A veces la historia se repite, o eso nos parece, y esto ocurre o bien porque encajamos nuestros hábitos sin darnos cuenta o por mera casualidad. Es entonces cuando nos da la sensación de que eso ya lo hemos vivido. La primera semana se mayo se desarrolló en cuanto a entrenos se refiere de forma paralela a la última de abril y para remate tuvo un viernes casi calcado al viernes anterior: hasta el jueves de ambas semanas había acumulado 77 kilómetros, en ambos casos decidí ir al parque a rodar muy suavito 3 vueltas, 6 kilómetros, se repitió la historia de correr con sensaciones similares y no hacerlo solo, es decir hacerlo con compañía (en esta ocasión con Benito Carrero). Y lo que completa un dejá vu perfecto fue el final: ya que otra vez llegando a casa y en el mismo lugar me volví a encontrar con Merche e Inés que volvían de la piscina cubierta, así que había que hacer justamente lo mismo que siete días antes: recorrer los últimos 400 metros corriendo con mi hija.
83 kilómetros que me dejan un buen regusto, el de haber vuelto a repetir otra semana decente, y en esta ocasión con mejores sensaciones y con menos molestias. Lo he compaginado con una semana muy dura ganándole la batalla al estrés y al tiempo. Esta por ver si todo esto servirá para algo.
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