RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 5 de mayo de 2015

LA CRÓNICA DE MI MINI TRAIL SIERRA DE LA MOSCA, ¡CASI ME DEJO LA CABEZA!

El viaje a Cáceres resultó largo desde Linares. Aún peor, el alojamiento lo teníamos en Monroy, 35 kilómetros más lejos. Pero por suerte nos acogieron bien allí y nada más llegar nos dieron de comer, y ¡muy bien!, por cierto,recomiendo el sitio: La Bodega del Herrador www.labodegadelherrador.com. 

 



Tras una siestecilla reponedora fuimos a Cáceres, al I.E.S. Al-Qazeres donde se organizaban los trails y se recogían los dorsales. Nada más llegar mi mujer nos sentimos casi como en casa, porque si ya nos trataron bien el año pasado, este año, que repetíamos..., pues estaban encantandos con esos locos que venían desde tan lejos. Recogimos la bolsa, con camiseta, medalla, charlamos con David y con Miguel, dos de los principales organizadores, que se ven acompañados por la labor encomiable de muchos voluntarios, la mayoría alumnos del instituto. Tras charla largo y tendido mi mujer y yo nos fuimos a cenar algo buscando por los alrededores, y aunque se trató de algo ligero, pero rico, luego me acabó pasando factura, debido a que no le dí tiempo a mi estómago a realizar la digestión. 

A eso de las 21:00 horas regresamos y nos echamos algunas fotos junto con nuestro buen amigo Miguel, de Cáceres, asiduo en el circuito que no podía competir en esta ocasión en el trail largo por compromisos familiares, y que es el verdadero culpable de que hubiésemos estado en este trail en la edición anterior e indirectamente, de que hayamos repetido experiencia:







En la zona de salida también coincidí con conocidos que hice de la edición edición como Jose Luis un chaval aficionado al running y que lo hace muy bien, con quien había compartido bastantes kilómetros en la edición del año anterior y que en esta ocasión también iba a hacer la combinada. Aquí tenemos a José Luis en la zona de la charca (a la postre fue segundo en el Mini Trail en su categoría y segundo en el Trail del sábado, toda una proeza).


A las 22 horas tomábamos la salida unos 150 corredores, la mayoría perteneciente a la liga extremeña de carreras de montaña. He de decir que me encontraba nervioso y con ganas y ya en el calentamiento había previsto que no iba a ir "de paseo". 

Esta prueba comparte recorrido en sus primeros 12 kilómetros con el Trail largo de 31, que yo ya había corrido el año pasado, pero de noche "todos los gastos son pardos" y eso era un handicap para recordar las dificultades con las que me había encontrado el año pasado. En cualquier caso mi salida fue cómoda y no puedo contaros a qué ritmo salí porque dejé el Garmin adrede en la mochila y salí con un simple crono. Quinientos metros después de la salida ví por primera vez a Mercedes y a Miguel, que me echaron esta foto:



Pronto me instalé con un grupillo de unos 5 corredores con quienes capeé las primeras cuestas que son duras de verdad y que te pillan medio frío; pero sentí que las gestionaba mucho mejor que el año pasado. Sin embargo no contaba con uno de los dos percances que iba a tener en esa noche especial: justo cuando iba muy cómodo y dispuesto a echarme un poco más adelante fui a darme de frente con una rama de un árbol que impactó en mi frontal el cual voló y el pañuelo con él. Obviamente tuve que parar a recoger el foco e incluso tuve que saltar para agarrar el pañuelo que se había quedado enganchado en la traicionera rama. A eso hay que sumarle el tiempo que tarde en colocarme el pañuelo y el artilugio, un minuto en total calculo yo. Me fastidió mucho el contratiempo pero no tuve más remedio que remar contra corriente y apretar el ritmo para volver a cazar al grupo con el que había estado marchando, algo que conseguí con relativa facilidad unos minutos más tarde, y justo cuando me instalé con ellos llegó el segundo contratiempo: el cordón de la zapatilla se desata; ¡pero demonios! ¡qué está pasando!; esto supuso otros al menos 20 segundos, perder el ritmo, volverlo a coger y apretar para enganchar de nuevo el grupito, pero ya se me habían ido dos corredores a los cuales no pude alcanzar. 

Me dije que ya había sido suficiente por esa noche y que ahora había que correr y nada más, y eso hice. La subida a las antenas fue más plácida de lo que recordaba del año pasado, un poco antes de llegar a lo alto volví a ver a mi mujer y le conté, más bien le voceé lo de mis infortunios de hacía unos minutos:



Ahí se me ve con los que a la postre acabaron siendo compañeros de viaje unos kilómetros más adelante. Llegué a lo alto y apenas paré 5 segundos en el avituallamiento, lo justo para echarme un vaso de agua encima. En seguida cogí ritmo y me puse a correr bastante rápido, tanto que dejé a trás al grupo y alcancé a dos corredores un poco antes de la bajada a la charca, momento de esta foto:


Al que se ve detrás le acabé sacando 4 minutos en este trail, pero al día siguiente consiguió realizar un buen trail largo y acabó sexto en la general de la combinada (último puesto que daba derecho a trofeo en esta modalidad). La bajada fue algo técnica pero no me amedrenté y comencé a jugarme los tobillos; además las piernas estaban respondiendo fenomenal, no así mi estómago, ya que llevaba una especie de flato que me hacía sentir muy incómodo. Ya en la pista pedregosa me quedé solo tras comprobar como había dejado atrás al salmantino de la imagen. Llegué a la zona de ascensión siguiente, unos 500 metros durillos en los que había que subir unos 150 metros de desnivel y los hice sin andar prácticamente. Eso sí, esa especie de flato que llevaba me estaba minando la moral y soñaba con que desapareciese la molestia para poder correr más rápido. Alcancé la pronunciada cuesta antes del segundo avituallamiento en la que quizá fue la parte más sufrida de mi carrera porque las sensaciones no estaban siendo tan buenas a esas alturas. En la cuesta, de otros 500 metros lo pasé bastante regular, tanto es así que en el avituallamiento me alcanzaron los dos corredores con los que subí a las antenas. Sin embargo la cuesta se había terminado y tras reponer durante unos segundos algo de líquidos pude salir con ellos  de forma que los tres juntos íbamos a acometer una parte técnica, pero rápida y bonita.

El hecho de llanear me permitió recuperarme y aunque seguía el dolorcillo en el costado comencé a encontrarme mejor. Llegamos al bosque de jaras, de un kilómetro de largo, bastante técnico con muchos zig zags y zonas donde había que tener cuidado de no torcerse un tobillo o dejarse una rodilla. Uno de mis compañeros conocía el terreno y se puso delante, y no podíamos ir más que en fila de a uno. Alcanzamos el repecho que nos llevaba a la bifurcación donde a la derecha se volvía a las antenas y a la izquierda se tomaba el trail largo (pero eso ya lo haría yo al día siguiente). A esas alturas las sensaciones comenzaban a ser casi óptimas y a mis dos compañeros, se sumaba otro corredor que iba de rojo y que se agazapó tras nosotros. La foto siguiente me la echó Miguel aproximadamente en el kilómetro 14:




Se me vé con fuerza y de hecho logré irme del grupo, pero el corredor de naranja se me unió justo cuando el terreno se ponía claramente cuesta arriba en la ascensión a las antenas. Sabía que era lo único duro que quedaba y que era cuestión de apretar los dientes y eso hice, pero el otro corredor sabía muy bien lo que hacía y en algún tramo de más del 20% dejaba de correr durante unos pocos segundos y andaba rápido, para volver a echar a correr, mientras yo más bien corría más lento, sin andar. El caso es que llegando a lo más alto me quedé, no pude con él. Alcanzamos el último avituallamiento en el 15 en todo lo alto, justo cuando quedaban 3 kilómetros de vertiginosa y técnica bajada. Nadie paró en el avituallamiento pero los otros dos corredores me alcanzaron justo en el inicio del descenso. De nuevo el que gustosamente nos había guiado entre las jaras, corredor de medias azules, se puso delante para marcarnos la senda pedregosa, y allí me acabé de jugar el tipo. Alcanzamos un camino irregular pero menos técnico y fue entonces cuando yo me fui hacia delante pero detrás mía saltó el corredor de rojo. En el último kilómetro y medio éste último metió una marcha más y se puso a un ritmo que calculo sería de 03:20, inalcanzable para mi y tuve que ver como se me iba yendo poco a poco; ahora sólo quedaba luchar para que que el corredor de las medias azules no me pillase, así que apreté los dientes y remé todo lo fuerte que pude. Llegamos al parque, menos de un kilómetro y mi compañero iba a no más de 15 metros, y con un poco de pundonor lo pude mantener a raya hasta el final.






Me había propuesto tratar de hacer en torno a 1 hora 35 minutos y me sorprendió ver que había hecho 01:28, lo cual estaba muy bien teniendo en cuenta el desnivel acumulado positivo de casi 600 metros, en 18 kilómetros justos, a un ritmo de 4´53´´, pero con muchas zonas técnicas, de noche y encima con mis dos percances. Vaya, diría que perfecto, o casi perfecto, porque tras darme la alegría de comprobar que había hecho el puesto 13º en la general corriendo con auténticos especialistas, me llevé un pequeñín disgusto al comprobar también que había quedado 4º de mi categoría, Senior C, de 40 a 45, ¡me cachis en la mar! de haber tenido un año más había sido primero en Veterano 1, ¡¡pero!! esas cosas no las podemos controlar. El primero fue un muy buen corredor que compite a nivel nacional en ultra trails: Luis Miguel Bravo Jordan y para mi fue un auténtico honor que sólo me sacara 10 minutos. Además, entre el séptimo (nada más y nada menos que Manuel Perozo que ha sido Campeón de España en pruebas de montaña y que es una máquina a pesar de sus 53 años) y yo tan sólo había tres minutos de diferencia.

¡Como en un sueño!

Este es un extracto de los primeros clasificados del total de 145 llegados
















  
Tras descansar un poco, ¡que estaba exhausto!, hubo que evaluar daños y afortunadamente no sentía molestia alguna, salvo cierta carga lógica en mis piernas. Al día siguiente había que correr con Mercedes que era realmente a lo que habíamos venido.

Así que a eso de las 13:00 horas llegábamos a Monroy sabiendo que no teníamos más que 5 horas de descanso para desayunar y volver a Cáceres.

Aunque no descansé mucho sí puedo decir que estaba muy satisfecho...

Que no se me olvide agradecer el tiempo y dedicación de nuestro buen amigo y bloguero Miguel . Su blog no tiene desperdicio: http://correcorriendo-mij-mij.blogspot.com.es/. ¡Mil gracias Miguel!





2 comentarios :

  1. Hiciste un carrerón, tú por partida doble y desde luego de noche había zonas para auténticos especialistas, me alegra que lo hayáis pasado bien en mi ciudad, siempre seréis bienvenidos. Un abrazo y felicidades.

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    1. Gracias Miguel. Lo mejor más allá del rendimiento obtenido fue como nos tratásteis y lo bien que nos lo pasamos.

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