RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 21 de enero de 2015

LUNES 19: INTERVAL EN EL PARQUE A UNA BUENA MEDIA DE RITMO

Con mi nueva técnica de carrera es como si me hubieran trasplantado nuevamente unas piernas mejores, y si no mejores, sí menos problemáticas. El domingo había finiquitado el día con la Media de Santa Pola y entre calentamientos y descalentamientos me había ido a algo más de 24 kilómetros, pero como el sábado no había corrido la semana se ponía cuesta arriba para conseguir el kilometraje previsto, de unos 90 kilómetros. El lunes por la noche no sentía carga alguna, la tónica últimamente, así que el único handicap con el que había que negociar era el tremendo frío. Me había costado horrores durante todo el puñetero día hacerme a la idea de que tenía que correr sí o sí aunque muriese congelado, pero llegada la noche el viento amainó y cuando dí mis primeras zancadas dirección al Parque Cervantes, me dí cuenta de que toda la preocupación vertida en las horas anteriores había sido gratuita. Llegué al mencionado recinto y dí tres vueltas a buen ritmo, y tras esto comencé con mis series o intervalos a razón de 700 metros fuertes y 300 metros más suaves. Repetí el ciclo 5 veces, y lo que no puedo saber con exactitud es el ritmo que llevé, porque no me había puesto el Garmin. Al terminar la quinta serie, octava vuelta al parque, me fuí a casa sin dejar que la biela se frenase, y llegué en 50 minutos una sesión que 10,7 kilómetros aproximadamente, lo que da cuenta del buen ritmo sostenido. 

Al llegar a casa rebosaba satisfacción por el buen entreno, así que toca contener la euforia y seguir trabajando, no vaya a ser que ocurra como viene sucediendo ya demasiados meses.


No hay comentarios :

Publicar un comentario