RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 26 de octubre de 2014

CRÓNICA DEL 10.000 DE SOCUÉLLAMOS. HOY SÍ HE REFLEXIONADO

Yo nunca quise hacer de este blog un conjunto melodramático de entradas; no es mi estilo, no me va el sensacionalismo, ni pretendo atraer la atención de lectores escribiendo sobre retorcidamente sobre mis fracasos. Si es cierto que muchas de las entradas más leídas han sido precisamente aquellas en las que contaba experiencias negativas en cuanto al resultado de la prueba, como por ejemplo la crónica de la Maratón de Valencia. 

Hoy ha sido la segunda vez en poco más de dos meses en la que se me ha pasado por la cabeza dejarlo, abandonar esta aventura. He sentido que la vida se portaba mal conmigo y que no obtenía nada a cambio de mi sacrificio; he pensado que no merecía la pena tantas horas de dedicación a algo que al final da más caramelos amargos que dulces. Sé que es una deducción precipitada y en caliente, pero así son los impulsos. Recuerdo en febrero cuando regresábamos de Sevilla y Merche tuvo que traer el coche porque yo no era capaz ni de conducir. En mi duermevela de copiloto decidí no pensar, no reflexionar en caliente porque lo que sacase en ese momento iba a ser negativo y drástico. Hoy, ocho meses después no he podido evitarlo y he pensado.

Vale, todos sabemos que estuvo bien, que conseguí correr rápido en la primavera de 2013, pero eso ya es pasado, y me molesta hasta volverlo a escribir. Probablemente eso ya no volverá más y por ello me replanteé cosas..., me lo he pasado bien en la montaña, he corrido y disfrutado 102 kilómetros, me he sentido orgulloso de poder hacer esfuerzos tan continuados, e incluso he logrado hacer una media maratón en un tiempo que ya no esperaba, pero lo de hoy..., lo de hoy me ha dejado bastante tocado, sobre todo porque me ocurre a tres semanas de la Maratón de Valencia, esa maratón que tenía que servir para reconciliarme con aquel mal recuerdo de 2012; ¿y ahora cómo lo hago?.

Pasamos el sábado en Linares celebrando el cumpleaños de mi suegro. Me había levantado sin fuerzas, claramente con un resfriado bastante considerable. El paracetamol y una siesta reparadora en aquel caluroso pueblo hicieron que me recuperase un poco. Después de dormir como un bebé me he despertado bien, con ganas, aunque no me fluían las piernas. La idea era ir a Socuéllamos y soñar con un 37 largos, un 38 cortos, ¿quién sabe?, por momentos creía que podría hacerlo bien. Llegamos con tiempo para charlar y también para calentar, y en el calentamiento no noté nada extraño. Me dolía un poco la cabeza, no me sentía fuerte, pero tampoco me sentía mal, osea que no pensaba que lo que iba a pasar después pudiera ocurrir.

Dan la salida, Merche a su ritmo por detrás y yo al mío. En seguida me doy cuenta de que no he salido en la zona que debía porque se me hace difícil avanzar entre tanta gente que me para. Y pronto compruebo que la máquina no va engranada, no siento la zancada. Paso el primer kilómetro en 3´51´´ y no es mal crono teniendo en cuenta los primeros 200 metros en los que me costó correr entre la avalancha de corredores. El segundo se convierte pronto en desagradable y el calor tampoco ayuda: 7´49´´, eso significa que he ido a 3´58´´, pues vaya. Para colmo no me encuentro, voy adelantando a alguna gente, pero no me hallo. Veo por delante al Gallo, a Pedro Mora pero no puedo realizar el esfuerzo de lograr pillarlos porque voy justo, ¿pero cómo puedo ir justo de fuerzas a ese ritmo?. El tercer kilómetro me deja igual de mal, he mejorado el ritmo pero las sensaciones han empeorado, 3´52´´. Si me apuras, habría esperado esto pero a un ritmo 15 segundos más rápido. Me instalo con un grupito y me resigno, caen el 4º y el 5º y ya sé que de 39 minutos no voy a bajar ni de milagro. En los siguientes minutos las pulsaciones van estabilizadas pero las piernas van sin brío y el ritmo es de 4´el kilómetro. Por momentos hasta pienso en retirarme más por decepción que por sufrimiento, pero a estas alturas del año uno de mis retos es no abandonar una sola carrera   no ser que algo me esté ardiendo por dentro, literalmente hablando. El resto ya casi sobra contarlo: desde el kilómetro 8 me pasa un mogollón de gente y yo me siento incapaz de meter una marcha más, simplemente veo como se me van. Llego a meta en unos decepcionantes 39´49´´, un crono que no recordaba realizar en mis últimos 6 o 7 10.000´s. Son propios del año 2011 cuando me preparaba mi primera maratón, o si me apuras, se corresponden con la forma que alcancé para Estocolmo, para esa maratón, cuando la terminé en 3 horas 21 minutos. Así que una de dos: o lo de la Media de Alcázar fue un espejismo y hoy se ha demostrado que no tengo ritmo y no tengo regularidad, o me consuelo pensando que se ha debido al resfriado y al paracetamol, por poner una excusa.

Eso sí, mis piernas intactas, como si no hubiera corrido; mientras escribo me están pidiendo salir a correr, pero hoy no me van a engañar, no pienso a salir a correr esta noche, esta noche veré la tele con Merche.

En cuanto a Mercedes, se le ha dado relativamente bien: también está resfriada y ha corrido sola, pero ha hecho 55´largos, su mejor marca sin ir conmigo. Después han corrido Jorge e Inés y hemos cerrado el círculo. Después todos a casa y apenas he dicho nada, no tenía ganas de hablar, ..., demasiado ocupado pensando.

¿Y ahora qué?, pues ahora voy a pasar un poco del tema, ¡estoy cansado de tanta presión!. Dentro de tres semanas iremos a Valencia y correré allí, ¡ya está!, ¡no hay más!. 


VIERNES 24: HACIENDO INTERVAL EN LA PISTA

El viernes Merche y yo fuimos a la pista y tras calentar brevemente hicimos unas vueltas de interval, a razón de 200 metros fuertes y 200 suaves, hasta un total de 8. Fue breve pero estuvo bien. Yo no pude medirme bien por el hecho de que las hice con ella.


JUEVES 23: 70 MINUTOS DE TIRADA NOCTURNA

El jueves tocaba salir después de cenar, sin ganas pero tenía que rematar la semana, aunque ahora que escribo tras ver como me ha salido el 10.000 de Socuéllamos pienso que fue tirar el tiempo, pudiéndome haber quedado viendo la tele con mi mujer, que es lo que me apetecía. El caso que lo que hice fue ponerme el frontal e irme a eso de las once de la noche. Lento al comienzo, pero luego cogí ritmo y fui progresando, aunque sin llegar a cogerle el gusto a eso que estaba haciendo. Enlacé con el circuito de los Cerros de la Aguzadera y regresé por la Avenida de las Tinajas haciendo un entreno de unos 12,5 kilómetros. Como suele ocurrir en estas ocasiones, al final me sentí bien por haber cumplido con mi obligación.




MIÉRCOLES 22: CIRCUITO EN EL PARQUE

El miércoles antes de cenar me fui al parque a realizar varias vueltas de interval (500 metros fuertes y 500 suaves), cada vuelta tenía una serie de gradas. No dio para mucho porque sólo di 6 vueltas. Las sensaciones no fueron malas


MARTES 21: HACIENDO LA CIRCUNVALACIÓN CON MERCHE

Tocó cambiar de circuito para no aburrirse mucho y Merche y yo nos fuimos a realizar la circunvalación antes de la cena. Lo hicimos suave, aunque conforme fuimos calentando aumentamos el ritmo. Al llegar a la Avenida del Sur regresamos por ella hasta llegar al Parque Cervantes y de ahí a casa. Merche llegó justa de fuerzas debido al ritmo que impriminos al final. Para mi fue un entreno de intensidad media baja, pero que también vienen bien.

Unos 10 kilómetros


martes, 21 de octubre de 2014

LUNES 20: MAGNÍFICO ENTRENAMIENTO QUE ME SUBE AL TREN DEL OPTIMISMO

Así me va, entre altibajos, en un 2014 que ciertamente me ha traído muchas más cosas buenas que malas, con mi Madrid-Segovia, mis buenas trailS, y aunque es cierto que no he hecho grandes marcas en asfalto, al menos sí las he competido también, y sobre todo, y toco madera, no me he lesionado. Pero lo que sí que sube y baja constantemente es mi moral, y lo hace con una frecuencia que no logro controlar: si el sábado tenía serias dudas tras mis 30 kilómetros, ayer después de un estupendo entrenamiento me llené de optimismo. Paso a contaros...

Tocaba hacer una tirada relativamente corta, rápida y a poder ser con cuestas, y mi mejor circuito para esto es el de los Cerros de la Aguzadera, así que salí de casa antes de cenar con un ritmo suave al principio, hasta que sentí que podía comenzar a apretar. Desde el kilómetro 2 metí una marcha más, allá por el Camino de Membrilla y en plena cuesta, y sentí que estiraba zancada y el cuerpo me pedía más. Llegué al camino que me llevaba a los mencionados cerros y seguí apretando, pero lo mejor vino después, con constantes aumentos y disminuciones de ritmo, que en algunos momentos me llevaban a ir casi a todo lo que daban mis piernas, y sin embargo y bastante cómodo. Hice la cuesta de la vía de servicio de la AIV con una cadencia estupenda y sin sentir apenas esfuerzo y una vez llegado al Cerro del Ángel subí a muy buen ritmo a lo más alto por el carreterín. La bajada la hice también bastante rápida y el regreso a casa no iba a ser menos, porque los 2,5 kilómetros últimos los hice en menos de10 minutos, a una media por debajo de 4´. Llegué a casa exultante con ganas de seguir corriendo, pero la experiencia me dice que cuando te llegan entrenos así mejor es reservarse y quedarse con cartuchos en la recámara, que quizá hagan falta para las siguientes sesiones.

No sé si esto es un espejismo o si el domingo podré disfrutar por fin de un 10.000 bien hecho y escapar de un suplicio en el que me sienta atascado, como me ha ocurrido en los últimos 3 que he disputado (Socuéllamos 2013, Mocejón 2014, Ciudad Real 2014). No es tanto el crono que puedas marcar como las sensaciones de ritmo y fuerza que logres conseguir.

 

DOMINGO 19: BUENA TIRADA CON MERCEDES

Merche se está poniendo a tono para su 10.000 de la semana que viene, y creo sinceramente que este otoño ha mejorado y está a un mayor rendimiento. El domingo lo pude constatar en una tirada que hicimos de unos 11,5 kilómetros en la que en algunas fases nos pusimos a casi 5´el kilómetro, y sobre todo en la que no le pasaron ni los kilómetros ni los minutos. Nos salió poco más de una hora y para completar las noticias positivas no sufrió molestias en su rodilla. Por mi parte me encontré suelto y fuerte, totalmente recuperado del esfuerzo del día anterior. Y es que vuelvo a comprobar algo que ya sé: siempre me sientan bien los kilómetros debido a que me recupero rápido de los esfuerzos continuados

lunes, 20 de octubre de 2014

SÁBADO 18: ESA DESAGRADABLE TIRADA LARGA PARA LA MARATÓN DE VALENCIA

Después de haber experimentado este verano tiradas de más de 50 kilómetros que resultaron ser magníficas experiencias, llegaba este fin de semana, bien marcado en mi calendario. La Media Maratón de Alcázar me había dado una referencia del ritmo al que puedo ser capaz de disputar una maratón en estos momentos, pero también me había dejado sensaciones contrapuestas y alguna duda sin resolver. En estas dos últimas semanas he tratado de dar intensidad y trabajar la velocidad, considerando que de fondo tengo que andar sobrado, y ha costado cambiar el chip pero poco a poco he ido entrando en faena. Pero volvamos al principio: me faltaba una tirada de unos 30 kilómetros a ritmo alegre, y eso mismo tenía previsto para este sábado. Preparé el circuito, de exactamente la distancia reseñada, y debido al calor decidí llevarme la mochila con una botella llena de isotónica (menos mal que lo hice). Desde el principio mi rodar no fluyó, pero no tenía más remedio que pasar el trago y no pensar mucho en Valencia. Lo mejor fue que el fondo adquirido este verano me permite no venirme abajo fácilmente, así que fui haciendo kilómetros a un ritmo aproximado de 5' el kilómetro, bebiendo periódicamente y aguantando el calor del mediodía. Sin duda alguna lo mejor fue el circuito, por el camino que lleva a San Carlos del Valle, ganando casi 80 metros de altura, hasta que en el 11 tomaba un camino que lleva a la carretera que une dicha localidad con El Pozo de la Serna, pero en el 13 cogía rumbo a las sierra para luego girar e ir en paralelo a la misma hacia Valdepeñas. El camino de vuelta con pendiente negativa, mejor ritmo y mejores sensaciones, pero el calor, cerca de 28 grados, hacía difícil rendir. Pasé la media, los 25 kilómetros y justo al llegar a la Carretera de San Carlos del Valle sólo me dio la gasolina para mantener el ritmo otro kilómetro más y los últimos tres ya no resultaron agradables. Llegué bastante justo y el sentimiento positivo de haber hecho mis deberes se vio acompañado con las dudas generadas por la evidente falta de fuelle.

En casa recuperé con relativa facilidad y comprobé que muscularmente me hallaba entero, y que mi problema había provenido del calor y de las 2 horas y media expuesto al mismo. De aquí a Valencia ya no habrá tiradas largas. Ya no toca remar contracorriente. Eso sí, el domingo podré medir mis posibilidades en el 10.000 de Socuéllamos, donde apuesto que no seré capaz de bajar de 38:30

VIERNES 17: ¡LO QUE CUESTA CORRER A LA HORA DE COMER EN EL TRABAJO!

Muy pesado, es el adjetivo que mejor define al entreno de relleno que hice el viernes pasado. Queríamos salir a tomar algo por la noche por lo que decidí entrenar a la hora de comer en Manzanares. Salí sin ganas, incluso sin fuerzas y decidí no agobiarme yendo todo lo lento que me pidiese el cuerpo, y me pedía ir como una tortuga. Me fui autoanimando para tratar de completar una salida lo suficientemente larga y fructifera, pero se me hizo muy muy largo, sobre todo alejándome de Manzanares. Para colmo hacía un considerable calor que no ayudaba, y sólo a la vuelta, animado por el hecho de que llegaba el final de la sesión y también acuciado por el tiempo, ya que me hacía tarde y comenzaba mi jornada vespertina, pude mover con un poco más de gracias mis perezosas piernas. Finalmente me salió una hora justa y prácticamente 10 kilómetros.


JUEVES 16: CORRIENDO EN LA NOCHE SIN VER UN ALMA

El jueves costó calzarse las zapas. Es lo que tiene eso de las duras jornadas que comienzan a las 6 de la mañana y que te sorprenden a eso de las 22:30 horas tras la cena y con la obligación de tener que entrenar. Sin embargo una vez cambiado para la ocasión y dadas mis primeras zancadas, ví las cosas de otra forma, porque hacía una buena noche y sentía ganas de correr. Cogí el Paseo del Cementerio y de ahí seguí por la Carretera de San Carlos del Valle. No me crucé ni un sólo coche, lo cual me sorprendió, pero eran casi las 23:30 horas. Tomé el camino que bordea la ampliación del cementerio y que continúa hasta el final del carril bici. Me gustaría decir que me encontraba fuerte pero entre cierta pesadez de estómago y sentirme un poco cargado del día anterior no logré hallar sensaciones hasta bien entrado el entreno. Llegué al pueblo y en seguida cogí un camino que de nuevo me alejaba de la población, y por aquel entonces ya había metido una marcha más y había comenzado a disfrutar. Pasé por el Camino de Membrilla para acto seguida coger el camino que bordea el Cerro del Ángel, y de ahí fuí derecho a la Avenida de las Tinajas, que fue mi último destino antes de llegar a casa, saliéndome unos 12 kilómetros. No recordaba un entreno en el que no me hubiera cruzado con nadie, ni vehículos, ni personas, ni un mal conejo o liebre.

MIÉRCOLES 15: UN BUEN TUTE PARA MERCEDES EN EL ENTRENAMIENTO

El miércoles antes de cenar salimos Merche y yo con la idea de completar una sesión de algo más de una hora. Para variar un poco cogimos un recorrido distinto: cogimos el carreterín que lleva a la Carretera de Daimiel desde el Polígono; desde el principio imprimí buen ritmo al cual respondió perfectamente Merche, y no sólo cogió cadencia sino que también se mantuvo. Alcanzamos la carretera mencionada y de ahí cogimos la misma sentido Valdepeñas y en ese tramo Mercedes siguió corriendo a un ritmo que calculo que sería de 5´25´´. De ahí cogimos el camino que pasa por debajo de la autovía, a la altura del Parque Cervantes para ir por la senda que bordea Frimancha y Bodegas Vinartis, y tras eso, de nuevo al parque. Pero llegados a dicho recinto aún no se había completado el groso del entreno,  ya que allí ella se puso a realizar series suaves de 100 metros y yo hice tres vueltas de interval a razón de 700 metros fuertes y 300 más suaves. Mientras tanto Enrique Cidfuentes, que allí se encontraba, se estaba machacando haciendo una cantidad grande de series de 500. Por mi parte me encontré bastante bien y tras la tercera Merche y yo volvimos descalentando a casa; para ella también había sido una buena sesión, sin molestias y la ví fuerte. Calculo que entre pitos y flautas yo haría unos 12 kilómetros y ella unos 10,5.




jueves, 16 de octubre de 2014

ESTO PUEDE ACABAR SIENDO UN DEJA VÚ TREMENDO

Valencia, 18 de noviembre de 2012, son casi las 12:30 del mediodía y me encuentro tumbado al lado de la marca kilométrica que nos dice que estamos en el 39 de la maratón. Siento que las piernas no me responden, están totalmente agarrotadas, contraídas y siento un tremendo dolor en los gemelos, creo que se van a rajar debido a la tensión. No puedo evitar gritar y por momentos quiero desaparecer de la faz de la tierra pero eso no es posible, tengo pasar ese mal momento...

Fueron más de tres horas de angustia, dolor, decepción y abatimiento, y cuando los problemas físicos desaparecieron nunca tuve dudas de que tras esa fallida maratón habría más maratones. De hecho, tan sólo tres semanas después, y con mucho miedo, me ponía en la línea de salida en la Maratón de Castellón, en lo que sería un premio y una segunda oportunidad inesperada. En esa ocasión el cuento terminó bien y de alguna forma pude curarme de aquella enfermedad contraída en la tierra de las fallas y del arroz.

Valdepeñas, 15 de octubre de 2014: aquí me hallo escribiendo..En un mes me encontraré de nuevo en aquel escenario. En esta ocasión ha sido Mercedes la que me ha convencido para regresar, aunque yo no lo haya tenido ni lo tengo aún muy claro. Para colmo hay una serie de circunstancias que invitan a un Deja vú: no lograba alojamiento en ningún sitio y por fin encontré acomodo en unos apartamentos para los cuatro. Cuando vi la zona comprobé que dormiremos en el mismo apartamento de aquella vez, y cuando digo el mismo, me refiero a la misma habitación. Por otra parte, no conforme con las NB RC1400 para correr una maratón, por lo ligeras que son, he decido volver a comprarme unas viejas NB 890V2, y me ha costado, pero finalmente he conseguido un par que viene de EEUU; son grises, igualitas que las de la Maratón de Roma, eso sí, no son las NB890V2 azules de aquella mi inacabada carrera. El resto ya es recochineo: estoy pensando en parar en el mismo restaurante en el que paramos en el camino, poner el mismo CD de música, y hacer muchas de las cosas que allí hicimos, porque a veces la vida te puede poner en las mismas circunstancias una segunda vez, y sólo tú puedes procurarte un final distinto. Eso sí, el recorrido ya no es el mismo, así que no podré decir adiós al punto kilométrico de aquella calle que me vio sufrir hace dos años.

martes, 14 de octubre de 2014

LUNES 13: VA LLEGANDO LA MOTIVACIÓN Y LAS SENSACIONES MEJORAN

El lunes había que salir para conseguir ir redondeando una semana más completa, y aunque costó, ayer salí a correr tras la cena. Tuve suerte porque no llovía, algo que luego hizo intensamente, el ambiente era fresco y casi invitaba a correr para entrar en calor. Había que cambiar un poco el paisaje así que cogí la circunvalación a esas horas en las que no hay ni un alma por la calle. Cada vez mejor sin costarme correr, algo que era impensable en los días de atrás. Regresé por la Avenida del Sur apretando para ir cuajando un buen entreno y cogí la Avenida de los Estudiantes para rematar una buena faena: en el Parque Cervantes completé 10 *300 a un ritmo aceptable y sin apenas recuperación (sólo paraba entre 5 y 10 segundos). Incluso el descalentamiento fue hecho a buen ritmo y cuando llegué a casa los estiramientos me sentaron de vicio. Cosas que pasan, porque una semana antes lo que sentía estaba justamente en las antípodas.

Unos 13 kilómetros bien empleados.


DOMINGO 12: NO HAY MAL QUE 100 AÑOS DURE NI CUERPO QUE LO RESISTA

Ya lo dice el refranero, y bien sabio qué es. Cuando la cosa se pone fea del todo llega la muerte y se resuelve el 100% del problema, pero cuando sólo son tormentas en el camino uno tiene que esperar a que vuelva a salir el Sol. Eso ocurrió el domingo, cuando Merche y yo salimos por la tarde a realizar una tiradilla que se alargó bastante. Hacía fresquito y pronto puse a mi mujer a realizar continuos cambios de ritmo que nos llevaron a buen ritmo hacia el Peral. Pasamos por dicho paraje y regresamos a casa por un camino ya medio de noche para girar por otro y alcanzar el Camino del Peral, siempre realizando cambios de ritmo aleatorios en un claro juego de fartlek, a veces más intensos, otros más largos, pero siempre aleatorios y casi siempre aprovechando terreno favorable en pendiente para apretar. Mercedes respondió bien y resultó un gran entreno para ella y una correcta sesión para mi de unos 75 minutos y casi 13 kilómetros.

Lo mejor es que sentí que mis piernas fluían y que regresaban mis ganas de correr.




SÁBADO 11: LA TIRADA LARGA QUE NUNCA QUISE HACER. "ARAÑANDO SEGUNDOS Y LO QUE NO SON SEGUNDOS"

Pero aún me quedaba más negatividad en la saca. El sábado planeaba realizar la semana con otro brio, con otras ganas, y más lejos de la realidad. Después de estar trabajando gran parte de la mañana, a eso de las 11:50 salí dirección al Paraje de las Aguas, de nuevo cansado, sin el suficiente brío. Pasé por dicho paraje tras dar algún rodeo por los caminos y subí por la Carretera de San Carlos con la sensación de que se me atascaba la cuesta. Continué hacia dicha localidad pero enseguida giré a la izquierda para subir "literalmente campo a través" el Cerro del Peral. Lo subestimé demasiado, no en cuanto a pendiente, que ya sabía que un 30% se atasca en las piernas, sino y sobretodo por la gran cantidad de maleza pinchosa  en forma de carrascos y otras plantas de cuyo nombre no quiero acordarme. Fue tal el calvario al que me sometí que por momentos no sabía por dónde subir sin arañarme más las piernas (como si huyera de un gato rabioso). Pero al final logré llegar vivo a lo más alto tras casi un kilómetro de auténtico calvario. Alcancé el primer molino y ya en el camino enlacé con el camino principal para bajar ya más cómodamente hasta que un poco antes de llegar a la carretera, desvié a la izquierda por una senda. Las piernas no iban mal del todo pero yo no lograba encontrarme suelto; además también subestimé el calor que estaba haciendo. Pasé por el Peral y me fui quedando sin fuelle hasta que llegué algo cansado a casa, tras algo menos de 2 horas de sesión y 19350 metros de distancia, eso sí, habiendo perdido unos 15 minutos en subir la sierra antes comentada. Lo peor vino después, cuando comencé a sentirme dolorido y cansado. Así estuve todo el sábado, y esto a algo más de un mes para la Maratón de Valencia.

JUEVES 9: SINTIENDO QUE ECHO A PERDER OTRA SEMANA

Sintiendo el reloj hacer tic tac, no para, y yo no puedo pararlo, tan sólo contemplo. El jueves era el enésimo entreno por la noche de esa semana. Había que apretar los dientes y tratar de salvar una sesión realizando series cortas, pero antes tocaba hacer una tiradilla y eso hice, de nuevo por la misma zona que en los últimos días, la de los Cerros de la Aguzadera, esta vez para ir hasta el Parque Cervantes sintiéndome bastante pesado y al llegar allí pensar que no podía con los 10 trescientos. Eso sí, hacer los hice, no sin esfuerzo y al final me fui a casa con la sensación de que algo no acaba de funcionar. En mi cabeza giraba el pensamiento de que el esfuerzo de la Madrid-Segovia, unido al esfuerzo de la Media Maratón de Alcázar estaba pasando la factura en esos días.

Al fin y al cabo unos 13 kilómetros que ayudaban a sumar un poco en una semana en la que ni tan siquiera conseguía hacer 60, ya que el viernes fue de esos días en las que no podía correr debido al cansancio laboral.




MIÉRCOLES 8: ¿ENTRENO DE CALIDAD?

Tocaba meter algo de calidad en una semana que me estaba dejando insafisfecho en todos los sentidos, salvo en el relativo buen rendimiento de la media del domingo. Sin muchas ganas, sin chispa y con la responsabilidad de meter entrenos de calidad para ponerme a tono para Valencia, con el sentimiento de estar haciendo nuevamente una contrareloj para llegar en unas mínimas condiciones aceptables a una nueva maratón. Salí de nuevo por la noche tras ver el partido de nuestra selección. De alguna forma me encoragino lo que ví así que salí con ganas. Volví a realizar el circuito de detrás de los Cerros de la Aguzadera, esta vez en sentido contrario y cuando llegué a la altura del Cerro del Ángel, lo subí a buen ritmo, que era de lo que se trataba. No me llegué a encontrar bien en ningún momento, pero al menos la intención era meter calidad e intensidad. Bajé más rápido de lo normal y traté de apretar en la cuestaba abajo. Cogí un rodeo para alargar el entreno y llegué a casa sin más historias realizando unos 12 kilómetros que seguro que no pasarán a la historia.

MARTES 7: DIFÍCIL COMENZAR LA SEMANA TRAS LA MEDIA DE ALCÁZAR DE SAN JUAN

La semana pasada fue muy dura, de hecho la Media de Alcázar del domingo día 5 me dejó bastante tocado muscularmente, más de lo que me había resentido en los 102 kilómetros de la Madrid-Segovia. Aún así, tras descansar el lunes, el martes por la noche Merche y yo aprovechamos y salimos tras la cena. No hicimos un gran entreno pero cumplimos con un ritmo moderado para ella, lento para mi, pero se trataba de recuperar. Pasamos por detrás de los Cerros de la Aguzadera, regresamos por el camino paralelo al de Membrilla y luego bordeamos por un camino que lleva al cruce con la Carretera del Peral. Total salieron unos 10 kilómetros.


lunes, 6 de octubre de 2014

ESTO HARÉ EN LO QUE QUEDA DE 2014

Visto lo visto en Alcázar de San Juan, he llegado a la conclusión de que aunque el rendimiento fue bueno no fueron tan buenas las sensaciones finales, por lo que creo que el cuerpo no está para meterme tres maratones de aquí al 7 de diciembre. Por ello he tomado la decisión de:

  1. Correr el 10.000 de Socuéllamos en la tercera semana de octubre.
  2. Correr la Maratón de Valencia con una estrategia acorde a las sensaciones que obtenga de ese 10.000 y de cómo me esté encontrando en las semanas previas a la maratón. El rango de tiempos es de 3h-3h10min. Es decir, si me encuentro bien iría a por las 3 horas nuevamente y si no estoy convencido saldría conservador a por las 3 horas 10 minutos.
  3. En función de cómo me haya encontrado en Valencia disputaría la de Maratón de Málaga o simplemente daría por finalizada la temporada. Estaría a tiempo de inscribirme a Málaga aunque me saliera más caro.
Queda descartada la Maratón de Ciudad Real o la Media Maratón de Ciudad Real que podría haber sido una alternativa.




LA CRÓNICA DE LA MEDIA MARATÓN DE ALCÁZAR DE SAN JUAN 2014 (MEMORIAL RIVAS ROJAS) 2014

El domingo era para mi un importante test para conseguir medir mi nivel competitivo sobre el asfalto, después de un montón de meses llevando a cuestas la mochila, atravesando montañas y haciendo un porrón de kilómetros a ritmo de silbidos. En función de cómo resultase la experiencia en la Media Maratón de Alcázar de San Juan decidiría que hacer en las semanas venideras, partiendo del hecho de que estoy inscrito a la Maratón de Valencia. El sábado decidí descansar nuevamente continuando con la tendencia "perra" de esta última semana, pero al menos en este caso era lógico tomármelo así teniendo en cuenta la exigencia a la que iba a someter a mi cuerpo el domingo, a tan sólo 15 días del esfuerzo realizado en la Madrid-Segovia. 

Descansé muy bien, de un tirón, me levanté y en pis pasa preparé la bolsa y dejé durmiendo a Merche y a los niños. Llegué a mi destino sin incidencias con la sensación de estar viviendo un deja vú, y es que es la cuarta vez que corría esa media y, por ejemplo, el año pasado seguí prácticamente los mismos pasos que en esta ocasión, incluso aparqué el coche en el mismo sitio. Al igual que en 2013, llegaba a esa cita con la idea de rodar a ver qué salía con el objeto de ganar en velocidad, al igual que entonces mi grado de incertidumbre era considerable. Tras las habituales charlas con unos y con otros pronto me ví calentando con Enrique Cidfuentes, y tras la foto con los del Pozo Norte, me hallé en la línea de salida esperando el pistoletazo. En la línea de salida dos ilustres en esto del atletismo: el gran Julio Rey, plusmarquista nacional de maratón, y su esposa Vanessa Veiga otra atleta de renombre, y junto a ellos unos 850 atletas, algunos venidos desde Madrid y otros lugares de fuera de Castilla la Mancha.

En la primera foto Julio Rey con dos atletas manchegas y en la segunda Vanessa Veiga (mujer de Julio Rey) con nuestro Javier Araque tras ella.



Sonó el pistoletazo y salí concienciado de no pasarme de ritmo. Así fue como el primer kilómetro lo pasé a 4´10´´ y lejos de apretar para ganar tiempo al crono me dejé llevar. Pronto me me alcanzó mi buen amigo Joaquín Lozano y fuimos juntos unos minutos. Llegaron los primeros repechos y me fui adelante. Desde este momento es esta foto donde se ve a Enrique Cidfuentes del Extenuación unos metros delante mía:


El kilómetro 2 lo habíamos pasado algo lentos en 8´25´´, fruto sin duda de la cuesta de más de 300 metros que habíamos pasado, sin embargo a partir de ahí comencé a engranar una marcha más y sin forzar cacé a Enrique y fuimos juntos los siguientes kilómetros. Esta foto es en el kilómetro 4 y medio.


La bajada hasta la plaza había hecho disminuir la media y ya nos movíamos por debajo de 4´el kilómetro. Pasamos cerca la zona de meta y mis piernas no iban mal aunque me encontraba falto de ritmo, algo que ya esperaba; sin embargo todavía podía ir más fuerte aunque sabía que si lo hacía podría pasarlo mal. Finalmente Enrique decidió aflojar y yo seguí la marcha cazando corredores hasta que conseguí enganchar un grupo de unos 10 runners que iban al ritmo que justamente yo quería, en torno a 3´50´´, 3´55´´. Los siguientes kilómetros transcurrieron tranquilos agazapado en ese grupo, pero ya notando los efectos del calor. Entre el 6 y el 10 el circuito no es favorable para mi, no me suelo encontrar cómodo en esta parte que se repite entre el 17 y el 21, así que chupé rueda, me refresqué con la esponja y esperé a ver qué pasaba con mis piernas. 

Pasamos de nuevo por la zona donde más gente había, cerca de meta, ya en el 10,5, y sentí que aún respondían las piernas y que todo funcionaba. Habíamos pasado el kilómetro 10 en unos segundos por debajo de 40´ y de esa forma me salían las cuentas para hacer una buena marca. Llegó el repecho y las piernas subieron regular, pero mis pulsaciones no se alteraron mucho, señal de que anaeróbicamente me encuentro bien, pero a ese ritmo no estoy acostumbrado. En mi descargo decir que en la subida apenas perderíamos ritmo. Entre el 12 y el 14 la cosa no empeoró, seguí en ese grupo que fue perdiendo efectivos, hasta quedarnos 5 corredores, sin embargo, metieron una marcha más y yo me fui quedando a sabiendas de que aún restaba mucha carrera y no quería castigarme mucho. En la bajada hasta la plaza recuperé bastante y pasé el kilómetro 15 en poco más de 59 minutos con lo que la media daba para hacer 1 hora y 23 minutos largos si no perdía ese ritmo. Me quedé en tierra de nadie entre dos grupos, haciendo la goma con los que venían detrás y el calor comenzó a doblegarme por lo que el avituallamiento del 16 me vino muy bien para refrescarme y acometer la parte que menos me gusta con la mayor fuerza posible. El año pasado a estas alturas de carrera sufrí un tremendo bajón y era lo que esta temiendo en esta ocasión, pero eso no sucedió. Pasé el 17 hasta el 18, que aunque costó logré mantener el ritmo y me recuperé en el 18 hasta el 19, y en esta zona las piernas cayeron en picado y me tocó apretar los dientes. Por desgracia para mi esto supuso que mi ritmo cayera unos 10 segundos y pronto me pasaron unos cuantos corredores. Sin embargo he de decir que no me encontraba mal del todo por lo que tampoco fue verdadero sufrimiento. Tuve que bregar un poco para llegar a meta en 1 hora 24 minutos y 20 minutos según mi crono, cuatro segundos más según la organización debido al desfase del pistoletazo hasta que se cruza la alfombra. Por cierto, no me vuelvo a poner la cinta portadorsales más en un media maratón, porque se me hizo muy desagradable el roce, me hacía bolsa en la camiseta y tenía que ir colocando el mamotreto cada poco tiempo.



En línea de meta Javier Araque acaba de llegar unos 40 segundos antes y unos 20 segundos después llegaba Enrique Cidfuentes en lo que sería su mejor marca en media, ¡bravo Enrique!. 

Mi rendimiento había sido satisfactorio: mi cuarta mejor marca en media maratón tras el 1:21 largo de Valdepeñas de febrero de 2013, el 1:22 corto de Almagro 2013 (quizá mi mejor carrera) y el 1:23 casi 1:24 de Torremolinos tambén en 2013. No estoy en el pico de forma que me llevó a bajar de 3 horas en Roma pero no puedo pedirme más porque soy año y medio más viejo y vengo de hacer demasiados kilómetros. Eso sí, mi mejor marca en esta media a la que le tengo cariño pero en la que no me acabo de sentir bien nunca.

Joaquín Lozano dio muestras de su recuperación y llevó a Manoli, una buena atleta y paisana suya para hacer ambos 1:26, aunque Kino bien podría haber bajado bastante ese registro de haber querido. ¡Bravo Kino!.

En cuanto al resto de los atletas del Pozo Norte, pues muy bien, como siempre; Rafa está que se sale e hizo 1 hora 20 y el resto disputó la prueba a buen nivel dejando el pabellón del club bien alto. No que decir que Marisol Gijón estuvo en lo más alto del cajón, tal y como nos tiene acostumbrados.

Tenía que decidir qué hacer con mis carreras venideras en función de cómo se me diera Alcázar. Eso lo dejo para la siguiente entrada.



SEGUNDA SEMANA DEL PLAN PARA LA MARATÓN DE VALENCIA

Ridícula, minúscula, llamémosle como prefiramos, pero esta semana ha sido de las peores que yo recuerdo de estos últimos tres años. Entre pitos y flautas no he podido correr, aunque visto con perspectiva han pasado pocos días desde la Madrid-Segovia y tampoco me ha venido mal del todo el descanso. Finalmente tres descansos, el del sábado, el miércoles y el jueves, pocos kilómetros, no llegan a 50, pero al menos tres sesiones fueron de relativa calidad con fartlek más o menos intensos los del domingo y el lunes y con series de 300 el viernes. Me he quedado a 20 kilómetros de mi objetivo semanal


VIERNES 3: TRAS UNA QUIEBRA EN EL PLAN CUMPLO EL VIERNES

Parece ser que al igual que al 90% de los gobiernos que ha tenido este país, no me salen los planes, es decir, propongo cosas que luego debido a las circunstancias no puedo llevar a cabo. En esta ocasión la idea era no descansar ningún día de la semana y sin embargo el miércoles me encontraba tremendamente agotado debido al poco descanso que a su vez venía motivado por el exceso de carga de trabajo (campaña de vendimia unida de más tareas en mi buhardilla/despacho). El resultado fue que el miércoles cuando llegué a las casi 22 horas de Manzanares, el cuerpo sólo me diera para cenar y acostarme. Pero el jueves corrí una suerte similar, de nuevo regresé tarde y de nuevo me encontré sin ganas ni fuerzas para salir a correr; me acosté pensando que me levantaría temprano para correr a primera hora pero enseguida cambié de idea porque mi madrugón tenía que estar destinado a realizar trabajos de despacho que es lo que finalmente acabé haciendo. Así que el viernes decidí realizar un doblaje en dos sesiones: tras la comida en Manzanares y luego a la noche, pero de nuevo no salieron los planes porque salí a eso de las 14:30 realizando 10 series de 300 metros en la vía de servicio de tierra de la Autovía de Valencia, más los 35 minutos de ida y vuelta. Sin embargo por la tarde noche estaba de nuevo agotado y decidimos salir a tomarnos algo. Conclusión: entre el cansancio y el overbooking laboral esta semana ha sido un "relaxing tapering in my house of Valdepeñas".

MARTES 30: TIRADILLA CON MERCEDES TRAS CENAR

Va a ser que es una costumbre que se nos ha quedado del verano eso de salir a correr tras la cena. En esta ocasión hicimos unos 11 kilómetros suaves para mí aunque algo exigidos para Merche, yéndonos para el norte para volver por el Camino de Membrilla. Hicimos 63 minutos y no necesitamos el Almax, parece que nuestros estómagos se van haciendo a eso de hacer la digestión mientras corremos.


sábado, 4 de octubre de 2014

EN VALDEPEÑAS TAMBIÉN HAY ULTRAFONDISTAS

Con esta entrada quiero rendir un pequeño homenaje a aquellos corredores valdepeñeros que se han embarcado en aventuras de más de 100 kilómetros y que parece ser que le han cogido el gusto a esas distancias.


José Carlos García Morales: que tras correr tres pruebas en Ronda, y terminar las tres, en este año no pudo disputar la que hubiera sido su cuarta aventura en tierras malagueñas, debido a una lesión. Sin embargo se quitó la espina corriendo y casi por sorpresa en la Madrid-Segovia 2014, donde tuve el gusto y honor de compartir competición con él. 


¡Vaya marcón!, mejor marca personal y sin estar muy entrenado, no quiero ni pensar....

Agustín Quintana: ya lleva cuatro ediciones de Ronda en sus piernas, es decir, está empatado con José Carlos en el número de este tipo de pruebas terminado. Siempre tuvo entre ceja y ceja bajar de 13 horas pero Ronda y bastante dura, y aunque se ha quedado cerca en alguna ocasión, aún tiene ese espina clavada. En cualquier caso estoy seguro que lo conseguirá pronto. 



Francisco Rivas: este runner tiene tal currículum que ni lo pongo por no abrumar. No sólo ha disputado un montón de pruebas de ultra y trail, tales como dos desafíos Quijote Legend de montaña, sino que cuando le apetece sale con su mochila y se cuaja 100, 120, 80 de montaña o lo que se tercie. Bajo mi punto de vista es el rey del ultra en Valdepeñas. Otra cosa bien distinta es que no le gusta mucho la competición y prefiere ir por libre.

Joaquín Pinés: este tío es todo pundonor, y aunque no acumula tantas pruebas de ultrafondo como los anteriores, su última gesta en este año es para enmarcar: los 125 kilómeros UTBS en la Sierra de Cazorla, y encima de auténtica montaña, realizado en poco más de 20 horas.

Alfonso Pinés: tiene el honor de ostentar la mejor marca en una prueba de 101 kilómetros de todos los valdepeñeros, concretamente en Ronda de 2009 con 11 horas 18 minutos, ¡ahí queda eso!.

Manuel Pardo: en 2013 disputó su primera Ronda, y lo hizo por la puerta grande con un magnifico tiempo de 14 horas y 41 minutos. 



Manolo Valverde: intentó en 2013 Ronda, pero unos problemas de salud le dejaron colgado en el sesenta y tantos; en cualquier caso no se rindió y en 2014 lo volvió a intentar terminando su gesta en 16 horas y 55 minutos, pero sobre todo disfrutándola.



Un servidor: que intentó la Madrid-Segovia el año pasado sin éxito pero que este año se puede decir que la he terminado y disfrutado, aunque oficialmente no fuera así por la descalificación comentada en entradas anteriores.



Creo que me dejo gente, y espero que me lo hagan saber para poderles incluir en este artículo.

Pues nada, a ampliar el bagaje.