RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 31 de octubre de 2013

MIÉRCOLES 30: HAY QUE CORRER SÍ O SÍ: NO HAY OPCIÓN

Llegas a un punto en esto del running, en el que no hay camino de regreso. El lunes tuve una experiencia relacionada con un posible trabajo que podría suponer un importante cambio en nuestras vidas, y eso unido al fastidio de mi lesión, me estaba haciendo reflexionar. Hoy miércoles he llegado del trabajo sin ganas de salir a correr, entre otras cosas porque tenía la cabeza en otro sitio; por otra parte el frío tampoco acompañaba. Sin embargo me he cambiado y he salido con el frontal bien agarrado. El pie me ha respondido muy bien, y solo han sido molestias lo que he sentido, pero someras. He ido cogiendo ritmo y he hecho unos 9.500 metros a un ritmo progresivo bastante decente. Al llegar he comprobado como con un poco de suerte puedo dejar atrás esta lesión bien pronto.


MARTES 29: UN DÍA DE DESÁNIMO CON FINAL FELIZ

El martes fue peor que el lunes. El dolor desgarraba el tibial y sentía el pie dormido. Estuve viendo en internet y estoy seguro que no es periostitis tibial, ni encontré un diagnóstico claro. Tras volver del trabajo y recoger a mi mujer, me quité los zapatos y cual fue mi sorpresa al comprobar que tenía el pie totalmente hinchado, y el tobillo igual que si tuviera un esguince de caballo. Sin embargo, no se veía hematoma de color oscuro. A todo esto, lo único que dolía al tacto es un pequeño punto en la tibia a unos cinco centímetros de los tobillos. Haciendo el loco le dije a mi mujer que nos fuésemos a correr y eso hicimos. Despacito a un ritmo muy cansino, moví las piernas y drené todos los líquidos. Curiosamente me dolió muy poco, nada que ver con lo del domingo, y eso me hizo ser optimista. Al llegar a casa, tras unos 36 minutos corriendo y 5 kilómetros totales, comprobé como el tobillo estaba mucho menos hinchado y pensé que había hecho bien por proponer esta actividad.


LUNES 28: TRATANDO DE CORRER PERO DESISTIENDO

El lunes madrugué con la intención de salir a correr y cuando comencé con mis primeras zancadas el dolor en el tibial era tal que me di media vuelta y desistí. Durante todo el día estuve cojeando teniendo verdaderas dificultades para andar, y maldije mi mala suerte, porque parece ser que es imposible que pueda coger la forma haga lo que haga.


DOMINGO 27: TRAS LA CARRERA TOCA DOBLAR

Mercedes se quedó con ganas de correr, después de estar de espectadora toda la mañana, así que por la tarde nos fuimos a hacer una tiradilla. Decidí meterle caña y nos pusimos a buen ritmo, pero pronto me di cuenta que en la parte del tibial bajo, unos centímetros por encima de los tobillos, tenía una especie de hematoma, o algo así, que me dejaba un dolor similar al que te provoca una buena patada en la espinilla. Ese dolor era similar al sufrido el viernes y que unas horas después me había desaparecido, pero en esta ocasión no se iba yendo, más al contrario. Mientras, nosotros hicimos 10.500 metros a un ritmo, en muchas ocasiones, cercano a 05´30´´, quedando claro que Mercedes está cogiendo un buen estado de forma. Llegamos a casa tardando un poco más de 1 hora y al enfriarme la pierna comenzó a dolerme considerablemente.

A lo largo del domingo había hecho, incluyendo el calentamiento y el descalentamiento del 10.000, unos 23 kilómetros, que unidos a los tutes de la semana habían sido demasiada carga para el cuerpo, a pesar de que las piernas no me dolían y me sentía con fuerzas y ganas.


CRÓNICA DEL 10.000 DE SOCUÉLLAMOS

Amaneció el domingo habiendo dormido una hora más gracias al obligado cambio de hora. Aún así, nos levantamos perezosos y un poco obligados, puesto que se estaba muy bien en la cama. Pusimos rumbo a Socuéllamos a eso de las 08:35 y llegamos a dicho pueblo manchego sin mayores incidencias a las 09:20, con tiempo suficiente para pasear, charlar con los amigos y preparar todo para la carrera.

No sentía muchas ganas de correr, pero al menos no tenía atisbo de molestias. Calenté un rato antes de comenzar y charlé un rato con la gente del Pozo Norte y también con Manuel, del Saturno que una semana antes había sido compañero de carrera durante algunos kilómetros en la Media Maratón de Ciudad Real, mientras él corría la Maratón y hacía un pedazo de marca con 02:55. 

Comenzó la carrera y salí de inicio cerca de Rafa, del Pozo Norte. Pronto Óscar, que está en otra onda últimamente, puso pies en polvorosa, y por delante fui controlando a Patricia Sáez y a Miriam Laguna, que en esta ocasión iba unos metros por delante. Pronto Rafa se me fue yendo y también pronto adelanté al grupo donde iba Miriam, que una semana antes se había machacado en la Maratón de Ciudad Real. Las sensaciones no llegaban a ser malas del todo, y el crono me iba diciendo que iba en torno a 3:45 el kilómetro.




Las pulsaciones iban una pizca subidas, y es que en los 10.000 ya se sabe, es lo que toca, y en el kilómetro cuatro sufrí mi pequeña primera crisis, la cual no fue muy dura, porque en el paso por meta de la primera vuelta ya iba ostensiblemente recuperado. Sin embargo, el ritmo ya no era el mismo, y se acercaba más a 03:55 que a 03:45. 






En el kilómetro seis y medio la cosa comenzó otra vez a flojear, sin llegarme a sentir mal del todo, y entonces me adelantó "El Gallo", lo cual me hizo sentir un poco mal, porque no pude seguirle. Sin embargo, no mucho después la cosa comenzó a ir mejor y comencé a sentir que cogía ritmo. Volví a recuperar posiciones y me dejó de adelantar gente, me acerqué a la estela del Gallo e incluso comprobé como Patricia no iba a una distancia mayor de 75 metros por delante. Así de repente, me encontré en el último kilómetro y no fue tan duro como en las últimas ocasiones. Ya en la recta final me dio para esprintar y cazar a un par de corredores para realizar un tiempo de 38´04´´, a 3´48´´ aproximadamente, lo cual no está mal para las expectativas que tenía.





A destacar Javi Araque que se marcó unos 35´40´´ estupendísimos, y la pena fue que se le escapó el podio de su categoría en los últimos metros.



Al final muy bien de piernas y cero molestias. Ahora quedaba asearme y ver a los niños correr, y aquí tenéis un par de fotos de nuestros dos vástagos.





Para finalizar la jornada, nos fuimos a comer y de ahí para casa. Se puede decir que del mal el menos, porque no me encontré mal del todo, aunque quedó constado que no estoy para nada en mi pico de forma.







sábado, 26 de octubre de 2013

MAÑANA NOS VAMOS A SOCUÉLLAMOS

Con la sensación de que estoy a examen, de que tengo que buscar sentido a mis esfuerzos, voy mañana a Socuéllamos. Podría decirse que no me juego nada porque sé que no estoy bien, pero por otra parte ansío encontrar buenas sensaciones que justifiquen todo este año de sacrificios para mi. Me conformaría con disfrutar un poquito la carrera y poder sonreir más de lo que lo hago últimamente.

Mercedes no correrá porque tiene que quedarse con los niños. Sin embargo ellos si que correran en la carrera mini.

Este es el cartel de la prueba




LA MANO QUE AGARRA LA TUYA

El horizonte se curva, la vista se le nubla y los sentidos se pierden en el laberinto del fin. Cae desplomado sin tensión alguna golpeando su nariz contra el duro y caliente asfalto. Ya da igual, no siente dolor, porque desde otro plano le embarga una paz que le arrastra hacia algo nuevo. La ambulancia esquiva coches, abren las vallas y acceden sin dilación al recinto del evento hasta que finalmente dos sanitarios apresurados llegan al punto exacto donde Juan dejó de existir. En el suelo yace la silueta de un maratoniano alto y delgado. Tendido boca abajo no se puede ver el club al que pertenece, su número de dorsal ni puede identificarse su cara. Al darle la vuelta para iniciar las técnicas de reanimación no se fijan en la publicidad de su camiseta, en el 1506 que aparece en el papel cosido con imperdibles, ni tan siquiera reparan en la media sonrisa que luce en su rostro o en la sangre seca que salpica su cara. Su corazón ya no bombea aunque los preocupados profesionales sigan a rajatabla el protocolo establecido a ritmo del 1, 2, 3, presionando y ensuflando aire, hasta que ambos sienten que sus esfuerzos son en vano y uno de ellos se pregunta que tipo de loco se deja la vida corriendo cuando debería ser un hobby y no una actividad de riesgo.

María está unos metros más allá de la meta con la cámara dispuesta a inmortalizar el sueño de Juan. Minutos antes le había visto pasar incansable con su elegante zancada a la hora prevista en los puntos kilométricos planificados. Habían intercambiado cómplices sonrisas en cada encuentro sin necesidad de que ella hubiera tenido que arengarle en su difícil empresa. El cronometro colgado del arco de meta avanza hacia las tres horas y María se preocupa porque no vislumbra la silueta quijotesca de su amor. Oye sirenas, ve a su alrededor movimiento y sin duda algo ocurre pero es incapaz de asociar la desdicha que está por llegarle con sus dulces y actuales planes de vida

Juan no era un hombre creyente aunque un día mantuvo la convicción de que la vida sería un sinsentido si pasásemos por ella sin más, para luego desaparecer eternamente. Con los años se instaló en la idea de que vivir es un premio que hay que exprimir y correr le ayudaba a materializar esa forma de pensar. Ahora, en este preciso instante, Juan no está arriba flotando, tampoco levita a ras de tierra; realmente no sabe dónde está pero siente tan cerca a María como cuando entrelazan cada noche sus manos. Ya no puede expresarle que ella es lo más importante, no habrá foto final de su entrada a meta, ni abrazo ni beso, no fluirán las lágrimas por haber conseguido lo tan ansiado; todas esas experiencias están por acontecer para otras almas afortunadas aunque ya no para ellos. Pero Juan no está vacío porque tiene otra carrera que realizar: siente una emoción inmensa, más grande que la del pistoletazo de salida de una maratón importante y aunque a su alrededor no hay más maratonianos no se siente solo. Comienza a correr y no le cuesta nada, no hay resistencia, solo fácil avance. Querría quedarse allí con todo lo que conoce y ama pero ya no está en su mano tomar decisiones, eso es cosa de los vivos; ahora sólo puede partir hacia su destino y se aleja...

María siente un cosquilleo que recorre todo su ser, es una sensación muy placentera. Algo muy adentro le dice que todo va a salir bien, pero antes tiene ante sí una larga carrera que realizar sin la ayuda de nadie. Aún no lo sabe pero le costará continuar hasta que finalmente encuentre su nuevo lugar...

Ha llovido tanto que las heridas ya no sangran, el agua limpió todo los restos que nos dejaron otros tiempos. Ahora María corre y no puede parar porque hay una fuerza que le obliga a ello a diario y a veces sus jornadas se alargan más de dos horas sin que apenas sienta cansancio. Ya no es la que era pero hay algo que no ha cambiado: por las noches cuando se gira en la cama siente que una mano le agarra la suya y entonces deja de sentirse sola.


VIERNES 25: TERMINANDO LA MEJOR SEMANA DE ENTRENOS



Había que rematar la faena, pero mi tibial estaba tocado. Sin duda poco acostumbrado a tantos kilómetros en tan pocos días. Si no hubiera sido por esto habría hecho más el viernes; en cualquier caso, madrugué fui al parque y pronto comprobé que la molestia era más que considerable. No tenía ganas de dar vueltas, así que cambié de planes y me dediqué a hacer 300 metros en progresión, hasta un total de 16, pero algunos me costaron por el dolor en la mencionada zona. Regresé por el polígono y fue entonces cuando el dolor pasó a ser más que considerable. Al final hice unos 8500 metros. 

Hoy sábado apenas si me molesta el tibial, lo cual me deja más tranquilo, aunque estoy algo tocado del cuadriceps de la otra pierna de cara al tute de Socuéllamos del domingo.


CUARTA SEMANA DEL PLAN ESPECIFICO PARA LA MARATÓN DE MÁLAGA: 101 kms HECHOS

Por un momento pensé que podría hacer entre 115 y 120 kilómetros si doblaba tres o cuatro días en esa semana, pero se ha demostrado que es muy complicado pasar de hacer 82 kilómetro a subir la carga un 40% sin sufrir consecuencias en forma de molestias.

En cualquier caso, pese a descansar el lunes, conseguí doblar el martes y el miércoles, haciendo un porrón de kilómetros, y el entreno del jueves fue bastante bueno. Si a esto le sumamos la media maratón del domingo, pues sale una semana buena, muy buena, con un total de 101 kilómetros, justo la distancia de la Madrid-Segovia que nunca terminé.

Esto ocurrió por días:

  1. Sábado 19: hice trote suave como preámbulo a la media maratón del día siguiente.
  2. Domingo 20: la media salió un desastre auténtico, sobre todo por el final.
  3. Lunes 21: descansé, quizá más por falta de tiempo que por otra cosa.
  4. Martes 22: nueva vida, más tiempo, y doblaje de casi 23 kilómetros, en sesión de carrera continua por la mañana y por la noche, en este último caso más suavito.
  5. Miércoles 23: tuve la osadía de volver a doblar, metiendo por la mañana más de 15 kilómetros con interval exigente y haciendo por la noche 6,5 kilómetros a un ritmo más rápido del que hubiera debido.
  6. Jueves 24: tirada medio larga de casi 16,5 kilómetros, en los que los músculos comenzaron a quejarse, pero no estuvo mal.
  7. Viernes 25: llegué tocado al final de la semana, sin duda por tanta carga, e hice 300 metros muy muy suaves en progresión, hasta un total de 16. El tibial me molestó mucho, sobre todo al final.
Esta es la tabla:



JUEVES 24: SE ME ACABABA EL FUELLE PARA VOLVER A DOBLAR


Volver a doblar..., hubiera sido posible, pero en cualquier caso no lo hice. Madrugué y foco en cabeza me fui, bien abrigado (tenía placas en la garganta), hacia el norte. Las sensaciones no fueron del todo buenas, pero sin ser malas, porque sentía la carga de los días anteriores sobre mis piernas. En cualquier caso, conforme fue avanzando el entreno la cosa no empeoró. Al final, tras muchos cambios de caminos, acabé en la vía de servicio de la AIV cerca del Hotel El Hidalgo, a algo menos de 6 kilómetros de casa, y regresé a ritmo constante saliéndome un total de 16.350 metros hechos en 93 minutos.


MIÉRCOLES 23: VUELTA A DOBLAR


Doblar dos días seguidos, seguro que está contraindicado. Si puedo hacer una cosa en mi situación, eso es arriesgar, porque siento que no tengo nada que perder. Madrugué un mogollón, y a las 06:15 salía nuevamente con el foquillo, esta vez hacia el parque para coger luego la circunvalación. Iba algo cargado, pero no cansado, y a partir del minuto 25 comencé con un interval a razón de 2´fuertes y 3´suaves, y eso me acabó de matar. Me fue costando cada vez más, y cuando hube completado la circunvalación y llegué a la Carretera de San Carlos del Valle, cogí el Paseo del Cementerio sin dejar de hacer los cambios de ritmo, pero ya más suaves. Rodeé campo santo, y cogí el camino hacia el carril bici de la Carretera de La Solana, y me alejé nuevamente del pueblo hasta donde termina el mencionado carril, para regresar por el camino del Peral. Los últimos cambios fueron ya bastante suaves porque la carga en mis piernas era considerable. Hice unos 15.600 metros y con la idea de salir nuevamente por la tarde-noche.

Tras mi jornada en Manzanares, lo dicho, me vestí y me fui a correr. Llegué al parque y allí estaba Agustín Quintana que está tratando de coger la forma para ponerse en forma. Dimos tres vueltas demasiado rápidas para mi, al recinto, y tras esto regresamos, a él le venía de paso donde yo vivo, y dimos algún rodeo para alargar la tiradilla. Agustín es un crack y un referente en el ultrafondo de Valdepeñas, estoy seguro que pronto nos va a dar buenas alegrías.

En total me salieron casi 22 kilómetros.



MARTES 22: COMIENZO EN SERIO. DOBLAJE


Fue levantarme le martes de madrugada y comprobar que tenía fuerza y ganas. Con el frontal en mi cabeza y bien abrigado, ya sin tractores deambulando por la oscuridad, me puse a correr hacia el norte con una motivación que no recordaba hacía tiempo. Iba echando mis cuentas para ver cuántos kilómetros podría realizar ahora que contaría con más tiempo. En mi cabeza, la idea de doblar varios días de esta semana. Las piernas me llevaron hasta el cruce que me llevaba, si tiraba a la izquierda hacia el Hotel el Hidalgo, en la autovía. El ritmo no era gran cosa, pero cercano a 5´y en muchas ocasiones por debajo. Subí el puente de la autovía y cogí por un camino que discurre paralelo a la misma hacia el sur. Las cuestas de antes de llegar a Valdepeñas fueron algo durillas, pero apreté los dientes y finalmente llegué a casa haciendo algo más de 15.5 kilómetros y dispuesto a salir por la tarde noche nuevamente.

Tras salir del trabajo de Manzanares a eso de las 19:30 horas, me volví a poner la ropa de correr y Mercedes se vino conmigo. Estaba lloviendo, y bastante, sorprendiéndome que mi mujer hiciera la loca con la que estaba cayendo. Hicimos 7,5 kilómetros por debajo de 6´, y en alguna fase del entreno lo pasó mal, pero aprobó con nota lo realizado en la sesión. 

Por mi parte, había hecho casi 23 kilómetros y me encontraba bien muscularmente


GRACIAS: ESTA ENTRADA VA POR MIS ALUMNOS



Regresé a la enseñanza, compaginándola con mi otro trabajo y me ofrecieron seguir con más cursos, pero me decanto por el trabajo estable en el mundo de la empresa. No sé si me equivoco, pero ya está decidido. La última clase del curso contó con una sorpresa, y por serlo, inesperada. Los alumnos hicieron que casi salieron de mi cara unas lágrimas cuando me regalaron un cortavientos para que, según ellos, "hiciera muchos kilómetros en este invierno, ahora que iba a tener más tiempo". Todo un detalle, que quiero agradecer y aprovechar para darles desde aquí mis ánimos y mis mejores deseos. Ha sido un placer y un orgullo darles clase. También quiero agradecer a la gente de Método Enseñanza Avanzada, la oportunidad que me han brindado.


LUNES 21: DESCANSO Y CAMBIOS EN MI VIDA

El fin de semana tuvo su aquel, no paré de trabajar en casa, sin contar con la aventura de Ciudad Real. Se trataba del sprint final de mi carrera especial, en la que tenía que presentar un montón de impuestos de la gente a la que le llevo las cuentas, preparar las últimas clases para el lunes, corregir exámenes, resolver algunos asuntos de mi antigua empresa en la que trabajaba, de la cual no me he desvinculado en cuanto a tareas, y por ello no pude escribir nada en este blog. Amaneció el lunes y lo hizo con mi moral tocada, pero con ganas de hacer una semana de entrenos "de verdad". Aún así, estaba algo dolorido muscularmente y decidí no salir. Cuando al fin terminó el lunes, supe que la "era de los agobios" había llegado a su fin, para pasar a una nueva etapa más normal.



¿Y AHORA QUÉ?

Esa pregunta me planteé el domingo pasado ya en casa. Dejarlo no, desde luego, pero no paso por mis mejores momentos y tengo a la vuelta de la esquina la Maratón de Málaga. Llegado hasta ese extremo pensé que lo mejor era una inyección de motivación, así que reservé hotel para participar en la Maratón de Sevilla. Allí estarán Marisol y el Gallo del Pozo Norte. De esta forma gano tiempo por si puedo ponerme en forma y correr en la ciudad hispalense con otro brío.

Por otra parte, tengo el calendario repleto de eventos cuya misión es ponerme en forma: el domingo 27 el 10.000 de Socuéllamos, el domingo de la tercera semana de noviembre la Media Maratón de Benidorm, a la que no llegaré en mi mejor momento, y por último, dos semanas después, la Maratón de Málaga.

Así que con todo esto por delante y tan pocas expectativas positivas, decidí echar el resto. Al día siguiente iba a ser mi último día de clase, por lo que la cosa se simplificaría bastante y podría entrenar más tranquilo, llevando un trabajo a jornada completa, que incluye viaje de ida y vuelta, pero sin duda, mucho más fácil.

Pase lo que pase en lo que resta de este 2013, no podré hacer mal balance de estos 365 días, porque logré mi objetivo en Maratón, no he parado de correr en todo el año, intenté y disfruté los 100 kilómetros (y para ello hice entrenos tan largos que nunca hubiera imaginado poder realizar) y no me puedo olvidar de que Mercedes se ha enganchado, hasta tal punto que se ha inscrito en el Pozo Norte. Puedo decir que Málaga ya no es mi objetivo, ya no hay objetivos que cumplir en 2013.


DOMINGO 20: LA CRÓNICA DE LA MARATÓN/MEDIA MARATÓN/CARRERA DE LA MUJER DE CIUDAD REAL

Madrugamos toda la familia. Esta vez no cabía más remedio, porque Mercedes iba a correr la Carrera Solidaria de la Mujer a la vez que yo la media maratón. Había dormido casi de un tirón pero no me bullían las piernas como en las grandes ocasiones. Eso no me ocurre desde hace ya muchos meses, demasiados. Con el tiempo un poco justo llegamos a Ciudad Real, y enseguida sufrí una importante indisposición, tenía unas ganas terribles de ir al baño, y no a hacer pis, así que sin demorarme y pasando de coger la bolsa del corredor, terminé mi labor, y me quedé como nuevo. Después tocó esperar en la cola para la recogida de la bolsa, y es que ibamos a correr unos 1600 atletas, repartidos en 800 maratonianos y de la media y otras tantas mujeres en la carrera solidaria. Me puse a calentar y no experimenté malas sensaciones pero las piernas seguían sin bullirme. Estuve hablando con Patricia Saez y con su marido Deogracias, que volvía a las carreras (¡y cómo volvió!). Ya en la salida estuve hablando con Joaquín Lozano, alías Kino, de Membrilla, que está ultimamente que se sale; le dije que en esta ocasión yo iba a rodar y no saldría con él, ya que está en otra dimensión distinta a la mía. Pude comprobar que había poca gente de Valdepeñas: Marcelo Madrid, los mencionados Patri y Deo, Jose Carlos "el jaro", Antonio, y algún atleta más del Extenuación 




Pronto se dio la salida:



En los primeros metros pensé que esto tendría que ser un entrenamiento y sobre todo una buena experiencia para mi, y aún así, las sensaciones eran que iba compitiendo, que no iba relajado:


El primer kilómetro en 04:05, según mi crono (no me llevé el Garmin), y así fueron discurriendo los kilómetros iniciales, entre 04:05 y 04:10. Se fue yendo Patricia, a la que cada vez veía más lejos en el horizonte. Ni hablar de Kino que desapareció de mi vista desde el inicio. Pude comprobar que iba a ser una carrera casi en solitario, sin muchos adelantamientos. Entre el 4 y 8 la cosa no fue mal, pero dándome la sensación de que iba más rápido de lo que realmente marcaba el crono. Adelanté a un par de corredores, alguno de ellos iba disputando la maratón, y en el 7 o así me alcanzó un corredor que estaba disputando la maratón. Intercambié unas palabras con él: tenía 02:59 hechos en la última mapoma, y quería hacer 02:55 en este evento. Mi ritmo le iba bien, así aunamos esfuerzos. Pronto nos alcanzó un gallego, que también disputaba la maratón y fuimos consumiendo kilómetros. Se me pasaba por la cabeza que ellos iban corriendo la maratón y yo una media, y que iba más cansado que ellos, iba algo forzado, aunque podía llevar el ritmo. El kilómetro 10 lo pasamos en 41´largos con pocas sorpresas. Ya yendo a Miguelturra, alcanzamos a otro par de corredores y cogimos algunos repechos en la zona del polígono (la verdad es que la prueba era de esas en la que cuesta coger ritmo por tener pocos llanos reales). Pasamos por el centro de Miguelturra cuando quedaban unos 6 kilómetros y comencé a sentir que se me iban a hacer largos, y eso me hizo venirme abajo, sobre todo porque veía a mis compañeros como una rosa. Se unieron un par de corredores que disputaban la media maratón y el gallego cambió el ritmo, de forma que fui el único que me quedé, aproximadamente en el kilómetro 17. El regreso a Ciudad Real se hizo muy duro para mi, porque bajé el ritmo, me quedé sin piernas y me comenzaron a adelantar corredores. Por un momento pensé en dejar todo este mundo, pero sólo fue durante unos segundos; lo que pensé después es que esto era un entreno y tenía que terminarlo.

Lentamente pasó el kilómetro 18, el 19 y ya en la zona del Eroski el 20, pero no me animé mucho. Llegué a meta deshecho, sin fuerza, haciendo un crono que me hizo sentir aún peor, 1 hora 29 minutos 30 segundos. El tiempo en sí mismo no era lo importante, lo más doloroso eran las sensaciones:




En esta última foto me podéis ver a 300 metros de la meta y la cara lo dice todo.

Lo mejor de la jornada fue la carrera que hizo Mercedes (ellas salieron media hora después que nosotros).




Inés, la pobre, todavía no vive esto de las carreras..



Ahí veis a Mercedes corriendo sus algo más de 4000 metros:


Aquí aguantando el ritmo de dos chicas del Pozo Norte:



Y finalmente hizo unos muy dignos 22´45´´, a poco más de 5´30´´ el kilómetro.

En cuanto a la maratón, tras llegar a meta, y recuperarme, física y anímicamente, me duché y nos quedamos esperando la llegada de los maratonianos. En todo momento sentí que no podría haber disputado hoy una maratón, porque los veía como héroes. El chaval con el que fui más de 9 kilómetros hizo el tiempo que estaba buscando 2 horas 55 minutos, séptimo en la general y primero de su categoría. Jesús, un amigo de Madrid, que se junta con los atletas del Pozo Norte, no pudo repetir el tiempazo del año pasado, 02:48, porque se vino abajo en la segunda vuelta, pero aguantó y terminó sufriendo en 3 horas y 2 minutos.

En cuanto a los atletas valdepeñeros, a destacar en la Media Maratón a Deogracias con 01 hora 14 minutos, cuarto de la general y primero de su categoría, Patricia Sáez, que hizo 1 hora 26 minutos y se quedó tercera de su categoría, y sobre todo quiero destacar a Marcelo Madrid, que hizo un pedazo tiempo de 03:26 quedando primero en la Categoría E, ¡enhorabuena!





SÁBADO 19: TROTE SUAVE COMO PREÁMBULO AL DOMINGO


Días antes me había inscrito en la Media Maratón que se iba a celebrar simultáneamente con la Maratón de Castilla la Mancha, en Ciudad Real. Estaba esperanzado en poder realizar una marca en torno a 1 hora 24 pero sin sufrir, ya que la semana había acontecido con mejores sensaciones y estímulos de mayor calidad. El sábado por la tarde salí a rodar suavito; hacía sol pero no mucho calor y las piernas iban relativamente sueltas. No forcé nada pero quería acumular algo de kilómetros de cara a la nueva semana, por lo que finalmente hice unos 8500 metros, tras ir al Cerro del Ángel, sin subirlo, y luego ir al Parque Cervantes y desde ahí a casa.


TERCERA SEMANA DEL PLAN ESPECÍFICO PARA LA MARATÓN DE MÁLAGA

Últimamente siento casi vergüenza de poner este tipo de entradas en el blog, porque el resultado semanal no es el que yo esperaba, y no me siento orgulloso por ello. Concretamente podríamos llamar a esta semana "Salvar los muebles" porque simplemente supuso eso, mejorar lo de las dos anteriores, que fueron un desastre y conseguir hacer un kilometraje insuficiente pero digno bajo unas circunstancias difíciles.

Esto ocurrió por días:

  1. Sábado 12: uno de los peores entrenos de los dos últimos años en cuanto a sensaciones e impotencia sentida. Hice 102 minutos en los que los primeros 45´fueron tratando de llevar un ritmo que no conseguía ni por asomo, después me vine abajo, cambié el chip, tras esto comencé de nuevo a incrementar el ritmo hasta que me quedé muy cansado, bajé el ritmo un montón para al final terminar echo polvo haciendo una especie de improvisado interval. No hacer ni 19 kilómetros y tardar 1 hora y 42 minutos sufriendo como sufrí indican que no estoy para correr una maratón. Se trató de malas sensaciones en las piernas y no de problemas de pulsaciones.
  2. Domingo 13: cabreado, impotente, me autocastigué y decidí repetir el entreno. Las piernas estaban muy cargadas, hasta doloridas. Sin embargo, había dejado las Adidas Kanadia en casa y me había vuelto a calzar las viejas NB 890 con las que conquisté Roma, y pronto sentí que me encontraba mejor que el día anterior. Aumenté el ritmo y las piernas respondieron, lo volví a hacer y también, y así fueron pasando los minutos encontrándome bastante bien. El resultado fue 90´ y casi 18 kilómetros, pero sobre todo, buenas sensaciones.
  3. Lunes 14: los dos entrenos del fin de semana me pasaron factura e hice unos 300 suaves en el parque sintiendo molestias en los isquios, pero no muy preocupantes, sobre todo porque eran en los dos.
  4. Martes 15: me fui al Angel a hacer cuestas ya con menos molestias, y no me encontré mal del todo.
  5. Miércoles 16: improvisé un 7000 en el parque, que no se dio mal del todo, pero el ritmo era insuficiente para mis expectativas.
  6. Jueves 17: descansé por temas laborales.
  7. Viernes 18: hice una tirada larga que no estuvo mal del todo, 14500 metros a un ritmo medio, cerrando con relativa satisfacción la semana
Me salieron 82 kilómetros, en los que metí bastante intensidad, nada que ver con las dos primeras semanas del plan. Aún así no he dejado de ser consciente de que no cojo la forma

Esta es la tabla: