RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 26 de febrero de 2016

SÁBADO 20: 24 KILÓMETROS CON FINAL INFELIZ

Tenía ganas de propósito de enmienda, y las 2 últimas semanas flojillas tenían que ser compensadas con una buena semana, concretamente con un buen fin de semana. El sábado por la mañana, no muy temprano, cogí rumbo a Andalucía por la vía de servicio por la zona del Polígono Entrecaminos (el cual no se acaba de poblar de prosperidad como creíamos hace 10 años). Ritmo alegre, sin mirar mucho al reloj, que no Garmin el cual había dejado en casa. En el 5 cojo el Camino de la Fuente del Indio y continúo con la buena marcha. El viento inexistente, o al menos eso creo yo y la media estimo que ronda el 4´45´´. En el 10,5 agarro el carreterín donde se ubica la Finca de Las Agrupadas, y allí me lanzo cuesta bajo a un ritmo cercano a 4´. Paso el kilómetro 13 en 58´ lo que me lleva a un ritmo medio por debajo de 4´30´´ y continuo por el carreterín hasta que alcanzo el Camino de Almagro, toca volver, y ¡vaya vuelta!; una tremenda brisa constante me tira hacia atrás y no me deja avanzar; sé desde ese momento que lo queda de entreno va a ser muy duro, unos 8 kilómetros complicados, y también sé que la media de ritmo se va a estropear y de qué manera, así que me relajo y me lo tomo como un entreno de fuerza, que también valen. Me cuesta bastante, hasta sufro, pero al menos la cintura no me molesta y por ello voy contento (estoy en un tris de hacer oficial el final de mi lesión). Alcanzo por fin el Polígono Entrecaminos y enfilo hacia casa; el esfuerzo me ha vaciado un poco y no llego muy entero, pero pico en en 1 hora y 56 minutos los 24,1 kilómetros a 4´49´´; no es para tirar cohetes y hacer una fiesta, aunque el final fue bastante duro y difícil de gestionar.

Este fue el recorrido:

 

DOMINGO 14 A VIERNES 19: RECORDANDO LO ENTRENADO. POCA CHICHA, ¡HAY QUE PONERSE LAS PILAS!

Parece ser que el sábado 13 y sus celebraciones, las cuales incluyeron una rutilla de 16 kilómetros, nos dejaron a Merche y a mi un poco tocadillos. Aquel domingo hacía un viento tremendo y esperé a la tarde para encontrar la motivación para salir, y no la hallé por ningún sitio, la tenía perdida no sabía donde, con lo cual mal comenzaba la semana (con un fin de semana de poca intensidad y pocos kilómetros). Y en el resto de días esto fue lo que ocurrió:
  1. Lunes 15: me sentía tan mal que programé un entreno de interval duro. Tomé el circuito que yo llamo de La Vega, 13,2 kilómetros y tras un breve calentamiento de poco más de un kilómetro estuve realizando cambios de ritmo. No fueron malas las sensaciones sacando un ritmo medio de 4´40´´.
  2. Martes 16: Merche se enfundó las mallas y nos fuimos a hacer unos cambios de ritmo al Parque Cervantes. No hicimos un entreno muy extenso ya que nos bastó con 5 cambios de 500 metros. Merche iba suelta pero en la última fase comenzó a sentir carga en los gemelos con lo que decidí no alargarlo más. 8 kilómetros nada más.
  3. Miércoles 17: tocaba otra vez entrenar intenso. Mi nivel de satisfacción en cuanto a la evolución de la lesión era grande, cada vez sintiendo menos molestias y pude realizar el circuito de 12,6 kilómetros que va hacia el norte por el Camino de Membrilla y me regresa por la vía de servicio. Traté de coger ritmo y no fui excesivamente cargado, eso sí, el viento de frente me aguó la vuelta. Por su parte Merche hacía algo de elíptica una sesión de pilates.
  4. Jueves 18: tocaba salir nuevamente con mi mujer. En esta ocasión fuimos a dar un rodeillo cogiendo el Camino de Membrilla, cogiendo después hacia la zona del la pista de aeromodelismo, de ahí al Camino de Membrilla, falda del Ángel, dos subidas campo a través por la cara sur y regresamos por el mismo camino del Ángel. Un total de 10,15 kilómetros en los que cogimos un buen ritmo y además Mercedes subió francamente las dos duras subidas. 
  5. Viernes 19: nos dábamos un descanso ambos, aunque quizá yo no lo hubiera necesitado teniendo en cuenta como se había desarrollado la semana anterior y teniendo en cuenta también el descanso del domingo.

Con  esto Merche acumulaba unos 40 kilómetros, que no son muchos pero sí suficientes en esta etapa de mantenimiento. El viernes era muy optimista de cara a su Media Maratón de Valdepeñas, pensando que podría dejar el crono en 1:50; luego se ha visto que no pudo ser, aunque 1:52 son bastante dignos.

En cuanto a mi, otra semana poco reseñable, para no presumir: 60 kilómetros nada más. Suerte que en el momento de escribir esta entrada he completado otra semana más, esta sí con 88 kilómetros.

martes, 23 de febrero de 2016

LA MEDIA MARATÓN DE VALDEPEÑAS 2016: DE AUPA NACHO Y OTRAS COSAS ESPECIALES


PIDE UN DESEO: ¡TENER UN DÍA ESPECIAL!

Correr en casa es siempre una responsabilidad, pero por otra parte resulta especial. Las gentes de tu pueblo te animan, corean tu nombre y eso no se olvida fácilmente, no un acicate cualquiera. De esta forma sales de esa rutina que te hace un poco invisible y aunque sea por unas horas tienes tus humildes momentos de pequeña gloria, como decía Andy Warhol. Pues bien, este 21 de febrero de 2016 quedará grabada en mi memoria como aquella jornada dominical en la que ocurrieron muchas cosas y todas buenas. Ahí se mostraba marcado en el calendario con fosforito de color verde; iba a ser el día en el que Merche daría un paso hacia adelante y mejoraría ostensiblemente su marca de media maratón, al menos así lo deseábamos; también era el día en el que conocería en persona a mi amigo Nacho, de Aupa Nacho: http://aupanacho.blogspot.com.es/, hasta ese domingo lo tenía por un corredor fabuloso y admirable, de los que causan envidia, y además por un bloguero que desgranaba entrenos, acontecimientos e historias de forma exhaustiva y didáctica. ¡Ay Nacho!, desde ayer te añadimos con la etiqueta de excelente y amigable persona, o si lo prefieres,  nuestro nuevo buen amigo.

Amaneció con el marchamo de no ser una mañana cualquiera, con esa emoción que trae consigo la competición y el gusanillo dale que dale moviéndose en el estómago de Mercedes; a ella ¡le tocaba ser la protagonista!. Mi cobardía, esa  que últimamente me lleva a no batirme el cobre, me puso en el pecho la identificación en la que se lee "acompañante", rol que acepto gustosamente, con cariño y motivación, porque sus retos son siempre los míos.  Pensé ¡ojalá que el día resulte como el de aquella media de Valdepeñas de 2013!, una de mis carreras más especiales, ¡o la de 2015!, que sin duda nunca olvidará Merche. Si tenía que repetirse un domingo como aquellos había que buscar una señal que nos dijera que volvería a suceder, una coincidencia que trae el destino: ¡ya tengo una!: mi primo Juan ha venido a visitar a mis padres sin saber que tocaba media maratón, justo lo mismo que le pasó hace tres años; ¡le va a salir una perfecta media a mi mujer!

¡Ah, se me olvidaba!, el preámbulo lo había puesto mi hija Inés, que en la tarde del sábado había finiquitado la carrera mini y había disfrutado de unos muy largos y maratonianos 300 metros, por supuesto sin olvidarse del rico zumo que le dieron tras finalizar




A las 09:30 con puntualidad meridiana llegó Nacho a casa y desde el primer instante su presencia nos resultó grata. Mercedes y un servidor teníamos en mente ser tan hospitalarios como fuese posible, aunque pronto nos dimos cuenta que no nos iba a suponer un gran esfuerzo porque descubrimos que su afabilidad nos hacía sentir muy bien, nada forzados .  Recogiendo el dorsal dejamos constancia de aquel momento:





 Tras esto nos pusimos a calentar; ¡mucha gente a la que saludar! y poco tiempo para hacerlo, como suele ser habitual. Por cierto, durante unos minutos me sentí corredor con el calentamiento a buen ritmo que iba compartiendo con Nacho, y es que creo que me estoy acercando ya por fin al momento en de poder volver a la competición. No nos faltó el hueco para la foto del club:



Finalmente me despedí de Nacho, que salía en primera fila de salida, no en vano lo esperado era que estuviese entre los primeros de la clasificación.Tras el besito de rigor (a mi mujer, no a Nacho ), sonó el pistoletazo y tocó hacer de liebre....una liebre muy feliz...

EN SU DÍA FUE UNA EXTRAÑA Y HOY CORRE EN CASA

Cuando conocí hace ya 15 años a mi mujer, me refiero a cuando la conocí en persona, el primer fin de semana lo pasamos en su tierra, pero el segundo le tocó a ella coger el coche y venir a Valdepeñas. Era para ella tan extraño el pueblo que se equivocó de entrada en la autovía y paró en una gasolinera, que ella creía que era la que yo le había descrito, nuestro punto de encuentro; mientras, yo la esperaba en otra gasolinera distinta preocupado porque no llegaba. Afortunadamente no cogió el coche y se fue por donde había venido hacia Linares; suerte que ya existían los móviles y pudimos comunicarnos para deshacer el malentendido. Lo dicho, era una extraña en mi pueblo. Hoy ya no lo es, la conoce mucha gente, es una valdepeñera más y cuando corre en NUESTRO pueblo siente que corre EN CASA.

Con esta, un poco larga explicación, os describo el momento en el que, una vez más, arranca otra carrera de esas que hacemos juntos,  entre la gran multitud, más de 1300 corredores de la media y el 10.000. A buen ritmo, tratando de frenarnos para no colarnos y se nos van de un plumazo los tres primeros kilómetros. Yo quería empezar yendo a 5´20´´ pero nos dejamos llevar y vamos por delante unos 20´´ de lo previsto al pasar por el punto kilómetrico tercero. Merche va muy bien, no le cuesta correr, hasta ahí todo transcurre según lo previsto. En la Avenida de las Tinajas nos cruzamos con los primeros clasificados, y ahí va Nacho, como una bala, no me cabe duda de que estará en un crono que le permitirá llevarse un trofeillo. El repecho hasta le monumento que conmemora los 200 años del famoso 6 de junio de 1808 (el día en el que impedimos el paso a los franceses y con su retraso se les fastidió el invento y terminaron perdiendo la Batalla de Bailén) se hace relativamente fácil y nos vemos regresando para acometer la zona que tanto odia mi mujer: la de la cuesta de la Calle Amapola, al lado de casa. La gente nos anima, muchos conocidos, pero en estos kilómetros iniciales no es difícil para mi mujer mantener el ritmo, el cual ya está en una media de 5´13´´. Pronto nos vemos bajando por la Calle Real, saludamos a mi hermana Mari Nieves y a mi sobrino Sergio y el paso por la Plaza de España es muy rápido, ¡estamos disfrutando!. Ya en el boulevard del 1º de Julio le doy a Merche su primer gel y comienzo a dejar de rezumar tanto optimismo: el ritmo va controlado pero le veo cara como de no ir entera. 






















Subimos por la Calle de la Virgen, pasamos por delante de los niños que ofrecen gominolas pinchadas en palillos (¡vaya invento más original y útil!), mi primo Juan nos saluda  y acometemos la peliaguda cuesta que nos lleva al complejo deportivo para pasar el 10.000 en 52´20´´, a 35 segundos de la mejor marca en esa distancia de Mercedes; pero como decía antes, lo mejor no está por llegar.


SI PREVÉS CON TOTAL SEGURIDAD TEN PREVISTA UNA MÁS QUE PROBABLE CAIDA 

En estos días atrás me he cansado de repetir que Merche bajaría bastante su marca, que se acercaría a 1:50, pero esto no son matemáticas, son corazones latiendo al son de las zancadas, con emociones, dificultades, ilusiones y sensaciones, por tanto, aquí 2+2 no siempre es 4. La media en Seis de Junio sube a 5´15´´, comenzamos a realizar kilómetros por encima de 5´20´´ y Merche no es que vaya sufriendo, simplemente no va todo lo suelta que debiera y aún falta mucho para la meta. Ya en la Avenida Gregorio Prieto la arengo para que cambie el ritmo, pero ella ya está en esa fase en la que le molesta que le agobie, así que pienso que he de seguir animándola pero tratando de no machacarla. 



















Cuesta bastante llegar al monumento de los heroicos y cuesta bastante la vuelta que nos hacen dar por la zona del Sabeco; nos ponemos a chupar rueda tras un grupo de corredores de Infantes y definitivamente compruebo que Merche ya no marcha alegre, ya no mola esto. La cuesta de las Tinajas y la cuesta de la Calle Amapola le dejan muy tocada y ahí marcamos un par de kilómetros por encima de 5´30´´, aunque recupera sensaciones en la bajada hacia la plaza y volvemos a hacer un 5´14´´. Lo peor lo pasa en el boulevard, justo en el rato en el que mi hermana Mari Carmen, que va de apoyo a la carrera en bicicleta, trata de animarla pero realmente le está costando. Pero en las carreras siempre hay mucho de psicología y si no hago un poco de memoria y me situo en la Maratón de Castellón de 2012, aquella que hice de forma tan irregular, marcando algunos kilómetros entre el 25 y el 35 verdaderamente rápidos de forma que cuando me quedé sin gasolina (una piedra en el asfalto ya era un gran obstáculo) me vi en el 37 totalmente vendido y pasando por al lado de la meta, aunque alejándonos de ella en una zona despoblada, el caldo de cultivo para morirse; sin embargo no hay más que girar y sentir que te estás acercando para que la cosa cambie radicalmente; eso me pasó aquel entonces y eso le pasó el domingo a Merche, que al girar en la zona del Parque del Este comenzó a descontar pasos con una nueva ilusión. El último kilómetro por la Calle de la Virgen fue duro, pero ella ya está acostumbrada a sufrir y  a 500 metros adelantamos a una corredora, Reyes del Extenuación Valdepeñas, que iba verdaderamente mal (luego nos enteramos que había sufrido una bajada de tensión pero consiguió finalizarla, ¡bravo por ella!). Unas zancadas después estábamos girando hacia meta y dejábamos el crono en unos muy dignos 01:52:30, tiempo del chip, casi un minuto y medio menos que su mejor marca, es decir, objetivo conseguido, aunque no hiciera lo previsto.







Y MI MUJER VUELVE A SUBIR AL PODIUM. RESULTA QUE YO ACABÉ GANANDO AL MISMÍSIMO NACHO

Lo que viene después os lo podéis imaginar: alegría, charla con los amigos, entre ellos Nacho, la cerveza fresquita y la entrega de trofeos. Mercedes volvía a subir al podium en esta ocasión como 9ª mujer local...









Marisol y Lola, como siempre en lo más alto. El Pozo Norte dejó buena impronta y mi otro club, el Extenuación,  fue el club con mayor número de atletas, que eso también es un orgullo.

















Y en cuanto a mi, bueno, como sabéis en mi vida he subido a un podium y...







Ahí me veís, segundo de la categoría Veteranos B, delante de Nacho, que fue tercero. ¡¡¡Que no, no, no puede ser, debe ser un error!!!!. Bueno, lo de Nacho no lo es, 01:15, octavo de la general y 3º en su categoría, y lo mío tampoco lo fue, simplemente es que subí a recoger el trofeo del bueno de Fernando Mora, corredor del Pozo Norte, y os he de decir que le tuve que decir a Jesús el alcalde que yo era un impostor, ¡soy demasiado honrado como para no decirlo!

Ahí tenéis a Nacho Fernández Córdoba, dejando su estampa en meta, ¡menudo crack!. ¡Aupa Nacho!





















Y AHORA VIENE LO MEJOR DE ESTE MUNDO QUE ES CORRER

Últimamente suelo decir que lo mejor de todo esto que me está pasando no es ver cómo mi mujer correr sin parar, hasta el punto de hacer hasta maratones, ni tan siquiera lo mejor es haber corrido más de 102 kilómetros de un tirón en algo más de 12 horas, o bajar de 3 horas en una maratón, ¡yo que he sido y soy tan malo!. Lo mejor, sin lugar a dudas, es haber conocido y seguir conociendo tanta buena gente y compartir tantas experiencias, que las experiencias si no son compartidas son menos. Pudimos disfrutar de Nacho en la comida del club Extenuación, y charlamos con un montón de gente, contándonos batallitas ya libradas e intercambiando objetivos y propósitos. Nos pudimos despedir de este buen amigo con casi la certeza de que no iba a ser la última vez que lo fuésemos a ver. ¡¡Un nuevo amigo a la buchaca!!

PD: felicitar a la organización de la carrera que estuvo de 10.

miércoles, 17 de febrero de 2016

SÁBADO 13: HACIENDO LA RUTA DE LOS ENAMORADOS

"No importa la ruta que elijas, no importa si llueve o si truena, si hace viento o frío, si una pareja que se quiere se declara su amor corriendo esa salida quedará grabada para siempre como la ruta de los enamorados".

- Javi, ¿sabes lo que tendríamos que hacer?
- No lo sé, dime Mercedes
- Pues tendríamos que dejar el coche en el hotel e irnos corriendo hasta casa y luego regresar corriendo de nuevo al hotel para llegar a tiempo a la cena de San Valentín
- ¡estás un poco loca...! pero tu plan me gusta

Este es un extracto de la conversación que mantuvimos Mercedes y un servidor hace unos días, justo cuando acababa de reservar una noche, con cena, barra libre y desayuno incluidos en el Hotel El Hidalgo, en el quinto pimiento de casa, a nada más y nada menos que...¿6 kilómetros?. Estaréis pensando que hay que ser un poco tonto para irse a dormir a un hotel al lado de casa, y quizá lo seamos pero nos pareció un buen plan y por otro lado lo que importaba era con quién iba a pasar esa noche y lo que íbamos a hacer, no donde. 

Luego ocurrió que el sábado por la mañana surgió un problema familiar que llevo al traste nuestro pequeño plan (el de regresar corriendo a casa antes de la comida para luego volver corriendo al hotel ya por la noche)., asi que no fue hasta bien entrada la tarde cuando hicimos las maletas, nos pusimos ropa para la ocasión (ocasión deportiva, claro) y tras llegar el hotel, dejamos las maletas y nos fuimos a realizar nuestra ruta de enamorados, que así la he definido en la wikiloc:
















Permitidme que me tome la licencia de contarlo como si de un cuento se tratase, que en realidad de un cuento de amor versa

El viento nos gritaba a voces que regresásemos por donde habíamos venido, la lluvia amenazaba con conatos violentos de forma que el agua se unía a la tierra para embarrar nuestras zapatillas y de esta forma hacer más complicada nuestra pequeña aventura. Hubimos de saber en ese instante que de gozosa iba a tener poca nuestra empresa y que iba a tocar sufrir y amargar el aliento para conseguir grabar bien día tan señalado en nuestra memoria como forma de reseñar nuestro mutuo amor...

Arengando a Mercedes ante la adversidad de tan ingrato anochecer fuimos abriéndonos camino como si de locos se tratase en acto extraño e irracional. Fue cuando giramos hacia Sierra Prieta cuando pareció como el agua se evaporaba y el viento enmudecía con lo que nuestro avanzar comenzaba a hacerse más cómodo y llevadero, y así en noche cerrada me hallé meditando sobre esos 15 años mientras sin parar pensaba, mientras recordaba sin dejar de dar zancada. Muchos años han sido pero cortos se han pasado y aquí nos hallamos haciendo algo inusitado, corriendo mientras nos amamos. Ya en Finca Castellanos, mi memoria se desactivaba para dejar paso al sentir del disfrute de nuestra salida. A mitad del recorrido, justo a una segunda mitad de nuestra esperada cena de enamorados, mi mujer avanzaba ahora sí de forma plácida, disfrutando de ese sueño que es machacar juntos nuestras zapatillas contra estas tierras manchegas; pero aún faltaba el último episodio, el de mayor épica, porque tuvimos que volver a girar para encontrarnos de nuevo cara a cara con el actor que debía poner un poco de tragedia a esta curiosa conmemoración, sí amigos, el viento nos volvía a gritar, y ahora lo hacía enfurecido. Tocó remar contracorriente, hubo que escuchar a mi mujer quejarse en la noche, resbalar en el barro,  pero como en otras ocasiones fue valiente y no dobló la rodilla en otra dura batalla, y en esta guisa y poco a poco vimos como las luces del hotel, nuestro destino, se hacían cada vez más grandes ante nuestros ojos, y los kilómetros que restaban de estos 16.000 metros que homonajeaban al amor, iban disminuyendo inoxeroblamente en mi GPS. ¡Y por fin llegamos!. Embarrados, chorreando, algo exhaustos y con la ilusión de dos adolescentes. Ni que decir que la ducha fue reparadora, la cena endulzó de forma mayúscula nuestros paladares y cayó de forma divina en nuestros estómagos, el baile de la madrugada nos hizo sentirnos más jóvenes y lo que hubo de venir después nos hizo comprobar que el amor no se ha apagado, la llama sigue viva y ahora se ha acostumbrado a correr junto con este par de anamorados.


lunes, 15 de febrero de 2016

¡ESTOY MUERTO DE MIEDO!. TRAIL DE LA SIERRA DE TENTUDIA (42,2 KILÓMETROS +1500 DESNIVEL POSITIVO)

¡Bueno!, si no hace mucho publicaba una entrada en la que comentaba que hasta nueva orden no volvería a competir, hoy tengo que escribir otra en la que he de decir que me he inscrito a un trail en Badajoz, concretamente en la Sierra de Tentudia, una maratón de +1500 de desnivel positivo, que parece a bote pronto no ser muy duro, pero que para mi y en mi estado es suficiente reto como para atemorizarme. En 2015 competí (competir de verdad y no ir de acompañante) tan sólo en tres carreras (una media en abril en Bolaños de Calatrava, un trail de 18 kilómetros en mayo en Cáceres y la Madrid-Segovia de septiembre), y he perdido la costumbre, está claro. Tengo un mes para tratar de centrarme y así poder rendir un poco sin morir en el intento. Por su parte Merche correrá los 21,1 del trail corto, +900, así que para ella también está nerviosa




JUEVES 11: CUESTAS A CAMPO A TRAVÉS CON MERCEDES

El rulo fue "mano de santo" y lo que hubiera parecido que se trataba de una desagradable reaparición de una antigua y cruel lesión resultó ser un conato que quedó en simple molestia de unas horas. Así que el jueves justo cuando me disponía a salir a correr mi mujer me dijo que se iba conmigo, que tenía que entrenar por el martes anterior en el que no había salido por no encontrarse bien. Tenía pensado hacer cuestas para mi así que no cambié la sesión y nos fuimos a calentar bien por los alrededores del Cerro del Ángel para luego subir campo a través. Mercedes me sorprendió en la primera subida por el camino que está orientado al sur, 700 metros con una pendiente media de casi el 10%. Al llegar al carreterín en lo alto bajamos hasta la mitad de la subida, dimos media vuelta y volvimos a ascender, comprobando como mi mujer iba incluso mejor que en el primer intento. Bajamos por el carreterín hasta la falda y de ahí por el camino asfaltado a casa, con buenas sensaciones. Al final 9,7 kilómetros con los que dábamos fin a una semana que en mi caso ha sido prácticamente sabática con un total de 55 kilómetros repartidos en cinco sesiones, y algo menos de 40 kilómetros para Merche.


MIÉRCOLES 10: MERCHE, MIS ISQUIOS Y EL RULO

El miércoles ya de noche mi mujer y yo nos calzamos las zapas para hacer un circuito corto y cercano, el de los Cerros de la Aguzadera, La noche no era tan desapacible como había venido siendo en estos últimos días y además ví desde el comienzo a mi mujer con un correr suelto; no le ocurría como a mi, que sufría unas molestias que creí olvidadas desde hace un año: me molestaban los isquios de la pierna derecha, justo en la zona donde me rompí en invierno de 2013. Afortunadamente conforme fui entrando en calor se me fue pasando un poco y pudimos subir a buen ritmo por el Camino de Membrilla y Merche también respondió bien por el camino que nos llevaba a la vía de servicio. La subida por la misma fue algo más costosa (las cuestas siempre se le atragantan) y al llegar a la falda del Cerro del Ángel tenía que decidir si alargar la sesión yendo al Parque Cervantes o tirar directamente hacia casa, y por esto último opté, ya que era bastante tarde. Bajamos por el camino asfaltado a un ritmo por debajo de 5´ y de ahí a casa directos, yo notando las molestias reseñadas. Ya estirando estuve pasándome el rulo bien y pese al dolor fui notando como se descargaba la zona. Y es que este elemento es muy importante para ayudar a quitar las sobrecargas propias de los entrenos, es como tener un minifisioterapeuta en casa 

Resultado de imagen de RULO DE PILATES



MARTES 9: EL INTERVAL CON EL QUE TERMINÉ CHORREANDO

Me sentía bastante mal por no haber salido a correr el lunes, y esto fue así por un problema familiar que surgió a última hora de la tarde de ese día. Por tanto tuve que postponer el entreno de calidad al martes. Merche no se encontraba bien así que quedó exenta de salir conmigo y sin pensármelo mucho más salí a correr sólo. Lloviznaba pero el viento había amainado bastante, así que tras un breve calentamiento comencé a hacer el clásico cambio de ritmo, que tendré que patentar, consistente en 600 zancadas rápidas y 200 más suaves (el hecho de medir zancadas me agobia menos que medir ritmos o tiempos), total, lo que importa es que se realice trabajo anaeróbico. En esta guisa la ida por el Carril del Yeso fue bastante rápida, y nada desagradable porque llevaba el viento de culo. Pero cuando en el kilómetro 5 y pico viré a la izquierda y sentí de frente el viento y la lluvia (que había comenzado a caer con más fuerza). Tocaba remar contracorriente y encima haciendo interval, así que los 6 kilómetros restantes fueron bastante duros para mis piernas, que no para mi cintura, afortunadamente.

Ya en casa me encontré bastante cargado y este entreno me iban a generar molestias que ha continuado prácticamente hasta el viernes.


sábado, 13 de febrero de 2016

DOMINGO 7: OTRO DOMINGO CON MERCEDES

Si hay un día de la semana en el que en estas circunstancias me apetece salir a correr un rato ese es el domingo. Lo hago normalmente con mi mujer y antes de comer, en lo mejor del día. Sin embargo, el domingo pasado la climatología no quería sernos benévola y el viento deslució mucho nuestra salida. Pese a todo nos salieron 10,7 kilómetros bastante majos y un ritmo decente para las pretensiones de Mercedes. Afortunadamente parece que en estos últimos días sus molestias han ido remitiendo y vuelve a disfrutar de una etapa más tranquila en ese sentido.


SÁBADO 6: 15 KILÓMETROS Y EL VIENTO

Con la satisfacción que suponía el haber cerrado una buena semana de 97 kilómetros acumulados, pero también con la carga muscular del tute del día anterior, salía a correr aquel ventoso sábado. De partida ya sabía que no iba a ser un gran entreno, pero es lo que tiene esta etapa mía que estoy viviendo: no me preocupo demasiado. Traté de mantener un ritmo digno por el Camino de Membrilla hasta que en el kilómetro 7 giré a la izquierda hacia el Hotel el Hidalgo y fue ahí cuando terminó la sesión dedicada al ritmo y comenzó el entrenamiento de fuerza, ya que el viento se enfrentó a mi dispuesto a amargarme la siguiente media hora. Lo llevé lo mejor posible hasta que llegué a casa y llegué bastante cargado de piernas, pero muy bien en cuanto a mi cintura, mi pubalgia, que cada vez estoy más seguro que está en su última fase.


WILCO (THE SONG) 2009. MAREAS SUAVES SE MUEVEN MUY ADENTRO DE MI

2009...¡cuánto ha llovido!. Aquel podría llamarse como capítulo (si mi vida se tratase de un libro) "Siendo feliz pero con la energía en la batería". Me acercaba a los cuarenta y vivía quizá vivía mis mejores momentos  profesionales, sintiéndome parte importante de algo, bastante reconocido y además trabajando en casa. ¡Uff! pero si hablamos de mi estado de forma, estamos comentando la típica vida cuasi sedentaria salpicada con sábados llenos de locura transitoria en los que me crujía 15 kilómetros y acababa deshecho en el sofá durante el resto del fin de semana; por aquel entonces echaba de menos cuando dos años atrás, en 2007  había regresado al hábito de correr, había perdido bastantes kiletes y me había puesto las pilejas pero la aventura había durado tan sólo unos 11 meses, ya que tras ser intervenido de una hernia inguinal acabé desistiendo, quedando lo del deporte relegado a lo comentado, salir a morir por los caminos de vez en cuando. En el otoño de aquel año corrí la Media Maratón de Linares y resultó ser una aventura nada agradable


















Un mes después corría la Media Maratón de Siguenza de 2009 (¡qué mal lo pasé!)




Paralelamente una banda de Chicago llamada Wilco, un grupo bárbaro al que había conocido apenas un par de años antes, sacaba su séptimo álbum de estudio. Fue por aquella época, la de Linares y Sigüenza, cuando me había descargado los mp3 de aquel "Wilco The Song", y la verdad es que no le presté mucha atención. Hoy, 7 años después, en una fase de mi vida distinta, profesionalmente más vacía e ingrata, familiarmente plena como siempre ha sido desde que conozco a Mercedes y deportivamente extraña porque tras haber hecho cosas que nunca pensé que haría, como hacer ultrafondo o correr una maratón por debajo de las 3 horas (véase esta foto que tanto me gusta)





....o experimentar como mi mujer se enganchaba a esta ocura del running, e incluso corría conmigo dos maratones en 2015.....





























...hoy,  me encuentro en un impás.., quizá un punto de inflexión.

En este nuevo capítulo de mi vida que podríamos titular "Mareas suaves que se mueven muy adentro" la música que está machacando mis oidos es la de Wilco, podríamos decir que he redescubierto a este viejo grupo y lo hecho con más fuerza y desde otra perspectiva. 
   
No hay duda de que las cosas cambian, es como si estuvieran tan vivas como nosotros.

lunes, 8 de febrero de 2016

VIERNES 5: CORRIENDO 24 KILÓMETROS CON EL ESTÓMAGO DEL REVÉS. 97 KILÓMETROS EN LA SEMANA
















El viernes me lo tomé de vacaciones. Tenía bastante trabajo en casa, del otro trabajo, del de mi despacho, y pensé que también podría aprovechar un rato en el día para correr a la luz del día. Quizá deberia haber salido antes de comer pero la idea de hacer una tirada larga de verdad me invitaba a realizarla después de comer. Mal asunto conociendo mi sistema digestivo, que ya sé que juego a la ruleta rusa cada vez que hago un esfuerzo si no han pasado más de 3 o 4 horas de una comida. Así que a las 17 horas comenzaba mi circuito de 24 kilómetros con la idea de marcar una media poco ambiciosa pero decente de 4´50´´. Pero, ¡ay con las sorpresas!., no llevaba recorrido más de 300 metros cuando supe de plano que iba a ser una de esas sesiones inolvidables en cuanto a mala experiencia se refiere, ¡no me equivoqué en mi intuición. Fui camino al Paraje del Peral a ritmo más lento que el previsto, en torno a 5´el kilómetro, pero sin preocuparme tal circunstancia, y fui comprobando como mi estómago se iba colapsando poco a poco. Así que la cosa se fue haciendo cada vez más desagradable hasta tal punto que comencé a pensar que iba a ser cuestión de sufrirlo. Cogí el Camino Carretas desde el Peral, sentido a San Carlos del Valle hasta que llegué al cruce que lleva a las canteras, por aquel entonces ya me había visto obligado a realizar un par de paradas breves para respirar profundo y no vomitar, así estaba el patio. Tomé el camino hacia la localidad citada y comprobé como la cosa lejos de mejorar empeoraba, las cuestas de la zona no ayudaban tampoco. Desvié por una senda hacia el sur, otra parada técnica, está más desagradable si cabe, y por fin llegué a las Casas de Santa María, y tomé el camino de vuelta a casa. Este tramo fue algo menos desagradable, pero no porque las molestias digestivas hubiesen desaparecido, sino porque la pendiente era más favorable y correr algo más sencillo dadas las circunstancias; otra parada técnica..., ¡diablos qué desagradable!. Corrí por la vega que se extiende a lo largo del arroyo, que va sin agua, como es lógico hasta que alcancé el Camino principal asfaltado, también llamado de las Casas de Santa María. Pasando un pequeño suplicio pese a lo rápido que se puede correr por ahí, fui avanzando contando los metros y los segundos y por llegué a la Carretera de San Carlos del Valle. El resto se me hizo muy largo, y eso que sólo eran 3 kilómetros y medio. Como llegaría de tocado que los últimos 300 metros los hice andando. Lo positivo es que me cintura no se quejó mucho (algo más de lo que yo hubiera querido), y de piernas fuí bien. El ritmo fue lo de menos, por encima de 5´seguro, pero decidí no hacerle seguimiento.

Con este entreno de 24 kilómetros conseguía acumular una cantidad de kilómetros no alcanzada desde hacía muchas muchas semanas: 97 kilómetros


viernes, 5 de febrero de 2016

JUEVES 4: METIENDO CAÑA A MERCEDES DE CARA A LA MEDIA MARATÓN DE VALDEPEÑAS

Ayer le tocaba el turno a Mercedes; había que realizar un entreno de calidad, tal y como habíamos hecho el martes. La idea era llevarla a ritmos cercanos a 5´el kilómetro, y creo que lo conseguí. Cogimos la Avenida de las Tinajas para luego tomar el Carreterín de Daimiel, llegar a la carretera que lleva a dicha población y tomar dirección a Valdepeñas, luego coger el camino de la antigua carretera , dar una vuelta al parque y para casa. Le faltó un pelín para hacer 9 kilómetros, y en lo que a ritmo medido respecta, los 5 kilómetros y medio fuimos a una media de 5´11´´, que está muy bien. Desde ahí le hice apagar el crono y lo hicimos más suave, salvo la vuelta al parque donde volvimos a cambiar el ritmo. Satisfecho con el entreno, veo bien a mi mujer de cara a su cita con la carrera más importante de nuestro pueblo donde a buen seguro se den cita más de 1200 atletas.




MIÉRCOLES 3: CASTIGADO A SUBIR UNA Y OTRA VEZ EL CERRO DEL ÁNGEL

Malos son mis miércoles, tras el tute de los lunes y la salida con mi mujer de los martes, sé que toca apretar de nuevo. En esta ocasión decidí realizar cuestas en el Cerro del Ángel, así que fui calentando hacia allá con algún déficit de soltura y motivación, pero no todos los días iban a salir tan buenos como el lunes pasado. Comencé a subir por el carreterín hasta que me topé con el camino empinado; ante mi 200 metros a una media de pendiente del 15%, siempre desagradable de subir en frío. Así que manos a la obra, poco a poco y a ritmo llego arriba y desde ahí bajo por el carreterín hasta el punto de inicio del camino nuevamente. Lo que iban a ser un par de subidillas se convirtió en un total de 5 series, y cada vez fui a más, con mejores sensaciones. Tras esto tocó ir a casa por el Camino del 8 de Septiembre, a buen ritmo, porque es difícil no bajar rápido por ahí. Otros 10 kilómetros, en esta ocasión la cintura me volvió a responder y lo que hace un par de meses era: 7 entrenos malos y uno regular ahora la proporción es uno regular cada 3 buenos y entre medias alguno muy bueno.



miércoles, 3 de febrero de 2016

MARTES 2: ¡Y MERCHE CONSIGUE REALIZAR OTRO BUEN ENTRENO!

¡Bueno!, parece que la cosa comienza a ir mejor y tanto Mercedes como yo vamos dejando atrás los días grises y amargos. En su caso 2015 no pasó de puntillas: fue el año de sus dos magnificas maratones, el año de los duros entrenos y también el año de las mil y una lesiones; enero lo comenzó con la ilusión de poder salir de la lesión con la que había corrido en Málaga en diciembre y tras esto vino alguna que otra molestia terrible quizá propiciada por el cambio de zapatillas, hasta el punto de que con sus nuevas Mizuno Wave Rider va sin plantillas (algo osado si no temerario) y parece que le está saliendo bien. Ayer noche volvíamos a ponernos en marcha, ya mirando de reojo a la Media Maratón de Valdepeñas, que tendrá lugar el domingo 21 de febrero. Tras descansar el lunes, pero viniendo de un buen inicio de semana con sendas sesiones el sábado y el domingo, la primera a muy buen ritmo, decidí que tocaba meter un entreno exigente en cuanto a ritmo y en el que dominasen los cambios libres, vamos, lo que viene siendo un fartlek polaco, pero sin correr en la naturaleza. El recorrido elegido era el de la Circunvalación de Valdepeñas y tras darle unos minutos de tregua pronto comencé a acelerar. En la primera bajada el aumento de ritmo fue considerable y hay probé la velocidad de mi mujer, y así fuimos aumentando y bajando el ritmo, capeando las cuestas arriba y yendo rápido en las cuestas abajo, oyéndola resoplar en muchas fases, pero sabiendo que le estaba sentando bien. Regresamos por la Avenida Sur y cogimos por la Avenida de los Estudiantes, hasta llegar al Parque Cervantes y desde ahí fuimos a casa. El resultado final me hace sentir optimista porque en un recorrido que tenía poco de llano conseguimos hacer, sin forzar, 50´pelados para 10,5 kilómetros, a 5´24´´ de media. Estimo que en la Media Maratón de Valdepeñas podremos coger un ritmo de crucero de 5´20´´ el cual podríamos aumentar si las fuerzas de Mercedes lo permitieran.

martes, 2 de febrero de 2016

LUNES 1: FEBRERO COMIENZA CON SOBRECARGAS Y MUCHA ESPERANZA

Los lunes suelen ser haciagos para mi; no es suficiente el hecho de subir la cuesta que supone comenzar la dura semana, ya que además suele ser el día en el que meto un entreno de calidad e intensidad, es decir, el día más duro, sin tener en cuenta el de la tirada larga de los sábados. Ayer no fue una excepción y tocó interval en una variante nueva, fruto de mi cocina autodidacta: 2´fuertes a ritmo de media maratón más o menos, 1´fuerte a ritmo de 1000 y 2´suaves, pero no mucho, más o menos a 5´15´´. De esta forma tras calentar yendo por el Camino de Membrilla me puse a repartir cambios de ritmo a diestro y siniestro sabedor de que la cintura estaba respondiendo, creyente de que estoy superando la mayor crisis física desde que comencé a correr en esta nueva etapa vital. El primer cambio, tras no más de 8´ de calentamiento lo capeé bien, pero pronto descubrí que el cambio del minuto fuerte iba a ser duro, por venir ya de un cambio exigente anterior. Aún así fui consumiendo metros y minutos sin mayores problemas, consciente en todo momento de que estaba saliendo otro buen entreno, de esos que ya comienzo a añadir al canasto últimamente (ya era hora). La zona peor fue la del camino con terreno más irregular, que ahí un poco más y me dejo la cadera, pero la pubalgia no gritó esta vez, íba bien, algo falto de piernas, pero eso no se debe a ninguna lesión, sino a mi falta de capacidad. En la vía de servicio de la A4 fue más sencillo "dejarse la piel" y a fe que costo hacer ese minuto fuerte justo cuando estaba en la cuesta que hay a 3,5 kilómetros del pueblo, pero bien sabía que después de este escollo todo estaba ya rodado. Lo mejor, según el guión esperado, fue la bajada por el camino asfaltado que me lleva desde la falda del Cerro del Ángel al pueblo, y que resulta que se llama Avenida del 8 de Septiembre, entiendo que en honor a nuestra patrona. Llegué a casa algo extenuado, que era de lo que se trataba, habiendo hecho un sustitutivo casi perfecto de una sesión exigente de series: 50 minutos de cambios constantes que me salieron a un ritmo medio final de 4´25´´ el kilómetros, lo cual considero que está bastante bien viniendo de mi mi y de donde parto. Distancia realizada en interval 11,30 kilómetros, tiempo empleado 50´02´´, distancia total incluido calentamiento 12,60 kilómetros. Ya en casa seguí empleando bien el tiempo disponible y estuve realizando una tanda variada de ejercicios de abdominales, lumbares, adductores, otros músculos de la zona central, como glúteos, y por supuesto también estiramientos y algo de "rulo" ese elemento que ayuda a sustituir a las frías manos del fisioterapeuta; por cierto, en ese momento me dí cuenta de cuan cargadas tenía las cintillas, porque era la zona que más me molestaba al rozarme con el aparato.

Un estornudo ya cuando estaba frío, me hizo darme cuenta que aún no estoy bien del todo, ya que en el consecuente espasmo muscular sentí un pinchazo que me bajaba desde el pubis hacia los adductores, no muy fuerte, no  tan molesto como en otras ocasiones en las que sólo con estar parado ya sentía dolor en la zona, pero digo yo que estornudar no debería doler, ¿cierto?.

¿Estamos en la onda?, sinceramente no lo sé. Lo primero que habría que preguntarse es hacía qué onda voy, cuál son mis objetivos, eso si los tengo, porque lo único que me sigue preocupando actualmente es: por un lado recuperarme totalmente y por otro disfrutar como disfrutaba antes cuando entrenar era un placer y tan sólo daba pereza de allá para cuando. Supongo que una cosa puede llevar a la otra y conseguidas ambas metas ya podría pensar en correr lo que sea: medias, maratones o trails, o todo junto. En la Media Maratón de Valdepeñas volveré a acompañar a Mercedes, un placer por otra parte; escurriré el bulto nuevamente, en una proporción de un 30% debido a mi cobardía, 30% debido a no hallarme bien, 20% por falta de motivación y el resto por querer ayudar a mi mujer a batir su marca en la distancia; a esto último no le doy mucho peso porque creo que lo conseguiría  también sin mi, pero si lo consigue conmigo su objetivo alcanzado habrá sido como si fuese reto logrado por mi. Mercedes ha sido y sigue siendo mi consuelo en horas tan grises.






lunes, 1 de febrero de 2016

DOMINGO 31: CORRIENDO CON EL SOLECITO Y MERCHE: TRANQUILAMENTE

Ayer domingo cerramos este mes de enero, que ya puedo poner el adjetivo de "esperanzador", como hay que cerrar las cosas, con una sonrisa en la cara y de forma relajada. Se juntó que hacía un magnifico día de jornada dominical para salir a pasear, correr o lo que se terciara, pero salir al fin y al cabo, y como no teníamos prisa alguna ya que tanto Merche como un servidor habíamos hecho bien los deberes el sábado, lo que tocó fue unos 10 kilómetros pausados, bien disfrutados, yendo de charla, y estos entrenos también valen, además de servir para regenerar ayudan a descargarse mentalmente un poquito. Y nos sentó bien la propuesta. Mercedes por momento quería apretar un poco pero yo no le dejaba. Finalmente hicimos 1 hora y 2 minutos en algo más de 10 kilómetros, a 6´11´´ y me sorprende que saliera tan buen ritmo porque fuimos suave suave. Esto significa que para mi mujer está ya mucho más fácil realizar rodajes a 5´40´´, algo impensable hace unos meses. Desde esta entrada hago una apuesta: creo que su tiempo en la Media de Valdepeñas, si no ocurre nada raro, estará entre 1 hora 49 largas y 1 hora 51. Quizá su tiempo más probable es 1:51 pelados, pero con un poco de suerte podríamos irnos al 01:50 o bajar unos segundos ese registro. Es simplemente una apuesta