RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 24 de septiembre de 2019

CUADERNO DE BITÁCORA: CAMINO PRIMITIVO DE SANTIAGO, EL VIAJE A OVIEDO

Partiendo hacia el Norte

Con una emoción semejante a la que sienten dos niños chicos la mañana del día de Reyes salimos de casa hacia la estación de tren. Ya en entre raíles el viaje a Madrid transcurre sin incidencias externas pero por dentro sentimos una emoción que resulta difícil de describir en estas líneas; quizá seamos conscientes de que lo que vamos a vivir en los próximos días nos dejará marcados para siempre. 

Llegamos a la capital a la hora prevista y con el tiempo justo para comer en la Estación de Chamartin algo ligero que no consigo recordar. Sin dar pábulo al tiempo ocioso nos vemos embarcados nuevamente en el tren camino de la capital asturiana...

El amarillo da paso al verde

Mientras pasamos por Segovia me vienen a la mente recuerdos de pasadas ediciones de la MS hasta que mi mente se despeja ante la vista de los extensos campos de la vieja Castilla. León nos recibe y poco después de reanudar la marcha comprobamos como a nuestro alrededor los tonos del paisaje cambian al verde y los bosques inundan los montes. Asomados a la ventana nos vamos emocionando ante la majestuosidad que va adquiriendo el paisaje, y lo mejor está aún por llegar; porque cuando atravesamos el Puerto de Pajares nos quedamos maravillados de la majestuosidad y la exhuberancia de sus montañas. Desde ese momento un verde especial llenará todo tipo de pinceladas a nuestra vista.

En la capital del Principado

Al pisar el andén comprobamos que la temperatura se ha desplomado, nada que ver con lo que negociamos allí en la Mancha a esas alturas de agosto. Contamos con tiempo para pasear y admirar los edificios señoriales hasta que con la ayuda de google map encontramos el Albergue de Peregrinos. Nos lleva un tiempo conseguir las credenciales debido a que esperan un número considerable de caminantes a que les sea otorgada una cama para dormir esa noche, sin embargo parece que ese día colgarán el cartel de completo por lo que la mayoría acaban aceptando, como mal menor, dormir en el suelo.

Allí charlamos con Diego, un peregrino que irá hacia Avilés para continuar por el camino de la costa hasta Santiago. Le comentamos escuetamente lo de nuestra aventura e inmediatamente nos pide que le vayamos informando de nuestro transitar, por lo que tomamos su contacto en el móvil.

Ya con nuestras nuevas pero casi vacías credenciales (salvo por el primer sello del albergue) nos acercamos a la Catedral de San Salvador. Allí nos echan una foto en lo que técnicamente será el inicio de nuestro reto aunque en realidad y de manera oficiosa partiremos la mañana siguiente desde el Hotel Fuente de la Plata. 

Nos hace verdadera ilusión fotografiarnos en la placa que marca el inicio del Camino Primitivo, en el que reza un breve texto que es pura historia; se dice que "quien va a Santiago y no a San Salvador visita al criado pero no al señor", pero dichos aparte lo importante en ese momento es que en la foto se vean nuestros pies, esos que nos tendrán que llevar corriendo los 315 kilómetros que distan de Oviedo a Santiago de Compostela en los 6 días marcados.










Cachopo, sidra y otras cosas especiales

Caminamos los casi tres kilómetros que separan el centro de nuestro hotel en lo que se puede considerar que es ya el inicio de nuestro viaje iniciático; vamos siguiendo las conchas doradas adosadas al suelo con emoción contenida hasta que llegamos al alojamiento. Mientras fichamos nos es inevitable explicarle al recepcionista lo que nos traeremos entre manos los siguientes días.

En la misma Calle Argañosa cenamos en el mesón que nos han recomendado; entre ritual y ritual de escanciado cae una botella entera de sidra. El pulpo a la gallega está exquisito pero resulta claramente superado por un estupendo cachopo de ternera que es puro deleite. 





 



































Salimos del local con nuestros estómagos totalmente copados, pero esto no será más que el previo ante el exigente gasto energético que tendremos que afrontar en días venideros, que requerirán de importantes pero a su vez estupendas recargas.

Y es así como entro en un sueño fácil y plácido, no transito hacia ninguna parte  y directamente amanezco en el día que todo comienza para nosotros...

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