Lo ocurrido el domingo 7, el día anterior, en el Ultra de los Castillos me dio que pensar, no fue un periodo de reflexión muy largo, porque tenía las cosas claras, pero si intenso; volver a mirar la cara del fracaso, y sin tener noticias desde hace mucho tiempo de eso que llaman "alegrías", invitaba nuevamente a la reflexión, aunque la solución al problema es siempre la misma: volver a levantarse si lo que ha pasado es que te has caído.
Así fue como sali a entrenar el lunes, con sentimientos encontrados: muy contento y orgulloso por el éxito de Mercedes y hundido y decepcionado con mi rendimiento y mi mala experiencia; hice de mi capa un sayo y me centré en lo que interesaba: "Javi, estás en buena forma y para ello has tenido que superar muy malos momentos en los que la pubalgia o los isquios apenas te dejaban salir a correr, así que céntrate en eso... ya puedes entrenar y lo estás haciendo bien"...
Quizá se puede pensar que es una burrada lo de entrenar al día siguiente de haber hecho 45 kilómetros catastróficos con vía incluida en vena, pero las piernas me pedían guerra, totalmente recuperadas, ajenas al varapalo sufrido. Elegí el circuito de los 11,5, Camino de Membrilla hasta el 5 camino hacia el Oeste y regreso por el Carril del Yeso, y mis sospechas se confirmaron: las piernas no sólo no me molestaban, sino que querían ritmo. ¿Pero cómo puede ser esto?; la explicación no era complicada: el día anterior había conseguido correr 33 kilómetros a una media de 5´15´´ por caminos y montes llenos de repechos, sin costarme mucho conseguirlo y todo con la ambición de completar un ultra de 63; las piernas cumplieron su cometido, fue mi sistema digestivo el que se reveló, como otras tantas veces.
Así que aproveché el momento y corrí haciendo pequeños cambios de ritmo procurando no forzar la marcha durante muchos minutos; mentiría si dijera que no sentía la carga, pero era de esos hormigueos que me gusta experimentar.
Completé el entreno sin molestias reseñables y apretando, así que dentro del disgusto sufrido al menos podía decir que lo de las buenas sensaciones en los entrenos seguían siendo una realidad.
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