RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 30 de mayo de 2017

JUEVES 25: RAYOS Y LLUVIA CON MERCHE

El jueves fue uno de esos entrenos que si el alzheimer nos respeta no olvidaremos jamás. Hacía mucho bochorno y nada más y nada menos que 34 grados a las 20 horas, con nubes negras que no descargaban, pero Merche y yo fuimos a realizar el Circuito de los Pinares de 12,5 kilómetros sin mirar mucho al cielo y sin pensar demasiado en la fuerte ventisca que se estaba montando. Ya al llegar al Paseo del Cementerio se hacía complicado avanzar con el viento en contra y para colmo, ya en la carretera, nos comenzó a granizar, de forma que sentíamos el hielo como agujitas golpeándonos. Tuve que decidir si tomar una vía alternativa más corta o si seguir por la ruta marcada pero me resultó fácil porque unos minutos después dejó de precipitar y el viento dejó de molestar tanto por lo que tomamos el Camino de las Casas de Santa María dirección a los pinares, no sin dejar de sufrir el viento que por momentos nos frenaba totalmente. Cuando llegamos a los pinares y giramos para coger el Camino de Don Bernardo la cosa cambio radicalmente puesto que ahora tocaba llevar el viento a favor. Fue entonces cuando comenzó el entreno de ritmo. Pero unos minutos después comenzó el espectáculo de los rayos y truenos, que nos rodeaban por todas partes, y la verdad es que por momento yo llegué a sentir miedo, ni que decir de Merche. Pues bien, a dos kilómetros de Valdepeñas se puso a diluviar y tocó correr hacia casa yendo como dos sopas, eso sí, manteniendo un muy buen ritmo. Al final lo dicho, un entreno casi inolvidable, y no por las penurias, sino por las condiciones, por los miedos, por los olores a tierra mojada y a bacterias del campo (mi compañera de trabajo Carmen me dijo que el olor que desprende el campo cuando llueve se debe básicamente a las bacterias). Una hora y 14 minutos para 12,5 kilómetros, aunque en la segunda parte el ritmo medio estoy seguro que no subió de 5´20´´, pero es que la ida se hizo terriblemente lenta.


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