RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 3 de mayo de 2016

DOMINGO 1: FINCA CASTELLANOS-REPETIDORES-FINCA CASTELLANOS Y CON EL EXTENUACIÓN

Tras un borrón y cuenta nueva coincidente con el cambio de mes, comienza este mayo al que le vamos a poner la coletilla de "esperanzador" en un nuevo intento de SALIR de donde estamos y mirar hacia adelante. En esta ocasión la sesión era distinta: tocaba correr por Sierra Prieta (que tanto me gusta) con Mercedes y algunos chic@s del Extenuación Valdepeñas.

Salimos puntuales en tres coches desde el Parque Cervantes en una mañana espléndida, algo fresquita lo que significa "ideal" para correr. 





















Aparcamos en una explanada en la Finca Castellanos, al pie de Sierra Prieta, una de las sierras del conjunto que hay entre las poblaciones de Valdepeñas y Moral de Calatrava, de origen volcánico. Desde ahí tocaba coger el recorrido que yo he hecho ya en alguna ocasión hacia Finca Amparo, después Finca Peralosa y de ahí a los repetidores, un cerro donde en lo alto hay varias antenas. Una vez llegado a lo alto, tocaría bajar y regresar sobre nuestros pasos. Como decía, conozco bien el recorrido, aunque nunca había subido a las antenas, ya que en su lugar siempre había seguido el camino hacia Moral de Calatrava y desde ahí a casa (Valdepeñas-Sierra Prieta-Moral de Calatrava-Valdepeñas 46 kilómetros). Pero en esta ocasión no me acompañaba ni la mochila ni mi soledad, sino que muy al contrario disfrutaría de correr con mi mujer y por extensión con el grupo de compañeros "extenuados".

Así, en esta guisa, partimos de la citada finca, a ritmo muy suavito, y pronto se fue alargando el grupito, hasta que nos vimos Merche, Joaquín (el presi) y yo, en la cola del pelotón, pero eso sí, disfrutando mucho de lo bonito que está el campo con las últimas lluvias primaverales. Los primeros kilómetros son durillos, sobre todo desde Finca Amparo, hasta que el carreterín de grava se termina; luego vienen constantes subidas y bajadas hasta alcanzar Finca La Peralosa. Merche iba bien, contenta, en un entreno muy entretenido, aunque exigente a la vez. Joaquín, debido a su lesión en su tendón de Aquiles dio medio vuelta (algo que tenía programado) en el kilómetro 5 y nos quedamos solos mi esposa y yo, aunque seguíamos de cerca a otras dos chicas extenuadas y a Pedro Romero que las acompañaba. Llegamos a la subida de las antenas y sin dejar de correr ascendimos los 100 metros verticales en poco más de un kilómetro mientras que nos cruzábamos con los primeros compañeros que ya bajaban de vuelta. En lo alto había un grupo de unos 6 compañeros, pero Mercedes y yo no nos detuvimos a ver las vistas ya que no queríamos quedarnos muy atrás luego. La bajada transcurrió a buen ritmo, aunque comencé a sentir las dichosas molestias en la cintura (y todo pese al alta médica). Después, en el camino, ya con superficie más irregular, costó más mantener un ritmo muy por debajo de 6´ aunque Merche iba entera. Pronto nos adelantaron algunos compañeros, pero al llegar a la zona de grava, en plena bajada, nos lanzamos a muy buen ritmo, llegando a hacer un kilómetro en 5´justos. De ahí hasta Finca Castellanos no decayó la cadencia y viendo la cara de Mercedes se podría decir que disfrutó más que yo, ya que como decía, me acabé resistiendo de mi pubis.



















Nos salieron 17,8 kilómetros en 1 horas 48 minutos, a 6´05´´, ritmo nada despreciable conociendo el terreno y la subidas que hay por medio. Muy contentos.





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