RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 11 de diciembre de 2018

SEMANA DEL 1 AL 7 DE DICIEMBRE: EL MES DEL QUERRÍA SI PUDIERA

Comenzaba el último mes de este extraño 2.018. Las musas ya se fueron, si en algún momento estuvieron conmigo, y los meses de este año sólo han sabido traer capas y más capas de sedimentos que me van enterrando en la decadencia estratificada de mis años. 

En la primera semana de este mes, última semana antes de correr la Ultramaratón de la Vida en Sanlúcar de Barrameda, decidí no hacer un tapering completo (hacerlo hubiera sido no reaccionar ante mi inacción prácticamente manifiesta desde la Doñana Trail de un mes antes). No se hace tapering antes de una competición que no consideras una competición, y por ello no lo hice. Sin embargo no me escape de la tónica de flojos entrenos que venían marcando el verano y el otoño.


  1. Sábado 1 de diciembre: salí a hacer un circuito por la circunvalación, iniciado con el hándicap del dolor/agarrotamiento que siento en mi pierna izquierda y que no me deja apretar más. En cualquier caso no fue de los peores entrenos, porque conforme calenté pude ir desarrollando una sesión más o menos apaciguada, aunque a ritmo lento. 14,5 kilómetros que me llevaron la friolera de 1 hora y 27 minutos.
  2. Domingo 2 de diciembre: Merche y salimos a hacer una tiradilla yendo en sentido contrario por el circuito del Albergue Juvenil El Cañaveral (empezamos por el camino que sube hacia el Peral/Las Aguas, pasamos por dicho paraje y de ahí hacia el Albergue y regreso por La Gatera, para luego coger el camino inicial y acabar regresando a casa por el Camino del Peral). Mejores sensaciones que las del día anterior para hacer 15 kilómetros justos en el mismo tiempo que el del sábado, 1 hora y 27 minutos. Logré llevarle el ritmo a Mercedes y eso es ya un logro para mi.
  3. Lunes 3 de diciembre: decidí ir al Cerro del Ángel para realizar dos subidas a un ritmo discreto pero intenso teniendo en cuenta mi forma. Luego regresé dando un pequeño rodeo por el Hostal Tu Casa. Salieron 10 kilómetros que me dejaron satisfecho por las sensaciones. Un pequeño y discreto regalo ante tanta negatividad.
  4. Martes 4 de diciembre: volvíamos a salir Merche y yo y lo hacíamos en un entreno en el que mi cometido fue meter un poco de intensidad para que le resultar una buena sesión. Me sentí bastante bien, en lo que resultaba el mejor entreno de lo que llevábamos de semana.47 minutos exactos para los 8,5 kilómetros de distancia que tiene el mencionado circuito.
  5. Miércoles 5 de diciembre: quizá lo más conveniente hubiera sido realizar un entreno que me hubiese permitido darme continuidad en esta semana que iba de menos a más, pero descansé, y al hacerlo rompí la dinámica y me sentí un poco culpable.
  6. Jueves 6 de diciembre: era festivo y gozaba por tanto de tiempo y de la posibilidad de correr con el solecito. Ahora bien, estábamos a 72 horas de correr una ultra por lo que quizá lo más prudente hubiera sido descansar o hacer un entreno muy suave. El sentimiento de culpa que arrastraba por el descanso del día anterior me llevó a correr 21 kilómetros por el circuito de la Higueruela, y lo hice cuando apenas había hecho la digestión de la comida. Fui de menos a más y he de decir que en la segunda parte de entreno las sensaciones no fueron malas. Cuando llegué a casa me sentí con los deberes hecho en esta semana en la que había acumulado unos 70 kilómetros.
  7. Viernes 7 de diciembre: día de viaje a Sanlúcar y para descansar tras el tute que tenía ante mí el domingo 9.



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