Repetí una sesión muy similar a la del lunes con casi una hora de bicicleta, a ritmo constante y bastante cansado.
Merche hizo cinta, elíptica y algo de bicicleta.
Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.
No hay comentarios :
Publicar un comentario