RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 15 de julio de 2020

ESTA SEMANA SIGO EN LA POMADA

Tras alcanzar 81 kilómetros en la semana pasada, ha costado continuar con el plan de abordo. El fin de semana pasado viajábamos a Biar, al lado de Onil, y el sábado pude realizar una salida inolvidable, de casi 24 kilómetros y unos +900. Sé que no estoy en forma pero pude disfrutarla, pese a la caída que me pegué, sin consecuencias, afortunadamente; pero los tendones, los tobillos, me siguen molestando demasiado. El domingo íbamos a realizar una ruta senderista Merche, Inés y un servidor, pero al final se torcieron los planes por el empecinamiento de la niña, así que Merche que está prácticamente en el dique seco, se quedó sin su válvula de escape. Aún así ya a la tarde y en Valdepeñas salimos a correr un poco, con malas sensaciones por mi parte y por la suya. Fue desde el lunes cuando sentí que algo debía cambiar, que algo estaba cambiando...buen entreno por la mañana bien temprano, sin ritmo, eso sí, pero luego un doblaje en el gimnasio y de nuevo el martes madrugando, me han hecho sentir que me estoy esforzando, paso previo y necesario a la obtención de cualquier premio. Si me cuido y sigo perseverando podré conseguirlo y es que me he propuesto soñar con Filabres, que me espera el 4 de octubre.


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