RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 31 de marzo de 2019

SEMANA 23 AL 29: CUENCA Y EL REPOSO POSTERIOR PERO NO MUCHO QUE SIGUE LA COMPETICIÓN

Empezaba esta semana como de esas de las grandes ocasiones. El sábado me lo tomé de obligado descanso y el domingo tocaba batirse el cobre en la MAMOCU, Maratón de Montaña de Cuenca, unos 44 kilómetros de montaña de la dura, con +2700 metros según la organización.

Tras una prueba tan dura esperaba haber estado convaleciente los días siguientes, pero no fue así, ya el lunes pude ir al gimnasio para hacer una sesión sorprendentemente intensa, aunque el bajón me vino al día siguiente, también en el gimnasio. El miércoles fue el último día que entrené ya con unas sensaciones más normales, y decidí darme descanso tanto el jueves y el viernes, para que reposara un poco la mente. El domingo siguiente íbamos a tener nuevamente competición, en esta ocasión en Montizón.

Este es el resumen:
  1. Sábado 23: descanso.
  2. Domingo 24: 44,5 kilómetros +2500 en Cuenca, la MAMOCU. 6 horas y 11 minutos.
  3. Lunes 25: entreno en el gimnasio con descalentamiento a pie. 7,5 kilómetros.
  4. Martes 26: gimnasio bici, sólo 30 minutos.
  5. Miércoles 27: gimnasio bicicleta alta y baja y elíptica, 9,5 kilómetros. Sesión de core.
  6. Jueves 28: descanso.
  7. Viernes 29: descanso.
TOTAL: 67,5 kilómetros

 

SEMANA 16 AL 22: EN PLENA TORMENTA DE COMPETICIONES

Tocaba dejarse la piel el domingo 17 en Filabres y a una semana vista de mi reto en la MAMOCU la semana era para tomárselo con calma y cuidado para no echar por tierra todo lo planificado. Así que se trató más bien de una semana de transición en la que hubieron pocas carreras y sesiones de gimnasio.

Este es el resumen:
  1. Sábado 16: descanso
  2. Domingo 17: 34 kilómetros con un +1850 en el Extreme Sierra de Filabres, 4 horas 21 minutos.
  3. Lunes 18:gimnasio 40 minutos. También ejercicios de core.
  4. Martes 19: 8,5 kilómetros con Merche en el circuito de los Cerros de la Aguzadera.
  5. Miércoles 20: 45 minutos en el gimnasio con bicicleta y elíptica. Ejercicios abdominales.
  6. Jueves 21: descanso.
  7. Viernes 22: 7 kilómetros en el gimnasio con bici, elíptica y remo.

TOTAL:  68 kilómetros

Buenas sensaciones, todo preparado para lo de Cuenca


sábado, 30 de marzo de 2019

CUANDO CORRER EN LA MONTAÑA Y CON AMIGOS ES EL MEJOR DE LOS PLACERES

Con el retraso que llevo en esto de poner al día el blog me sorprendo con la rapidez que pasan los días, ¡y yo sin darme cuenta!. El sábado 9 de marzo quedábamos en Despeñaperros Merche, Miguel Angel, Manolo y un servidor, cuatro locos del Club de Montaña Linares. Marqué con todo el cariño del mundo un recorrido en el que trataba de abrir nuevas rutas campo a través, pero no esperaba que se uniera nadie más que mi mujer al evento así que estuve a punto de cambiar de opinión y poner un recorrido más conocido y seguro, aunque al final, visto lo visto, y con mucha suerte, salió bien la apuesta

Llegamos a Los Jardinillos a tiempo de conocer a dos montañeros ataviados con la ropa para la ocasión y que iban a iniciar una aventura similar a la nuestra. Charlé un rato con ellos, vivían en Manzanares, y pronto descubrí que habíamos coincidido en algunas carreras. Es lo que tiene este mundo ...



Saludo a Miguel Angel y a Manolo, al que no conocía en persona, y hacemos el resto de presentaciones, porque ninguno de los dos conocía presencialmente a Merche, y tras el protocolo debido nos ponemos manos a la obra.

Mal comienza la aventura cuando al llegar al pequeño pantano que hay en la senda del Barranco de Valdeazores me doy cuenta de que no le he dado a iniciar ruta a la aplicación de wikiloc, así que le perdemos 1 kilómetro a la grabación y siento un poco de rabia por no hacer las cosas como se debe.



Comenzamos a subir campo a través en una bonita subida y desconocida para mi, pero afortunadamente la intuición y la wiki no me juegan ninguna mala pasada y alcanzamos la zona del Puerto del Muradal tras unos 15 minutos de auténtico disfrute. 

 



 

 


Sin embargo, cuando vamos a coger el camino que establece la ruta hacia el Cerro de Ensancha me topo con una puerta y una valla, en lo que parece una zona protegida micológica. Tomamos el camino paralelo a la valla con la esperanza de encontrar una nueva ruta, pero avanzamos y avanzamos sin que la valla tenga fin, por lo que llegados a un punto decidimos dar media vuelta y regresar al Puerto del Muradal donde mi cabeza tendría que idear un nuevo recorrido sobre la marcha.  Me siento mal ante mi segundo gran error y temo al fracaso, aunque este sea sólo relativo porque estamos entre amigos. Sin embargo, al llegar de nuevo a la puerta tenemos un golpe de suerte, porque cuando me pongo a leer el cartel descubro que no nos están prohibiendo la entrada sino que se respete la zona micológicamente hablando por lo que me doy cuenta que HAY ACCESO, el candado no cierra la puerta la cual está simplemente colocada con alambres. Pasado el disgusto y agradecido por el giro de los acontecimientos entramos en un bosque precioso y fichamos en el punto geodésico del Cerro de Ensancha, donde disfrutamos de unas magníficas vistas.









Tras esto ya podemos seguir la ruta sin mayores problemas yendo primero por un camino y después por un cortafuego en el límite de ambas comunidades. 



Tras un buen rato de disfrute y buena charla llegamos al Río Magaña donde una pequeña laguna nos espera. 







Allí me despito un poco y continuamos por el cortafuegos cuando deberíamos haber seguido por el camino, lo que nos lleva a vernos aún en la zona de Castilla la Mancha con la valla separadora entre medias, así que nos vemos obligados a saltarla, sin mucha dificultad y ya continuamos en zona andaluza por donde establece la ruta.

La siguiente media hora es dura pero se hace muy agradable con tan buena compañía, hasta que llegamos a la pista que nos bajará a Aldea Magaña.







Hemos cogido ritmo y ahora el entreno comienza a suponer mover las piernas a una cadencia exigente y sostenida, que de eso se trata la montaña, de vivir del cambio. Alcanzamos, tras un buen rato de bajada por pista, el Río Magaña nuevamente y allí toca refrescarse, y yo bebo un poco, no tengo miedo a las diarreas.




Y desde ahí, ahora a subir de forma constante, ¡pero sin dejar de correr!. Merche se queda y yo le acompaño mientras vemos como Manolo y Miguel Angel van adelantados haciendo un buen tándem. Tras unos 15 minutos un tanto duros llaneamos un poco hasta llegar al cruce donde nos desviaremos hacia la Fuente del Cerecillo. Cuando llegamos a la misma notamos el calor y el esfuerzo y todos bebemos, hasta Merche, siempre rehacia a tomar el líquido vital si no es con garantía certificada. 

Desde ahí toca subir campo a través por un barranco bien bonitO, y es que gran parte de este recorrido se la debo a Francisco Tirado y Aurelio y a esa tirada que tuve el placer de disfrutar en mayo del año pasado con ellos y con Cati y Jesús. Toca ponerse las manos en los cuadriceps en paralelo al Arroyo del Cuervo hasta que cogemos una profunda y empinada escorrentía...






Cuando llegamos a un rellano obtenemos un bonito premio, hay una zona que el musgo ha conquistada subyugando totalmente a toda roca viviente.




Toca seguir subiendo hasta alcanzar la pista, la misma que siendo cómodos nos llevaría al cruce del Puerto del Muradal, pero no, hay que continuar la dura ascensión en una segunda parte muy exigente, que nos llevará a lo alto de la cuerda, a la zona de la Cima Malabrigo. En este episodio del recorrido el calor nos acompaña y las fuerzas ya quieren distraerse, pero hacemos piña y resolvemos el problema.



Ya en la cuerda correteamos unos metros por el cortafuegos pero enseguida cogemos el camino que baja a la derecha, 1 kilómetro y medio no muy técnico y que nos llevará primero a la pista que atraviesa gran parte del parque de Este a Oeste hasta llegar al cruce desde donde se accede al Castillo de Castro Ferral. El esfuerzo está ahí, pero con él también la satisfacción. Cogemos la pista que aún pica un poco hasta alcanzar por fin nuestro último hito: la senda del Barranco de Valdeazores, el disfrute y entretenta final, que hacemos como campeones hasta llegar a nuestro destino


Y en esta guisa llegamos a Los Jardinillos tras 27,5 kilómetros de entreno con +1300 de desnivel positivo, 4 horas 40 de jornada, con paradas incluidas, pero se trataba de vivir la aventura y dejarla en un reporte gráfico como el que nos ha creado Miguel Angel: ¡menudo reportaje!, aquí en mi humilde blog he dejado sólo una pequeña parte.

Gracias a Manolo y a Miguel Angel por apuntarse a la fiesta. Ahora tocará dar el callo los tres haciendo equipo en el Reto Araque, Jamilena, el 7 de abril. Gracias a Merche por estar siempre ahí.

¡Esto aún no se ha terminado!

viernes, 22 de marzo de 2019

LA CRÓNICA DEL TRAIL MONTES COMUNALES DE ADAMUZ: KALOPSIA

Kalopsia, palabra griega que significa "ilusión de creer que algo es más bello de lo que realmente es". Acaban de dar la salida y yo no puedo dejar de tararear la canción cuyo título es ese, KALOPSIA, me engulle la letra y en ese momento no veo las piezas del rompecabezas, en realidad no sé ni que hay un puzzle que hacer...

¡Por favor dadle al "play" mientras leeís el resto!

 

 

...pero todo está relacionado aunque nosotros muchas veces no nos demos cuenta....



El inicio de un nuevo comienzo

Ya ha llegado la temporada de montaña, veré el auténtico verde, el agua  correr (si el tiempo ayuda), pisaré las agujas de los pinos, resbalaré sobre los cantos rodados y sobre todo...me dejaré el alma en el intento...

Miro atrás y compruebo que he conseguido pasar página de ese oscuro capítulo del libro que escribo, la Doñana Trail me empequeñeció como un recuerdo difuminado, anduve varado un tiempo, pero vino San Lúcar de Barrameda a resucitarme en aquella maravillosa carrera, paradójicamente llamada Ultra Maratón de la Vida...

Compruebo que tras todo este trayecto mi ego ya está totalmente desprendido de mi ser y no tengo que portarlo en mi mochila, que bastante son los softflasks, turroncillos, sales y, si se tercia, los bastones.

Quizá sea kalopsia, quizá vea todo lo estoy viendo más lindo de lo que realmente es, pero independientemente de mi posible error perceptivo una cosa tengo clara: todo vuelve a comenzar cuando algo ya ha terminado.

El preámbulo a un nuevo paso que damos

Dejamos a Inés con sus abuelos y marchamos como un par de solteros enamorados a Montoro; esa localidad nos recibe sorprendiéndonos con su belleza y, para colmo, su gastronomía cordobesa nos acaba de desarmar, se nos alegra el sábado con aquellas vistas...esa profunda garganta atravesada por el Guadalquivir...












 

Llegamos a Villafranca de Córdoba para fichar en otro alojamiento que hemos descubierto, otro acierto de booking, el Hotel Rocío




Ya en la habitación me contrario seriamente al ver en el portátil como empata mi Albacete pero no dejo que ello arruine ese estado que tan bien definieron los sabios griegos, kalopsia de fin de semana. Paseamos sin prisa cogidos de la mano, y cerramos la jornada cenando entre ricos bocados intercalados de charla de runners..., mejor ahora que podemos hacerlo, ¡que mañana quién sabe...!

La montaña siempre me acaba reencontrando

Duermo bien, y me incorporo de la cama con una sonrisa. Desayunamos en la habitación y ultimamos los detalles para salir apresurados hacia los Montes Comunales de Adamuz. Las primeras luces del día se muestran aún tímidamente mientras avanzamos por la zigzageante carretera, que discurre entre verdes dehesas y densas plantaciones de pinos, en lo que es, para nuestra gozosa vista, un precioso anticipo de los terrenos que vamos a pisotear esa estupenda mañana.

Cuando llegamos nos frena una larga cola de coches que se impacienta esperando acomodo en forma de aparcamiento. Cuando el fresco de la mañana me abofetea la cara pienso en que me costará arrancar las primeras zancadas, aunque antes de librar esa batalla aún toca guardar espera en la recogida de dorsales. 


Ya con la bolsa del corredor en nuestro poder, finiquitamos los últimos detalles y tras esto saludamos a nuestros locos compañeros del Club de Montaña de Linares, que todos, salvo Jesús, correrán esa mañana el trail corto. Posamos alegres y haciendo piña en unas formidables fotos:






De izquierda a derecha: Apolonio, Andrés, Micky, Jesús, Víctor, mi parienta, un servidor e Ismael.


 

 y sin más nos damos de bruces con la salida, no sin antes sorprenderme al ver a mis buenos amigos Aurelio y Francisco Tirado, mis maestros de la asignatura "Despeñaperros" que tan bien me enseñaron.


 

El espíritu de marchar creciendo

Nos damos un beso y me siento feliz, aunque con dudas. ¡Los nuevos comienzos es lo que tienen!. Pero cuando echo a correr me invade una sensación de tranquilidad, no quiero estar en otro sitio que allí.

Avanzo en la zona retrasada del grupo, con la idea de progresar para sentir como crece mi moral (a mi ego ya lo excluí). La pierna derecha ha decidido estar tranquila hoy, para mi regocijo, así que no tengo excusa para ir de menos a más. Adelanto a Andrés, al cual saludo, después a Víctor, el presi, y por último paso a Jesús. Mi viejo motor va carburando al ritmo previsto y a cada minuto que pasa aumenta mi disfrute, entre el monte mediterraneo y el verde de los pinos, en una especie de duro cross, o suave trail, depende de como queramos verlo...


He pasado a bastantes corredores y la cosa se ha estabilizado, comienzo a hallarme en la zona del pelotón donde me corresponde gastar el resto de la gasolina y desparramar mi esfuerzo; por allí delante avanza un nutrido grupo y echo en falta una de esas duras y largas subidas en las que nos ponemos todos firmes y donde tanto disfruto últimamente, pero no, hoy no toca eso, hoy será de poco relax y mucho correr. Tras un largo cortafuegos en ligera subida que vamos dejando y cogiendo en varias ocasiones, comenzamos a vadear un mismo río, el Río Varas, que por suerte para nuestros pies pero por desgracia para el paisaje no corren sus aguas en su mejores momentos. Los 5 primeros kilómetros en 29 minutos 12 segundos, pero las piernas fluyen hoy, por lo que no hay mucho más de que preocuparse...

En ligera subida me vengo arriba

Estoy ganando +150 metros, la unidad de medida del montañero, la que más me gusta últimamente, ascender al cielo. Hay que conseguirlo en poco menos de 3 kilómetros, nada muy importante, y de repente la autoestima me da un respingo cuando diviso unos metros por delante las siluetas de Paco y de Aurelio. No me vuelvo loco y aunque es mi deseo compartir carrera con ellos no acelero consciente de que en buena lógica los debería alcanzar más temprano que tarde.



Saludo a Paco mientras hace "aguas menores" unos metros antes de un avituallamiento; en el puesto saludo a Aurelio que espera a su compañero y continuo sin parar, que por algo llevo peso extra. Unos minutos después me dan caza y en esta guisa marcharemos los tres un buen rato, y es entonces cuando me siento como quien recibe un regalo el día del cumpleaños de otro. Hasta llegar a meta en la primera vuelta dará tiempo a hacer un poco la goma con ellos.

 

De la reflexión al repentino resquebrajamiento


Miro el GPS al dejar a mi izquierda el arco de meta, kilómetro 11,5,  1 hora y 14 minutos, casi sin quererlo alcanzo nuevamente a mis dos compañeros de viaje y charlamos un rato sobre mi irregularidad y la probabilidad de que "pete" en breve, sin embargo estoy confiado y no espero hoy grandes hundimientos. De nuevo jugamos al gato y al ratón, a ratos en trío, a ratos como perseguidor y otros sintiéndome perseguido. Nos hallamos en una pista en las que mis piernas se sienten rápidas negociando la pendiente negativa y me echo adelante aún a sabiendas que no dejaré atrás definitivamente a mis avezados amigos, algo que tampoco es mi propósito.


El terreno es ahora más llano, avanzando por la dehesa mientras persigo las siluetas grises de esta fabulosa pareja y pienso en mi madre, en su felicidad, en su nueva etapa tan dulce y llena de calmachicha, esa en la que el enfermo es como un niño dócil y cariñoso. Siento que ella me está trasplantando su felicidad a cada minuto que, ahora sí, disfruto con ella. Mientras reflexiono mis piernas avanzan empoderadas, saltando entre troncos y ramas entre la hierba y sólo una manada de una docena de ciervos consigue sacarme de mi ensimismamiento, ¿es posible lo que ven mis ojos?




Nos acercamos al final, he conseguido cazar por enésima vez a Aurelio y Paco y me ilusiono con la idea de llegar con ellos, pero a no más de 1 kilómetro para meta la senda se me echa encima y siento que las piernas pesan, las fuerzas me abandonan sin preavisar y me veo batallando duramente en los metros finales.



Alcanzo el arco en 2 horas y 58 minutos tras haber recorrido 25,7 kilómetros y haber vencido unos +1100 metros de desnivel positivo, 52º de la general y 24 de mi categoría.

Al parar me doy cuenta de que estoy desecho, pero soy feliz, no veo las cosas más lindas de lo que realmente son, no siento kalopsia, al fin y al cabo la realidad se me muestra tan cruda y dulce como los sentidos la ven. Necesito sentarme un rato y tras hacerlo enseguida recupero las fuerzas y aprovecho para beber y venirme arriba del todo.

Ahora toca pensar en ella. Intuyo que está disfrutando y me la imagino con la alegría que se le ve en estas fotos de la organización...









Pero la jornada aún deparará una sorpresa...

Ella sabe dejarse literalmente la piel en la montaña 


Veo como entran mujeres, la primera lo ha hecho unos minutos después de mi. Me voy a cambiar al coche, y sigo viendo llegar a más y más locos, entre ellos Jesús, nuestro compi del Club de Linares, que lo hace en 3 horas 17 minutos. 
















A los pocos minutos de regresar a meta la veo aparecer, pero algo va mal, lleva las rodillas ensangrentadas y su rostro muestra dolor, atraviesa el arco en 3 horas 35 minutos.




Unos segundos después de haberse caído en el "pórtico de las desdichas"




Cuando me acerco compruebo que tiene las dos rodillas totalmente agujereadas, es especial la derecha que tiene muy mala pinta, tanto que en la ambulancia le tienen que dar puntos. Se ha ido a caer a 100 metros de la meta, en una zona totalmente llana, y todo por tropezar con el saliente del pórtico de entrada al recinto.

Después de un mal rato vamos a comprobar cómo se ha quedado en la clasificación, pero no ha habido suerte, 4ª en la categoría veteranas +40, a un minuto de la tercera, y es que entraron muchas en unos pocos minutos.

Tras todos estos avatares charlamos con Miguel, organizador del Reto Araque de Jamilena, y no queremos evitar comprometernos con él a inscribirnos por tercera vez consecutiva a esta estupenda prueba (https://www.retoaraque.com); también hacemos corrillo con Paco Tirado y Aurelio, hasta que acabamos hablando de su próximo reto en el que atravesarán la provincia de Jaén, 160 kilómetros a través del GR 48, y todo por una buena causa, la lucha contra el Azheimer (https://www.facebook.com/events/2213862992276891),



 


Y... todo está conectado

Tras esto Merche y yo nos sentamos al solecito a comernos un buen plato de pasta que nos da la organización, y es entonces, sólo entonces cuando me doy cuenta, ¡nada ha sido casualidad!, lo de compartir carrera con Aurelio y Paco, lo de su reto por el Azheimer, esa misma enfermedad que nubla la mente de mi madre y que le hace sentir una ABSOLUTA KALOPSIA, de la cual ya no saldrá, en una especie de felicidad impostada en la que todo parece más bonito de lo que realmente es, afortunadamente para ella.

¡Gracias! a los organizadores por tan bonita prueba, espectacular. ¡Gracias! a la enfermera y ayudantes de la ambulancia, ¡mil gracias! al grupo de compis de mi club de Linares y un especial agradecimiento para Aurelio y Paco por darme la oportunidad de poder correr nuevamente con un par de cracks como ellos.

PD: así estaba la rodilla de mi mujer una semana después tras quitarse los puntos.




Afortunadamente casi un mes después de su accidente podemos decir que ya está totalmente curada.

martes, 19 de marzo de 2019

LA SEMANA DEL 9 AL 15: YA ESTAMOS LISTOS PARA LO DURO

La última semana que realicé de entrenos no fue especial en ningún sentido, sino la continuación del trabajo hecho hasta ahora de cara a lo que se venía encima  en los meses de marzo y abril. Con los problemas de la pierna izquierda prácticamente resueltos, tras más de 3 meses de continuos y desagradables dolores, y tras un plan de fortalecimiento general que me ha llevado a echar en la mochila un poco de peso en pos de tener más fortaleza en aquellas zonas del cuerpo donde más lo necesitaba.

Ha continuado mi plan de entrenos en Despeñaperros y también ha supuesto el fin definitivo del descanso obligado para Merche, tras la caída en Adamuz que le llevó a soportar puntos en su rodilla y a un proceso de cicatrización que le ha traído por la calle de amargura.

Este es el resumen:
  1. Sábado 9: fenomenal entreno en Despeñaperros con Merche, Miguel Angel y Manolo, estos dos últimos del Club de Montaña de Linares. Difícil poder describir con palabras lo que disfrutamos esa estupenda mañana donde realizamos una sesión bastante dura con 27,5 kilómetros y +1300 de desnivel positivo, y muchas zonas de campo a través.
  2. Domingo 10: no hubo descanso para mi mujer y para mi, ya que nos fuimos a realizar, eso sí, un entreno suavito de unos 8,5 kilómetros. Las sensaciones eran bastante buenas, sin secuala alguna de lo del día de antes.
  3. Lunes 11: fuimos ambos al gimnasio, en mi caso me sentía bastante cargado y dio para una multisesión de bici, remo, elíptica, y ejercicios de fortalecimiento de core. Ella hizo elíptica todo el rato.
  4. Martes 12: tocó volver a salir juntos en un buen entreno de 10 casi 10 kilómetros en el que apreté las clavijas a Mercedes.
  5. Miércoles 13: de nuevo al gimnasio, en esta ocasión tocó bicicleta un largo rato y ella hizo elíptica, ya más cómoda con su rodilla. Otros 9 kilómetros en mi caso. Al finalizar ambos hicimos algunos ejercicios de cintura que tan bien me están yendo.
  6. Jueves 14: era el cumpleaños de Merche y nos cogimos la tarde libre, la cual aprovechamos para escaparnos a Despeñaperros para hacer 12,5 kilómetros con algo más de +700 de desnivel positivo. Todo bien salvo por el hecho de que en la última parte Mercedes se sintió indispuesta en lo que parece ser una bajada de tensión y lo pasó mal, tanto que llegamos de noche al coche.
  7. Viernes 15: descanso para ambos.
TOTAL: 84 kilómetros bien empleados

Ya estaba todo preparado para la dura prueba de Serón, del domingo 17: casi 34 kilómetros y un +1750 de desnivel positivo.

domingo, 10 de marzo de 2019

LA CRÓNICA DE LA MEDIA MARATÓN DE VALDEPEÑAS: LA MARCA NO LO ES TODO

El domingo 17 Merche y yo teníamos marcado en el calendario la Media Maratón de nuestra localidad, Valdepeñas. Recogimos a mi hermana Mari Carmen, que también la iba a correr, y tras la foto del club, calentamos un rato y sin darnos cuenta nos vimos ya dispuestos en la salida.

Merche sin GPS por recomendación mía, yo le llevaría el ritmo y no se preocuparía por los tiempos. Había una mínima esperanza de mejorar su mejor tiempo de 1 hora 48 minutos y unos cuantos segundos, hecha, precisamente en la media de Valdepeñas del año anterior. Salimos suave, guardando fuerzas y en seguida nos adelantó Paqui del Club de Montaña de Linares que estaba disputando el 10k, aunque unos pocos minutos después la adelantábamos y ya no la volveríamos a ver. El tercer kilómetro lo pasamos en 4´53´´ y pienso que nos hemos pasado un poco, pero el primer kilómetro ha sido lento de más por lo que vamos en la media. Los siguientes kilómetros vamos totalmente a ritmo independientemente de los repechos o bajadas que pudiera haber: 5´10´´, 5´06´´, 5´15´´, 5´09´´, 5´03´´, 5´07´´ y 5´11´´, entre el 4º y el kilómetro 10. Llevamos un tiempo más discreto en la primera vuelta que el del año pasado, 51´37´´ frente a los 50´11´´ de 2018, sin duda íbamos midiendo fuerzas, pero también éramos sabedores de que Merche estaba un punto por debajo de antaño. La cuesta de la Avenida Primera de Julio es más plácida que todas las de las ediciones anteriores y Merche avanza fuerte, mete una marcha más en la bajada y de nuevo aguanta bien el repecho de la Avenida de las Tinajas. Aún así Paqui Taviro nos vuelve a pasar en el mismo punto que lo hacía en 2018, y sin ánimo de competir, Merche siente que va de más a menos, sin embargo su ritmo apenas ha decaido. Es en el kilómetro 16 y 17 donde si se nota cierto bajón, 5´26´´ y 5´23´´ en una zona dura, pero en la bajada hacia la Plaza de España vuelve a bajar de 5´, haciendo 4´59´´y los dos últimos kilómetros también los hace a un ritmo bastante digno, 5´11´´ y 5´09´´, para terminar con una marca de 1 hora 49 minutos 20 segundos, sin capacidad al final de aumentar la cadencia y algo justa.

Finalmente quedó satisfecha del esfuerzo, en la que quizá ha sido su media maratón de Valdepeñas menos sufrida, aunque también ha sido la primera en la que no ha conseguido superar crono. ¡Y qué más da!, ella ya está en otra cosa, ella es montañera. La buena noticia fue que quedó la 14ª corredora local, lo cual le mereció trofeo

He aquí unas fotos:





 Una fotillo con Eugenio, un crack corriendo y su compañero de trabajo.



Otra con Raúl, nuestro compañero en el Club de Montaña de Linares, otro crack.

 













 Coordinados en plena faena
















Foto del Club Extenuación Valdepeñas

Ya por la tarde tuvimos la tradicional comida del club, y además de pasar un estupendo rato nos llevamos la sorpresa del día: a Merche le dieron una placa por su dedicación y esfuerzo