RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 26 de enero de 2015

SÁBADO 24: EL TEMOR A LA TIRADA LARGA DE LOS SÁBADOS

Llega el sábado y estando en pleno invierno tenemos la oportunidad de poder correr cuando calienta el sol, es decir, al mediodía. En mi mente está la idea de la importancia que ha de tener el ritmo en este plan y es por ello que me he propuesto realizar rodajes más exigentes que de costumbre precisamente este día de la semana. Pero ya se sabe que el cuerpo tiende a ser perezoso y el alma timorata; eso es lo que me encontré el sábado por la mañana: cierta apatía macerada con temor al sufrimiento. Por ello las horas se me pasaron demasiado rápidas desde el momento en el que me levanté y cuando menos me dí cuenta era ya la hora de calzarme las zapatillas y salir pitando. Luego después, ya puestos en faena, suele ocurrir que te das cuenta de que no es para tanto. En esta ocasión cogí dirección a Sierra Prieta y la brisa que me venía de frente dificultaba la carrera pero estoy cogiendo la forma y no me cuesta tanto batallar, asi que sólo fue cuestión de tener paciencia y llegar a la bifurcación en la que al girar a la derecha el viento me era ya favorable. Del ritmo tan sólo registré sensaciones porque decidí correr sin garmin, ni tan siquiera llevé el  crono encendido, por eso de no agobiarme en un día en el que no me apetecía más que correr libremente. Los últimos kilómetros fueron bien de ritmo pero sólo un 6,5 en sensaciones, y es que creo que acusé el entreno del día anterior, y sobre todo la sesión de gomas, pero como no se trataba de molestias y si de ir un poco cargado tampoco me preocupé. A juzgar por la hora de llegada a casa había tardado 1:20 en hacer los 17.500 metros del circuito, lo que finalmente indica que el entreno no salió tan mal (en torno a 4´35´´ de media). Eso sí, terminé bastante cansado, indicador bastante claro de que tengo mucho trabajo por hacer.


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