RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 3 de agosto de 2016

DOMINGO 31: RÉCORD DE KILÓMETROS PARA MERCHE EN UN ENTRENO: 36,5 KMS

Mercedes lo ha vuelto a conseguir, y pareciera que a sus 43 años los límites no estuvieran ahí detrás de la esquina. Si el año pasado preparando la Maratón de Helsinki costaba Dios y ayuda para que consiguiese realizar una tirada que se aproximase a los 20 kilómetros sin el riesgo a morir en el intento, este año con el reto del Trail de Doñana de noviembre coleteando, mi mujer se ha transformado en una deboradora de tiradas largas, poco a poco, cada vez yendo más largo, arañando metros...

Hace unos 12 meses y medio, tras las serias dudas que teníamos de que ella pudiera aguantar una maratón, y ya a la desesperada, nos embarcamos en una aventurilla: hacer el entreno de la Cercedilla-Segovia del la Madrid-Segovia, nada más y nada menos que 35 kilometrazos que eran un cara o cruz para saber si podría afrontar con un mínimo de confianza su reto en tierras escandinavas; y fue que pese a su lesión de la cadera, que era la zona que por aquel entonces le traía frita, y pese a la gran distancia y altimetría del entreno, consiguió superarlo con nota. Eso acabo suponiendo un espaldarazo para su primera maratón, la cual hizo con un disfrute difícil de superar, y eso sin correr relajada. Luego vino Málaga, que fue tremendo, y ya podíamos decir que mi mujer con dos maratones a sus espaldas se había convertido en una auténtica maratoniana. Pero ya sabemos como es la naturaleza humana: siempre quiere más, es insaciable, y quiso afrontar un reto mayor, el de los 73 kilómetros, es decir, convertirse en ultrafondista, o al menos aspirante a ultrafondista....

...Y la verdad es que este verano está resultando fructífero, ya que ya llevamos casi dos meses con bastante constancia, pese al calor, y sobre todo consiguiendo realizar tiradas muy largas: hace cinco semanas 27,5, tres semanas 28 kilómetros, a la siguiente 31,2, a la siguiente 32,70, y el domingo pasado ¡36,5 kilómetros!, ¡ahí es nada!. Lejos de empeorar su organismo va respondiendo bien a esta carga, con un kilometraje semanal ya asentado entre los 60 y los 70 kilómetros.

Pues bien, contemos cómo se dio ese récord en su haber, el de los 36,5. Planteaba un circuito nuevo, que a mi me ilusionaba porque discurria por zonas que no conocía apenas. Lo marqué el sábado en la wikiloc y lo descargué en mi Garmin Forerunner 205, que 5 años después y tras mil batallas todavía da guerra.
















Lo que se ve es ya el resultado sacado del Garmin Connect. Pero antes de obtener dicho fruto hubo que vivir la aventura. Salimos hacia el camino que dos semanas antes nos había llevado al Pantano de La Cabezuela. Bueno, antes, tocó la foto de rigor en la puerta de casa




Merche estaba algo asustada por el reto, pero también ilusionada. El caso es que a las primeras zancadas ya veo lo que otras veces ocurría: "no te van las piernas, ¿verdad?", ¡pues vaya día que has ido a elegir. Cogemos el camino que antes he mencionado, de ahí es la foto de abajo, donde se ve un circuito circular para ciclistas, algo más corto que el que nos tocaba "a pie". 




El Garmin me dice que hemos que coger hacia la derecha, antes de llegar al RSU, el camino tiene un nombre poco hospitalario "Camino de la Gran Cuesta", y eso es lo que nos encontramos, una muy pronunciada cuesta de unos 600 metros que deja a Merche muerta, así que arriba toca echar la foto (al fondo se ve Valdepeñas).




Seguimos el protocolo de bebida y comida preestablecido: cada 15 minutos se bebe isotónica o agua, cada 45 minutos se come algo, cada 1 hora y media se toma una pastilla de sal, y a las 2 horas y media una pastillita de BCAA, así que vamos cumpliendo dicho procedimiento y de vez en cuando una foto, como la de abajo, en una finca llamada Finca de la Virgen de Lourdes.





Merche no va bien, nos es que vaya sufriendo, pero no va a gusto, no coge el ritmo, se siente pesada, y todo pese a la foto de abajo, que es mi preferida de todo este catálogo de hoy.


Los kilómetros van pasando y el terreno casi siempre va picando hacia arriba, aunque a veces nos da un breve respiro con alguna bajada pronunciada. Alcanzamos el kilómetro 10 y el ritmo es bastante lento, por encima de 7´el kilómetro sin netear, es decir, a reloj corrido. Pero al menos compruebo que Merche se recupera un poco, y hace los siguientes 4 kilómetros con otra cara, disfrutando un poquitín. Llegamos a la gran finca que dos semanas veíamos desde el río mientras nos dábamos aquel maravilloso pero breve bañito, el Cortijo de Balanza para ser más precisos. Se puede apreciar que Mercedes se encontraba en sus mejores minutos.




Y llegamos al paso del río, donde fue decepcionante comprobar que el cauce era muy inferior al de hace dos semanas, quizá porque no tuvimos la suerte de que hubiesen soltado agua del pantano en los instantes previos. Por ello no perdimos el tiempo y simplemente nos descalzamos y cruzamos sin perder más minutos. La foto siguiente es justo tras cruzar el río y lo que se ve a la derecha es la vegetación fluvial.




Continuamos paralelos al río hasta que éste se fue alejando hacia la derecha y nosotros fuimos subiendo por una colina curiosa. Sabía que unos cientos de metros más abajo nos encontraríamos con el río y su segundo y último paso... Y así fue, allí estaba el río, pero el paso no era fácil, sin embargo encontramos un sitio por donde pudimos entrar y cruzar pisando sobre piedras. Allí sí paramos y metimos los pies en el agua fresquita.




Tras 7 minutos de asueto, salimos corriendo cuando la media ya se aproximaba a 8´el kilómetro. Nos quedaban aún unos 19 kilómetros, no llevábamos ni la mitad, y de agua íbamos regular, así que nos habíamos refrescado lo más posible con el agua algo turbia de nuestro Jabalón.

Lo que vino después fueron los peores momentos de Merche, por lo menos 40 minutos que se le hicieron bastante duros, en terreno algo técnico y casi siempre picando hacia arriba, en el tramo que iba desde el río a la Carretera de Torrenueva. Costó bastante, pero lo fuimos capeando, incluso con la llegada de un esperado visitante: el calor. Pese a todo nos daba de frente una brisilla que mitigaba bastante ese problema. Por fin alcanzamos la carretera cuando llevábamos unos 22 kilómetros y medio. Aquí Merche se volvió a recuperar, aunque pronto dejamos el asfalto y cogimos un camino que subía por una colina y nos llevaba al Cortijo De las Peñas. 





En la bajada Mercedes volvió a tener buenos minutos, y fueron cayendo kilómetros importantes con la mirada atenta del Sol de las 11 de la mañana. El Camino de la Alameda Blanca se nos hizo algo largo, pero por fin alcanzamos la carretera que sale de Valdepeñas y muere en la Autovía AIV a 9 kilómetros del pueblo dirección Andalucía. Llevábamos casi 30 kilómetros y apenas agua, quedando lo peor, así que ví una finca con la puerta abierta y decidí entrar a pedir agua. Y agua fresquita obtuvimos, cuando un matrimonio de personas mayores nos atendieron gustosamente. Se nos fueron otros 5 o 6 minutos pero mereció la pena. Continuar por el camino hacia el pueblo aunque estábamos a 3 kilómetros de la circunvalación no se hizo nada fácil para Mercedes, que quizá pasó sus peores momentos justo al llegar a las inmediaciones de la carretera que rodea Valdepeñas, tanto es así que me dijo la siguiente frase "73 kilómetros van a ser demasiados". Lo cierto es que ya en asfalto se volvió a recuperar un poco, sobre todo viendo que el Parque Cervantes estaba a un paso. Llegamos al parque con casi 35 kilómetros hechos y allí fuimos a la fuente para hacer una breve parada técnica, y rematar la faena, lo cual ya no costó demasiado. Clavamos 36,5 kilómetros hechos en 4 horas y 43 minutos, 4 horas y 24 minutos en movimiento a una media de 7´46´´ a reloj corrido y de 7´15´´ en movimiento, pero lo que contará en el Trail de Doñana será la primera, así que mejor no hacerle mucho caso a eso del ritmo en movimiento.

Mucho peor que en la semana pasada, cuando el ritmo, para hacer casi 33 kilómetros, fue de 6´53´´ y a reloj corrido, 6´´42´´ en movimiento. Pero, claro, el recorrido fue menos duro y Merche se encontraba mucho mejor, el cuerpo no siempre está igual.


Lo importante es que hemos culminado con justo el 50% de la prueba de noviembre, y creo que hemos aprobado este éxamen. Ahora en agosto tocará bajar un poco el pistón, para retomar lo de las tiradas largas en septiembre y parte de octubre.


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