RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 6 de mayo de 2017

DOMINGO 30: FABULOSO ENTRENO LARGO EN DESPEÑAPERROS. GRACIAS AL CLUB DE MONTAÑA DE LINARES

Una invitación de las que hace ilusión aceptar

El bueno de Raúl Fernández nos había invitado vía guasap a realizar una tirada larga por Despeñaperros junto con un grupo de aventureros. El pequeño evento era idea de los organizadores de la Iber Linx Trail para que la gente que se había inscrito al evento y se había quedado con la miel en los labios (había sido suspendida por no haber el suficiente número de corredores)  al menos pudiera matar el gusanillo y disfrutar en vivo del recorrido. Era la primera vez que ibamos a estar con Raúl, amigo agregado a facebook al que no conocíamos en persona y que también formaba parte del Club de Montaña de Linares . Así una linarense que hasta hace unos pocos años no quería ni oir hablar de eso llamado deporte ahora iba a Despeñaperros a "batirse el cobre" con un montón de tíos gracias al club de montaña del pueblo que le vio crecer.

Para Mercedes y para mi se iba a tratar del último entreno serio antes del UltraTrail de los Castillos, 63 kilómetros que fulminar al domingo siguiente (en el momento de escribir estas líneas estaba a poco más de 12 horas de esa aventura). Mi mujer se encontraba en un claro tapering pero en mi caso acumulando kilómetros hasta última hora (87 concretamente entre el sábado 29 y el viernes 5). No hablemos de Rául, inscrito también en el citado ultra trail, aunque para él esa prueba no es más que una estación de paso hacia su gran reto el Ultra Trail De los Bosques del Sur,  de 107 kilómetros, que supone para quien la termina 5 puntos para la Mont-Blanc y sumados a los tres a conseguir por la de los castillos vería sumados los 8 necesarios para acceder al sorteo de la gran prueba alpina. Esta claro con todo esto que lo de Raúl a estas alturas es un caso aparte distinto al de Mercedes y al mío, acumulando y acumulando para lo que se le viene encima de aquí a nada.

Madrugones de los que merece la pena

Hubo que madrugar, y ciertamente que a Merche le costó. A las 07:15 recogíamos a Raúl y nos íbamos los tres directos al Centro de Visitantes "Llano de las Américas" de Despeñaperros, entre Santa Elena y Miranda del Rey, desde donde, de no ser por la cancelación comentada, hubiera tenido lugar la salida y la llegada tanto del trail corto como del largo.

Cuando llegamos nos estaban esperando algunos valientes, entre ellos un miembro del citado club, Víctor, uno de los principales promotores de la Iber Linx Trail y otra docena de locos, que venían desde La Solana, Santa Elena, incluso Madrid, incluyendo un conocido de Valdepeñas, Juan Manuel Fernández. Una mañana fresquita, perfecta para el propósito que nos ocupaba: unos 32 kilómetros con un desnivel positivo de unos +1500. Aunque también se daba la posibilidad de realizar una ruta cortita de 10 y otra intermedia de 20 para los que no tuvieran ganas de inflarse.

Haciendo contactos: realmente no hace falta el facebook para ello

Tras las presentaciones y la cháchara pertinente, de la cual no podemos escapar ni queríamos, iniciamos la marcha, ya desde el comienzo a buen ritmo, por un camino paralelo a la carretera sentido Santa Elena, y pronto enfilamos hacia La Aliseda por una senda preciosa. Merche y yo en el vagón de cola, pero no teníamos prisa ni miedos porque había cargado el track en el móvil. Aún así pronto comprobamos que iba a haber reunificaciones para que nadie se perdiera. Cinco kilómetros después llegábamos a la Aliseda, estupendo sitio de recreo que en alguna ocasión hemos tenido la suerte de disfrutar; el campo estaba precioso, aunque estaba echando en falta que hubiese llovido con más generosidad en estos últimos meses para poder ver en todo su esplendor parque tan impresionante. Subimos por una senda, donde unos metros más adelante hicimos una parada técnica. Allí nos dividiamos entre los que seguiríamos para hacer la larga y los que habían ido a entrenar la de 10; a Víctor, que curiosamente había estudiado en el Huarte, el instituto donde mi suegro ha sido Jefe de Estudios media vida, se le pudo entrever cara de pena al vernos partir, porque a buen seguro que le hubiera apetecido venir con nosortos. Así que con cuatro o cinco efectivos menos reanudábamos la marcha.

Por mi parte, como en las últimas semanas, buenas sensaciones, casi olvidadas ya, sin costarme correr, sin molestia alguna, bastante suelto, y por parte de Mercedes algo similar. Además no teníamos estrés de ningún tipo ya que se trataba del último entreno duro de cara a otro reto más, aunque he de decir que se trataba de una extraña manera de hacer tapering.

El asfalto me gusta pero a la montaña la amo

Pude soñar con girar el Coliseum romano y mirar el garmin y comprobar un "2 horas 57 minutos" a pocos metros de la meta, pero no sólo eso, ¡pude vivirlo tal y como lo había soñado!, y todo corriendo sobre el asfalto; pero hace tiempo que la montaña me ganó, me robó, me secuestró, y creo que a Mercedes también. Así que cada minuto de experiencias como la de aquel domingo son un puro disfrute.., pero en fin, sigamos con la narración.

Seguíamos las pisadas de un compañero del grupo, Valentín, del club de Santa Elena que por razones obvias conoce hasta cada piedra que pisamos y nos guia bien por las sendas y caminos. Llegamos a la zona apícola donde se acumulaban un montón de recipientes al uso para aprovisionarnos de rica miel (miel que por cierto acabamos comprando en el Centro de Visitantes al final). Toca nueva parada técnica y tocaba echar alguna foto que otra. Desde allí se divisaba el Pico de la Estrella, al que tenía ganas de subir desde hacía tiempo, no en vano había creado a mano un track en la wikiloc meses atrás que incorporaba esa parte del parque, pero nunca llegamos a "vivir" dicho recorrido, ¡hoy era el momento!. Los siguientes kilómetros siguieron siendo bonitos y variados, por pistas entre bosques de pinos, por una preciosa senda por la que tuvimos que subir en uno de los tramos más vistosos del que hubiera sido un gran trail, y así hasta llegar al cortafuegos que nos llevaba a lo más alto del recorrido. Allí hubo que echarse las manos en los cuadriceps y salvar los casi 300 metros de subida en tan sólo 2 kilómetros, con zonas de pendientes por encima del 25%. Pero se hizo bien, todos lo hicimos bien, incluso uno de los valientes, Jose Antonio, que había venido para entrenar la corta y se había animado a realizar la larga aún a sabiendas de que ese día iba a batir su propio récord de kilómetros, hasta entonces  clavados en la distancia de una media en asfalto, y encima este iba a ser su bautizo montañero, que bien sabemos que un buen kilómetro de montaña no equivale a un suave kilometro asfaltero.

En lo alto tocó de nuevo paradilla breve para reunir el grupo y ¡a bajar!; un cacho técnico, luego la cosa fue haciéndose más fácil aunque continuamos bajando y bajando hasta llegar a la pista que bien conocemos mi mujer y yo de tanto pasar por ahí en nuestro circuito de 21 kilómetros que termina en Miranda. Pasamos por la "senda de las jaras" como yo la bauticé la primera vez que la ví, y bajamos hasta Miranda del Rey, kilómetro casi 26 según me dijeron. Allí nos echamos "la foto", todos reunidos, al lado de la fuente, y dos de los efectivos deciden que ya había sido suficiente y cogen la carretera para ir directamente al Centro de Visitantes: David proveniente de Madrid y Miguel, de Santa Elena, con el que también había tenido oportunidad de hablar durante el trayecto, y que con eso de los estudios de oposición estaba un poco desentrenado. El resto, por una razón u otra (récords, aventura, acumular,...) decidimos que se ha de seguir hasta completar hasta el último metro de la fallida prueba. Nos alejamos de Miranda por una pista, estoy disfrutando como un enano, las piernas van muy muy sueltas y pienso que puedo hacer muchos kilómetros más, pero todavía hay sorpresas: nos metemos por un cortafuegos que lleva a una colina bien alta, toca subir una fuerte pendiente, de nuevo agarre de cuadriceps, luego en lo alto bajamos un poquito y toca tobogán,..cuadriceps,  y así hasta reunificar nuevamente al girar por otro cortafuegos en una particular "C" que se me quedará grabada para siempre en mi memoria. Aún queda el regreso por el cortafuegos paralelo, y en este caso las subidas son duras pero qué decir de las bajadas, sin lugar a dudas la guinda al pastel del trail. Terminamos la C justo en un río donde esperamos al resto y ya desde ahí cogemos una pista para luego tomar una bonita senda, y en un kilómetro y medio llegamos al Centro de Visitantes, no sin antes perdernos Ramón y yo y teniendo que preguntar a un motorista dónde está nuestro destino. Ahí está Raúl muy entero, también Mercedes con una amplia sonrisa, y los otros tres compañeros algo más tocados pero muy felices, en especial el valiente que se había aventurado a batir su récord kilómetrico en 11 kilómetros.

Casi 32 kilómetros en casi 5 horas, sí, una burrada de tiempo, pero es que nos lo tomamos con calma con tanta parada, además si disfrutamos tanto, mejor que se hiciera largo el camino.

He aquí unas fotos que ilustran la aventurilla



Una de las rampas en el primer tramo. Juanma por delante del fotógrafo























Merche en el kilómetro 7 en la zona apícola




Llegando a la reagrupación en la zona de apicultura















 Una bonita senda en mitad del recorrido
 














Preciosa senda con jaras y os perdisteis lo mejor: el olor

 


Juanma y el chavel pelirojo en unas rampejas en mitad del recorrido

 





















Merche quería salir corriendo en la foto.




Se me ve la coronilla ante la vista de la cuestecica.



En uno de los riachuelos que atravesamos

















En los tramos más empinados. Jose Antonio y Augusto.

 


Corriendo entre jaras y naturaleza viva










































Más fotos de la subida al Pico de la Estrella en su parte final. 



































De cháchara con mis compis llegando a lo más alto del Pico de la Estrella. Merche nos seguía de cerca.



















Raúl en lo alto del Pico de la Estrella























 Ramón satisfecho por el esfuerzo realizado.


Aunque no se vea muy empinado hay en la panorámica 2 kilómetros de ascensión durilla por cortafuegos








De estupenda conversación sobre running con Raúl





El de verde el era Jose Antonio Pacheco, el récordman que se bautizaba en la montaña. ¡Menudo crack! y el de rojo Augusto con el que también tuve el placer de conversar. Cinco horas dieron para mucho.

 


Quizá en el parte con el terreno más técnico de todo el recorrido. Esta zona era entretenida



Ahí se nos ve a Merche y a mi tratando de no dejarnos un tobillo en el intento. 


















En Miranda del Rey, kilómetro 26. Allí otros dos miembros se fueron ya directamente al Centro de Visitantes por el carreterín que lleva a Santa Elena.



 

Y la foto final de los que llegamos al Centro de Visitantes. Foto para el recuerdo. De derecha a izquierda: Augusto, Ramón, Raúl, Jose Antonio, Merche y un servidor. Todos muy contentos con los deberes bien hechos y con la mañana muy bien empleada.




























6 comentarios :

  1. Un placer compartir entreno con vosotros, un abrazo!!!

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    1. El place también ha sido nuestro. Creo que no olvidaremos jamás ese entreno

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  2. Un día maravilloso disfrutando tanto de un entorno inigualable como de la mejor compañía.

    Espero que podamos coincidir en más ocasiones.

    Un fuerte abrazo!

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    1. Nosotros también lo esperamos; fue una experiencia estupenda

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  3. Muy buena mañana de trail. A ver si repetimos

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    1. Eso debería estar hecho. Fue una jornada estupenda la que echamos

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