RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 20 de febrero de 2024

EL DESIERTO DE SEMANA QUE MEDIÓ ENTRE EL 10 DE FEBRERO Y EL 16 DE FEBRERO

Con la moral un poco por los suelos tras el pequeño revolcón sufrido en Cañete, me tomé de descanso el lunes y el martes. Las piernas tampoco estaban para muchos trotes, nunca mejor dicho. El caso fue que, el Día de los enamorados, Merche, Ziggy un servidor, salimos a dar una vuelta nocturna. Nada del otro jueves, unos 9 kilómetros. Y como al día siguiente teníamos viaje a Linares, descansamos, e hicimos lo propio el viernes. Es decir, un auténtico desastre de semana, que se adornó más si cabe con una estupenda comida en "Los Sentidos" en Linares en la que celebramos nuestro aniversario de boda (hacía 22 años que nos casamos, un 16 de febrero de 2002). No teniendo bastante con eso, aún quedaría otra cena, pero esa la comentaré en la entrada de "entrenamientos" de la siguiente entrada.

 

CRÓNICA DEL VI TRAIL PUERTA DEL REY DE CAÑETE: CORRIENDO EN ESA ESPAÑA VACIADA QUE QUIERE DEJAR DE ESTARLO

Testimonios de la España que se va vaciando. Cañete: un lugar donde vivir

Volvíamos a competir en nuestra comunidad, no obstante, lo hacíamos desplazándonos al otro extremo, y es que CLM es lo suficientemente grande como para perderte en ella. El sábado, nos acercamos a eso de la una hacia Cañete, en la carretera que lleva de Cuenca a Teruel, unos 240 kilómetros que comenzaron de manera accidentada, ya que, a la salida de Valdepeñas, los agricultores habían cortado el acceso a la A4, por lo que tuvimos que regresar sobre nuestros pasos y tomar la carretera hacia La Solana, y luego coger la propia a Tomelloso. Desde ahí, cogí la A43 y seguimos el itinerario normal.  Cuando sentimos nuestros estómagos vacíos, paramos y comimos; concretamente, lo hicimos en Villarrobledo, justo cuando comenzó a jarrear (falta hace). Una vez satisfecha el hambre, retomamos la ruta, y llegamos a Cañete a las 17 horas. Pronto descubrimos que íbamos a pesar mucho frío, no en vano, la localidad se encuentra por encima de los 1.100 metros de altitud. Más allá del gélido ambiente, lo íbamos a tener todo a mano: el hotel, la salida, la recogida de dorsales, todo en un radio de 40 metros. Nos dieron la bolsa de corredor y estuvimos paseando por el pueblo, también charlando con uno de los voluntarios, con quien estuvimos charlando sobre la vida en Cañete, él que llevaba 65 años allí... Fue muy interesante tomar el pulso de alguien que vive en plena "España vaciada", aunque lo haga en un lugar donde sigan habiendo servicios que peligran en un futuro a medio plazo.

A las 19 horas, nos acercamos por el arco de salida, ya que estaba comenzando la contrarreloj de 5 kilómetros en la que participarían algunos de los compañeros. 

Cenamos en el hotel y nos acostamos, abrigándonos bien, porque, conforme a lo comentado, íbamos a estar por debajo de cero afuera.

Primera parte del trail

Desayunamos en el dormitorio, nos pusimos la ropa y los chalecos y salimos a la calle. El Smartphone decía que la sensación térmica era de -6, sin embargo, a mí no me parecía para tanto. El caso fue que calentamos un poco y, sin más, nos vimos en otra aventura...

La salida fue rápida, pero en esta ocasión salí un poco más adelante de lo que acostumbro. No me sirvió para mucho de la estrategia, porque a lo largo de los primeros minutos fui comprobando cómo me iban adelantando algunos compañeros. Enseguida nos metimos en una senda técnica en subida, y luego, en torno al kilómetro 5, la bajada, siempre cubierta del blanco de la nieve y del hielo. Pese a todo, no resbalaba. El mayor inconveniente que nos encontramos fue diferenciar la vegetación de la roca, con el riesgo de pisar mal. 

Todo siguió igual, rizándonos por sendas técnicas y también discurriendo por pistas rápidas, hasta que en el 7,5 empezamos a subir. 

Había visto cómo me habían ido adelantando gente, pese a lo cual, las sensaciones no eran malas.  No obstante, subiendo suelen cambiar las cosas. Enseguida compruebo que ruedo mejor; eso ocurrió de nuevo, de modo que me vi consumiendo los +300 de la subida a Cabeza de don Pedro con otro semblante. Alcanzada la cima, pista para abajo y otra vez a penar. Fui comprobando la manera en la que me alcanzaban a cuenta a gotas los compañeros, y así, hasta el siguiente repecho.

Segunda parte de la carrera: la peor

Si en Torrelaguna había conseguido ir de menos a más, aquí ocurriría justo lo contrario. Me fui apagando al igual que lo hace una vela que se queda sin cera. Ni tan siquiera en la tímida subida que medio entre el 12,5 y el 14 me terminé de arreglar, y entonces, otra vez para abajo... a tratar de coger un ritmo que no tenía. Fue en el 17 cuando volví a tener una subida tendida, en la zona que más gustó de la carrera. Llevaba a dos corredoras al acecho, que iban tercera y cuarta de la general. Una de ellas era Noelia, una chica que conocemos de la Copa de Albacete. Fue esta, Noelia, la que me alcanzó al hacer cima de nuevo en Cabeza de don Pedro, justo en el avituallamiento. La bajada por pista, y luego por senda técnica, no hizo más que generarme un sinfín de dudas, sobre todo llevando pegada a la otra muchacha. En la parte técnica logré que no se me fuera, y al llegar al siguiente avituallamiento, el del 23, ni ella ni un servidor paramos. Quedaban solo 6 kilómetros, pero más duros de lo que esperaba.

El primer repecho fue bien, no tanto así el collado incómodo por el que transitamos después. Era de difícil correr, aunque muy bonito. Cuando la cosa se puso más fácil, la chica puso "pies en polvorosa" al confirmar que había otras dos féminas muy cerca y con el "cuchillo entre los dientes". Me pasaron como una exhalación y, además, cazaron a la que por aquel entonces era la cuarta en la general. Desde ahí hasta la siguiente subida, ya en el 26,50, desfondamiento. Al llegar a la zona de roca, de no más de 400 metros, me sentí como si estuviese en el lugar equivocado... quizá lo estuviera. Después un tobogán, viendo cómo me habían adelantado otros dos compañeros, y, por fin, el pueblo, pero «no iba a ser tan sencillo». Bajamos, un cacho de carretera, un cacho muy bonito de río, subimos por las escaleras y espero que esté ahí ya la meta, no obstante, todavía queda subir al castillo... ¿Es una broma? Por tanto, hice lo mejor que pude los últimos 600 metros que se me hicieron eternos, y alcancé meta de la peor forma posible.

Finalmente, 3 horas 58 minutos. Había perdido al menos 15 puestos: demasiado mal. Entre el 20 y meta, me habían adelantado 4 chicas, y todo, para dejarme bien claro que entre la forma que me falta y la edad que tengo, no puedo hacerlo mejor.

Esperé a Merche helado de frío y con calambres. Me aseé un poco y mi mujer llegó cuarenta y tantos minutos después. La rabia fue que se quedó 5ª de +48. Yo, mejor no digo mi posición en dicha categoría.

Va a ser que el objetivo que nos quedará será correr... simplemente correr, que no es poco a mis casi 54 tacos.






viernes, 9 de febrero de 2024

TRAIL PUERTA DEL REY

Este domingo, volvemos a tener competición. En esta oportunidad, nos desplazaremos hasta Cañete, un pueblecito cercano a la Serranía de Cuenca, camino de Teruel. Se presenta un día húmedo y de viento, así pues, no creo que vaya a tener problemas de deshidratación en los casi 30 kilómetros con +1500 que nos esperan.

Esta es la página:

https://www.timingsys.com/event/425




jueves, 8 de febrero de 2024

SEMANA DEL 3 AL 9 DE FEBRERO

Remando y remando, logro avanzar; lo hago poco a poco, sin hacer ruido, y por el camino, siento orgullo de seguir remando y remando. Así se resume esta que es mi última etapa por la montaña...

El sábado, Mercedes y un servidor se fueron a "su jardín", a San Carlos del Valle. Puede que no sea el jardín más bello del mundo, pero lo sentimos como nuestro. Además, está cerquita y Ziggy corre libre sin tener que preocuparnos que salga detrás de cualquier animal. Como ocurre últimamente, la tirada no fue muy larga, si bien, resultó ciertamente intensa. Algo más de 17 kilómetros hechos en 2 horas y cuarto. En cuanto a la altimetría, salieron algo menos de 500 positivos. Al menos, nos hemos acostumbrado a correr siempre, pese a que el terreno esté difícil o haya pendiente.

El domingo, salimos de nuevo los tres a hacer lo que en principio iba a ser algo suavito. Dejamos el coche en "Las Aguas" y, finalmente, acabamos haciendo 12 kilómetros a buen ritmo. Menos pendiente que el día anterior, lógicamente, aunque resultó una buena jornada.

El lunes descansamos ambos. En cuanto al martes, hice bicicleta, 8 kilómetros, y Mercedes hizo lo propio. Ayer miércoles salí con Ziggy y con el frontal e hice unos 9 kilómetros con accidente incluido (me di con una cepa en el tibial y vi las estrellas). Merche volvió a hacer bicicleta. El jueves hice unos 8 kilómetros de bici, y así, pude acumular una semana que sigue antojándose corta. El domingo, competición en Cañete: unos muy majos 30 kilómetros de montaña. Colgaré anuncio.



martes, 6 de febrero de 2024

SEMANA DEL 27 DE ENERO AL 2 DE FEBRERO

 Empezó con el viaje a Torrelaguna. El domingo, disputamos el trail, los casi 27 kilómetros. Pese a que la piernas estaban bien, nos tomamos el lunes de descanso. El martes, salí por la noche con Ziggy. Hicimos unos 9 kilómetros a buen ritmo.  El miércoles me di un nuevo descanso, y el jueves Ziggy y yo volvimos a salir, en esta ocasión otros 9 kilómetros. Merche hizo bicicleta. Por último, el viernes, me acerqué al gimnasio e hice cinta y elíptica, otros 8 kilómetros. De esta guisa, cerré la semana con 54 kilómetros. Son pocos, pero al menos estamos alternando competiciones.

sábado, 3 de febrero de 2024

CRÓNICA DEL TRAIL LARGO DE TORRELAGUNA 2024: DISFRUTANDO EN EL CAMPO Y SUFRIENDO EN MIS ADENTROS


Luces

Si hace 20 años me hubieran dicho todo lo que iría a hacer a lo largo de los últimos tres lustros, habría negado con la cabeza y con el dedo índice y, obviamente, no me habría creído ni una sola palabra. Pero en la vida, una de las mejores cosas que tenemos, es la sorpresa. Sí, llevo catorce años corriendo sin parar, y a lo largo de todo ese tiempo, he pasado por muchas fases. Ahora, ahora mismo, me encuentro en la que quizá pueda ser la mejor: estoy al margen de tiempos y rendimientos y, pese a mis cincuenta y tantos, sigo corriendo. Incluso a veces, disfruto... Eso es mucho ya.

Por otra parte, unos meses después de mis serios comienzos en el running, abrí este blog... y al igual que mis zancadas siguen una tras otra, mis publicaciones continúan sucediéndose. De acuerdo, sí, más espaciadas, menos apasionadas, no en vano ya no estoy en la Maratón de Roma bajando de las 3 horas, sino corriendo por la montaña con mi mujer, y entre los dos sumamos 103 años.

Preámbulo

El pasado sábado, Merche y un servidor nos acercábamos hasta El Molar, un pueblo del norte de Madrid donde nos íbamos a alojar de cara a la carrera de Torrelaguna del domingo por la mañana. El viaje resultó plácido en nuestro nuevo coche (que conste que el viejo Toyota todavía anda). Tras pasear por las calles de esa curiosa localidad, estuvimos cenando una gran ensalada y un pizza (afortunadamente, pedimos la más pequeña). El sábado no dio para mucho más, porque nos acostamos a eso de las 23 horas, y yo dormí bastante bien, no así Mercedes, que no descansó demasiado.

A eso de las 9 horas, nos desplazábamos hasta Torrelaguna. Aparqué relativamente cerca y recogimos el dorsal (escasa bolsa la que tienen en las carreras de la Iberika Trail... unos calcetines Lurbel, un gel y punto).





A las 10:15 nos pusimos a calentar. Hacía fresquito, pero todo apuntaba a que nos iba a hacer calor, como así acabo ocurriendo. Justo a la hora prevista, dieron la salida...

Éramos un montón en esta ocasión, así pues, no estaba la cosa para compararse. Bien sabíamos que el podio estaría bien caro. 

La primera mitad: la mala

La gente salió "a toda leche", o esa mi impresión me dio. Quizá no fuera para tanto, quizá es que no estoy "para tirar cohetes". De ahí que, bien pronto, sintiera mi falta de resuello y las piernas se me adormecieran. Además, me había prometido que andaría lo justo, que correría a no ser que la pendiente fuese insalvable, por lo cual, las cuestas me fueron consumiendo poco a poco, y eso que la carrera no ofrecía grandes dificultades técnicas. Eso sí, el campo estaba espectacular; se podía comprobar que ha llovido bien en la zona, a juzgar por el color del terreno y el agua que vimos

Llegué al primer avituallamiento del 5 y decidí no parar, a pesar de que los soft flash iban vacíos. Creo que hice bien, porque cuajé la subida prolongada de manera bastante digna, justo cuando comenzaba a comprobar ciertos "brotes verdes" en mi avanzar. La parte del río, la cual recordaba de hace dos años y medio, resultó un tanto dificultosa y desagradable, porque tuve que mojarme hasta casi la rodilla en varias ocasiones. Las zapatillas no daban a basto, no daba tiempo a que se secaran del todo. Tras este tramo, iniciamos la subida fuerte, pero no demasiado. Ahí estaba el segundo avituallamiento, donde cargué un poco de isotónica y decidí no llevar demasiado peso. Enseguida hicimos "cumbre", en el kilómetro 12,5 y, desde ahí, tocaría bajar hacia Patones de Arriba.



La segunda mitad: la buena o la menos mala

Cogí la senda con gusto, y las zonas más técnicas también las capeé bien. Mis piernas ya se habían entonado y ahora quería ejercer mi derecho a disfrutar, aunque fuese solo un poco, porque para algo habíamos pagado. Además, la zona era bonita y corrible, por lo que fui pillando a algún que otro compañero, hasta que alcancé el 17, al penúltimo avituallamiento en Patones de Arriba. La verdad es que llegué mucho mejor que en la otra ocasión. Me refresqué la cara con un poco de agua, recargué apenas 250 ml y salí sin comer nada (me acababa de tomar el segundo gel).



Lo que vino después me hace ser un poco más optimista. Los repechetes no lo fueron tanto, y en las zonas donde se podía correr logré disfrutar, o, al menos, no sufrí. Y así, fui dejando atrás a más gente. Sin más, vi a lo lejos el pueblo y de esta guisa llegué a meta.

No llevaba GPS, aunque salieron casi 27 kilómetros, los cuales hice en 3 horas y 23 minutos. Bien sabía que me había hundido en la clasificación de +50, porque había mucho nivel... Pero, ¡qué demonios!, ¡a hacer puñetas la clasificación!. 

Me acerqué al coche, me cambié, regresé, esperé un rato a Merche y le hice un breve vídeo al llegar. Ella tardó 4 horas y 3 minutos, finalmente, cuarta de +50, aunque, al igual que un servidor, llevaba una sonrisa instalada fruto de su disfrute. Con eso ya justificamos la mañana.

Tras esto, nos comimos una estupenda hamburguesa, una de las razones por las que, más allá de la escasa bolsa de corredor, merece la pena participar en esta prueba. Los paisajes, los avituallamientos, son otros motivos.

No dimos más vueltas, enfilamos hacia casa, y dimos por concluida la enésima aventura.





 


jueves, 25 de enero de 2024

IBERIKA TRAIL: TRAIL LARGO DE TORRELAGUNA 2024 26,5 KMS +1200

En otoño de 2021, Merche y un servidor nos embarcamos en un par de carreras por montaña de la Iberika Trail, concretamente, corrimos en Pelayos de la Presa y en Torrelaguna, ambas, pruebas relativamente sencillas. La experiencia estuvo bien, de hecho, estuvo tan bien que en la actualidad nos planteamos hacer el circuito completo. Para empezar, el domingo que viene nos desplazaremos hasta Torrelaguna. Este es el link del reto:

https://iberikatrail.es/info/torrelaguna/recorrido-2024



Competiremos en categoría +50, y apunta a que habrá mucha gente, Dará igual, lo importante no será subir al podio (quizá Mercedes lo consiga); lo importante será disfrutar de un buen domingo y tratar de ponernos un poco en forma. De paso, a ver si cae una ración de cochinillo.