RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 29 de agosto de 2014

LA MADRID-SEGOVIA: SOÑAR ES GRATIS

Me sonroja pensar que ya estoy otra vez de nuevo con mis retos, no teniendo bastante con llevarlos a cabo, sino que además me hago ideas sobre el rendimiento que puedo desarrollar. Me atrevo a poner en esta entrada el plan de tiempos de paso que tenía/tengo para la Madrid-Segovia, partiendo del hecho de que mi recientes molestias me hacen tener un mar de dudas. Todo sea porque mi mujer tenga una idea de a qué hora tengo pensado pasar por cada punto:

Ritmo aproximado de 6´ el kilómetro, aunque en la ascensión a Fuenfría caiga considerablemente. Estimación de 1 horas de tiempo parado,  tiempo total en marcha 10 horas 28 minutos, total 11 horas y 24 minutos, ¿dónde hay que firmar?. Lo veo imposible, pero al menos vamos a intentarlo.

Por cierto, ya hay apuesta y premio:
  1. Retirada: no da derecho a nada.
  2. Bajar de 12 horas: Nochevieja en Hotel Cándido, precisamente en Segovia.
  3. Bajar de 13 horas: Nochevieja en Segovia, no en Hotel Cándido.
  4. No retirarse pero no bajar de 13 horas: dará derecho a viaje de Nochevieja pero no querré ver Segovia, así que será en otro sitio.


JUEVES 28: PROBANDO LA PIERNA EN UNA SALIDA CON MERCHE

El miércoles tocó descanso no planificado y lo que iba a ser una buena semana de carga para comenzar el tapering ha terminado siendo un "little disaster". Sin embargo el creo que no llega a la categoría de catástrofe, más teniendo en cuenta que ayer tras la cena salimos a correr Mercedes y yo, más para probar sensaciones en ese músculo maltrecho y la verdad que he de decir que la cosa funcionó mejor de lo previsto. Hicimos el circuito de detrás de los Cerros de la Aguzadera, es decir, unos 9 kilómetros, comenzando suavito aunque al final nos animamos y cogimos ritmo. Unos 53 minutos que al final suman para la esta semana, en la que ya llevo 94 kilómetros. Ahora tengo que decidir dos cosas: si tras el descanso del lunes y del miércoles, salgo a correr esta tarde (que en el papel era mi único día de descanso), y sobre todo, si hago una tirada larga mañana sábado, o por el contrario planteo entrenos suaves en estos días. ¡Estoy hecho un lío!


jueves, 28 de agosto de 2014

MARTES 26: MOLESTIAS CONVERTIDA EN DOLOR. EL VASTO INTERNO

Tras haber acumulado 71 kilómetros en poco más de 28 horas, estaba claro que mi organismo podría revelarse, y así lo hizo, al principio con leves quejidos, luego haciéndose notar con mayor agudeza, hasta que el martes explotó de rabia. Había decidido descansar el lunes debido a las molestias que tenía en la pierna derecha, en el vasto interno, pero en la zona media, no en la rodilla. El martes tras cenar, Merche y yo salimos a realizar unos 14,50 kilómetros, cogiendo la vía de servicio de la AIV sentido Madrid, y todo iba bien, las rodillas de mi mujer respondían, el ritmo era bueno, hasta que comencé a sentir la sobrecarga dichosa. Subimos el puente de la autovía a la altura del Hotel El Hidalgo y allí comenzó la cosa a empeorar, se agravó más en el camino que nos acercaba al Camino de Membrilla y al llegar a este último el dolor era tal que tuve que parar. Muchas cosas pasaron por mi cabeza, entre ellas que es injusto estar realizando entrenos tan sacrificados para luego estar así a 23 días de la cita, pero ya sabemos que el cuerpo no atiende a quejas razonadas, simplemente sigue sus propios mecanismos. La pierna se llego a agarrotar pasándome el dolor hacia arriba, no hacia la rodilla afortunadamente, y anduvimos un montón, al menos kilómetro y medio, hasta que decidí hacer de tripas corazón y echar de nuevo a correr. Al menos los últimos 4 kilómetros los pude hacer corriendo y en la última fase el dolor pasó a ser menos intenso y se quedó en simple molestia. Al menos tuvimos un buen final. 

Debo estar preocupado pero tampoco me tengo que volver loco porque estas cosas pasan a casi todo el mundo. Lo bueno es que estoy casi en tapering y que los deberes están hechos. Tan sólo hay que tener un poco de paciencia y bajar el pistón, de forma que si todo sale como pienso podré recuperar esta lesión en unos días, al menos ese es mi deseo.


DOMINGO 24: EN LINARES ENTRE CHIMENEAS Y MINAS SALE UN BUEN TRAIL

El domingo lo pasamos en Linares ya que íbamos a recoger a la peque que había pasado la semana allí. Antes de comer me armé de valor y a pesar de estar un poco cansado de los 53 kilómetros del día anterior salí a correr a pesar de los 32 grados largos que había de temperatura. Cogí rumbo a la Ermita de la Virgen de Linarejos, donde me casé hace ya 2 años y medio, y desde ahí tomé la vía verde que me lleva a recorrer un bonito paisaje lleno de cerros, olivos, chimeneas y minas. El calor y la pesadez muscular no me impidieron ir disfrutando de la sesión, además no llevaba prisa, con lo que no tenía que forzar la máquina. Alcancé el camino que me aproximaba a la Urbanización La Cruz, y tomé un camino a la derecha con la idea de abrir ruta virgen, y pronto me sorprendí en un bosque lleno de senderos marcados, claramente dispuestos para rutas de montain bike. Tras unos varios minutos disfrutando de mi pequeño trail, aparecí en la parte de arriba de la citada urbanización, cogiendo un camino que me llevaba más al norte, pero no quería alargar mucho la tirada, por lo que cogí una senda negra que atravesaba la Mina de la Cruz y continué por sendas llenas de subidas y bajadas entre árboles, que sin duda forman parte de los circuitos de montain bike antes comentados. Alcancé otra mina abandonada y como estaba algo perdido tuve que orientarme viendo los carteles de rutas senderistas. Finalmente regresé hacia la urbanización, la cual rodeé y bajé paralelo a la Carretera de Guarromán, hasta alcanzar el camino senderista que lleva al Barrio de Arrayanes de Linares. En la parte final comencé a sentir sobrecarga en el Vasto Interno de mi pierna derecha, algo que no me gustó nada, ya que había sentido las mismas molestias, pero menos intensas, el día anterior. En el Paseo de Linarejos paré a beber agua y al arrancar la molestia se convirtió en dolor, y continué hasta casa de mis suegros, pero algo contrariado por haberse roto la racha de "correr sin molestias" que ya duraba ocho meses. Nada es eterno, nada dura para siempre y todo está en constante cambio, al menos en este universo que conocemos.

lunes, 25 de agosto de 2014

SÁBADO 23: RÉCORD DE KILÓMETROS EN UN ENTRENO: 53,200 KILÓMETROS

De nuevo una aventura en forma de entreno

El jueves ya tenía creado el recorrido que acometería el sábado. Como el viernes no tuve entrenos, cuando llegué del trabajo dispuse todo (bebida, comida, mochila, pastillas de sales, etc), también me hice la chuleta que imprimí para no perderme, y por supuesto cargué mi frontal y el mp3, ¡iba a ser una larga sesión!. El viernes por la noche nos fuimos a tomar unos vinos, con sus correspondientes tapas, y me acosté a eso de las once y media. Me sorprendió el sonido del despertador a las 04:40 y me levanté como un resorte, ilusionado ante el entreno que me esperaba. Me vestí, terminé de montar la mochila y salí a la calle a eso de las 05:20 de la madrugada. Tocaba ir a por los 53 kilómetros.

El plan era: Camino de Ruidera hasta llegar al Pozo de la Serna, kilómetro 15,5, camino hacia Alcubillas hasta llegar a la gasolinera en el kilómetro 25,5, bajar hacia el suroeste para pasar por Bodegas Real, kilómetro 33,5, llegar casi a la Carretera de Cózar y coger una serie de caminos que me llevarían a casa para completar la distancia mencionada.

Hasta Alcubillas

Los inicios fueron bastante buenos, muy suelto y aunque la mochila pesaba bastante, la media fue saliendo buena, en torno a 5´49´´ pese a que el terreno picaba hacia arriba. Tras escuchar un disco entero y Tom Petty y medio de Wilco, y disfrutar de una preciosa luna y un cielo totalmente lleno de estrellas,  llegué siendo aún de noche cerrada al Pozo de la Serna. Allí hice una breve técnica, que duró lo que tarde en comerme una barrita energética y situarme para coger el camino que me llevase hasta Alcubillas. Cogí el mismo, en un recorrido que desde ahí comenzaba a ser totalmente virgen para mi, como casi el resto de los kilómetros que me quedaban. Las primeras luces del día fueron apareciendo en el horizonte y yo seguía disfrutando y conservando el buen ritmo, sin dejar mi protocolo de beber y comer (cada 15 minutos y 45 minutos respectivamente). Alcancé Alcubillas a las 2 horas y media de haber salido, 2 horas y 20 minutos según el Garmin (diferencia de 10 minutos que reflejaba el tiempo que había estado parado). 

Desde Alcubillas a casa

En la gasolinera vacíe media botella de isotónica en la otra media y al quedarme una vacía me preparé otra bebida con el agua de la fuente que allí había. Como de repente sentí mi "momento Allbrand" lo tuve bien fácil, ya que había aseos y bastante limpios, por cierto. Así que tras unos 10 o 15 minutos parado cogí la calle del pueblo que me sacaría al camino dirección a Bodegas Real, cuando la mañana ya se había consolidado y el Sol hacía acto de presencia en el cielo, comenzando a calentar. Los siguientes kilómetros fueron muy buenos, ya que desde Alcubillas la altimetría comienza a ser favorable. Con el Sol haciéndome sombra desde mi espalda me abrí camino entre música de la ELO y casi sin darme cuenta comencé a ver en el horizonte las instalaciones de la bodega. Alcancé la misma cuando comenzaba ya hacer calor justo con 33,5 kilómetros; tocaba tercera parada técnica, eché una foto que mandé por whatsapp a Mercedes, me comí un plátano, otra barrita energética y reanudé la marcha. Bajando por el carreterín asfaltado mi mp3 se quedó sin batería cuando ya llevaba 3 horas y media de funcionamiento y al llegar a un camino que salía a la derecha me tuve que parar ante la duda de si era por allí por donde debía proseguir. Como no estaba seguro aguardé a que apareciese un coche y pregunté al conductor: era por allí. Las piernas iban bien, el estómago también, lo cual era muy bueno, porque podía seguir bebiendo y comiendo sin problema. Tras un par de repechos, fui continuando el camino conforme a las indicaciones de la chuleta, siguiendo el guión, casi siempre el camino en pendiente negativa o llano, y pasé la maratón cuando llevaba 4 horas y 5 minutos de tiempo corriendo y unas 4 horas y 30 minutos de tiempo total. Cuando llevaba 45 kilómetros comencé a sentir pequeñas molestias en las piernas en forma de sobrecarga, nada importante, y más bien lógicas, pero no me preocuparon en exceso. Finalmente alcancé el cruce de la Carretera de Cózar, que se halla a unos 4 kilómetros y medio de mi casa y allí paré, eché una nueva foto y cogí por otro camino que rodeaba: realmente no iría por la carretera y me quedaban unos 6,5 kilómetros. Las molestias persistieron y cuando llevas tantos kilómetros y tienes en unas pocas semanas un reto como el de la Madrid-Segovia se crean dudas. No puedes evitar preguntarte qué harías si te quedasen otros 50 kilómetros.

En cualquier caso no fue nada relevante, nada serio y continué hasta que llegué a la empresa Las Jaras, alcanzando la circunvalación. Enseguida me ví ya dentro del pueblo y sin sufrir demasiado llegaba a casa completando 53.200 metros en cinco horas y 10 minutos de tiempo en marcha y de 5 horas y 50 minutos de tiempo total. Las molestias fueron pequeñas sobrecargas que remitieron con el reposo y de hecho ayer domingo hice casi 20 kilómetros y a buen ritmo.


JUEVES 21: LA COSTUMBRE DE REGRESAR DE CORRER CUANDO LA GENTE CASI DUERME

Pues eso ocurrió el jueves. Cenamos, hicimos la digestión y salimos a las 22:45 horas Merche y yo. Fuimos por uno de los caminos del Norte para luego cruzar el Camino de Membrilla y bordear los Cerros de la Aguzadera. Merche subió como nunca la prolongada cuesta de la vía de servicio que termina en la falda del Cerro del Ángel y, obviamente, si subes bien mejor que bajas. Para terminar hicimos toda la Avenida de las Tinajas y nos salieron unos 9800 metros en 57 minutos. 

De esta forma culminaba una semana en la que han salido unos 105 kilómetros y en la que he quedado bastante satisfecho. El viernes tocaría descansar.



MIÉRCOLES 20: RODANDO A RITMO TRAS LA CENA

Se ha convertido en una costumbre eso de correr tras la cena, aunque con la llegada del otoño estoy seguro que dejaré de hacerlo. Me puse el frontal y salí por la Carretera de San Carlos para luego ir al Paraje del Peral  a ritmo suave a la espera de calentar. Mejores sensaciones que en los dos días anteriores, así que comencé a echarle leña a la máquina de vapor y el fresquito hizo el resto pudiendo completar un buen entreno de 12,5 kilómetros en 57 minutos. Sin duda vendrían muy bien en el acumulativo de esa semana.


viernes, 22 de agosto de 2014

MARTES 19: MERCEDES, JORGE Y LAS CUESTAS DEL CERRO DEL ÁNGEL

Aprovechando que Inés está en Linares, el martes por la tarde nos fuimos los tres a hacer deporte: Jorge en Bici y Merche y yo, como es habitual, corriendo. Fuimos al cerro mencionado y subimos dos veces por el carreterín, con sus correspondientes bajadas, claro. Desde el comienzo yo me encontré cansado, bastante cansado, algo que ya viene siendo tónica desde que hago esas macrotiradas los sábados. Merche también se encontraba floja por lo que no apretamos mucho. Conforme avanzó el entreno mejoró algo la cosa, pero el que más nos sorprendió fue Jorge, que subió con la bicicleta sin parar en sendas ocasiones. Al regreso apretamos un poco y lo bueno de todo es que Mercedes no tuvo apenas molestias en sus rodillas. Salieron 9 kilómetros en total


miércoles, 20 de agosto de 2014

LUNES 18: FARTLEK SIN GANAS

Vengo comprobando cómo los lunes y martes suelen ser duros cuando hago una tirada larga los sábados. Los domingos no lo son tanto en cambio. Supongo que es la forma que tiene mi organismo de decirme que lo estoy estresando con tantos kilómetros. Lo bueno, y toco madera, que se trata de simple cansancio, no de molestias musculares ni nada parecido, cansancio y cierta apatía. El lunes tuve un duro entreno, tras cenar. Quería hacer fartlek, pero  desde el momento en que arranqué a correr me encontraba bastante cansado. Aún así hice de tripas corazón y comencé mis cambios de ritmo cuando llevaba unos 15 minutos y ni entrando en calor mejoraron las sensaciones. Logré realizar 10 kilometros y medio en 54 minutos, lo cual no está mal teniendo en cuenta que los primeros 15 minutos fueron muy lentos. En cuanto a los intervalos, fueron de unos 2 minutos fuertes y 1 minuto suave, bastante exigente, pero las malas sensaciones no fueron por el tipo de cambio de ritmo y sí por mi fatiga previa.

 


martes, 19 de agosto de 2014

DOMINGO 17: AL PARAJE DEL PERAL LOS TRES

El domingo por la noche aprovechamos Merche, Jorge y yo el hecho de que Inés estuviera en Linares con los abuelos para ir al Paraje del Peral, el crío en bici y nosotros dos corriendo. Por el camino coincidimos con unos vecinos que también corren y nos asociamos yendo todos juntos. A la ida las piernas fueron regular sobre todo hasta que entraron en calor. Una vez llegados a nuestro destino, sacamos los bocata y las bebidas y repostamos, y sin mucho descanso, volvimos. La vuelta fue mejor para mi y peor para Mercedes que viene acusando en estos días un dolor abdominal que le tiene preocupada, pero en cualquier caso está mejor de sus rodillas y creo que está preparada para correr la Media Maratón Ciudad Real-Torralba que se disputará dentro de dos semanas y media. Al final salieron 12400 metros que hicimos en 1 horas y 16 minutos.


lunes, 18 de agosto de 2014

SÁBADO 16: TIRADA DE ALGO MÁS DE 50 KILÓMETROS DE NUEVO POR SIERRA PRIETA


 Iniciamos la octava semana

Terminé la séptima semana del plan específico para la Madrid-Segovia y no quedo totalmente satisfecho con la misma porque no cumplí con el kilometraje previsto, quizá porque infravaloré la dureza del Trail Camins de Cabres, prueba que condicionó el resto de semana debido al proceso de recuperación que tuve que pasar. Aún así resultaron 70 kilometros en los cuales quedan incluidas las más de 8 horas del mencionado trail, horas sin duda de gran calidad y que deben servir de buena preparación para mi cita el 20 de septiembre.

Pero había que comenzar la octava semana, y todo tras el regreso de vacaciones; para colmo, el viernes Merche y yo tuvimos boda y regresamos a casa a altas horas de la madrugada con lo que no podía llevar a cabo la tirada larga que últimamente acostumbro a comenzar antes de que salga el Sol. Por todo ello decidí posponerla a la tarde y así entrenar el calor, circunstancia que sin duda me encontraré en Madrid. Salí a casi las 19 horas con el termómetro marcando 32 grados. El guión de la sesión el mismo que el de los últimos sábados: avituallamiento líquido en dos botellas, frutos secos, alguna comida extra en forma de barritas, polvos para preparar la bebida, el móvil por si acaso y el frontal . La ruta elegida era la misma que la recorrida tres semanas antes: paso por la Finca Castellanos, a 11 kilómetros y medio de casa, entrar en Sierra Prieta por el paso de la Finca Amparo, pasar por la Finca hasta encontrar el paso entre los montes que me llevaba a Moral de Calatrava para luego regresar a Valdepeñas por el camino que discurre paralelo a la Carretera 412. Un total de 48 kilómetros.



Saliendo con el calor 

El mayor handicap era sin duda el calor, y se dejó notar durante gran parte de la sesión. No tiene nada que ver correr con 20 grados que con 32 y los kilómetros se hacen más pesados en éstas últimas circunstancias, siendo difícil disfrutar. Llevé el ritmo programado, algo por debajo de 6 minutos por kilómetro de media, alcancé la Finca Amparo, comencé a subir y a la vez comencé a sufrir, porque me costó la pequeña ascensión que sin embargo no tiene un desnivel positivo de más del 4%, pero lo comentado antes, el calor hacía mella. Llegué a lo más alto justo cuando alcanzaba a ver el cerro con el repetidor y entonces, no sé si fruto de un despiste o de mi mala memoria, cogí el camino de la derecha. Pronto empecé a comprobar que algo no marchaba bien, no recordaba el camino, y por ende sus baches, los árboles de alrededor, todo, pero supuse que el hecho de no recordarlo no significaba que no hubiera pasado por ahí la anterior vez.

Pérdido en mitad del monte

 Fue cuando me quedé sin camino y me hallé en una zona alta y pedregosa cuando me dí realmente cuenta de que me había perdido. Para colmo comenzaba a anochecer y lo que menos quería era verme en mitad de aquellos montes sin saber exactamente mi situación. Tenía dos opciones, o continuar hasta encontrar un camino o regresar sobre mis pasos y volver al punto donde creía me había despistado, y afortunadamente decidí hacer esto último. Regresé el kilómetro y medio recorrido hasta llegar al cruce de caminos desde donde se veía el repetidor y fue entonces cuando caí en la cuenta de que debería haber cogido el camino que se abría enfrente mía. Lo cogí como quien coge una segunda oportunidad y pronto sentí que ya no iba perdido. Las sombras se hicieron más largas, la luz natural se iba apagando pero no ocurría lo mismo con el calor que hacía bastante desagradable el entreno. Llegué a la vaguada pedregosa donde tanto disfruté la otra vez y ciertamente fue lo mejor del entreno, hasta que alcancé el camino que me llevaba directo a Moral de Calatrava. Midiendo bien la deshidratación tomé más pastillas de sales de lo normal,  y también alguna que otra cápsula de aminoácidos, y ya de noche bajé a ritmo suave y no yendo demasiado redondo hasta la citada población. Alcancé las primeras calles del pueblo con algo más de 29 kilómetros recorridos y giré hacia la gasolinera la cual ya tenía las luces apagadas, porque acaban de cerrar. 

Repostando y sin muchas ganas de continuar

A decir verdad no tenía muchas ganas de realizar los 20 kilómetros que aún me quedaban pero no tenía muchas más opciones: o eso o decirle a mi mujer que viniera a por mi, opción ésta que nos era viable ya que tendría que estar en muy malas condiciones para no terminar al completo mi entreno. Rellené una botella con agua de la gasolinera, la cual salía como el caldo de caliente, y rellené la segunda también con agua y le eché uno de mis preparados. Me mojé bien, que no refrescarme, y con cierta resignación me abrí paso en la noche cuando ya daban casi las 22:20. El resto del camino se me hizo pesado en todos los sentidos: las piernas me pesaban, sin duda como causa del esfuerzo realizado en Genovés, y además el tiempo avanzaba lentamente. Lo único positivo era la brisa que ahora daba de frente con lo que se atenuaba bastante el calor. Los kilómetros fueron avanzando lentamente hasta que ví la línea de luces de Valdepeñas que me indicaba que estaba a unos 12 kilómetros. Seguí bebiendo, traté de comer unos pocos cereales, pero mi estómago no iba para muchos trotes y ví como mi ritmo se instalaba en 6 minutos y a veces 6´15´´ sin que notase que iba más lento. Finalmente, ya llegando al Polígono Entrecaminos sonó el móvil; era Mercedes que me llamaba preocupada, pero sólo quedaban escasamente 3 kilómetros. Finalmente 50.200 metros, en lo que resultó ser el entreno más largo realizado en la tarde-noche. Sensaciones contrapuestas: por un lado no me encontré tan redondo como en anteriores ocasiones, pero pude hacer una tirada de las largas con una temperatura alta similar a la que me encontraré en la Madrid-Segovia.