RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 28 de noviembre de 2014

JUEVES 27: CORRIENDO ENTRE AMIGOS Y HACIENDO GOMAS

Ayer jueves tocaba algo más de intensidad y también fuerza, así que con frontal incluido y mientras lloviznaba hice un circuito por caminos, desde el comienzo a buen ritmo, a ver si se me va grabando de una vez. Terminé en la falda del Cerro del Ángel, por donde he pasado varias veces esta semana, y de ahí bajé por la vía de servicio hasta el Parque Cervantes, en un circuito similar, pero algo más largo que el del martes. Llegué al recinto, pulmón verde de nuestra ciudad, cuando ya llevaba calculo unos 6,5 kilómetros, por debajo de 5 minutos el kilómetro. Allí me asocié con mi buen amigo Leandro Pintado, que estaba descalentando tras haber hecho series, y dimos una vuelta algo más suave que las marchas que había ido trayendo. En la segunda vuelta se nos unió José Maria Camacho y Juan Crespo y con ellos dimos otras dos vueltas más y finalmente se nos acabó uniendo un grupo más nutrido en el que iban entre otro Manuel Pardo y en esta guisa dí otra vuelta más y de ahí para casa. Me salieron 12 kilómetros y una vez en el hogar me dediqué a realizar ejercicios de gomas elásticas que me acabaron de rematar muscularmente.

Con esto termino la semana no muy prolija en kilómetros pero al menos he trabajado ritmos y algo de fuerza. Unos 66 kilómetros no es una gran cifra, pero como digo, son aceptables teniendo en cuenta donde me encuentro y adónde quiero ir.


MIÉRCOLES 26: CORRER JUNTAS BUENA TERAPIA

Tras una dura jornada en la que tratamos de sacar adelante todas las tareas partiendo de la restricción de horas de las que consta el día, se puede pensar que salir a correr es una obligación más, y quizá lo sea, pero sólo hasta el instante en que te pones y una vez que estás en marcha en seguida compruebas que es un acierto sanador el hecho de correr. El miércoles Merche y yo hicimos lo que venimos haciendo desde ya hace bastantes meses: correr juntos y de noche. Nos fuimos por la vía de servicio de la AIV sentido Madrid, para coger el tan recurrido circuito de Los Cerros de la Aguzadera. Pronto Mercedes se sintió indispuesta digestivamente hablando por lo que tocó sufrir un poco,máxime si cabe teniendo en cuenta el ritmo que le impuse, cercano a 5´45´´. Aún así supo aguantar y ya a la vuelta recuperó un poco sensaciones. Al final hicimos 52 minutos, unos 9 kilómetros.

MARTES 25: LAS GRADAS OLVIDADAS COMO TRABAJO DE FUERZA

Me he propuesto realizar en este mesociclo de un plan que no está establecido trabajo de fuerza. Por ello y de nuevo antes de la cena, me dirigí al Cerro del Ángel por el carreterín y una vez llegado a la falda del mismo bajé por la vía de servicio de la AIV hasta llegar al Parque Cervantes. Una vez allí hice 10 series de gradas hasta comprobar que mis piernas se cargaban lo suficiente como para decidir parar, dar dos vueltas al recinto a buen ritmo y volver a casa. Entreno encuadrado en esta serie de entrenos en los que pretendo trabajar la fuerza por eso de que si lo que me está fallando es el músculo y no las pulsaciones, quizá sea el momento de mejorar mi tren inferior. Satisfecho con este entreno que me dejó buenas sensaciones en mis piernas en las horas siguientes. Unos 9 kilómetros bien empleados.

jueves, 27 de noviembre de 2014

LUNES 24: COMPROBANDO RITMOS

El lunes tocaba tratar de meter calidad, así que salí a la noche para realizar un circuito de 13 kilómetros con el objetivo de hacerlos a un ritmo vivo. Y en esa guisa me puse las zapatillas y el frontal y salí a correr. Por suerte ni noticias de los isquios tocadillos, así que mejor ni volverlos a nombrar no vaya a ser que...

Las sensaciones no son malas, pero ya no me atrevo a valorarlas, voy apretando y siento que mi cuerpo da para mucho más, en especial siento margen en mi sistema cardiovascular. Sin embargo en mi nueva etapa siempre hallo las limitaciones musculares de mis piernas antes de encontrar impedimientos relacionados con la subida de pulsaciones. Esto tiene una doble lectura: si logro encontrar el equilibrio puedo volver a correr tan rápido como lo hice hace año y medio; pero también se puede ver desde el punto de vista negativo, mis piernas están tocadas y se quejan con bastante facilidad. Por momentos me pongo a 4´incluso por debajo de 4´y voy cómodo, pero sé que es un statu quo que no puedo mantener por demasiado tiempo. El regreso a casa lo hago de forma exigida hasta que rozando los 10 kilómetros, en unos 44 minutos, decido bajar el ritmo y no castigarme más. Sin embargo, pronto se descargan las piernas y los dos últimos kilómetros los vuelvo a ir en progresión estirando zancada pero ya de forma menos intensa. Finalmente los últimos 500 metros eme dedico a descalentar y termino un entreno bastante completo. Me apunto en un posit que tengo que meter en estas semanas entrenos de fuerza, porque me instinto me dice que por ahí han de ir los tiros.

Al final 13 kilómetros en 1 hora y 2 minutos y toca estirar bien que las piernas se me han terminado cargando. Los isquios están OK, ¡perfecto!.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA CRÓNICA DE LA MEDIA MARATÓN RURAL DE MIGUELTURRA. TU CUARTA MEDIA MERCHE. ¡QUIÉN TE LO IBA A DECIR!

Descansé bien, sin nervios, obviamente, y Mercedes no pasó mala noche pese a que ella sí que estaba nerviosa, lo había estado de hecho toda la semana previa. Pero llegó el día y no tenía donde esconderse. Dejamos a Inés en casa de mis padres y nos fuimos Jorge, mi mujer y yo a Miguelturra, localidad lindante con la capital, Ciudad Real. Llegamos justo a tiempo de sacar el dorsal de Jorge y estuvimos haciendo tiempo a que le tocase correr (todos los niñ@s disputarían su carrera en la pista de atletismo). Cosas de Murphy, a los infantiles, la categoría de mi hijo, les tocó salir los últimos, así que a eso de las 10:35 veíamos por fin disputar a nuestro vástago su 1200. Desde el principio no se le vio cómodo y lo más destacable de su prueba fue que no sufrió mucho (me da la sensación que podría ser de kilómetros, es decir, lento pero seguro). El caso es que terminó un poco contrariado, pero hay que inculcarle que corremos para sentirnos bien y no para ganar, si no fuera así ¿qué sentido tendría lo de su padre?.

Nos cambiamos deprisa y corriendo y apenas nos dio tiempo a calentar. En seguida nos vimos en línea de salida junto con los otros casi 700 corredores. Nos dimos un beso y a los pocos segundos sonó el pistoletazo. Dimos algo más de una vuelta a la pista y de ahí a callejear por Miguelturra antes de salir a los "caminos de Dios".





Pronto pude comprobar que Mercedes no iba a sufrir tanto como lo hizo en Torralba, y es que entre otras cosas ella está en mejor estado de forma y la temperatura era mucho más propicia para disputar pruebas como esta. Eso sí, esta media maratón es bastante dura, sobre terreno regular, pero zahorra al fin y al cabo. Además, este año han añadido la subida a una ermita que suponía algo más de un kilómetro verdaderamente duro. 

Desde varios parapentes estuvieron echándonos fotos y en esa guisa he conseguido rescatar dos (yo como siempre por delante de ella):





Los kilómetros fueron avanzando a un ritmo de 5´45´´ aproximadamente y Merche pareciera como quererse reservar en parte por miedo y en parte por el esfuerzo que nos esperaba en el 16 en la zona de la ermita comentada. Sin embargo, pronto llegamos al 10, dejándonos alcanzar por corredores que iban de menos a más y también alcanzando a otr@s que se habían pasado de rosca. El 12 lo pasamos en 1 hora y 10 minutos y lo peor lo tuvo que pasar Merche entre el 14 y el 16 en una zona llana donde el sol daba bien a pesar de que la temperatura no era demasiado calurosa. Sin embargo no perdió excesivamente el ritmo hasta que no llegamos a la zona de la gran subida. No parecía muy dispuesta a sufrir pero cuando se vio acometiendo las primeras pendientes tuvo que apretar los dientes y luchar por aguantar su pesadez de piernas. Así fue como llegó a todo lo alto donde algunas peñas amenizaban con música a los corredores y repartían Coca-Cola. La bajada fue vertiginosa y ya en el llano no hubo más que gestionar los últimos 3 kilómetros que, eso sí, se le hicieron algo pesados. Bien sabía yo que no iba a bajar en esta ocasión de las 2 horas, pero no era la media adecuada para hacerlo, de hecho, la gran mayoría de los corredores se dejaron unos minutos extras respecto a sus marcas más normales. Finalmente, con un último kilómetro interminable para mi mujer, llegamos a meta en 2 horas 5 minutos, y pudimos decir: ¡prueba superada!. Nos esperaba pizza, cerveza, rosca...La bolsa bastante completa y la organización de 10, con una tremenda logística desplegada en todo el recorrido. Desde luego esta media es totalmente diferente al resto de las que consta el circuito.


La frase que debería caracterizar esta entrada es: Merche, ya llevas cuatro medias este año, las primeras cuatrrto medias de tu vida, y con casi seguridad no las últimas, ¿quién te lo iba a decir a ti?

Destacar como siempre a Marisol que está que se sale y que no tiene rival hoy por hoy en el circuito, también a nuestro nuevo fichaje del Pozo Norte, Fernando Mora que a la postre fue tercero en la general, también a Fátima que se quedó tercera en su categoría y a mi prima Begoña que hizo octava en su categoría con un buen crono (se nota que viene de una fabulosa maratón como la de Valencia). Del Extenuación, como siempre cumplió más que bien Paqui Taviro y allí también estuvo Javier Araque, que es un crack aunque esté últimamente algo contrariado consigo mismo.

En cuanto a mis sensaciones, la jornada no fue más que un entreno suave en lo que lo peor fue la pequeña sobrecarga que sentí en los isquios, no muy reseñable por otra parte. El lunes, al día siguiente, ya he tenido la oportunidad de macharcarme a ritmos altos sin sufrir molestia alguna. Hecho esta media y viendo lo que queda de año, no encuentro prácticamente razón alguna para competir al 100% ya en 2014, porque 2015 debería ser importante e intenso en ese sentido y creo que merezco un descanso desde ese punto de vista, no desde el punto de vista de meterme caña, algo que ya estoy haciendo en mis entrenos, para comenzar en buena predisposición el nuevo año. 

sábado, 22 de noviembre de 2014

VIERNES 21: SEMANA TERMINADA Y COMO SI NO HUBIERA CORRIDO UNA MARATÓN

Ayer viernes tampoco me costó convencer a mi mujer de que había que entrenar, de hecho ella ya estaba mentalizada. Antes de cenar nos fuimos a realizar un entreno corto pero que quería que fue ciertamente intenso para ella, aunque sin forzar. Nos huimos al parque y pronto nos vimos envueltos en un ritmo claramente por debajo de 6´, justamente el ritmo que querría que llevásemos mañana en Miguelturra. Tras sólo dos vueltas dadas regresamos a casa dando un amplio rodeo por las calles de Valdepeñas para lograr hacer unos 6,5 kilómetros. Con esto yo conseguí sacar adelante una semana de prácticamente 80 kilómetros (hay que recordar que mis semanas comienzan los sábados y que el pasado sábado previo a la maratón descansé). A Merche le ha servido este entreno para coger confianza de cara a su cuarta media, 4 medias en un año, ¡quién me lo iba a decir!. Algo me dice que esta la va a disfrutar.


JUEVES 20: METIENDO OTRA MARCHA

El jueves había que probar sensaciones en un entreno cortito pero algo más intenso y eso hice. Justo antes de la cena, salí sin crono dispuesto a ver qué tal ando de ritmo, pero con la idea de no apretar demasiado. Las molestias apenas se notaban y las piernas ya casi no se acordaban de que apenas cuatro días antes habían tenido una dura batalla que librar. Cogí un camino paralelo al de Membrilla y luego giré hacia el Este para luego regresar por el Camino del Peral, un circuito de 9 kilómetros de zonas algo irregulares en la parte central, pero mis piernas ya iban bien y no importó esta circunstancia. El ritmo fue bueno, a una media calculo de 4´40´´ y el regreso fue más rápido, sin lugar duda. Me sentí fuerte aunque el esfuerzo del domingo está ahí y el cuerpo tiene memoria por lo que no merece la pena hacerle recordar demasiado no vaya a ser que vengan las lesiones. Satisfecho es el adjetivo que me viene a la cabeza, porque esta recuperación tan clara y rápida indica mi buen estado de forma.

MIÉRCOLES 19: VAMOS A REALIZAR UNA BUENA SEMANA

El martes los isquios no estaban mal pero decidí no jugármela arriesgando absurdamente, así que me dí descanso, pero el miércoles volví a convencer a Mercedes para salir a realizar una tirada. No fue difícil y es que nos hemos inscrito a la Media Maratón de Miguelturra, para la que tan sólo nos quedaba menos de una semana, y tras el fin de semana lúdico que se había metido en el cuerpo en el que no había entrenado pensaba que tenía que recuperar el tiempo perdido para dar una buena versión de sí misma el domingo, es decir, mañana. La verdad es que la veo en un buen estado de forma, quizá el mejor en el que se ha encontrado jamás, y me aventuro a escribir que la media maratón de mañana no será un gran suplicio para ella, y que incluso que la disfrutará. El caso es que nos fuimos por el circuitín de los Cerros de la Aguzadera regresando por la vía de servicio. Pronto metí una marcha más y pronto comencé a oirla respirar más intensamente, señal de que la llevaba "apretada"; sin embargo su respuesta era buena así que había que seguir. La pendiente positiva en el regreso no le amedrentó y subió bien. Ya en la falda del Cerro del Ángel cogimos el carreterín y enfilamos a la cima de forma que respondió con buen ritmo al envite, llegando arriba en lo que sin duda ha sido su mejor subida desde que ha comenzado a correr. La bajada de vuelta por el carreterín también fue rápida y no digamos la vuelta a casa en la que se puso por momentos por debajo de 5´el kilómetro y se le veía que iba disfrutando. En cuanto a mi, los isquios fueron mucho mejor, notando una ligera molestia no muy reseñable. Al llegar a casa tras 1 hora y 7 minutos de esfuerzo y unos 11 kilómetros, pudimos estirar (en esta ocasión los estiramientos me sentaron francamente bien), así que muy satisfecho.


LUNES 17: COMO "NO RECUPERAR" TRAS UNA MARATÓN

Mucho se ha dicho de la necesidad de recuperar varios días tras una maratón. El domingo experimenté "mi séptima" y es cierto que en las dos horas siguientes a mi llegada las sensaciones fueron malas, con malestar digestivo, aunque en esta ocasión no vomité, con un considerable agarrotamiento muscular y falto de fuerzas. No me encontraba mareado ni sufrí calambres. Fue sentir la necesidad de beber y conseguir aportar líquidos y tras esto darme un baño de agua caliente y a los pocos minutos comencé sentir hambre y a recuperarme. No digo ya después de la comida, las piernas comenzaron a funcionar y comencé a sentirme recuperado. La cena ayudó y el viaje conduciendo de vuelta a casa no se me hizo pesado. Y como al día siguiente muscularmente me sentía bastante bien decidí salir a correr con Mercedes para regenerar un poco. Esto es algo que nunca había hecho a unas pocas horas de un esfuerzo semejante. Lo peor fue el inicio, y es que mis isquios derechos estaban totalmente rígidos; estaba dando la cara la contractura sufrida y por un momento estuve dudando si volverme a casa porque la molestia era bastante intensa; sin embargo conforme fui calentando la zona se fue relajando y comencé a sentirme mejor. Pasé de ir detrás de Mercedes sin apenas poder seguirle el ritmo a marcárselo yo y a vengarme por haberme apretado bien al comienzo. Dimos 6 vueltas al parque terminando a un buen ritmo claramente por debajo de 5´50´´ el kilómetro y de ahí a casa. nueve kilómetros inesperados tras el tute del día anterior.

Ya en el hogar traté de estirar todo lo mejor que pude y sólo tenía molestias en los isquios que estaban de tal manera que me costaba realizar algunos ejercicios.


jueves, 20 de noviembre de 2014

DE LOS GOZOS Y LA DISTENSIÓN TRAS LA MARATÓN

Todo lo que la maratón tiene de exigente y estresante (en la preparación, durante los días previos y finalmente en el transcurso de la prueba) también lo tiene de agradecida y gratificante tras su finalización. Cuando la has terminado te sientes con los deberes hechos, como si hubieras finiquitado una tremenda torre de tareas y ahora comprobaras que puedes descansar por fin. Pero no sólo eso, te has quedado sin el objetivo y estás descuidad@, puedes relajarte, no hay prisas, ya no tienes ninguna razón para salir a correr lo que marca el plan, no tienes porque salir a hacer una hora, ¿o sí?; bueno, digamos que sí decides hacerlo no tienes porque correr a ritmos altos, no hay porque medir tu cadencia, ni mirar tu GPS , sólo el hecho de descargar un poco ya es gratificante, y te das cuenta que respiras, sientes que corres por el mero hecho de correr. Pero si además de todo esto has escapado de la maratón sin molestias y te has recuperado rápido, salir a hacer una tiradilla es doblemente placentero. El sumus del sumus llega si añadiendo todo lo expuesto resulta que la prueba superada es la última importante del calendario anual, ¡ahhh!, piensas que lo que queda de ejercicio anual será un auténtico "libre albedrío". 

En mi caso resulta ser una pequeña lástima que la satisfacción por Valencia no haya sido redonda del todo. Para haber acabado reboludamente contento debería haber sentido que me vacié del todo, que dí el 1000%; quedarse demasiado lejos de tu mejor crono, aunque fuese algo que esperaba, me deja cierto poso amarguillo. Aún así puedo decir que siento satisfacción tras esta maratón, algo que sentí tras Sevilla. Y ahora tocaba decidir si tras Valencia me inscribía a Málaga y ya he pensado que mejor no, ¡nada de competiciones serias en lo que queda de año!. A cambio, para dar de comer a este deseo constante de estar en movimiento quiero correr algunas pruebas con Merche, ¡que se exprima ella!; de hecho este domingo saldremos juntos en la Media Maratón de Miguelturra, que este año pinta más dura porque tenemos subida a una ermita incluida en el paquete vacacional. Mercedes está preocupada pero sé que eso le hace sentir muy viva. También correremos codo con codo el 10.000 de Daimiel en la segunda semana de diciembre (salvo que yo decida correrlo a ritmo más alto cosa que en estos momentos lo veo difícil). Por último, mi mujer me ha animado a que nos inscribamos a la primera Trail de Villafranca de los Caballeros (Primer Trail de los Humedales Manchegos), que discurre alrededor de las lagunas aunque es prácticamente llana. De hecho lo acabo de hacer, acabo de pagar sendas inscripciones. Por si alguién más se anima este es el link para los interesad@s (http://carrerahumedalesmanchegos.blogspot.com.es/p/inscription.html), es el primer fin de semana de diciembre. Y para rematar la faena de este 2014 estoy madurando un evento que os quiero plasmar en una entrada posterior. Va a ser interesante, distinto, diría yo, pero quiero darle forma antes de escribir líneas sobre él. Si todo resulta como pretendo debería poder llevarlo acabo antes de que termine el año. Ya veremos....

lunes, 17 de noviembre de 2014

LA CRÓNICA DE LA MARATÓN DE VALENCIA. LAS SEGUNDAS OPORTUNIDADES HAY QUE APROVECHARLAS

El día previo a la maratón

Viajamos los cuatro rumbo a Valencia y nos inflamos a pasta en una conocida franquicia llamada "Muerde la Pasta" en el Centro Comercial Bonaire a las afueras de la capital de la Comunitat Valenciana. Mi recarga de hidratos fue absolutamente espectacular y se produjo casi de golpe porque en los días anteriores apenas había seguido ningún procedimiento alimenticio adecuado a los días previos de una maratón. Mi estómago se sentía tan lleno que era como si perteneciese a otra persona. Por la tarde fuimos a la habitual recogida de dorsal, que no se quedará grabada en mis recuerdos debido a la falta de pasión que estaba poniendo en toda esta aventura. Fue reseñable encontrarme con Fran Serrano Marín, un chaval cuya cara reconocí inmediatamente, él se paró para saludarme y me dijo que era de Valdepeñas pero que vivía en un pueblo de Toledo. Curiosamente es seguidor de este blog; su cara ya me había sonado en el 10.000 que corrimos Mercedes y yo en Mocejón esta primavera. Era su primera maratón pero tenía claro el ritmo a seguir y el objetivo lo cual ya es mucho. He tenido la ocasión de charlar después con él y se le dio bastante bien: 03:24 a pesar de que en los últimos kilómetros le sorprendió el tío del mazo, cosa que suele ser habitual aunque queramos evitarlo.

Ya en el pabellón donde daban los dorsales y la bolsa del corredor pudimos inmortalizar  algunos momentos: en la primera foto se me ve con Inés en el cajón segundo de una larga hilera de cajones. Ni que decir tiene que sigo viviendo de las rentas obtenidas en la Maratón de Roma.



No faltó un clásico, la foto con el dorsal: últimamente me persigue en tres ya que casi todos mis dorsales de este año han terminado en ese dígito (183 en la Madrid-Segovia, 83 en el Trail Maratón Nocturna Camins de Cabres, el 463 el dorsal que tengo en el Circuito de Carreras de Ciudad Real, y ahora el 1303). Esto no significa ni más ni menos que desde mi fiasco en febrero en la Maratón de Sevilla, y salvo el Trail Sierra de la Mosca en Cáceres y la QTC de la Quijote Legend (dorsal 382), todas mis siguientes carreras las he corrido con un dorsal terminado en tres. ¿Habrá sido mi mantra de 2014?


En el muro de los deseos me obligaron a escribir uno y yo escribí "A por las 03:03:59, mi segunda mejor marca en maratón". Jorge, a su vez, deseó que su padre volviese a bajar de las 3 horas. No se cumplió ni su deseo ni el mío, por razones obvias. Mercedes pensó en 03:12, y se hubiera llevado el gato al agua...






Después tocó ir de compras, lo peor del día, y de esa parte no hay fotos ni falta que hace. Al final terminamos comiéndonos una macro pizza en el apartamento con la que logré rematar la tarea de recarga. Me acosté cansado y con el estómago repleto y por suerte pronto caí en un profundo sueño....

Me desvelé en mitad de la madrugada sin saber qué hora era. Busqué el móvil para comprobar que eran las 04:50. Volví a cerrar los ojos y entré en una duermevela hasta que a eso de las 06:20 me levanté y comencé el ritual típico: ducha, desayuno, preparación de la ropa, etc, etc.

Llegó el día señalado

Llegué al Parking del Centro Comercial Aqua donde dejé el coche y con suma tranquilidad, cero nervios, dejé la bolsa en el guardarropa y me fui a la zona de salida, en mi privilegiado cajón. Allí busqué con la mirada encontrar alguien conocido pero no hubo forma. Me hubiera gustado cruzarme, por ejemplo, con Nacho, de Aupa Nacho, que salió del mismo cajón que yo, pero se ve que llegó más tarde y fue imposible coincidir. Por cierto, enhorabuena para él por su TREMENDA MARCA: 02:40 siendo Veterano B. ¡¡Aupa Nacho!!.

Sonó el pistoletazo y salí como un autómata, sin alma alguna, dispuesto a no pensar, simplemente a llevar el ritmo planificado: 04:25-04:30....

Los diez primeros kilómetros

Las piernas comenzaron respondiendo muy bien. Me sentía sorprendetemente suelto y no me costaba correr al ritmo previsto. Como viene ocurriendo el Garmin comenzó a desfasar con los puntos kilométricos un montón, lo cual siempre es un handicap para controlar tu cadencia real, en cualquier caso fui haciendo cálculos y decidí que el ritmo elegido era el apropiado. Muchos codazos y algún tropezón en los dos primeros kilómetros, pero luego, como suele ocurrir, se fue despejando un poco más resultando más fácil avanzar.

Alcancé los primeros cinco kilómetros en el primer control de la organización, con un crono de 22:17, a 4´27´´ de media. Mi Garmin había marcado 21:47, saliendo una media de 6 segundos menos por kilómetro, pero eso esto es una mera anecdóta. En el primer avituallamiento rompí con la tradición de beber nada más que agua y agarré una botella de isotónica con electrolitos,  por aquello de los calambres, el gran coco que habitaba en Valencia durante estos dos años atrás. En cuanto a mis compañeros de viaje, casi nadie se quería quedar conmigo, unos adelantaban y a otros los pasaba yo, salvo una chica bajita con la que coincidía en paralelo en muchas ocasiones, como si nos fuéramos buscando por eso de llevar un ritmo similar.

Entre el 5 y el 15

Estaba ansioso por la idea de que avanzaran los kilómetros pero éstos no iban a llegar más rápido de lo que mis piernas me movían. Sin embargo, más allá de la incomodidad de bracear llevando la botellita de isotónica, no me costaba mantener una cadencia que estaba sintiendo en mis piernas y eso me hacía encontrarme bien. La chica extranjera había puesto pies en polvorosa en el 7 y yo la dejé ir por eso de dar un cambio que luego me pasase factura. En el kilómetro 10 comprobé como mi ritmo seguía estable aunque lo había avivado un poco, 04´21´´ según el Garmin, y 04:25´´ según el tiempo de paso en el punto kilómetrico: 44´15´´. Hacía unos minutos que había visto por primera vez en la carrera a Merche y a los niños y me había dado una botellita con mi isotónica neutra. 

He aquí una foto de ese encuentro


Fue echármela a la boca y sentirme reconfortado (lo que hace la costumbre). Al poco tiempo logré volver a cazar a la chica extranjera sin casi darme cuenta y volvimos a compartir un par de kilómetros.

Hasta el 15 más de lo mismo: las piernas intactas, disfrutando de la gran animación en las calles y de una temperatura perfecta. Además, había duchas para los corredores a los que como yo preferimos ir bien fresquitos, así que en cuanto veía la oportunidad me colaba bajo el aspersor del camión de bomberos de turno. El punto kilómetrico 15 me marcó un tiempo de 1 hora 6 minutos y 24 segundos. Había pasado el primer tercio de la maratón en 1 hora y dos minutos y todo iba según lo esperado, clavando los ritmos en 4´25´´.

Entre el 15 y el 25: surge lo inesperado 

Parece ser que está escrito que desde Roma cuesta disfrutar de una maratón sin sobresaltos o disgustos, o ambos. Ya desde el 14 iba sintiendo unas ligeras molestias en los dichosos isquios de mi pierna derecha, mi zona débil, pero tras todo un año corriendo por montaña, haciendo ultras y tiradas de más de 50 kilómetros, lo de mi lesión del año pasado había pasado a ser un mal recuerdo así que no le dí la mayor importancia, sin embargo en el 16 sentí como se me agarraba de repente el músculo desde la inserción en la parte posterior de la rodilla hasta la zona media. Fue una mezcla de contractura y calambre, pero no lo suficientemente intensa como para dejar de correr. En seguida pensé en Málaga y en una odisea semejante, pensé que terminaría retirándome y que eso era algo que no me podía volver a ocurrir porque había venido a Valencia a que mi mujer y mis hijos me pudieran ver llegar "corriendo sobre el agua" y resarcirme así de aquella dichosa maratón de hacía dos años cuando se murieron esperándome mientras yo iba camino del hospital. Sea como fuere de algo me ha debido servir las largas jornadas corriendo, la Camins de Cabres cuando estuve 8 horas de noche sufriendo en la montaña, la Madrid-Segovia tras 12 hora y pico de aventura., etc, así que traté de ser positivo y ajustando mi zancada me marqué el objetivo de descargar la zona lo mejor posible. Por suerte el músculo se fue relajando y sólo quedó una molestia constante que se agudizaba en las bajadas por poca pendiente que tuvieran. Los siguientes kilómetros fueron los del "cruce de dedos" rezando por que no me diera ningún latigazo. Para no tener pensamientos negativos iba chocando las manos de los niños que se agolpaban en los laterales, esperando llegar al siguiente avituallamiento para coger una nueva isotónica, cosa que hice y tras sacarme dos pastillas de sales, me las tragué con la esperanza de que ayudasen a resolver mi problema; el caso es que la pierna me dejó seguir corriendo prácticamente al mismo ritmo, pero me encontraba tan entero que me daba rabia no poder meter una marcha más por miedo a males mayores. En el 19 estaba Mercedes y le dí la mala noticia, no quería preocuparla pero pensé que merecía saberlo.

Sin embargo la cosa no empeoró y pude pasar la media maratón en 1 hora 33 minutos 19 segundo, conservando la media de ritmo. Los siguientes cuatro kilómetros fueron los de la tranquilidad al comprobar que el músculo no se me cargaba y en el 24 de nuevo pude ver a Merche y le comuniqué que todo iba mucho mejor al tiempo que recogía de su mano una nueva botellita de mi isotónica neutra.

Esta foto es de ese momento


El kilómetro 25 fue alcanzado en 1 hora 50 minutos y 48 segundos, es decir, había hecho algo menos de 4 kilómetros en 17´29´´, es decir, manteniendo la media.

Entre el 25 y el 35

Esta fase de la maratón la bautizaré como la del recuerdo. Me la pasé rememorando como había transcurrido Valencia en 2012, cayendo en picado, o Castellón 2012 cuando me puse a correr como un poseso, o Sevilla 2014 cuando sentí que me venía abajo. En esta ocasión los recuerdos fueron siendo comparados con la experiencia que estaba viviendo. Las piernas iban bien, la molestia remitía por momentos y prácticamente me la había sacado de la cabeza, y ya iniciaba la cuenta atrás. Justo nos tocó pasar por zonas muy concurridas, con una animación increíble y eso sin duda que ayuda. El kilómetro 28 fue pasado en 2 horas y 4 minutos y sabía que tenía que correr muy mucho para acercarme a las 3 horas, para hacer el tiempo que había puesto en el muro de los deseos. No esperaba un subidón como en Castellón 2012, tampoco esperaba un hundimiento como en Valencia 2012 y efectivamente no ocurrió ni una ni otra cosa. Pasé el 30 en 2 horas 13 minutos y ocho segundos, justo a tiempo de dar un cambio de ritmo, ponerme a 4´10´´ y conseguir mi mejor segunda marca en maratón, pero no era cuestión de tiempo, sino de forma, la forma con la que había llegado a Valencia: lento pero seguro y no muy acostumbrado a ritmos altos. Bastante iba a hacer tratando de conservar el ritmo medio, algo que hasta ese momento había conseguido. En el 31 me alcanzó un grupo que llevaba un ritmo constante y no muy superior al mío, así que me asocié y pude compartir al menos 2 kilómetros con ellos.



Me pasó factura el esfuerzo de inmediato y comencé a realizar kilómetros 20 segundo más lento que el ritmo que estaba llevando:  4´40´´-4´45´´ algo que no había sucedido hasta ese momento. Aún así pude adelantar a la chica extranjera a la que parecía que el esfuerzo le estaba haciendo pagar peaje.

El kilómetro 35 fue el último en el que avituallé una botella de isotónica de la organización y también aproveché para coger un cacho de plátano. Me costó beber, más aún me costó echarme a la boca el plátano, pero lo necesitaba para acometer lo que me quedaba de prueba. Además, el estómago no iba tan cerrado como en otras ocasiones. En cuanto al paso: 2 horas 36 minutos 21. Echando cuentas todavía podía estar en un tiempo similar a Castellón, 3 horas 4 minutos largos, pero para ello había que recuperar el ritmo de antes, algo que mis piernas ya no eran capaces de conseguir. Y fue aquí donde se constataron tres hechos: 1º, mis piernas no estaban preparadas para un esfuerzo de ritmos medios-altos durante tanto tiempo; 2º, el ultrafondo me ha dado capacidad mental para no dejarme caer en barrena y simplemente desde el 35 me dediqué a continuar con la cadencia tratando de que no cayese mucho más el ritmo, 3º: no había traído a esta maratón un objetivo claro por el que sufrir y ya en tierra de nadie pasé a conformarme con mejorar mis 3´22´´ de Estocolmo, algo que estaba prácticamente hecho, eso sí, muy lejos de mis 2´58´´ de Roma y también ante la imposibilidad de mejorar lo hecho en Castellón, marcas que yo sabía que no traía a Valencia en mis piernas.

Entre el 35 y el 42

Con el piloto automático en modo ultramaratón fuí devorando metros a un ritmo que me parecía cansino y que se movía en una media de 4´55´´. Sin sufrir de verdad, con cierta incapacidad para aumentar mi velocidad, y contrariado por ver como la gente me adelantaba a ritmos más vivos. Cierto es que también adelanté a mucha gente que ya se caía de maduro o que se veía sorprendida por calambres de últimísima hora. Yo estaba seguro de que ya no iba a tener calambres ni nada extraño, y que tan sólo tenía que tomármelo en modo "ritmo cansino". Lo mejor de aquí al final fue el apoyo de la gente, totalmente volcada con el evento. Impresionante ver tanto público agolpado a ambos lados del recorrido y que por momentos recordaba a la subida a un puerto del Tour de Francia.

Pasé el kilómetro 40 en 3 horas y un minuto, con un desfase en mi Garmin de más de 500 metros y vislumbré los increíbles edificios de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. ¡Ya estaba hecho!; la pena es que no podía apretar, las piernas no iban, a pesar de que no iba falto de fuerzas. Llegó el 41 y casi sin querer llegó el 42 y tras esto el final, que con la emoción salió en unos dignos 4´39´´ según el Garmin.

Apareció la última curva, la plataforma sobre el agua y ahora sí que estaba terminando mi maratón en Valencia, no como hace dos años. El pobre de Jorge trató de grabar un vídeo con su móvil y no le funcionó la tecnología, y con ello nos privó de una foto casera memorable. Aún así yo he rescatado una foto de esas del proveedor de la organización y que hay que pagar por descargarse, la he recortado y al menos sirve de recuerdo para comprobar mi llegada y mi esfuerzo. 


Y como chapuza final, la imagen pegada del vídeo de la llegada:




3 horas 11 minutos 47 segundos, a un ritmo medio de 4´34´´; puede que no sea un gran crono para mi si lo comparo con Roma, pero sí lo es si lo comparo con los desastres de Málaga, debido a la lesión, y Sevilla, la maratón del hundimiento. En esta ocasión no hubo bajonazo, cierto es que tampoco logré mantener el ritmo hasta el final pero eso ya me lo esperaba, de ahí mi negativismo bien transmitido en este blog en estas últimas semanas. La verdad es que no he llegado bien preparado a lo que es el formato competitivo de una maratón; sí que estoy para hacer kilómetros y kilómetros y sí que recupero rápido muscularmente, pero esto no ha sido la Madrid-Segovia, está claro, ha sido más duro. Por sacar un dato positivo esta ha sido mi segunda maratón junto con Roma en la que no he andado ni un segundo. Incluso en Castellón sucumbí a la tentación de andar durante algunos instantes en los últimos kilómetros. 



Para finalizar, emulo a Rafa Nadal y muerdo mi medalla, la medalla que no pude morder en 2012.





Gracias a los que me habéis seguido y me habéis apoyado, en especial a Emilio y a Kino. Enhorabuena a Fran, a mi prima Begoña que ha bajado de las 4 horas, 3 horas 54 minutos, ¡pedazo de registro!, enhorabuena a Julián al que conocí en la Quijote Legend que se ha acercado y de que manera a las 3 horas, haciendo 3 horas 2 minutos, todo un crack. Enhorabuena a la hermana de Kino Marí Ángeles que finiquitó otra maratón en un buen crono, y que está hecha toda una maratoniana como su hermano. Enhorabuena de nuevo a Nacho, de Aupa Nacho, todo un maestro para los humildes populares y un tío estupendo.

No se me olvida felicitar a la organización por un evento tan bien organizado en todos sus aspectos. El cambio de recorrido es todo un acierto, el público es increíble y Valencia se está ganando a pulso la denominación de "Ciudad del Running". Muchos ya consideran que esta es la mejor maratón de España, así que si estáis dudando dejar de hacerlo, inscribiros para años venideros.

JUEVES 13: SEGUNDO DOBLAJE DE LA SEMANA Y ÚLTIMO ENTRENO ANTES DE LA MARATÓN

El jueves decidí volver a doblar, todo sin planificación previa, como venía ocurriendo desde hacía ya algunas semanas. La primera sesión fue a la hora de comer en el trabajo, y consistió en un entreno suave y de unos 45 minutos, de no más de 7,5 kilómetros. Las sensaciones fueron de falta de ganas, pero eso ya se espera a pocas horas antes de una maratón. Por la noche salí con Merche a la pista de atletismo y allí también hicimos un breve entreno que tenía que servir más para ella que para mí: breve calentamiento y dos seriecillas de 1200 metros con recuperación de cuatrocientos metros por medio, y descalentamiento. Lo hicimos a un ritmo bastante suave y de ahí para casa. Con este ejercicio final daba por finalizados mis entrenos de este ciclo que ha mediado entre la Madrid-Segovia y la Maratón de Valencia, ciclo que por otra parte no me ha dejado nada satisfecho.


MARTES 11: SALIDA NOCTURNA CON MERCEDES

El martes salimos mi mujer y yo a realizar una salida suave y corta. Nos fuimos al Parque Cervantes por la Avenida de las Tinajas, y una vez allí dimos un par de vueltas y para casa, eso sí, cogiendo un pequeño rodeo para alargar un poco este minientreno. Salieron unos 8 kilómetros suaves pero que sumaron tras el buen entreno doble del día anterior.

LUNES 10: LA ÚLTIMA SEMANA ANTES DE LA MARATÓN DE VALENCIA. COMIENZO CON UN DOBLAJE

Afrontaba la recta final antes de la temida Maratón de Valencia con poca expectación y en definitiva poca esperanza. No me refiero a esperanza de hacer una buena marca, sino a esperanza en general, a eso que podríamos denominar la "fe del runner". Aún así, tras haberme tomado el sábado y el domingo de descanso y tras el considerado mal entreno del viernes, necesitaba hacer un último intento justificativo para no llegar totalmente negativo a la capital del Turia. Por ello decidí doblar, eso sí, un doblaje suavón. Salí a correr en el descanso de la comida en el trabajo, en Manzanares, y tras unos 18 minutos de calentamiento hice 18 sucedanios de series de unos 125 metros, sin recuperación prácticamente. Luego hubo que hacer el camino de regreso y tras unos 50 minutos totales de sesión me dí por satisfecho en esta primera parte del doblaje. Por la noche costó más ponerse la ropa de correr, pero lo hice y tras acercarme al parque tuve la suerte de encontrarme allí a Juan Crespo, que estaba haciendo una sesión de trote a ritmo medio. Las piernas estaban enchufadas así que me uní a él y mira usted por donde que con la charleta se me yendo el santo al cielo y un poco más y hago una hora a un ritmo cercano a los 5´el kilómetro, por debajo en muchas fases, diría yo. Al final me salió una segunda fase magnifica en todos los sentidos y había acumulado en un día 21 kilómetros muy majos que me hicieron sentir mejor.

sábado, 8 de noviembre de 2014

VIERNES 7: HACIENDO UNA MEDIA MARATÓN

Se trataba del último y temido entreno largo antes de la Maratón de Valencia, a la que llego sin motivación y sin pretensiones, sabiendo que no me esperan grandes cosas allí. Tras el descanso del jueves decidí meter kilómetros el viernes y realizar un último esfuerzo. Así que a eso de las 20:15 horas me iba por el Camino de Ruidera con el foquillo bien sujeto dispuesto a sufrir, y pronto descubrí que así iba a ser, no iba a resultar un entreno placentero. Desde el comienzo traté de mantener un ritmo cercano a 5´el kilómetro y costó porque ni estoy como para tirar cohetes ni el terreno era el más propicio, casi siempre subiendo. En el cruce con la vereda, kilómetro 9,5 iba justo en la media, pero no me sentía redondo, las piernas no iban lo suficiente. La vuelta se hacía con casi siempre pendiente negativa, pero como estaba diciendo, no me acabo de encontrar y aunque seguro que el ritmo era más vivo las sensaciones no lo eran tanto, por lo que ya sabía lo que me esperaba en unos días: afrontar la maratón lleno de dudas y sin atreverme a arriesgar lo más mínimo, porque estoy casi seguro que me tocará sufrir. Alcancé el kilómetro 15 en 1 hora 13 y desde ahí el terreno se ponía muy favorable, pero yo ya no iba cómo para grandes cosas, así que apreté los dientes y traté de mantener. Llegado el momento decidí apagar el crono y no obsesionarme, por lo que no sé cuánto tiempo hice al final, aunque sé que hice 21 kilómetros justos.

Mal pintan las cosas, pero más no puedo hacer.

Lo más positivo de todo el conseguir hacer 90 kilómetros en esta semana y poder, al menos, dejar de sentirme culpable y comenzar ya mi merecido tapering en estos días que me quedan.



MIÉRCOLES 5: TOCABA SALIR CON MERCEDES

El miércoles desperecé a Merche y tras cenar (cómo costo ponerse la ropa de correr), salimos a realizar una tiradilla. Pasamos por el parque, de ahí a la vía de servicio hasta al falda del Cerro del Ángel, subimos a buen ritmo por el carreterín el mismo y bajamos también a buen ritmo para regresar a casa en otro entreno dentro de una semana en la que estaba tratando de acumular kilómetros y buscar sensaciones. Son sólo 8,5 kilómetros pero al menos pude sumar. En cuanto a Mercedes, muy bien, sin molestias.



MARTES 4: OTRO ENTRENO TRANSITORIO A POCO MÁS DE UNA SEMANA DE LA MARATÓN DE VALENCIA

El martes, de nuevo por la noche, como no podía ser de otra forma, salí a realizar otra tirada en la que pretendía meter algo de ritmo. En esta ocasión subí por un camino hacia el norte, para luego coger al este y regresar por el Camino del Peral, para luego desviar por el cementerio y terminar por la el Paseo de la Carretera de San Carlos del Valle, hasta casa. Tal y como me ocurre últimamente, hay cero molestias, por momentos siento que me encuentro bien, pero me falta algo, no me acabo de sentir ligero, correr me cuesta, eso sí, hay días y días: algunas sesiones son buenas y me encuentro fuerte y otras en cambio las sensaciones son contrapuestas. Desconozco el porque de esto pero no estoy sobreentrenado, y quizá sea una secuela del ultrafondo. Volviendo al entrenamiento del martes, no salió mala sesión, ya que hice de nuevo otros 10 kilómetros y sin ser muy intensos, complementaron lo del día anterior.


LUNES 3: INTERVAL EN EL PARQUE

Tratando de meter intensidad, pero sin estar muy convencido de lo qué hacer, me acerqué el lunes pasado al Parque Cervantes. Allí, tras un calentamiento no muy largo, unos 15 minutos, me puse a realizar cambios de ritmo sostenidos de unos 700 metros, y si bien no se fueron dando mal del todo sí que noté la carga del día anterior. En cualquier caso, tras cuatro series tomé el camino de casa dando algún rodeo para que me salieran 10 kilómetros y un entrenamiento satisfactorio dentro de lo que cabe.


DOMINGO 2: 12,5 KMS A BUEN RITMO

La tirada larga en Despeñaperros con Merche no me dejó las piernas cargadas, por lo que el domingo bien podía realizar un entreno algo más intenso. De esta forma, sin presión, y con el único objetivo de tratar de salvar un poco los muebles de cara a la Maratón de Valencia, salí ya de noche y justo antes de la cena. Pronto metí una marcha más por el Camino de Membrilla y por momentos me puse a 4´15´´. Las sensaciones eran buenas, a pesar de que el ritmo se cortaba por la zona donde el camino se pone peor, ya hacia la vía de servicio de la AIV. Regresé por dicha vía, allá por donde pica la pendiente y el ritmo apenas decayó, y al llegar a la falda del Cerro del Ángel pude respirar tranquilo y disfrutar estirando la zancada, porque tocaba bajar hasta casa. Al final quedé relativamente satisfecho haciendo 12,5 kilómetros en 56 minutos, a una media de 4´30´´.


lunes, 3 de noviembre de 2014

SÁBADO 1: CORRIENDO POR DESPEÑAPERROS CON NUESTROS COMPAÑEROS DEL EXTENUACIÓN

Finalmente y contra todo rponóstico convencí a Mercedes para que se viniera a correr a Despeñaperros en una sesión de entreno que organizaban algunos miembros del Extenuación Valdepeñas. El viernes por la mañana lo habíamos pasado en el Hospital de Ciudad Real donde Merche había estado haciéndose pruebas de alergia y asma, y por la tarde nos fuimos los cuatro a Linares, aprovechando el día de vacaciones que nos habíamos cogido los dos (los niños tenían festivo). Nos levantamos a eso de las 7 de la mañana, desayunamos y dejando a los niños durmiendo, nos fuimos al Viso del Marqués donde partiría el entreno. Llegamos justo a tiempo de colgarnos la mochila y salir pitando. Por delante nuestra dos circuitos: Viso del Marqués-Miranda del Rey ruta larga con algo más de 34 kilómetros, y el más corto Viso del Marqués-Miranda algo más duro pero más corto, 24,5 kilómetros. La noche anterior había cargado el track del corto en mi Garmin (la primera vez que iba a utilizar este aparato como GPS guiador), así que cargado con mochila, barritas, frutos secos, algún gel y muy ilusionado por compartir la aventura con Merche, salimos todos desde el bonito palacio de esta localidad.

Comenzamos a ritmo suave todo el mundo, pero pronto nos fuimos quedando Mercedes, Juan de Dios y yo. Juande tenía previsto ir a un ritmo similar al nuestro por lo que haríamos buena simbiosis. La mañana era muy agradable y el paisaje bonito, y cada vez se fue poniendo más interesante conforme fuimos aproximándonos a Despeñaperros. Fui dando isotónica, nueces, barritas a mi mujer y sus piernas fueron respondiendo perfectamente, de forma que el disfrute fue total cuando entramos en plena sierra, entre lagunas, rios, árboles y estupendas pistas forestales. El Garmin nos iba indicando con la flecha el camino a seguir y sin embargo nos despitamos desviándonos de la ruta, pero pronto me avisó y regresamos sobre nuestros pasos. Llegó lo duro: unos cuatro kilómetros en los que tocaba subir un porrón de metros y Merche y Juande lo hicieron corriendo a veces, andando otras, y yo procuré no andar. Llegamos a lo alto con unos 16,5 kilómetros recorridos, con un tiempo magnifíco y tras una brevísima parada iniciamos la bajada, ya a un ritmo más alto. La bajada técnica provocó molestias en la rodilla maltrecha de Merche, pero apretó los dientes y cuando el terreno se puso menos irregular el dolor le remitió. El ritmo comenzó a ir por debajo de 5´20´´ y más cuando los dos o tres extenuados que estaban haciendo la ruta larga nos adelantaron. Merche de picó un poco y fruto de ese piqué sufrió un pequeño accidente: dio con sus huesos en el suelo por un tropezón, pero se levantó inmediatamente y como si nada hubiera ocurrido siguió al mismo ritmo. Finalmente, tras 3 horas y 4 minutos de aventura, alcanzamos Miranda del Rey donde ya había gente esperando. Un par de minutos después llegó Juan de Dios y también fue llegando el resto de compañeros que venían de la ruta larga.

Mercedes se estuvo limpiando las heridas, pero lo mejor del todo es que se encontraba con fuerzas para haber seguido. Eso sí, unas horas más tarde estaba totalmente molida.

Buen entreno, quizá no por la intensidad, pero sí por la experiencia y por el paisaje. Estupendo poder haber compartido esta sesión con Merche. Finalmente unos 26 kilómetros, récord absoluto de distancia para ella.






LA SEMANA DE LA DESPLANIFICACIÓN

La primera de mi "desplan" para la Maratón de Valencia ha resultado cortísima en kilómetros y también cortísima en miras; eso sí, abundante en despropósitos. Sumando los tres descansos: sábado, lunes y viernes, sólo acumulé unos rácanos 48 kilómetros que se agregan justo en una de las semanas más cruciales en la preparación de una maratón: justo los días antes del teórico tapering. Pero yo ya había decidido comenzar mi desplanificado tapering desde el momento en que el lunes pasado me planteé algunas cosas. El hecho de hablar de estos días es sólo por mantener la costumbre de hacer de este blog también un cuaderno de bitácoras que me muestre el rumbo que voy tomando, pero muchas ganas no he tenido de escribir en estos días, por razones obvias.


JUEVES 30: LAS PIERNAS VUELVEN A QUERER CORRER

Sin la rabia contenida del martes el cuerpo me pedía nuevamente batalla pero en esta ocasión y por motivos laborales, se la tuve que dar tras la cena. Llegó un momento en que estuve tentado a no salir a correr y entre pitos y flautas abandoné mi casa a las 23:30 horas, ¡menudas horas de correr!. Sin embargo una vez que te pones no importa tanto la hora; además se corre bien en ese momento del día, cuando no hay nadie por ningún lado. Pronto enganché un ritmo cercano a los 5´el kilómetro y avancé en la noche por el circuito que me gusta llamar "De la Vega del Peral". Regresé por dicho paraje aumentando un poco el ritmo y no se me hizo largo el entreno, pudiéndose decir que hasta disfruté la sesión.

Otros 13 kilómetros.


MIÉRCOLES 29: SIN UN RUMBO FIJO Y SIN SABER ADÓNDE

No tenía por qué salir pero lo volví a hacer. Las piernas se habían quedado bien del día anterior y me apetecía correr más pausado. Fui al parque y allí me encontré con Enrique Cidfuentes y sus series (admiro con que naturalidad afronta Enrique un tipo de entreno que a mi me resulta tan desagradable). Dí cuatro vueltas al recinto, la última con él que ya se iba a casa en su fase de descalentamiento, y tras esto salí del parque para dar una vuelta al circuito que rodea Frimancha. De ahí cogí dirección a Felix Solís, después a la vía de servicio hasta la Avenida de las Tinajas y a casa. Las sensaciones no fueron la leche, pero no me preocupaba, tan sólo corría por descargar un poco.

11 kilómetros más en una semana que iba a ser de poco acumulado.

MARTES 28: APRETANDO LOS DIENTES POR LA RABIA

Tras el fiasco del domingo en Socuéllamos y despué de la subsiguiente reflexión no llegué a ninguna conclusión, porque la razón no dejó que se impusiera el corazón en esa batalla infructifera que sobreviene tras el fracaso. La razón insistió en que correr forma parte de mi y ese mismo discurso es el que despliega mi corazón por lo que todo terminó en tablas por estar ambos de acuerdo en lo esencial. Eso fue lo que dio de sí el lunes, día en el que decidí no hacer nada, no por tener molestias ni nada parecido, sino porque no tenía ánimos para entrenar.

El martes las piernas me llamaban la atención diciéndome una y otra vez que querían salir a pasear y las tuve que sacar. Había decidido dar por concluido el plan específico, y simplemente hacer las sesiones que el cuerpo me pidiera desde ese momento al 16 de noviembre, y eso hice. Me calcé las zapatillas antes de cenar y pronto me dí cuenta que iba a ser una sesión dominada por la rabia: rabia por todo y por nada concreto, rabia oculta  por aquellas cosas que he hecho en esta vida que me han supuesto tiempo, dedicación y esfuerzo y de las cuales no he obtenido más que sensación de fracaso o soledad. ..., demasiadas, a juzgar por el sentimiento negativo que estaba contenido. Así que hice un ejercicio de exorcismo de la mejor forma que sé hacer, moviendo las piernas en algunas fases todo lo rápido diera de sí mi organismo. De esta forma me marqué un circuito de unos 13 kilómetros por el Camino Membrilla para luego ir hacia el Oeste hasta coger la vía de servicio de la AIV y de ahí a casa. El esfuerzo fue tal que salieron a relucir las pequeñas molestias del domingo, pero no me importó demasiado, como si no me fuese grave eso de reventar a unos días vista  de la ineludible y obligada cita que en unos días vista tengo en Valencia.

Pero al final, ese mecanismo de compensación que lleva a sacarte a flote cuando ya estás en el fondo me llevó a conseguí tres cosas: expulsar mis demonios, obtener satisfacción por el entreno y despreocuparme de mis venideras obligaciones del running, lo cual fue triplemente gratificante.