.

lunes, 26 de enero de 2015

DOMINGO 25: ¿TROTE REGENERATIVO LOS DOMINGOS?

El domingo ya es otra cosa, porque lo del sábado ya es pasado y toca regenerar, es decir carrera suavita y punto. Me había quedado corto de kilómetros el sábado y por ello revoloteaba en mi cabeza la idea de hacer un entreno largo, pero tampoco tenía muchas ganas de alargar demasiado la sesión, así que programé el circuito de unos 12.650 metros ideal para llegar un rato antes de la hora de comer. La ida fue bastante fastidiada con un viento constante que frenaba la carrera y obligaba a ir haciendo un esfuerzo extra y como se trataba de ir suavito, la media apenas si bajó de 5´50´´. Pero fue llegar al Camino de Membrilla (cuando llevaba ya 7,4 kilómetros en unos 42 minutos) y me puse a correr bien, pese a la pendiente positiva. El viento de culo y mi soltura de piernas ayudaron mucho y me puse en casa en un pis pasa, algo más de 22 minutos pelados en hacer 5,2 kilómetros, es decir a aproximadamente ritmo de maratón, y lo mejor fueron las estupendas sensaciones, es decir, al final de trote regenerativo sólo tuvo la mitad de la sesión, lo otro fue de auténtica calidad.

La larga sesión de estiramientos de casa ayudó mucho a completar un buen entreno que me vuelve a dejar 100% satisfecho.


SÁBADO 24: EL TEMOR A LA TIRADA LARGA DE LOS SÁBADOS

Llega el sábado y estando en pleno invierno tenemos la oportunidad de poder correr cuando calienta el sol, es decir, al mediodía. En mi mente está la idea de la importancia que ha de tener el ritmo en este plan y es por ello que me he propuesto realizar rodajes más exigentes que de costumbre precisamente este día de la semana. Pero ya se sabe que el cuerpo tiende a ser perezoso y el alma timorata; eso es lo que me encontré el sábado por la mañana: cierta apatía macerada con temor al sufrimiento. Por ello las horas se me pasaron demasiado rápidas desde el momento en el que me levanté y cuando menos me dí cuenta era ya la hora de calzarme las zapatillas y salir pitando. Luego después, ya puestos en faena, suele ocurrir que te das cuenta de que no es para tanto. En esta ocasión cogí dirección a Sierra Prieta y la brisa que me venía de frente dificultaba la carrera pero estoy cogiendo la forma y no me cuesta tanto batallar, asi que sólo fue cuestión de tener paciencia y llegar a la bifurcación en la que al girar a la derecha el viento me era ya favorable. Del ritmo tan sólo registré sensaciones porque decidí correr sin garmin, ni tan siquiera llevé el  crono encendido, por eso de no agobiarme en un día en el que no me apetecía más que correr libremente. Los últimos kilómetros fueron bien de ritmo pero sólo un 6,5 en sensaciones, y es que creo que acusé el entreno del día anterior, y sobre todo la sesión de gomas, pero como no se trataba de molestias y si de ir un poco cargado tampoco me preocupé. A juzgar por la hora de llegada a casa había tardado 1:20 en hacer los 17.500 metros del circuito, lo que finalmente indica que el entreno no salió tan mal (en torno a 4´35´´ de media). Eso sí, terminé bastante cansado, indicador bastante claro de que tengo mucho trabajo por hacer.


domingo, 25 de enero de 2015

VIERNES 23. CERRANDO MI SEMANA DE ENTRENOS DIGNAMENTE

Terminaba esta atropellada semana el viernes cumpliendo con un entreno que pretendía ser de tiradilla con algo de técnica de carrera y acabó con un guión distinto. Otra noche, como no, no cabe otra..., cuesta ponerse la ropa pero finalmente uno agradece cuando lo hace y más aún cuando entra en calor. Avanzo a buen ritmo haciendo zigs zags por los caminos del norte hasta acabar en el falda del Cerro del Ángel y de ahí bajar a muy buen ritmo hacia el Parque Cervantes. El ritmo aproximadamente a una media total de 5 minutos kilómetro, aunque la segunda fase la hice muy suelto y bastante más rápido que la primera. Ya en casa compensé los ejercicios de técnica realizando una sesión simple de gomas que me dejó las piernas cargadas, pero bien. Al final otra buena sesión de estiramientos en las que siento que cada vez estoy más flexible, ayudó a sentirme incluso mejor.

La semana se ha terminado con algo menos de 86 kilómetros; no he llegado a los 90 previstos, pero conforme fue el fin de semana pasado, con lo de la Media Maratón de Santa Pola, pues no he podido hacer más. Lo mejor ha sido la intensidad metida en los entrenos del lunes y el miércoles y lo peor la posible lesión de Mercedes del jueves. Yo, por mi parte, sigo avanzando con ilusión porque comienzo a tener sensaciones muy buenas.


JUEVES 22: ENTRE COL Y COL UNA LECHUGA

Nuevos tiempos, nueva técnica de carrera, nuevas ilusiones, ..., nuevas lesiones. El jueves no tocó una sesión cualquiera, fue el día de aquel entrenamiento en el que uno se pregunta que hemos hecho mal....y no encontramos explicación.

Tocaba salir juntos mi mujer y yo, y hacía frío, así que con la fe que últimamente nos caracteriza en las gélidas noches manchegas, nos calzamos las zapatillas y salimos a patalear los caminos. Mercedes se había calzado sus antiguas Adidas Supernova y recuerdo que este hecho me contrarió un poco porque pensé que esas zapas ya estaban amortizadas. El caso es que salimos hacia el norte, camino de la vega, con la idea de comenzar a hacer fartlek adaptado a los ritmos de ella, y en el fondo quedaría un entreno regenerativo para mi. Buenas sensaciones por mi parte, pero ella iba helada. A partir del 20´comenzamos con los cambios y no le sientan muy bien, pero es que este tipo de entrenos agobia bastante a mi partener. Avanzamos y giramos por un camino a la derecha, antes de llegar a la Vega del Peral, y toca cambiar, de forma que el cambio de ritmo un auténtico suplicio para ella. Cruzamos la Carretera de La Solana y cogemos ya de vuelta el Camino del Peral, ahora la pendiente no es favorable y ese cambio de ritmo va mejor, el siguiente tampoco es malo y alcanzamos el carril bici donde pica un poco, y de nuevo le toca sufrir. Volvemos a cruzar la carretera para acometer los dos últimos kilómetros cogiendo el último tramo de camino y me dice que lleva la pierna derecha totalmente dormida desde el tobillo hasta la rodilla; va totalmente molesta y en la cuesta lo pasa muy mal, de tal guisa que hasta se para, se agobia un montón y decido suspender el cambio de ritmo y que vayamos suavecito hasta casa descalentando. Y eso hacemos pero algo no funciona, no hace más que quejarse. Ya en casa me dice que siente un calambre eléctrico en la zona del talón que no le permite ni andar y yo estoy desconcertado porque en mi registro de lesiones esta no tiene cabida. Pasan las horas, amanece el viernes, y todo sigue igual: con zapatillas de andar en casa no puede ni andar, pero si va con tacones las molestias cesan. Es un dolor eléctrico e intuyo que se trata de un nervio pillado, descartando fascitis plantar. El sábado más de lo mismo, con la diferencia de que intentó salir a correr y lo consiguió, pero sólo con 27 minutos y bastantes latigazos. Sin embargo ha estado realizando algunos ejercicios que hemos visto en una página relativa a esta hipotética lesión y hoy domingo ha salido a correr por la mañana y por la tarde, completando dos mini entrenos, el segundo mejor que el primero, pero ambos con mejores sensaciones que las del día pasado. Está, por tanto, en cuarentena.

Regresando al entreno del jueves, 10500 metros que para mi fue una salida para relajar y para ella fue un desaguisado.


jueves, 22 de enero de 2015

MIÉRCOLES 21: EL LARGO CAMINO HACIA NINGUNA PARTE

La vida es un largo camino hacia ninguna parte. No lo he leído en ningún sitio, al menos que yo recuerde, pero me acaba de venir a la mente y he decidido titular mi entreno de ayer así: "el largo camino hacia ninguna parte". Cuando nacemos cogemos el tren en la estación "A" y desde ese momento nos pasaremos el resto de nuestra existencia transitando entre estaciones, eligiendo itinerarios que no conocemos y que nos llevarán a destinos la mayoría de las veces inciertos. Sabemos que el viaje se terminará pero no sabemos donde ni cuando. Eso sí, cuando paramos en la estación "X" tenemos la opción de descansar, reflexionar y elegir cuál será la siguiente estación, conocida o no, y todo dependerá de si nos llega el arrebato suficiente para probar nuevos recorridos, porque de querer ir seguros siempre tendremos la alternativa de regresar a estaciones confortables que ya conocemos. Todo este rollo es difícil de encajar con el entreno de ayer y a lo mejor os estais preguntando qué demonios me está contando...

Comencemos por el principio....

Tengo 44 años, edad madura, pero no sé muy bien cómo he llegado hasta aquí, es decir, no tengo amnesia y recuerdo bien casi todo lo que me ha acontecido, pero me quedo perplejo de lo rápido que ha sucedido todo. Hace ya algún tiempo que corro sin parar, y a veces esto agobia un poco porque cuesta seguir ese ritmo diario que yo mismo me marco; cuando  sucede no puedo evitar preguntarme dos cosas: ¿qué va a ser de mi vida?, ¿podré seguir corriendo mucho tiempo?. Ayer tocó analizar estos planteamientos, quizá porque no me apetecía entrenar, quizá porque me siento algo viejo, no sé exactamente la razón. Pero el cuerpo conoce bien el camino que ha de guiar al alma, de forma que cuando mis piernas  realizaron un duro calentamiento por debajo de 4´45´´ y hube llegado a la falda del Cerro del Ángel todas las reflexiones se habían volatilizado, tan sólo sentía ritmo, cansancio y placer. Ni que decir que al subir el cerro por el carreterín y sentir como las pulsaciones aumentaban pude sentirme aún más vivo; ya no pensaba en la siguiente estación, ni mucho menos en el final del tránsito. Tras bajar por el camino pedregoso y volver a ascender por el carreterín mis extremidades inferiores pedían más leña al fuego y por aquel entonces sólo quedábamos "el yo y el ahora". Tras volver a bajar fui al Parque Cervantes con el sentimiento de que estaba completando un buen entreno, otra idea positiva, la de estar haciendo lo que tengo que hacer y encima disfrutar por ello, que quereís que os diga, eso te hace feliz, aunque sea por un rato. En el parque pude completar tres series de gradas que me acabaron de rematar y de camino a casa mi cuerpo pedía clemencia ante el "tren de vida" al que lo estoy sometiendo, algo que hago con alevosía y nocturnidad. Pero fue llegar a casa y se redobló mi gozo, allí calentito y con la sensación de que había llegado a la mejor estación que podía alcanzar, es el camino elegido y no quiero dejar de recorrerlo. Trece kilómetros y medio que añadir a la semana, y parece que si nada ni nadie lo remedia podré estar contento nuevamente de como me están yendo las cosas.



miércoles, 21 de enero de 2015

MARTES 20: UN DOBLAJE SIN DESCANSO

Lo de ayer no fue habitual: a Mercedes le tocaba hacer interval en la pista y tenía que hacerlo ella sola, porque a mi me tocaba carrera regenerativa. Aprovechando que no salí a mala hora del trabajo, me cambié con rapidez y me fuí a realizarla con la idea de luego encontrarme a Mercedes en la pista de atletismo, tal y como habíamos quedado por teléfono. Desde el comienzo me encontré suelto y no quise apretar mucho, porque tocaba regenerar, pero aún así el ritmo no fue malo, incluso en la cuesta de la subida a la falda del "Cerro de los Molinos". Regresé por la Avenida Sur y por la Calle Seis de Junio, y en casé paré el crono en 45 minutos justos para 9 kilómetros (50 metros le faltaron según la wikiloc). Allí estaba Merche cambiándose para ir a realizar su sesión, así que me quité alguna funda y nos fuimos los dos al Parque Cervantes y regresamos por la Avenida de las Tinajas para llegar al recinto de "La Molineta". Llegados a la pista tocaban 3 series de 1200 a ritmo de aproximadamente 5´30´´ con recuperación de 400 metros, pero mi mujer estaba bastante cansada del tute del domingo, así que tan sólo hicimos dos series en 6´30´´ y 6´38´´ y nos volvimos a casa realizando un descalentamiento rápido. 

De esta forma, sin comerlo ni beberlo me cuajé una doble sesión continua (como las de antes en los cines), con un total de 9 kilómetros + 7,35 kilómetros = 16,35 kilómetros.

LUNES 19: INTERVAL EN EL PARQUE A UNA BUENA MEDIA DE RITMO

Con mi nueva técnica de carrera es como si me hubieran trasplantado nuevamente unas piernas mejores, y si no mejores, sí menos problemáticas. El domingo había finiquitado el día con la Media de Santa Pola y entre calentamientos y descalentamientos me había ido a algo más de 24 kilómetros, pero como el sábado no había corrido la semana se ponía cuesta arriba para conseguir el kilometraje previsto, de unos 90 kilómetros. El lunes por la noche no sentía carga alguna, la tónica últimamente, así que el único handicap con el que había que negociar era el tremendo frío. Me había costado horrores durante todo el puñetero día hacerme a la idea de que tenía que correr sí o sí aunque muriese congelado, pero llegada la noche el viento amainó y cuando dí mis primeras zancadas dirección al Parque Cervantes, me dí cuenta de que toda la preocupación vertida en las horas anteriores había sido gratuita. Llegué al mencionado recinto y dí tres vueltas a buen ritmo, y tras esto comencé con mis series o intervalos a razón de 700 metros fuertes y 300 metros más suaves. Repetí el ciclo 5 veces, y lo que no puedo saber con exactitud es el ritmo que llevé, porque no me había puesto el Garmin. Al terminar la quinta serie, octava vuelta al parque, me fuí a casa sin dejar que la biela se frenase, y llegué en 50 minutos una sesión que 10,7 kilómetros aproximadamente, lo que da cuenta del buen ritmo sostenido. 

Al llegar a casa rebosaba satisfacción por el buen entreno, así que toca contener la euforia y seguir trabajando, no vaya a ser que ocurra como viene sucediendo ya demasiados meses.


martes, 20 de enero de 2015

LA CRÓNICA DE LA MEDIA MARATÓN DE SANTA POLA

El día previo a la carrera

No lo tenía anunciado en el blog, pero Merche y yo sí que habíamos marcado en el calendario el día 18 de enero bien en rojo, como ese domingo en el que mi mujer tenía ante sí su quinta media, y todo en ocho meses. En este caso vista desde otra perspectiva, más como preparación que como competición, de cara a su próximo gran reto de agosto en la Maratón de Helsinki. Ni que decir tiene que de paso iba a ser un fin de semana "de solteros" ya que el plan llevado a cabo consistió en madrugar, dejar a los niños en Linares con sus abuelos e irnos los dos en modus "alfinsolosysinlospetardos". El viaje se hizo interminable, porque a los kilómetros hasta Linares había que sumarle un viaje por la Nacional 322 (entre Linares y Albacete), más otros 160 hasta Santa Pola. Comimos en Villena, en un restaurante en plena A31 llamado la Brasería El Morrón, totalmente recomendable por todo: su gran variedad de primeros y segundo, lo rico que estaba todo y el precio, por un menú de 13 euros nos llenamos con cantidad y calidad.

http://www.braseriaelmorron.com/el-restaurante/




Tras esto llegamos a Elche, atravesamos la ciudad dejando atrás miles de palmeras y fuimos derechitos Santa Pola, concretamente a su famoso castillo para recoger el dorsal, ya que allí era la feria del corredor. No nos entretuvimos mucho y pronto regresamos a Elx, donde teníamos reservado el hotel, en este caso, un Ibis, ya se sabe, cómodo, barato y funcional.



Tras ver el partido del Albacete por la sexta (una auténtica pérdida de tiempo visto lo visto), nos acercamos al Decathlon donde compramos algunos complementos  bien necesarios para combatir el frío, y de ahí y a cenar al centro comercial L´aljub, donde no nos complicamos mucho, un Pans and Company. Y a dormir....


El preámbulo de la carrera.

Dormimos muy bien pero tuvimos que madrugar para hacer un desayuno rápido en la habitación e irnos sin más dilación derechoa a Santa Pola, ya que su media es de las más masificadas de España, casi 10.000 inscritos, y todo se desarrolla en una localidad relativamente pequeña. Mucho fresquito pero no hacía viento; pero la primera en la frente: nos obligaron a dejar el coche en el quinto pimiento, con lo que nos fuimos con la mochila hacia la zona de salida, una caminata. Sin embargo ya cerca de la zona de salida, cambié de opinión y regresé a por el coche; la idea era meterme en la zona acordonada por la policía, diciendo que "iba a mi zona residencial y que no iba a participar en la carrera". No sin esfuerzo lo conseguí y también encontré aparcamiento cerca de la zona de salida, con lo que todo quedó bastante simplificado al no necesitar ni guardaropa ni tener que andar tanto. Allí, al lado del coche nos tomamos un café en una cafetería plagada de corredores, nos pusimos la ropa para la ocasión (Merche llevaba la térmica bajo su camiseta y yo los manguitos), y a calentar un poco. Sin darnos cuenta habían volado los minutos y ya estábamos en la zona de salida y como teníamos dorsales muy altos estábamos colocados a muchos metros del arco de salida, pero no importaba mucho, iba a ser una carrera sin presión, algo parecido a un entreno, ¿o no?.

La salida y los primeros kilómetros

Sonó el pistoletazo y los keniatas y otros africanos debieron salir echando chispas pero nosotros desde tan atrás ni los intuimos; era como si corriéramos otra carrera, entre tanto corredor lúdico-popular; allá donde nos encontramos no se palpaba tensión alguna y parecíamos niños que esperaban su turno para jugar su juego preferido. Tardamos unos 4 minutos en recorrer andando el mogollón de metros que nos separaban de la alfombra de salida, 4 minutos nos llevó y una vez ahí pulsé el botón iniciomi Garmin y tocó salir. Muy incómodos los primeros metros, al menos hasta casi el kilómetro 2, con muchos zig zags tratando de evitar tanta gente, no tropezarse, no perder el ritmo, etc. El caso es que aunque le había dicho a Mercedes que iríamos más o menos a 6 minutos el kilómetro, ni teniendo en cuenta la masificación ni los frenazos, ni aún queriendo lo hubiéramos conseguido, y es que ese ya no es su ritmo, y pesé a la dificultad de avanzar, comenzamos a poco más de 5´35´´. Cuando tuvimos más hueco fuimos incrementando el ritmo y empezamos a movernos por debajo de 5´25´´, al menos según mi Garmin. El semblante de mi mujer indicaba que iba muy cómoda y no se le oía ni respirar, así que "ancha era Castilla". De ahí hasta el paso por el puerto no hubo incidencias, más allá de la incomodidad de correr con tanta gente. Tras esto tocó ir paralelos al mar y la media total seguía bajando de 5´29´´ a 5´28´´, a 5´27´´, aunque mi Garming iba desfasando, como lo hace siempre. Mercedes se quitó los guantes y se remangó, porque sentía calor, pero no estaba sufriendo nada, y yo tuve que cargar con los mismos, metiéndomelos hechos un amasijo, dentro de uno de mis manguitos.

Desde el 10 hasta el final

La veía tan cómoda que temía que se acomodara así que le iba siempre arengando y haciéndole recordar su nueva postura de carrera, la cual fue llevando casi todo el tiempo. El paso por el 10.000 lo hicimos, según tiempo real en 55 y poco, un gran crono para ella, aunque debido a los cuatro minutos iniciales hasta cruzar el arco de salida, el tiempo oficial fuese de 59´16´´. El Garmin ya me desfasaba más de 200 metros, así que menudo lío.

Hubo una zona en la que hizo incluso calor, y quizá fue la más pesada del recorrido, pero en el 11 y medio viramos y tras subir un no muy largo repecho, nos pusimos rumbo al puerto de nuevo, y a zona de salida. Ahora íbamos casi siempre bajando y por calles asfaltadas. Mercedes agradeció esto, y también el hecho de haberse tomado su primer gel y que éste le hubiese hecho efecto. A todo esto es importante comentar que desde el principio la tónica general había sido la de no dejar de adelantar gente y más gente, y eso siempre motiva. Ya llegados al 14 entramos por calles céntricas repletas de gente animando y en este tramo la sonrisa de mi esposa delataba claramente su estado de ánimo. El kilómetro 15 en prácticamente 01:24 justos según tiempo real, que según mi Garmin el 15 lo habíamos pasado casi 300 metros antes. Esta manera de clavar los pasos me estaba gustando, sin venirse abajo y sin sufrir, estaba claro que esta iba a ser su mejor media maratón.

Pasado el bullicio tocaba alejarse del centro, en una zona ancha paralela a la playa, de ida y vuelta, y Merche avanzó sin mayores problemas hasta que en el 16 y medio cambiamos de sentido y pronto daríamos la vuelta para afrontar la última gran recta. Ya a esas alturas, algunos corredores andando y otros peor que eso; recuerdo que pensé que cada uno tiene su nivel pero algun@s desconocen sus limites. Llegados al 18 comencé a apretar tratando de que Mercedes incrementase el ritmo, y eso hizo, poniéndonos a 5´15´´, velocidad de crucero que conservó hasta el final. No le costó gran cosa llegar a meta en un crono fantástico de 01:56:33, mejor marca personal y con diferencia, porque la Media de Torralba, cuando hizo 01:57 estaba mal medida.





















Una vez en reposo, sin molestias por parte de ella, también por mi parte. Recuperó fuerzas y nos fuimos a descalentar y estirar, como Dios manda. Al final a mi, entre pitos y flautas me salió una tiradilla algo lenta pero de 24 kilómetros, metiendo calentamiento, descalentamiento, etc, y a Mercedes, bueno, a ella le salió un carrerón, y está pletórica por ello.


Para terminar, una foto de nuestra llegada...







lunes, 19 de enero de 2015

VIERNES 16: FINIQUITANDO OTRA SEMANA CON OTROS 90 KILÓMETROS

El viernes me lo tuve que coger de vacaciones, ya que tenía mucho trabajo que cerrar en mi despacho, así que pensé que podría sacar un hueco después de comer para irme con el solecito. Finalmente no pude ser y me tuve que ir como casi siempre, de noche. Dejé a Inés en casa de mis padres y desde ahí me fui a realizar algo menos de 10 kilómetros; había introducido el tercer cambio en el plan, ya que me tocaba técnica de carrera según el papel, pero había decidido quitar esta apartado por falta de tiempo, y eso sí, meter algo de intensidad en la sesión. No se me hizo muy agradable la ida, con algo de pendiente positiva y a un ritmo no muy exigente pero sí lo suficiente como para ser algo más que un calentamiento. La vuelta, ya más favorable, me permitió meter una marcha más y pude completar una salida de unos 9.100 metros en 42 minutos, que no está mal, vista la media. Terminé contento nuevamente, con la idea de que esta nueva técnica de carrera me está permitiendo pasar página de mis molestias y problemas.

Con lo del viernes pude cerrar otra semana dentro del mesociclo de fuerza con una pizca más de 90 kilómetros, donde la nota más negativa ha sido que me he saltado capítulos tales como la sesión de gomas, el trote regenerativo del martes, que cambié por interval con Merche, o el hecho de no realizar ejercicios de carrera ese mismo viernes.


JUEVES 15: TIRADA CORTA PERO INTENSA PARA MERCEDES

El jueves nos tocaba a mi mujer y a mi unos 45 minutos y luego sesión de gomas, pero íbamos mal de tiempo. Salimos a realizar un circuito cerca del pueblo que en su parte final terminaba en el Parque Cervantes donde daríamos una vuelta y de ahí a casa; algo menos de 8400 metros. Hacía viento y frío, y no muchas ganas, la verdad, pero cumplimos y una vez puestos la cosa no era tan dura. Eso sí, notaba a mi mujer sufriendo un poquitín. Al terminar la tiradilla comprobé que habíamos hecho 46 minutos y pensé que debía ser un error, porque no me cuadraba el ritmo, pero sí, el ritmo había sido una pelín superior a 5´30´´. Tras medirlo de nuevo en casa pensé que Merche está cogiendo buena forma y que ya no le cuesta tanto rodar a esos ritmos. Buena señal. Lo peor de todo fue que finalmente no hicimos la sesión de gomas, porque eran las tantas. Era el segundo cambio a menos que había introducido en el plan semanal, pero no siempre va a ser lo de cumplir al 100%.




MIÉRCOLES 14: SERIES DE CUESTAS DE NUEVO

El martes había sido un entreno suave y el miércoles no me pude librar de una sesión más intensa: tocaban cuestas. Calenté muy bien, 32 minutos, el tiempo que me llevó rodear por los Cerros de la Aguzadera y llegar a la falda del Ángel. Subí en tres ocasiones a buen ritmo por el carreterín los 800 metros que hay de distancia desde el camino que se empina hacia lo alto, hasta el final de carreterín, y las bajadas las realizaba por dicho camino para acortar el ciclo de pendiente negativa, y pasarme casi todo el tiempo subiendo. Las piernas volvieron a responder y de nuevo tuve una sesión de cero molestias. Regresé a casa imprimiendo un ritmo alegre y me salieron unos 12 kilómetros.


miércoles, 14 de enero de 2015

LA TÉCNICA POSE DE ROMANOV: ¿POR QUÉ NO OS ANIMÁIS?

Os presento lo que hasta ahora está siendo el regalo que me han traido los Reyes: la técnica de carrera inventada por Romanov (un ruso muy aplicado que investigó todo esto en los años 70). Me acosté el día 4 pensando qué me traerían los Reyes y también deseoso de poder tener unas piernas nuevas o al menos unas piernas con menos inconvenientes, y el día 5 de enero me levanté con una idea: mirar en internet algo sobre técnica de carrera. Ese mismo día ya estaba aplicando todas esas teorías, y desde ese día hasta hoy el cambio ha sido radical yéndose todas las molestias y ganando un montón en elasticidad y en versatilidad. Lo que busco con la misma (espero estar encontrándolo) es eliminar molestias y lesiones, ganar en economicidad de carrera e incluso mejor mi rendimiento. Esto es lo que necesitáis saber sobre dicha técnica, que por cierto no es la única que sigue principios similares:

Este es el artículo que cayó en mis manos (más bien en mis ojos, a través del google):
http://www.fitnessrevolucionario.com/2014/09/13/crossfit-endurance-para-corredores-logra-mas-sufre-menos/

He aquí un increible vídeo:


Y los fundamentos de esta técnica:
  1. Que los pies aterricen por debajo de tu cuerpo, no por delante.
  2. El punto uno permite que no talonemos, y que aterricemos de puntera o al menos con la parte central de la planta.
  3. El cuerpo rígido y un poco inclinado hacia adelante para aprovecharse de la gravedad.
  4. Las piernas suben y van hacia atrás de forma que la idea no es levantar las rodillas cuando avanzamos sino recoger las piernas hacia arriba-atrás para hacer un movimiento de recogida que las llevan hacia adelante. De esta forma trabajan más los isquios en movimiento de contracción y no sufren en el aterrizaje. Lo mismo ocurre con las rodillas, que sufren mucho menos.

Para los incrédulos, mi consejo es que lo probéis; cuesta mucho llevarlo a cabo, a mi personalmente se me cargan más los hombros, cuesta mantener la postura, y si me apuras es menos cómodo, sobre todo a ritmos no exigentes, pero siempre se va mucho menos cargado y tanto las articulaciones como los grupos musculares sufren menos ya que se aprovecha al máximo la elasticidad muscular. Además, con el paso de los días se va convirtiendo en mi postura natural con lo que cada vez cuesta menos llevarla a cabo y cada vez hay que pensar menos en lo que hay que hacer.

Y si lo llevaba a cabo el mismísimo Carl Lewis ¿por qué no lo vamos a hacer nosotros?


Espero que os sirva.