RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 28 de agosto de 2020

SEMANA 7 A FILABRES: DEL 22 AL 28 DE AGOSTO

Partiendo de mis 42 sesiones seguidas, hechas en pleno verano, comenzaba la séptima semana con la vista de reojo hacia mi reto, que como ya decía en la anterior entrada está en el alambre.
  • Sábado madrugué doble y a las 5:30 ya estaba en pie. La idea era presentarme en Correderas a las 6:45 y salir con la gente de mi grupo de Despeñaperros; no les había avisado porque no sabía si sería capaz de estar allí a esa hora después de la dura semana que había portado en mis espaldas...el resultado fue una estupenda jornada por Despeñaperros con Paco, Aurelio, Diego, Rafa y Julián, que bien merecería una entrada aparte. Casi 19 kilómetros hechos a buen titmo en los que me encontré bien, pese al calor. Al final hubo un fabuloso picnic, lo mejor del entreno.



A la tarde tocó hacer una mini ruta senderista con Inés, Mercedes y Ziggy por la zona de Las Aguas. Otros 4 kilómetros.

  • Domingo no tuve que levantarme tan temprano, y como novedad, Merche, que ya va saliendo de sus lesiones, me acompañó en una nueva rutilla por Sierra Prieta. Dejamos el coche en Finca Castellanos y desde allí tomamos un circuito inesperadamente bonito pasando por "la cocina" y regresando por montes llenos de vegetación mediterránea y bosques reforestados. Casi 14 kilómetros con +200, en los que Merche dio la talla. Por la tarde de nuevo una rutilla andando los dos y Ziggy. Terminamos  en el Peral tras otros 4 kilómetros y en la pradera nuestro perro se dejó las piernas jugando con otro cachorro.
  • Lunes no costó mucho arrancar, pero ya amanece más tarde, serio inconveniente. Hice el circuito de las olivillas con una sensación de contención que me hizo sentir bien. Cada vez me molestan menos los tendones. 

  • Martes hubo sesión perezosa. No me molestaba nada y aún así no sentía fluir alguno. El circuito del camino de Don Bernardo, con vuelta por el camino de Casas de Santa María y regreso; nueve  kilómetros que suman pero que no agradecí, sobre todo cuando en la parte final sentí molestias en el otrora damnificado isquiotibial derecho;¡cuántos disgustos me dio en el pasado!.

  • Miércoles fue de esos días en los que sólo veo cansancio por todos lados. Pero mi empecinamiento parece que últimamente puede con casi todo. Hice el circuito de la Aguzadera y simplemente cumplí. Eso sí, sin molestias.

  • Jueves no fui capaz de levantarme, así que pospuse la sesión, no sin cierto desaliento, a la franja vespertina. Lo mejor es que Merche se animó e hicimos el circuito de trail del Ángel, ella no tuvo apenas molestias. Lo peor es que no terminé de encontrarme. Eso sí, hacía un calor considerable.
  • Viernes si que madrugué, dispuesto a finiquitar la semana. Lo hice pese a que de nuevo no encontré sensaciones y si slguna que otra molestia muscular. 
 
Pero al final he podido cerrar la semana con 83 trabajados kilómetros y 49 sesiones seguidas, parte de julio y lo que llevamos agosto sin descansar.
 
 

lunes, 24 de agosto de 2020

SEMANA 6 A FILABRES: DEL 15 AL 21 DE AGOSTO

Con la casi la total certeza de la suspensión del Trail Sierra de Filabres, iniciaba una nueva semana de preparación hacia ese reto difuso e improbable.

El sábado tenía que visitar a mi madre, así que realicé mi entreno a unas horas impropias, a casi a las 12 del mediodía salía a realizar mi circuito de San Carlos del Valle. Fui avanzando  sin grandes sensaciones pero también sin demasiadas dificultades, hasta que el calor hizo mella justo subiendo por la pista hacia los cuatro molinos eólicos. Cuando llegué a lo alto ya estaba totalmente desfondado, así que me costó afrontar los restantes seis kilómetros y medio. Cuando terminé tenía un buen sentimiento, el de haber hecho mis deberes pese a los pesares. Veinte kilómetros. Pero por la tarde hubo más: nos acercamos Ziggy, Inés, Merche y el que suscribe a Despeñaperros para hacer una ruta senderista por la senda del Barranco de la Niebla hasta el Mirador de los Órganos. A Inés le costó subir y a Ziggy, a última hora le costó rematar, así que tuve que cargar en algún tramo con él, ya de noche. Al final una estupenda cena en el Mesón de los Jardinillos y otros cuatro kilómetros montañeros a la buchaca.

El domingo no madrugué y salí totalmente descansado a eso de las 10 horas en una mañana super fresquita, tanto que me permitió realizar casi 16 kilómetros por la zona de las Aguas y el Peral a ritmo constante, que por momentos disfruté, y todo sin beber. 

El lunes tenía quedada con Rafa Doña pero finalmente no pudo venir así que me fui sólo a realizar el circuitillo del aeródromo, alargando en la parte final. Sentí que las piernas engranaban pero estaba algo cargado y no forcé. A estas alturas he conseguido habituarme a la brega diaria y eso es ya un logro. Ocho kilómetros más y la sensación de ganas de doblar (buen síntoma).

El martes salió un buen entreno en el circuito de las olivillas, como lo bauticė. Suelto desde el principio y sobre todo a gusto. Ocho kilómetros y medio.

Pero el miércoles no fue igual, ya muy cansado en la cama dudé si me levantaba, y al final venció el empecinamiento a la pereza. En cualquier caso me costó bastante disfrutar de la sesión: el circuito campo a través del Ángel regresando por el aeródromo. 9 kilómetros 


El jueves no hubo tanta duda. Me levanté y sin pensarlo me puse en marcha. Eso sí, de nuevo fue un día en el que me sentí sin fuelle. Hice parte de la circunvalación, 8 kilómetros

Y llegó el viernes; cuando sonó el despertador supe que no me iba a levantar, no sólo cansado, sino también embargado por las dudas de no saber hacia donde voy.  Pero finalmente cerré el círculo saliendo por la tarde con el calor. Hice parte del circuito de trail que tengo en el Cerro del Ångel, otros 8.


Así cerré la semana con casi 82 kilómetros. Simplemente cumpliendo



viernes, 14 de agosto de 2020

SEMANA 5 A FILABRES: DEL 8 AL 14 DE AGOSTO

Con la satisfacción que brota al sentir que "sigo en la pomada" y que estoy encauzando mi empecinamiento por un conveniente curso, he comenzado esta quinta semana que me acerca a un reto que no sé si acabará llevándose a cabo. 

  • Sábado: me escapé solitariamente a Despeñaperros, algo que necesitaba, y la experiencia no defraudó. Las zapas nuevas dejaron buen sentir y mi cuerpo respondió pese al calor; pude hacer 25,5 kilómetros con +1000, en poco menos de 3 horas 30, entrenos que para mi ya tienen cierta entidad.
  • Domingo: había que dar el callo y con las piernas cargadas, pero todo salió bien en un circuito por la zona del Albergue Juvenil El Cañaveral, regresando por El Peral. Otros, casi, 16,5 kilómetros que se completaron con la semiruta senderista por el sendero de Valdeazores hecha por la tarde con Merche e Inés. Comoquiera que lo hice en varios tramos a trote, con nuestro cachorro Ziggy (un precioso e imteligente galgo mezclado con braco), se puede decir que lo puedo computar sumando otros 4 kilómetros más.
  • Lunes: costó un mundo reiniciarse, pero se consiguió, y una vez en marcha agradecí el esfuerzo. Subí con buenas sensaciones por la senda El Ángel y tras dar algún rodeo volví por la Avenida de las Tinajas; casi 8 kilómetros.
  • Martes: tenía ante mi un pequeño reto: recibí en la noche del lunes un whatsapp de Rafa Doña invitándome a realizar un entreno con él. A las 7 salíamos Rafa, Abel Laderas y un servidor en una mañana fresquita y dispuesta para nuestros 11 kilómetros. Compartir entreno suele hacer más dulce el esfuerzo, y así fue ya que me encontré suelto a unos ritmos a los que no suelo rodar en mis entrenamientos. Una buena idea que habrá que repetir de vez en cuando, aunque cueste rodar con estos cracks del asfalto.
  • Miércoles: no logré convencer a Merche para que se viniese a correr, y es que no se decidió a levantarse en lo que consideramos como su primer día tras haber salido de su lesión. Me levanté sin muchas ganas aunque la mañana era auténticamente propicia con un fresquito que rozaba el frío. Con las zapas viejas comencė un entreno lento y cansino que en ningún momento se activó. Estaba, sin duda, cansado de tanta brega, y sobretodo cansado del ågil entrenamiento del día anterior. Unos 8 kilómetros más que sumaban es una semana fructífera. Por la tarde fui a parque con Merche y con Ziggy, y mi mujer dio 4 vueltas suaves, todo un comienzo en su recuperación.
  • Jueves: fue de esos días en los que uno se replantea su empecinamiento. Me ví en la cama sin ganas de levantarme, pero finalmente lo hice. En la calle hacía casi frío y eso ayudó a lo de moverse rápido. Pude completar una versión alargada de mi circuito de la Aguzadera, yendo de menos a más, hasta que llegué a su parte final donde me hallé bastante cansado. Otros 9 kilómetros.
  • Viernes: he logrado cerrar el círculo, bien redondo me ha salido. Esta mañana me levantaba y veía un nuevo mensaje de Rafa Doña; casi sin tiempo de reacción me acercaba a la esquina desde donde habíamos salido el martes, pero por allí no apareció nadie, habría salido ya. En parte lo agradecí, porque no estaba muy motivado para meter marchas, así que me hice un circuito medio campo a través por la zona aneja al aeródromo para finalmente aparecer por el cementerio, donde decidí que aún no quería quedarme, y finalmente regresé por su paseo. Al final 8,5 kilómetros.
Y con un orgullo tonto y más enfocado hacia mis adentros que hacia los demás, puedo decir que, no sin esfuerzo, en estos siete días he sobrepasado los 90 kilómetros; a pesar del ritmo laboral que estoy llevando he logrado enlazar 35 días seguidos sin parar, intercalando, eso sí, entrenamientos de descanso activo. A decir verdad, son entrenos algo lineales, pero me están sirviendo para recuperar mis tendones (estoy mucho mejor), y también a perder peso, ya vuelvo a coquetear con los 61 kilos. 
 
El objetivo sigue siendo Filabres, si el coronavirus no lo tuerce, lo cual me fastidiaría un montón.
 
 
 

martes, 11 de agosto de 2020

LA AUSENCIA

"El descendiente del Cromagnon es un ser social, que en momentos puntuales busca la soledad, aunque finalmente se acaba viendo necesitado de compañía. Se proyecta en los demás: sus miedos y ambiciones, sus deseos, sus inquietudes y teme sobremanera la nada y la ausencia..."

Desde que te fuiste no ha pasado ni un sólo día en que no haya pensado en ti, tú que tanto influiste en lo que hoy soy, a pesar de haber hablado tan poco, ¡pero dijiste mucho!. No me quito esa estampa, peleando con tus muletas por complacerme para conseguir andar no más de 100 metros, justo cuando tu organismo estaba a punto de decir definitivamente basta. Buena excusa me diste para sentir que tengo que esforzarme, que he de sentir el dolor para así terminar de entender mi breve existencia en este mundo. Que no hace falta explicarlo todo, que no hace falta explicar casi nada, ni tan siquiera es necesario contarse uno mismo a los demás, porque tus actos siempre acabarán hablando por tí cuando ya no estés...

Te echo de menos papá, y no me fue suficiente ponerme tu sello de oro en mi mano y completar mi dulce penitencia hasta el Rocío, la aldea que por fin conseguí compartir contigo en nuestro camino desde Sevilla. Necesito hacer más cosas para convencerme de que no te difuminarás en el desierto de mi memoria, y así, con estas pequeñas y tontas señales, poder convencerme de que estás más cerca; por tanto, habrá que hacer algo para no sufrir tanto tu ausencia.

 



lunes, 10 de agosto de 2020

SEMANA 4 HACIA FILABRES. DEL 1 AL 7 DE AGOSTO

Nuevo mes y soportando los calores de estos veranos precambio climático en La Mancha. Tras encadenar un sinfín de días seguidos de madrugones, el sábado tocó ponerse en pie a las 5:30 para estar a tiempo en Correderas (Despeñaperros) a las 6:45, hora en la que había quedado con Paco Tirado y con Diego. Encomendado al criterio de mi buen amigo Paco, me deje llevar transitando por una infinidad de sendas tėcnicas, rezando por no petardear como lo había hecho 7 días antes. Pero en esta ocasión mi cuerpo respondió, quizá por no sufrir tanto el calor, y disfruté de unos 18,5 kilómetros hechos son prisa pero sin pausa,  acumulando al paso +1000 de desnivel. Lo negativo fueron las molestias, aunque ligeras, en mi tendón de aquiles izquierdo.

Pero el doningo se presentaba como una nueva oportunidad para completar un buen fin de semana. Como Merche sigue sin estar para correr, cogí mi chaleco y me acerqué a Las Virtudes, donde me cuajé un buen entreno de trail ligero con 24,5 kilómetros y +450 de desnivel. Me decidí por mis viejas NB Fresh Foam Hierro V4, un poco tanques pero las reinas de la comodidad tras 1500 kilómetros sobre su caucho. Mis tendones descansaron y resultó un buen entreno marcado, eso sí, por el calor de su parte final en el que me desfondé un poco.

El lunes de nuevo a madrugar, pero con más motivación que en otras mañanas de lunes. Por la zona del aeródromo sintiendo un rodar más ágil que el percibido en los entrenos desde los últimos meses, para rematar con unos improvisados cambios de ritmo por el Camino de Membrilla. Buenas sensaciones, ¡que se echan mucho de menos!.

El martes de nuevo en pie cuando aún no había ni luz natural. Con un extra de fresquito todo marcha mejor y logré ir de menos a más para hacer el circuito de la Aguzadera con un final de buenas vibraciones.

El miércoles pude estrenar zapas nuevas, el enésimo intento por encontrar un punto de inflexión, pero eso está tras las cortinas de los milagros y no de manos de un fabricante de calzado, por más que éste sea japonés....

Si hace 10 años justos me tomaba en serio aquel agosto de 2010 jurándome que me haría corredor, y para ello me hacía de los servicios de unas Mizuno Wave Precision rojas, ahora llevo una vida paralela a aquella y me he comprado unas Mizuno Wave Hayate, también rojas, demasiadas casualidades...

Pues bien, con mi nuevo calzado salía a la zona del Cerro del Ángel para probar por terreno descompuesto su comportamiento, y en esta primera toma de contacto no me han defraudado, para nada. Otro 8 kilómetros y con la idea de seguir saliendo todos los días, aunque cueste. 

El jueves no  hayaba ganas por ningún lado, hipercansado. Pero salí nuevamente por la mañana y fui de menos a más completando el circuito de Camino de Don Bernardo y regreso por Camino de Santa María, 9 kilómetros. Las zapas nuevas muy bien, aunque se nota que les gusta el terreno complicado más que el asfalto.

El viernes tocaba redondear la semana, otro madrugón y otros 8 kiló.etros en mi circuito de las olivillas, en el que pude apreciar buenas sensaciones casi desde el principio.

Así, de esta manera, lograba llegar a los 84 kilómetros y continuar saliendo todos los días

lunes, 3 de agosto de 2020

SEMANA 3 HACIA FILABRES: DEL 25 AL 31 DE JULIO

Con la retroalimentación positiva proveniente de ver que he conseguido perder casi 2 kilos de peso y que las molestias en mis tendones de aquiles, que venían siendo generalizadas desde hacía meses, remiten, iniciaba esta tercera semana con el argumento aún un poco plano de acumular kilómetros en el fin de semana y luego distribuir los días laborables en entrenos cortos y no muy intensos.

El sábado me acercaba a Despeñaperros a correr con mi amigo Paco Tirado, y también con mis amigos Diego y Jesús, pero además teníamos invitados especiales: Gemma Arenas, su marido Agustín, y dos amigos más, que se unían en una tirada que se prometía dura por el calor, por el recorrido y por el ritmo que preveía iba a tener. No me equivoqué mucho, pero si erré en mis previsiones de rendimiento ya que a los pocos kilómetros noté que algo no iba, y en el 8 definitivamente comencé a venirme abajo, hasta que en el 13 desistí, por no retrasar más al grupo y decidí regresar directamente por la pista al coche. Un auténtico fiasco, motivado por causas que desconozco, pero a buen seguro que el calor tuvo gran parte de culpa, y es que, mi organismo no soporta la rápida pérdida de líquidos que sufro a partir de una determinada temperatura y/o grado de humedad. Al final me salieron unos 19 kilómetros, pero se me quedó cara de tonto.

Sin embargo disponía aún del domingo para rendir cumplida autovenganza. Eso hice, madrugué un montón para acercarme a San Carlos del Valle y hacer mi circuito preferido de 20 kilómetros con unos 700 positivos. Aunque el comienzo no fue bueno, y a pesar del calor que ya hacía a eso de las 07:30, fui creciendo para conseguir hacer un tiempo aceptable: 2 horas 2 minutos, pese a la altimetría y las zonas técnicas, cuatro minutos menos que mi mejor tiempo, hecho con temperaturas más llevaderas. Esto significa que estoy en la onda, y a buen seguro que así he de seguir.

El lunes tenía un día complicado por los compromisos que estaban plasmados en la agenda, pero pude salir a hacer unos 8,5 kilómetros en los que la segunda parte metí algo de ritmo, a pesar de estar un poco cargado por el tute del día anterior.

El martes, de nuevo madrugón, y aunque se trató de un entreno suave de tan sólo 8,5 kilómetros, yendo por el Camino de Don Bernardo para luego regresar sobre mis pasos, las bondades de la vuelta, con pendiente negativa me permitieron acelerar y sentirme suelto. Esas sensaciones son las que ando buscando, claros indicadores de mejoría y mejora.

Como en el día de la marmota, el miércoles tocó ponerse en pie a eso de las 06:40 y de nuevo restringido y limitado por el tiempo y las fuerzas, tocó entreno suave por la zona de la circunvalación, no más de 7 kilómetros marcados por la falta de chispa. Pero no es para quejarse: los tendones de aquiles apenas están dando guerra y me siento más ligero.

Y llegó el jueves, otra vez a la misma hora en pie, encadenando un buen número seguido de entrenos consecutivos, buena medicina para combatir la desidia. En esta ocasión tocó subir al Cerro del Ángel campo a través y luego regresar a casa por la parte de atrás. De nuevo unos 7 kilómetros, que sé que no son mucho, pero si suficientes para seguir sumando.

Por último, el viernes rematé con un entreno en la zona del aeródromo en el que metí dos marchas más en la última parte, todo para 8 kilómetros adicionales. Entrenos bastante planos y algo cortos los de los días laborales, pero no es fácil salirse de ese guión en esta época del año y con el poco tiempo del que dispongo. En cualquier caso ando contento por completar la tercera semana consecutiva sin descansos y moviéndome en los 80 kilómetros.