RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 3 de mayo de 2017

LUNES 1 DE MAYO: CELEBRO EL DÍA DEL TRABAJO CON EL MONO BIEN PUESTO

Se cerraba un mes de abril esperanzador, el mes en el que parecía que se había producido el cambio tan esperado, y se abría un mayo crucial. Al ser festivo aproveché para salir con el solecito, aunque no hacía calor. Venía de hacer unos estupendos 32 kilómetros duros kilómetros y de acumular una maratón en dos días y sin embargo pude comprobar que las piernas no me pesaban al dar las primeras zancadas. Así que pese a ser recomendable realizar un tapering adecuado en los días previos a un ultra como el que tenemos el próximo domingo, decidí tirar por la calle de en medio e ir a hacer el circuito de algo más de 18 kilómetros que pasa por el Parque Cervantes, Carretera de Daimiel, Camino de Huertezuelas y vuelta por el Camino del Moral-La Solana para luego tomar a la derecha hacia el pueblo antes de cruzar la carretera nuevamente. Fui disfrutando del entreno, sin pasarme, sin arriesgar, tratando de regenerar y en los últimos 8 kilómetros metí una marcha más y comprobé que las piernas no lo notaban. Llegué muy contento a casa con la sesión realizada y aproveché para hacer algunos ejercicios de fortalecimiento que hacía tiempo que no realizaba.

Con esta sesión había conseguído acumular 60 kilómetros en tres días, en menos de 40 horas de lapso. 


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