RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 18 de septiembre de 2020

SEMANA 10 HACIA FILABRES: DEL 11 AL 18 DE SEPTIEMBRE

Como aquel que sigue adelante sin saber muy bien hacia dónde va, avancé hacia la décima semana del plan del difuso, del nublado Filabres. A tres semanas del evento habían sucedido dos cosas: Primera, mi motivación había caído enteros, quizá por molestias musculares y por la incertidumbre de la celebración de la cita; segunda, se habían desordenado los entrenos debido a la dificultad para salir a correr por las mañanas, al contar con menor número de horas de luz, al complicado horario laboral que toca en estas fechas y la dificil conciliación familiar, teniendo en cuenta el ingreso del quinto miembro de la familia: Ziggy, nuestro cachorro Galgo-Brazo.

Paralelamente Merche había ido encontrando su sitio, a la par que sus algo más que molestias en la rodilla iban desapareciendo. Así conforme ella se fue enchufando a la hoja de ruta yo me fui haciendo un umplugged. 

En cualquier caso estábamos ya cercanos al compromiso y bien merecía ir pensando en un tapering, es decir, una bajada de intensidad y extensión en los entrenos, como, por otra parte, ya estaba sucediendo de forma natural por las causas ya expuestas 

Esto ocurrió:

  • Sábado: Merche y un servidor nos acercábamos a Las Virtudes con Ziggy a realizar un corto circuito de bonito trail, por sendas. Hacía calor y cometimos el error de no llevar agua, así que nuestro querido cachorro sufrió un apagón a tres kilómetros de la terminación de la sesión, lo que supuso bajar el ritmo y cuidarlo. Finalmente 10,5 kilómetros, y una lástima no haberlo podido disfrutar más.
  • Domingo: madrugando muy mucho, Eugenio Ramirez y el que escribe nos acercamos a Despeñaperros, saliendo del Barranco de la Niebla cuando aún era de noche. Me había dejado el chaleco así que salí desprovisto de líquidos, con la esperanza de aguantar hasta el 16, con el soporte de agua que en su caso pudiera recibir de mi compañero. Pero por suerte la mañana era fresquita y pudimos hacer el recorrido sin mayores problemas. Un auténtico disfrute con el aperitivo final de la subida por el bosque desde el Barranco de Valdeazores hacia el Mirador de los Órganos. 20,5 kilómetros estupendos hechos en algo menos de tres horas. Por la tarde volvimos a salir con el perro en un doblaje que me dejó tieso. Salimos desde El Peral subiendo a los molinos eólicos con el perro. Otros 5 kilómetros bien empleados. A Merche también le costó porque por la mañana había hecho un buen entreno.
  •  Lunes: tenía día festivo local, por la localidad donde trabajo. Fue un día horrible y no pude aprovecharlo bien con un buen entreno. Salí con el perro para hacer 7 kilómetros suaves. A Ziggy casi le atropella un coche en la carretera, se quedó a un metro de pasar a mejor vida.
  • Martes: tocó sesión de gimnasio, haciendo una sesión de bici de 8 kilómetros.
  • Miércoles: hice el circuito de las olivillas con Merche ya por la noche, 8,5 kilómetros en los que me sentí algo pesado.
  • Jueves: gimnasio compaginando bici y elíptica con ejercicios de core. 45 minutos, 10 kilómetros equivalentes. Me sentí fuerte; el segundo mejor entreno de la semana quitando el del domingo por la mañana.
  • Viernes: aunque tenía pensado descansar, finalmente Merche, Ziggy y un servidor salimos un ratín a correr. Nada muy destacable, 4,5 kilómetros, con cambios de ritmo derivados de perseguir al cachorro camino arriba.
Así saldé la semana con unos 76 kiĺómetros algo insulsos, a dos semanas del reto.





 




domingo, 13 de septiembre de 2020

SEMANA 9 HACIA FILABRES: DEL 5 AL 11 DE SEPTIEMBRE

 Avanzando otra semana, más cerca Filabres, pero sin tenerlas toda conmigo ante una más que probable suspensiön.

  • Sábado Merche y un servidor íbamos a Despeñaperros. No madrugamos mucho, por lo que el calor se nos echó encima. Tanto que cuando comprobamos que no podíamos recargar agua en el bucle de Batán (estaba la caseta atestada de arañas patudas), tomé la decisión de acortar la ruta saliéndonos unos dignos 19 kilómetros. Por la tarde hicimos un suave doblaje cuando sacamos a Ziggy a corretear. Otros 4 kilómetros.

  • Domingo nos acercamos a Finca Castellanos e hicimos 15 kilómetros estupendos a ritmo constante. Sin agua, en lo que resultó una prueba de resistencia al calor.
  • Lunes: jornada de gimnasio con casi 45 minutos de bici, 9 kilómetros. Cansado al principio.
  • Martes: un buen entreno antes del anochecer con Merche y Ziggy. El circuito de trail del Ángel. El cachorro subió como si nada. 8,5 kilómetros.
  • Miércoles: de nuevo gimnasio, para hacer bici con cambios de ritmo, durante 34 minutos y después en la cints, con inclinación al 15%, otros 10 minutos. 8 kilómetros más.
  • Jueves: Mercedes quería hacer cuestas en el Ángel. Y es que nos hemos imscrito a Quesada, el 11 de octubre, cita de la que saldrán los seleccionados para el campeonato regional de Andalucía por provincias. Ahora que está mejor de sus lesiomes ve con más optimismo nuevos retos. Hicimos cuestas en las sendas del Ángel a buen ritmo, a pesar de que ella llevaba calzado ligero no de trail. Buenas sensaciones para ambos.
  • Viernes: descansé, y es que abrí la caja de pandora al hacer lo propio siete días antes. Ya no hau récords de días seguidos de entreno que tratar de batir.

En esta guisa la semana se saldó con unos escasos 72 kilómetros.




domingo, 6 de septiembre de 2020

SEMANA 8 HACIA FILABRES: DEL 29 DE AGOSTO AL 4 DE SEPTIEMBRE

Seguía acumulando entrenos sin descanso y estaba contento por ello, pero en esa semana tenía el dulce escollo de nuestro viaje del sábado a Bogarra, Sierra de Segura en Albacete.

  •  Sábado: lo hice bien al salir a correr por la mañana, 5 kms con Merche y Ziggy, para luego continuar haciendo, ya solo, otros 7 a mayor ritmo; ya en nuestro reposo serrano, salimos a la tarde a realizar una ruta senderista (La senda de las esculturas), hasta llegar al Nacimiento del Río Batán, increible y difícil de describir con palabras. Se hacía de noche y volviamos por la pista, con el perro e Inés ya muy cansados, así que decidí ir corriendo hasta el pueblo, 4 kilómetros a buen ritmo con el fin de coger el coche para regresar a recogerlos. En fin, un sábado bastante intenso que se saldó con un total de 22 kilómetros. 
  • Domingo: mi mujer y un servidor saliamos del Hostal Atalaya, a menos de kilómetro y medio de la ruta que, siguiendo gran parte el curso del río Madera, habíamos hecho tres años atrás. Pasamos por Las Mohedas y desde ahí entre bosques continuamos hasta llegar al Hostal Sierra del Agua, donde desayunamos, para después proseguir hacia el Pico Peñalta. Merche salvó los durillos 350 positivos que salen desde el inicio de la pista, en el valle, hasta el collado de lo alto. Desde ahí tocó correr por pistas, siempre cobijado por bosques frondosos, hasta que bajamos por un sendero bastante técnico hasta, de nuevo, Las Mohedas, y de allí a nuestro alojamiento. 21,4 kilómetros en 2:58. Por la tarde, ya en Valdepeñas, hicimos medio andando medio corriendo el circuito del aeródromo, con Ziggy persiguiendo a Inés en su bici, así que, por segundo día consecutivo, hicimos un extraño doblaje para conseguir una buena carga.

  • Lunes: estaba literalmente reventado y no me levanté a la hora habitual a correr, pero por la tarde hice en el gimnasio 9 kilómetros de bici, con cambios de ritmo.

  • Martes: había menos pereza en el ambiente tras haber logrado aires de mayor descanso. Hice el circuitín del Cerro del Ángel, sintiendo buenas sensaciones. Otros 8 kilómetros
  • Miércoles lo dejé aplazado a la tarde, cuando Merche y el que escribe nos fuimos al gimnasio nuevamente. Hice 15 minutos de elíptica y 26 de bici, 9 kilómetros en total.
  • Jueves por la tarde salimos los dos acompañados por Ziggy. De nuevo el circuito del Cerro del Ángel en su versión trail, y el perro disfrutó de lo lindo, pese a venir ya cansado de jugar con unos galgos amigos que se había echado. 
  • Viernes había que continuar con el proceso, pero sabedor de que la semana había resultado fructífera, 86 kilómetros, me relajé y no entrené, rompiendo así una racha de 55 días, algunas sesiones más si contamos doblajes.

Me fastidiará si finalmente suspenden la Extreme Filabres, porque tanto esfuerzo no habrá servido para mucho.