RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 31 de enero de 2015

VIERNES 30: COMO SIEMPRE TRATANDO DE REDONDEAR LA SEMANA

Siempre tengo los viernes esa extraña sensación de que tengo que hacer esos deberes desagradables que una vez hechos sabes que te sentirás bien por haber cumplido con tu cometido. Por pocos kilómetros que me queden o por suave que sea el entreno, me suele costar acometerlo. En esta ocasión fue más difícil porque durante todo el día nos había hecho una jornada espantosa de viento, y llegada la hora de salir a correr no había amainado. La idea era salir yo solo hacer un circuitín a ritmo medio y luego recoger a Merche y hacer lo propio, sobre todo para que ella siguiera moviendo su pie y cogiendo confianza. Mi salida solitaria fue casi tan desagradable como me la esperaba: no hacía frío, unos 10 grados, pero llevaba el cortavientos debido al aire reinante. La ida fue buena, pero a la vuelta tuve que pelear durante 2 kilómetros con un minihuracán que me daba de frente, y pensé que sería un buen entreno de fuerza. Llegué a casa y allí estaba mi mujer esperándome según lo previsto. Nos fuimos los dos hacia el parque, lo pasamos de largo y dimos una vuelta al recorrido de los 10 kilómetros de AFAD. Ella se encontraba algo cansada, pero aún así mantuvimos un ritmo exigente para ella. Ya en casa a estirar, como últimamente. Sumando sesiones me salieron 12300 que sumados a lo del resto de semana me resultan algo más de 90 kilómetros y dos sesiones llenas de calidad, así como dos buenos entrenos el sábado y el domingo. Muy contento. En cuanto a Mercedes, entre unas y otras se ha hecho 47 kilómetros un poco lineales pero buen bagaje teniendo en cuenta lo mal que estábamos el jueves de la semana anterior.




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