RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 22 de enero de 2019

DOMINGO 21: EN SAN CARLOS DEL VALLE CON EL EXTENUACIÓN: UN DEJA VÚ UN AÑO DESPUÉS

En la tercera semana de enero de 2018, nos fuimos con algunos compañeros del Extenuación a realizar una durilla tirada de 18 kilómetros y pico que recorría los molinos eólicos de la zona. El caso es que en aquella ocasión Merche y yo lo programos de tal forma que hicimos 35 kilómetros ya que regresamos corriendo desde San Carlos, donde originalmente era la salida y la llegada. En esta ocasión no iban a haber kilómetros extras, y simplemente cumplir con el recorrido. El comienzo fue muy dubitativo por mi parte, con la pierna bastante fastidiada; el primer molino lo subí por la senda en lugar de por el camino, y cuando alcanzamos el alto (David, Antonio y yo) bajamos por la pista para ir encontrarnos con la gente que subía, entre ellos mi mujer. Tras subir y bajar por la pista continuamos hacia el segundo molino, en esta ocasión con David Jiménez, Antonio, Virginia y un servidor. Sin incidencias y de nuevo tocó esperar un ratín al resto del grupo. Tras esto comenzaba la parte chula, la de verdadero trail, y hay me puse las pilas y el terreno me hizo motivarme, alcanzando los tres molinos tras la estela de David, haciéndolo sin andar, lo cual me dejó las piernas un tanto tocadas. Llegaron Virginia y León, pero no pudimos quedarnos mucho tiempo parados por el frío que hacía arriba, así que bajamos por la pista para enseguida coger la que baja al Pantano de Vallehermoso, pero decidí no seguirles, porque este era un extra al recorrido, mientras esperábamos al resto, y yo no estaba para muchos extras.

Regresé al primer molino de los tres justo cuando comenzaban a llegar los compañeros, que por cierto se habían perdido y de ahí la tardanza, y tras esto llegaron los tres exploradores (David, Virginia y León) justo para echarnos una foto de todo el grupo.

Tras esto recorrimos los otros dos molinos y nos tiramos por la senda, la más técnica del día, y allí me desquité. Una vez abajo, reagrupamos y desde ahí 8 kilómetros por camino en tobogán hasta San Carlos del Valle. Se me hicieron pesados y no encontré las buenas sensaciones, pero fui cogiendo algo de ritmo justo para ver como David y otro compañero se me iban en la distancia y yo trataba de pillarles infructuosamente. Cuando quedaban unos 3 kilómetros me alcanzaba Virginia que tiene mucho, pero que mucho ritmo, me pasaba y yo era incapaz de seguirla, pero al alcanzar la carretera paraba para preguntarme si era por allí, y tras esto tomábamos la larga recta a buen ritmo, con el viento en contra, y sufríamos hasta alcanzar el coche.

Entre pitos y flautas, creo que hice unos 20 kilómetros, con sensaciones contrapuestas.

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