RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 3 de mayo de 2013

MIÉRCOLES 1: DIGAMOS QUE HA SIDO UN "ENTRENO SOCIAL"

Ha llovido ya desde aquellos entrenos en los que iba al parque y apenas cruzaba palabras con la gente que allí corría. Quizá porque no conocía a la mayoría, quizá porque tenga algo de ser asocial y solitario. En cualquier caso, últimamente ir al parque es sinónimo de "actividad física y social". En esta ocasión fuimos toda la familia, es decir, los cuatro. Mercedes y yo habíamos planeado dejar a los dos "enanos" a "su amor" y dedicarnos a lo nuestro; es una gozada comprobar como Jorge ya es responsable y cuida de su hermana. Al llegar me encontré con Deo y Patricia, ¡Vaya matrimonio de atletas!. Mercedes cogió la marcha en el sentido contrario a las agujas del reloj y yo me fui con estos dos runners en el otro sentido. Fuimos charlando, pero estos dos nunca ruedan suave, así que al par de vueltas ya íbamos por debajo de 4´el kilómetro. Deo paro para hacer series y yo seguí de charleta con Patri; cuando me cruzaba con Merche le preguntaba qué tal iba y la verdad es que se le veía a lo suyo y a un buen ritmo (se ha tomado en serio el 10.000 de Manzanares). Patri también paro y me dí cuenta de que ya llevaba 40 minutos y me había pasado de rodaje; en cualquier caso, aunque me tocaban 300 suavitos, no me apetecía hacerlos. En esto que apareció Juan de Dios Madrid, con sus flamantes 02:50, recién hechos en la Maratón de Madrid; los llevaba marcados en su sonrisa. Tras las felicitaciones pertinentes y aprovechando que iba en bicicleta me acompañó en mi trote, ahora más suave, y tuvimos la ocasión de departir sobre, como no, la maratón, que siempre es un placer. A ver si lo convenzo para que corra la Maratón de Málaga, aunque ahora tendrá que recuperarse. Total, unos 50 minutos de trote y algo menos de 10.000 metros.

Mercedes terminó cuando yo, y su rodilla le dio una tregua. Tras esto nos fuimos a consumar lo mejor de nuestra pequeña excursión: ¡a comernos unas pasteles!

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