RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 3 de agosto de 2016

SÁBADO 30: CARGANDO LAS PIERNAS PARA LO QUE VENÍA DESPUÉS

Habíamos decidido que esta semana sería de mayor carga kilométrica. Yo iba a tratar de acercarme a los 100 kilómetros y Mercedes intentaría lo propio con los 70. El inicio era importante, ya que había que concentrar un número importante de metros en el fin de semana, para así ir acostumbrando al organismo a este tipo de cargas. Por tanto el sábado había que ir metiendo en vereda a nuestras piernas. Cogimos la moto y fuimos al Paraje del Peral, allí aparcamos el vehículo y salimos suavito a hacer un recorrido no muy largo: subimos por el Camino Carretas hasta la Carretera de San Carlos del Valle bajamos unos metros y cogimos el camino que rodea al Albergue de perros, bajamos al pequeño barranco que hay, subimos la gran cuesta y luego cogimos dirección al Camino de las Casas de Santa María; llegado al mismo tomamos esta vía asfaltado para en seguida coger el camino que se inicia con la "Cuesta de la Mujer" que así se llama, pasar cerca de la Finca de La Gatera bajar la cuesta que subimos antes y coger hacia el Albergue Juvenil el Cañaveral, para luego coger desde el Paraje de las Aguas el camino que lleva de vuelta al Paraje del Peral. Lo hicimos sin muchas pretensiones, como un preámbulo a lo del día siguiente, así que no cabe reseñar mucho más. 10,20 kilómetros más, hechos sin molestias ni por parte de mi mujer ni por mi parte. Lo mejor vino cuando nos tomamos un Aquarius fresquito en el quiosco de los helados que hay en dicho paraje.




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