RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 29 de junio de 2014

JUEVES 26: EL ÚLTIMO ENTRENO DE LA SEMANA

Tras descansar el miércoles debido a que no me encontraba muy motivado para salir a correr y preferimos salir a cenar Mercedes y yo, tocó salir el jueves, los dos, como suele ser habitual en este día de la semana. en esta ocasión hicimos un circuito de cuestas en el Cerro del Ángel subiendo en varias ocasiones por el camino empinado, bajando por el mismo y subiendo también alternativamente por el carreterín asfaltado. A Mercedes le viene bien este tipo de entreno ya que necesita fortalecer su tren inferior; a mi también me resulta positivo aunque en esta ocasión me quedé con ganas de más. A la vuelta bajamos bastante rápido a casa, con las sensaciones de poderío que suelen dar las cuestas en las piernas.

El viernes tampoco salí, algo inusual en mi, y es que, como digo, esta semana ha sido algo atípica, finalmente pospuse el inicio del plan al sábado 28, y ya adelanto que en este fin de semana sí que me he metido un buen tute, casi 50 kilómetros en dos días.


miércoles, 25 de junio de 2014

MARTES 24: UN DOBLAJE QUE QUEDÓ EN UN SOLO ENTRENO

Quería comenzar mi nuevo plan con ambición, pero ya desde la mañana del martes me levanté cansado (estamos a miércoles y me siento igual). La idea era entrenar al mediodía en Manzanares y luego hacer lo propio por la tarde con Merche. Salí sin ganas del polígono, para realizar un entreno de algo menos de 10 kilómetros, que no me apetecía nada. Necesité más de 25 minutos de sesión para desperezarme porque cada zancada costaba un mundo, pero fue ya en el camino de regreso donde recuperé sensaciones y pude completar unos 55 minutos de entreno terminados a buen ritmo.

Tenía claro que no me apetecía nada volver a correr cuatro horas después, y de hecho eso hice, no correr.


LUNES 23: MOLINOS EÓLICOS OTRA VEZ SANCHO

El lunes tuvimos un nuevo episodio del Quijote de la Mancha, y es que cuando Mercedes salió del trabajo y llegó a casa me preguntó si saldríamos a correr. Normalmente ella lo hace martes y jueves, pero hacía una tarde muy agradable así que cogímos el coche y nos fuimos al Paraje del Peral, donde aparcamos y de ahí hicimos un circuito que nos llevó a subir una de las Sierras del Peral hasta alcanzar los molinos eólicos, la tercera vez que lo hace mi mujer. La ascensión fue lenta pero cómoda, y se nota el trabajo hecho en las piernas de mi señora esposa. Una vez arriba bajamos más rápido que de costumbre y es que no tiene molestias en la rodilla, ni tampoco temores al respecto. Ya llaneando antes de llegar a la carretera nos pusimos con un buen ritmo que se mantuvo en los dos kilómetros de asfalto hasta llegar al coche. Finalmente salió un magnifico entreno de 1 hora y 5 minutos y calculo unos 10 kilómetros.




DOMINGO 22: TIRADA LARGA EN LINARES

El domingo fuimos a Linares para dejar a los niños con sus abuelos maternos una semana. Yo aproveché para realizar una tirada después de comer. La idea que finalmente llevé a cabo era dar dos vueltas a un circuito de 10.800 metros, con cuestas considerables y zonas de superficie irregular. El calor era considerable, pero no era para tanto, a pesar de salir a las 17:30 horas. Así que, con la motivación que te llega cuando comienzas un nuevo plan y te planteas un nuevo reto (la Madrid-Segovia),empecé otro entreno más, y ¿van?..., no sé, no los he contado, aunque algún día de esto pienso calcular los kilómetros hechos en estos últimos años. Las piernas no iban mal, como viene siendo habitual en está última etapa, no tengo mucha chispa, no me siento volar, pero al menos no me cuesta correr, y lo que es más importante, no me cuesta hacer kilómetros. Ya regresando por la vía verde, cogí una cuesta pronunciada por una senda bastante complicada que me llevaba al Camino de Vilches, y alcanzado este, cogí sentido Linares. Completé mi primer ciclo en 1 hora y 2 minutos, ritmo suave, pero no está mal teniendo en cuenta que casi se trataba de un trail. Hice una parada técnica en casa de mis suegros, con el tiempo justo para refrescarme y beber un poco de agua, e inicié la segunda, con más alegría que la primera; además, se había levantado una brisilla que hizo más agradable la sesión y por momentos pensé en dar tres vueltas, lo cual hubiera supuesto más de 32 kilómetros, pero afortunadamente dejé a un lado la vehemencia y completé mi entreno según lo preestablecido. Mucho mejor en este segundo episodio, en todos los sentidos, y alcancé la meta en menos de 1 hora, a un ritmo más decente de 5´20´´ de media.



lunes, 23 de junio de 2014

SÁBADO 21: LA CRÓNICA DEL 10.000 DE PIEDRABUENA

Llegó otra competición más, de nuevo los nervios, sobre todo para Merche. Después de comer nos fuimos para Piedrabuena, no sin prisas, y es que cuando fui a arrancar el coche, no hacía masa. Inés se había dejado una luz interior encendido y casi se había consumido la batería. Con la ayuda de dos vecinos empujamos el coche y arrancó a la primera, así que nos fuimos todo apretados a la carrera a sabiendas de que con un poco de mala suerte no nos daría tiempo a inscribir los niños en sus carreras. Sin embargo llegamos a tiempo, y a eso de las 19:00 Inés estaba corriendo y disfrutando sus poco más de 200 metros de recorrido. Está claro que le importaba más pasárselo bien que adelantar a alguno de sus compañeros. Después le tocó el turno a Jorge, que tenía que correr 1 kilómetros y que siguió mi consejo saliendo reservón para así no desfondarse. No llegó el primero, tampoco el último, y sobre todo llegó con fuerzas pasándoselo bien. Ahora tocaba esperar casi tres horas a que llegase nuestro turno, así que decidimos hacer a pie parte del recorrido del 10.000 debido a que habían cambiado alguna parte del mismo. Se hizo duro para Inés a la cual le cuesta andar un montón, pero recorrimos los 3 primeros kilómetros para comprobar que habían quitado la cuesta más dura y prolongada, y que seguía habiendo grandes bajadas. A eso de las 20:45 ya se veía animación en las inmediaciones de la salida, ya iban llegando los casi 700 corredores que iban a participar en esta estupenda prueba que siempre deja un buen sabor de boca y te encomienda a repetir al año siguiente. Abrimos el maletero y sacamos nuestra cena, básicamente empanada de atún  y embutidos con un pan supertierno, que habíamos comprado al llegar a este pequeño pero acogedor pueblo. A eso de las 21:15 ya habían llegado la mayoria de los corredores del Pozo Norte habíamos charlado con todos ellos. A las 21:35 nos pusimos a calentar y yo subí dos veces las cuestas del primer kilómetro, no así Merche, que sólo lo hizo una vez. Un rato más tarde nos echaron las fotos del club





Sonó el pistoletazo y Merche y yo salimos a comernos su marca: de 54´46´´ que tenía en el 10.000 de Afad de Valdepeñas, hecho hacía poco más de un mes y medio. Las primeras cuestas se pasaron bien, no en vano era el inicio de la carrera, y el semblante de mi mujer era bueno, también sus pulsaciones, porque no la oía respirar. Llegaron las cuestas abajo y aumentó el ritmo considerablemente, poniendo la media en 5´09´´, llegamos a la Plaza de Toros (un pasote la animación que ponen ahí dentro)


 

La temperatura era buena, no excesivo calor, pero aún así la fui refrescando todo lo que pude con botelllitas de agua y ayudándole con la logística del esponja. 

En el cuatro y pico pasó un pequeño bache, porque el ritmo cayó un poco, coincidiendo con el paso de la primera vuelta. Empezaba casi un kilómetro entero de subida y aquí perdió bastante, pero aún así no lo hizo mal, porque en lo alto se repuso rápidamente y volvió a coger ritmo. Fue allí donde se tomó un chutazo de glucosa que a ella tanto le gusta.



El segundo paso por la plaza fue lo único duro que le quedaba y yo ya sabía que iba a pulverizar su marca. Tan sólo faltaba saber en cuanto tiempo. 

 


Fue ganando espacio al Garmin, bajando de nuevo la media hasta que llegamos a meta en un magnifico ritmo  de 5´18´´ y una más que estupenda marca de 52´49´´, dos minutos menos que su anterior registro. Y todo sin sufrir apenas y con la sensación de que se estaba reservando (tenía muy cercano el sufrimiento el último 10.000 de Manzanares).




Sólo quedaba lo mejor: beber, comer y charlar. Aquí una foto de los triunfadores del Pozo Norte.















Y aunque mi mujer no subió al cajón (15 clasificada de su categoría), para mi fue la auténtica campeona de la noche.


VIERNES 20: FESTIVO CUANDO NO LO ES Y YO QUE APRIETO

El jueves me había tocado trabajar. No me importó mucho perderme la proclamación del nuevo rey, porque sabía que con coronación o sin ella tendría que trabajar del mismo modo y con la misma intensidad. Eso sí, tuvimos que cambiar el festivo del jueves pasándolo al viernes, de forma que este día tuve que quedarme todo el tiempo con los críos, y trabajando en mi despacho, con mi otro trabajo. Por la tarde, cuando regresó Merche la asusté al decirle que le tocaba volver a correr, y estuvo a punto de cambiarse, pero en seguida le dije que estaba bromeando, no le tocaba porque los viernes no le toca y porque el sábado tenía nuevo reto. Así que cogí y me fuí con buen ritmo al Peral, y una vez alli regresé por el camino que bifurca hacia Las Aguas y que permité volver de nuevo al Camino del Peral. Las sensaciones eran buenas  y se puede decir que fue el entreno de calidad de la semana. Me saldrían unos 13 kilómetros aproximadamente.

De esta forma me he despedido de las dos semanas de descanso relativo que me he concedido desde la Quijote Legend. Dos semanas en las que no he parado, pero es cierto que no me he extresado con planificaciones. En estos 7 días me han salido unos 76 kilómetros que no están nada mal, y ahora es cuando comienza un nuevo ciclo de tres meses que culminará con los 102 kilómetros de la Madrid-Segovia del 20 de septiembre.

 


JUEVES 19: AHORA SÍ TENGO UNA MERCEDES SESSION

El jueves pillé a Merche y la puse a entrenar. Estaba tremendamente nerviosa debido a que el sábado por la noche íbamos a correr el 10.000 de Piedrabuena, y realmente le habíamos metido presión al decirle que lo más probable bajaría su marca debido a su buen estado de forma. Sintió esa presión, pero es cierto que también sintió la emoción que conlleva la responsabilidad. Por tanto, mejor eso a no hacer nada y no sentirte vivo. Nos fuimos a la Circunvalación por la zona de la rotonda del Moral de Calatrava y de ahí hasta el camino asfaltado donde se encuentra la depuradora vieja, un recorrido nuevo para ella. Cruzamos uno de los puentes viejos del Río Jabalón y subimos el puente de la AIV para regresar por la vía de servicio de dicha autovía, pasando por el Polígono Entrecaminos. Mercedes iba bien de piernas pero ya regresando comenzó a respirar mal, como si tuviera un ataque de asma, y lo pasó regular, porque no le llegaba bien el aire a los pulmones. Tuvimos que aflojar un poco la marcha y se agobió pensando que le podría pasar algo similar en Piedrabuena. Al final nos salieron unos 10.300 metros a un ritmo medio aceptable, porque hicimos 1 hora y 5 minutos.

 


MIÉRCOLES 18: LA SELECCIÓN ESPAÑOLA Y EL CERRO DEL ÁNGEL

¿Qué relación guarda la selección española de fútbol con nuestro Cerro del Ángel?. Aparentemente ninguna. Se quedará grabada en mi memoria una relación que yo he establecido circunstancialmente

 


 

Llegué a casa a tiempo de salir a correr, pero no podía hacerlo porque me tenía que quedar con Inés hasta que regresara de su trabajo Mercedes. El partido de fútbol, España-Chile era a las 21:00 horas y aunque no estaba muy motivado (después de oir que cada futbolista de la selección se llevaría una prima de más de 700.000 euros si ganaban el mundial me desimpliqué totalmente), sí que al menos tenía ganas de ver el encuentro. Merche llegó casi a las 20:20 horas y tuve el tiempo justo para subir el cerro mencionado campo a través, bajar hasta la mitad de la falda y volver a subir, para luego bajar definitivamente y regresar a casa. Llegué a las 20:57 horas, justo para ver el comienzo, aunque "mis esfuerzos" no merecieran en absoluto la pena como luego quedó demostrado.....

Pero hagámosnos una pregunta: ¿qué es "deporte"?. La RAE lo define con tres acepciones:

 deporte.
(De deportar).
1. m. Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.
2. m. Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre.
por ~.
1. loc. adv. Por gusto, desinteresadamente. U. t. en sent. irón.

Yo subí el cerro haciendo honor a la primera acepción, porque realicé una actividad física que supuso entrenamiento sujeto a mis normas; unos minutos más tarde nuestros querídimos "dioses del balón" que no han estudiado durante casi 40 años como yo y que no son cuasimileuristas como yo, pero eso sí, que son multimillonarios, no me cabe la menor duda que también practicaron deporte, pero se guiaron más por la acepción número 2: ejercicio físico como pasatiempo, y no creo que cumplieran con la conceptuación "por gusto, desinteresadamente". 

Conclusión: el mundo al revés, un runner de casi 44 años, uno más que se mata y busca el hueco en su complicado horario para no saltarse un entreno, y que va poniendo dinero para poder competir, frente a estos jovenzuelos que lo tienen todo menos, parece ser, ganas de dejarse la piel, ¿por qué?, precisamente porque lo tienen todo.

Ya hemos establecido la relación entre "La Roja" y el "Cerro del Ángel": éste último fue el testigo del mi esfuerzo el día en el que acorté mi entreno para llegar a tiempo de encender la tele para luego ver a esta panda de "profesionales".


Por tanto cumpli con mi entreno corto (hubiera sido más largo de haber sabido como iba a devenir el partido) y luego por la noche, tras ir a por Jorge que venía de su viaje de fin de curso, no me podía quitar de la cabeza una idea: "cuan injusta es esta sociedad en la cual  una gran mayoría malvive y sostiene el país, para que unos pocos sean loados y se enriquezcan a través del esfuerzo, la ilusión, o la dedicación de esa gran mayoría". Y como no puedo cambiar el mundo yo solo, simplemente hago lo único que puedo hacer, escribir sobre ello en este humilde blog.

 

 
 

MARTES 17: UN MARTES CORRENDO SIN MERCEDES

El martes pasado no pudimos salir mi mujer y yo a correr juntos, pero sí lo hicimos por separado. Ella se tuvo que quedar con la niña, y decidió ir a la pista de atletismo con Inés, donde realizó interval. Yo me fui a hacer un circuito cortito, de unos 9500 metros, suavito, todavía recuperando del esfuerzo del domingo que me había dejado algo cargado, y al regresar por el Camino de Membrilla, cuando quedaban 4 kilómetros me encontré con Victoriano, un runner del Extenuación que es de alabar su dedicación a su edad, y justo cuando estaba charlando con él apareció Enrique Cidfuentes, otro extenuado y gran persona también, que regresaba de hacer una tirada larga. Me uní a él a pesar de que llevaba un ritmo aproximado de 4´20´´, y sólo me salvó la pendiente descendiente porque no estaba yo para esos trotes, nunca mejor dicho. A pesar de todo, este cambio de ritmo me hizo desperezarme y la cosa empeoró más cuando fuimos aumentando paulatinamente el ritmo de forma que acabamos despidiéndonos a unos metros de mi casa cuando ya rodábamos a 4´pelados y mondados. Los últimos 400 metros los hice suaves porque la carga muscular era ya considerable.


viernes, 20 de junio de 2014

EN LO MÁS PROFUNDO DE MI

Ya va a hacer cuatro años desde que esto de correr se convirtió en un hábito, en una forma de vida, casi 1.500 días, que puestos uno tras otro con sus kilómetros equivalentes es una larga distancia, corrida en su mayoría en solitario. Muchos dolores, penas y alegrías, muchos amigos hechos por el camino, grandes emociones e incluso grandes sustos, y todo en una aventura que no sé bien cómo se inició pero que continúa. Dicen que las parejas suelen pasar un bache cada cuatro años, y eso me ha debido pasar a mi con la relación que tengo con mi nueva vida, he debido sufrir un cambio de ciclo, porque las sensaciones son ahora raras, no veo el horizonte limpio, no lo vislumbro con claridad, pero aún así no puedo dejar de correr. Algunos, leyéndome, podrías pensar que estoy pensando en que me tengo que tomar esto menos en serio, pero hoy por hoy no concibo mi vida sin poner pasión en esto que hago. Mi trabajo es un agujero negro que absorbe gran parte de mi energía y la de mi familia, y sólo escapo de este abismo cercano a través de la vivencia de esta aventura que ahora también comparte conmigo Mercedes.

Las piernas que me trasplantaron en su día y que luego indecentemente dicidieron quitarme, sin que mi organismo las hubiera rechazado, ya no me llevan tan rápido allá por donde decido moverme, pero con mis piernas viejas, las de toda la vida, me siento más seguro porque las conozco bien, sé que no irán muy lejos  pero me llevaran fielmente hasta donde puedan.


RADIOHEAD: EN LO ALTO DE LA NADA

En lo alto de la nada, en la cumbre de lo indefinible, en la cima de la soledad, ahí se encuentra Radiohead, tan en sí mismo como cercano, que uno cuando lo descubre tiene que volver a aprender a cerrarse al mundo, y reencontrarse cuando ya pensaba que en esto de la música la musa se llamaba negocio, pero no Thom Yorke no quiere eso para nosotros, nos deja esas obras de arte y nos convida a comprenderlas, si somos capaces. Desde aquellos viejos discos de Pink Floyd no he vuelto a sentir igual, pero esto no es una invitación a que lo escuchéis, esto es tan sólo las reflexiones de un runner en un blog que últimamente se siente tan íntimo como la música de esta maravillosa banda


Lo tenéis como siempre en mi gramola

http://es.wikipedia.org/wiki/Radiohead


LA CRÓNICA DE LA TRIJOTEMAN DE CIUDAD REAL

Algunas cosas, muchas diría yo, pasan en esta vida de forma inesperada, y lo de la Trijoteman ha sido una de ellas. Hace dos domingos en la comida que organizó el Pozo Norte, Marisol Gijón me convenció para que corriera este medio ironman en su modalidad de relevos, nada muy especial ya que se trataba de una media maratón colaborando así con el nadador, Juan, y con el ciclista, Manolo. Todo fue precipitado ya que le habían fallado las otras dos o tres opciones que tenían de corredores, y yo no supe decir que no. "No saber decir que no" resume parte de lo que ha sido hasta ahora mi vida, eso junto a "me guío por mi corazón y no mido las consecuencias". Son dos fórmulas peligrosas, arriesgadas, dos fórmulas que me han dado satisfacciones y disgustos a partes iguales, pero siempre ha sido así, es mi naturaleza.

La Trijoteman es la primera prueba de estas características que se celebra en la provincia. Una apuesta muy ambiciosa porque se trata de organizar un medio ironman (1,8 kms a nado, 65 kilómetros en bici de montaña por caminos y una media maratón a pie), junto con una prueba Sprint (que terminaba en el mismo lugar pero con distancias más cortas, concretamente 5 kilómetros a pie). La primera parte se realizaba en el Pantano del Vicario en la carretera entre Ciudad Real y Toledo, la parte de bicicleta consistiría en dar dos vueltas a un circuito de veintitantos kilómetros y por último regresar a Ciudad Real, y la media consistiría en cuatro vueltas a un circuito mixto, con asfalto, grava y tierra, con repechillos pero bastante urbano. La prueba pertenece al Trijote series, del circuito de Ciudad Real, y desde luego los organizadores tenían ante sí un reto importante.

http://www.trijoteseries.com/
https://www.facebook.com/trijote.series

Durante toda esa semana me preocupó el calor y es que no tenía pensado competir en ninguna prueba hasta septiembre, cuando tengo la Madrid-Segovia. Yo no soporto correr cuando superamos los 25 grados, supongo que nadie, pero debo ser muy flojo porque está comprobado que mi rendimiento cae en picado. Así que me pasé todos los días de la semana cabreado conmigo mismo por haberme metido en semejante lío. Para colmo el viernes agarré el virus gastrointestinal que había afectado a Jorge e Inés y cuando llegué a casa del trabajo me dolían todos los huesos de mi cuerpo y eso acompañado de una terrible diárrea, así que Merche llamó a Marisol para decirle que no podría correr, pero todo se quedó ahí, en un inpás. El sábado por la mañana me levanté mejor y Mercedes y yo nos fuimos a realizar una tiradilla. No es que me encontrara muy bien pero sí lo suficiente como para no dejarles tirados. Así que el domingo nos fuimos los cuatro a Ciudad Real.


Cuando llegamos al complejo polideportivo apenas había movimiento de gente. Pronto nos enteramos que el inicio de la prueba de natación se había demorado tres cuartos de hora debido a que las boyas se habían movido durante la noche de forma que habían comenzado a las 09:15 en lugar de las 08:30 horas, así que iba a ser una larga mañana. Tuvimos la oportunidad de charlar con Nico Hernández, de Valdepeñas, que además de ser un buen runner es un magnifico ciclista y gusta de este tipo de competiciones; él no iba a competir pero si Agustín Quintana que iba a hacer el "half". A las 10:30 aproximadamente llegó Marisol con Juan, el nadador, junto con Olga, su mujer, y la mujer de Manolo. La natación había sido dura, pero aún así Juan había salido segundo del agua, de entre más de 260 participantes, y eso que se había despistado haciendo metros de más, porque dominó la prueba todo el tiempo, aún así, tras la transición, Manolo conseguía arrancar primero y él también es un crack, con lo cual a mis tremendos dolores de tripa que me estaban dejando doblado, se sumaron los nervios de verme corriendo con la responsabilidad de dar un trofeo al equipo (sólo daban premio al primero de relevos, nada para el segundo y el tercero). La mañana fue avanzando mientras esperábamos en la zona de la transición que llegasen los primeros ciclistas. De ese momento son estas dos fotos:



Lo que pasó después fue bastante emocionante: los primeros ciclistas de la prueba sprint comenzaron a llegar y pude experimentar en directo la emoción de la transición; dejaban sus bicicletas tan rápido como eran capaces, se cambiaban en un santiamén de zapatillas y salían como alma que lleva el diablo a realizar sus cinco kilómetros. Juan estaba conmigo y entre los dos tratábamos de orientar a algunos que llegaban despistados y no sabían donde dejar la bicicleta.

Al rato aparecieron unos ocho o nueve corredores que como yo participarían en la prueba de relevos, lo cual hizo que me pusiera aún más nervioso. 

A eso de las 12:30 llegó Agustín Luján, marido de Gemma Arenas, ambos del Club Trijote, iba primero de la half. Esperábamos a Manolo pronto porque por su calidad debería estar entre los primeros en llegar, pero tras Agustín fueron llegando más y más participantes, y de Manolo no teníamos noticias. Llegó el primero de relevos y el corredor salió a tope, después llegaron otros cinco ciclistas de la modalidad equipos y entonces supe que me tocaría correr por correr, sin ninguna motivación extraordinaria. Corrió el rumor de que muchos ciclistas se habían perdido, unos para hacer menos kilómetros y otros para justo lo contrario, para hacer kilómetros de más, y por un momento se sembraron las dudas de la incertidumbre de no saber quién podría estar después descalificado. Finalmente, 26 minutos después de Agustín Luján, llegaba Manolo, algo contrariado, ya que se había perdido y hecho unos 7 kilómetros extras. Me colocaba el chip y salía a ritmo alegre hacia la pista de atletismo....

La primera vuelta: ¿dónde voy?

Fue extraño correr de esa forma: solo, sin tener muy claro donde estoy posicionado y sabiendo que no pillaré a ningún competidor de mi prueba de relevos porque me sacan un porrón de minutos. Para colmo, a eso de las 13:00 horas hacía un calor considerable, cercano a los 30 grados, con lo que pronto comprobé que lo que se me venía encima iba a ser duro. Los dos primeros kilómetros discurrían por asfalto y tierra, en la zona de un parquecito con repechitos, y luego, justo en mitad de la vuelta había que subir un puente de unos 350 metros que era bastante fastidiado. Tras esto la bajada, vuelta por un camino para regresar por una vía verde con cuestas y donde el calor pegaba bien, y tras esto volver por el carril bici del inicio hasta pasar por el estadio. No necesité más de 3 kilómetros para que las piernas me avisaran de que mi ritmo era inviable. Tampoco es que hubiese comenzado muy muy fuerte, calculo que a 03:55 o así, pero en estas condiciones no duraría mucho.En el 4,5 estaban los del Pozo Norte, incluido Merche y los niños, animando..




 Entré en la pista algo angustiado y pasé por debajo del arco donde me dieron una pulserita que me tenía que poner para demostrar que había completado mi primera vuelta. En el avituallamiento de la salida del estadio, me eché dos vasos de agua por encima de la gorra, que para eso me la había puesto y en seguida las sensaciones fueron algo a mejor, pero las piernas me ardían. Tuve que adecuar el ritmo a las circunstancias y se había tardado unos 23 minutos en completar los primeros 5.650 metros, bien sabía que las otras tres vueltas iban a ser más duras y más lentas.

La segunda vuelta: todo pesa

Fue bastante más complicada, tal y como tenía previsto. Iba un poco cabreado pensando qué demonios hacía yo allí, y lo único que me movía a continuar corriendo y sufriendo era el hecho de que Juan y Manolo lo habían dado todo por el equipo. La zona del parquecito, de no más de 300 metros se me hizo eterna y la subida al puente no digamos. Por un momento pensé que me costaría terminar la prueba, pero en la bajada me recuperé. No os estoy contando que desde el momento que comencé a correr fui cazando corredores y más corredores, que debido al cansancio acumulado que supone un medio ironman llevaban un ritmo mucho más bajo que el mio. Ese fue un importante aliciente durante esta aventura: el hecho de ver en el horizonte otro corredor al que cazar, adelantar e ir a por el siguiente. La zona de la vía verde fue muy dura también y en avituallamiento del carril bici tuve que beber isotónica ya que llevaba la garganta seca, pero en el vaso era muy complicado no echarse todo encima. De nuevo el paso por donde estaba mi gente fue motivador; en la foto vemos a Marisol animándome:


Cuando entré en el estadio mi crono marcaba 44 minutos largos, por lo que sabía que me estaba moviendo en un ritmo cercano a 4´15´´ de media. 

La tercera vuelta: Gemma se me va

Pero al pasar por la pista de atletismo y recoger mi segunda pulserita el destino quiso que Gemma y yo coincidiéramos ya que ella acababa de llegar de hacer su transición de bici a carrera y justo me la encontré a la salida del estadio, donde yo volví a volcarme dos vasos de agua fría en la gorra. Me resultó imposible seguir el ritmo de esta crack; no es que fuera muy muy rápido pero mis piernas estaban encasquilladas y no era capaz de procurar cambios. Así que se me fue yendo poco a poco, poco a poco, y conforme se me fue alejando mi moral fue cayendo y cayendo al pensar que Gemma llevaba casi cuatro horas y medio de trabajo físico y yo apenas una hora y no era capaz de seguirle. Aún así, en la subida al puente pude disminuir algo la distancia entre ambos, que ya se movía en torno a 75 metros, pero en la bajada se me fue yendo de mi vista. El calor era tal que me llegué a sentir verdaderamente mal en la zona de la vía verde, y sólo otros dos vasos echados sobre mi cabeza me dieron algo de punch.


El nuevo paso por el estadio supuso algo positivo:me sentí bien al pensar que sólo me quedaba una vuelta, y de repente, inexplicablemente, las piernas se desatascaron y comenzaron a fluir. 

La cuarta y última vuelta: el despertar

No es que me encontrase genial, pero vislumbré una mejora y recuperé ritmo, así que la cuarta vuelta fue inesperadamente menos traumática de lo esperado. La zona del parque costó, costó el puente, pero sentía que podía con ello (menos mal que la montaña me ha dado esa capacidad). La bajada hasta la vía verde fue buena aunque iba algo cargado y los últimos dos kilómetros pasaron sin grandes sobresaltos; eso sí, en el último avituallamiento paré para volver a echarme agua, aunque sólo fueran unos segundos. En la zona de animación de mi gente no había ya nadie porque me estaban esperando en la llegada, y así hice mis últimos metros con la sensación de que había hecho mis deberes y de que había cumplido con el equipo.



Al parar me felicitó Juan, Marisol y Olga, el crono marcaba 01:31, sin duda un mal crono, pero como luego comprobé no lo fue tanto. Merche me dio un beso y comprobé que todo estaba en su sitio, sin lesiones ni molestias.

Pero como decía al principio, a veces ocurren cosas inesperadas, y ha sido tras terminar esta aventurilla cuando he obtenido un regusto dulce. Durante el domingo al comprobar que habíamos quedado cuartos de la prueba de relevos, sabiendo que finalmente Gemma hizo un crono similar al mío, y comprobando que no había estado tan mal, porque el mejor runner relevista, que había hecho el mejor crono de la media, se había marcado 01:27 largos, cuatro minutos menos que yo. Pero lo mejor vino el lunes, cuando pude comprobar la clasificación. Ya no estábamos cuartos, sino terceros. Habían descalificado a un montón de gente por el problema habido con el recorrido en bicicleta, entre ellos el primer equipo de relevos. Había adelantado a unos 24 corredores a lo largo de mi media maratón, eso sin contar a los que habría sobrepasado y no aparecían en la clasificación por haber sido descalificados, y nos habíamos quedado novenos de la general con un tiempo de 05:10, a tan sólo 25 minutos del primero Agustín Luján. Sin duda que si Manolo no se hubiera perdido podríamos haber quedado primeros por equipos ya que llegó sin lugar a dudas habría ganado al ciclista de este equipo y me habría dado al menos 16 minutos de ventaja sobre el corredor que hizo 01:27, quien sabe, quizá yo habría hecho mejor media sabiendo que de mi dependía el premio, pero eso son especulaciones, mi sino es no subir jamás a un podio, jejeje. 

















Por cierto, no llevé Garmin, pero tras medirlo en el Gooble Earth, comprobé como salen unos 21,5 kilómetros debido a que hay que sumarle la transición al recorrido de la media. Así, finalmente, no fue tan negativo, me ha servido de entrenamiento de calidad y sobre todo me ha servido para seguir aprendiendo en esto del arte de sufrir.

Gracias a los dos miembros de mi equipo por confiar en mi y decirles que ha sido un honor. Gracias al Pozo Norte por darme esta oportunidad.

PD: ánimos para Agustín Quintana que había preparado esta prueba y tuvo la mala suerte de que se le rompiera el sillín de su bicicleta y pasarlo francamente mal.