RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 14 de agosto de 2020

SEMANA 5 A FILABRES: DEL 8 AL 14 DE AGOSTO

Con la satisfacción que brota al sentir que "sigo en la pomada" y que estoy encauzando mi empecinamiento por un conveniente curso, he comenzado esta quinta semana que me acerca a un reto que no sé si acabará llevándose a cabo. 

  • Sábado: me escapé solitariamente a Despeñaperros, algo que necesitaba, y la experiencia no defraudó. Las zapas nuevas dejaron buen sentir y mi cuerpo respondió pese al calor; pude hacer 25,5 kilómetros con +1000, en poco menos de 3 horas 30, entrenos que para mi ya tienen cierta entidad.
  • Domingo: había que dar el callo y con las piernas cargadas, pero todo salió bien en un circuito por la zona del Albergue Juvenil El Cañaveral, regresando por El Peral. Otros, casi, 16,5 kilómetros que se completaron con la semiruta senderista por el sendero de Valdeazores hecha por la tarde con Merche e Inés. Comoquiera que lo hice en varios tramos a trote, con nuestro cachorro Ziggy (un precioso e imteligente galgo mezclado con braco), se puede decir que lo puedo computar sumando otros 4 kilómetros más.
  • Lunes: costó un mundo reiniciarse, pero se consiguió, y una vez en marcha agradecí el esfuerzo. Subí con buenas sensaciones por la senda El Ángel y tras dar algún rodeo volví por la Avenida de las Tinajas; casi 8 kilómetros.
  • Martes: tenía ante mi un pequeño reto: recibí en la noche del lunes un whatsapp de Rafa Doña invitándome a realizar un entreno con él. A las 7 salíamos Rafa, Abel Laderas y un servidor en una mañana fresquita y dispuesta para nuestros 11 kilómetros. Compartir entreno suele hacer más dulce el esfuerzo, y así fue ya que me encontré suelto a unos ritmos a los que no suelo rodar en mis entrenamientos. Una buena idea que habrá que repetir de vez en cuando, aunque cueste rodar con estos cracks del asfalto.
  • Miércoles: no logré convencer a Merche para que se viniese a correr, y es que no se decidió a levantarse en lo que consideramos como su primer día tras haber salido de su lesión. Me levanté sin muchas ganas aunque la mañana era auténticamente propicia con un fresquito que rozaba el frío. Con las zapas viejas comencė un entreno lento y cansino que en ningún momento se activó. Estaba, sin duda, cansado de tanta brega, y sobretodo cansado del ågil entrenamiento del día anterior. Unos 8 kilómetros más que sumaban es una semana fructífera. Por la tarde fui a parque con Merche y con Ziggy, y mi mujer dio 4 vueltas suaves, todo un comienzo en su recuperación.
  • Jueves: fue de esos días en los que uno se replantea su empecinamiento. Me ví en la cama sin ganas de levantarme, pero finalmente lo hice. En la calle hacía casi frío y eso ayudó a lo de moverse rápido. Pude completar una versión alargada de mi circuito de la Aguzadera, yendo de menos a más, hasta que llegué a su parte final donde me hallé bastante cansado. Otros 9 kilómetros.
  • Viernes: he logrado cerrar el círculo, bien redondo me ha salido. Esta mañana me levantaba y veía un nuevo mensaje de Rafa Doña; casi sin tiempo de reacción me acercaba a la esquina desde donde habíamos salido el martes, pero por allí no apareció nadie, habría salido ya. En parte lo agradecí, porque no estaba muy motivado para meter marchas, así que me hice un circuito medio campo a través por la zona aneja al aeródromo para finalmente aparecer por el cementerio, donde decidí que aún no quería quedarme, y finalmente regresé por su paseo. Al final 8,5 kilómetros.
Y con un orgullo tonto y más enfocado hacia mis adentros que hacia los demás, puedo decir que, no sin esfuerzo, en estos siete días he sobrepasado los 90 kilómetros; a pesar del ritmo laboral que estoy llevando he logrado enlazar 35 días seguidos sin parar, intercalando, eso sí, entrenamientos de descanso activo. A decir verdad, son entrenos algo lineales, pero me están sirviendo para recuperar mis tendones (estoy mucho mejor), y también a perder peso, ya vuelvo a coquetear con los 61 kilos. 
 
El objetivo sigue siendo Filabres, si el coronavirus no lo tuerce, lo cual me fastidiaría un montón.
 
 
 

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