RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 1 de marzo de 2020

SEGUNDA DE LA TRILOGÍA DE LAS OLVIDADAS: SIERRA CAZORLA TRAILS DE QUESADA, SUFRIDORES

Y llegó octubre..., nada mejoraba en lo que estaba resultando un otoño gris para mi...demasiados tonos grisáceos pensaba, pero por el mero hecho de pensar el dolor del piramidal no se iba a marchar....

Con Merche

Llegamos a esa bonita localidad y tras recoger el dorsal nos ponemos a calentar. Las nuevas Asics Gecko XT me aprietan, no me hago a ellas (afortunadamente eso ya no es así en la actualidad), y para colmo me siento agarrotado, dichosas molestias..., estoy en las antipodas de cómo se debe percibir a si mismo un buen corredor. Eso sí, iré con Merche en lo que tratará de ser un buen servicio para ella




Y pronto sentimos las incomodidades: mis pies, sus tobillos, mi cintura, el calor y todo en un terreno técnico y bonito a partes iguales. Avanzando por unos cresteos preciosos y luego bajando entre rocas mientras no dejamos de maldecir en una pose bastante alejada del disfrute.


Aventuras que son como ajenas

Merche no va, el ritmo no es el que quisiéramos, pero hoy no tiene a su competidora en el circuito por lo que sólo hay que saber aguantar la carrera. Eso sí, entre sus molestias en los pies y mis molestias juntamos demasiados puntos negros así que todo hay que decirlo: discutimos un poquito, pero sólo un poquito...

Es a partir de la mitad de la prueba cuando logramos sentirnos un poco más cómodos, sobretodo porque decido que ella se ponga delante y tire, y eso hace, hasta que por fin coge un poco de cadencia





Ni las sendas

Así que ese domingo ni las bonitas sendas de la segunda parte de la carrera nos alegran el día; es de esas jornadas en las que sólo tocaba sufrir, y eso hacemos.


Al final, tras más de 33 largos kilómetros llegamos a Quesada, y lo por fin llega la alegría, aunque sólo sea por hacer nuestros deberes y alcanzar la meta. Eso sí, en el fondo me siento triste por no haber podido disfrutar de un trail tan bonito.


El sufrimiento bien vale un premio

Pero Merche obtiene su recompensa




Y finalmente podemos reponer fuerzas y charlar con la buena gente









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