RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 28 de julio de 2016

MARTES 26: UNA ESPECIE DE TRAIL CON MERCEDES Y TERMINANDO A 4´30´´

¡Vaya tela con Mercedes! y yo sé porque lo digo; poco a poco se va adaptando a lo que le espera pero no deja de sorprenderme. El martes era otro de esos martes: calor y correr juntos. Acostumbrado en las últimas semanas a correr casi todas las mañanas de los días laborables, salvo los martes y los viernes, está claro que el calor hace mella cuando toca correr por la tarde, pero es lo que hay en verano. Salimos muy suaves porque Mercedes estaba agarrotada del esfuerzo del domingo. Poco a poco fue entrando en faena y se fue encontrando mejor, pero eso sí, el ritmo era verdaderamente cansino. Tanto fue así que subiendo el Cerro del Ángel campo a través decidí subir a mi ritmo y metí un buen acelerón. Me volví a sentir bien cuando comprobé que las piernas respondieron y llegué a lo más alto con buenas sensaciones. Tras esperar a que Merche llegara bajamos por el carreterín y luego tiramos por la vía de servicio sentido Madrid para en seguida coger un camino que últimamente tomamos con frecuencia: bautizado como el camino del trail porque llega un momento en el que se difumina y toca correr entre terreno arado y zona llena de piedras. Ahí metí tres marchas más y bajé con fuerza hasta llegar al camino y me tocó esperar nuevamente a Mercedes. Cogimos el camino, cruzamos el Camino de Membrilla y fuimos hacia el Carril del Yeso para tomar por un camino que rodea la valla del aeródromo, que no conocía, ¡y tanto es así!: el camino se terminaba y tocaba correr por majuelos de vides, terreno baldío con plantas que pinchaban, etc, etc. Merche se quejó bastante, pero pasó por el aro. Bajamos por el camino que nos llevaba al del Peral y desde ahí a casa, casi al mismo ritmo cansino y ya medio de noche, pero cuando llegamos al asfalto, justo cuando quedaba un kilómetro, a Mercedes le dieron cuerda y se puso a tope, a 4´30´´ o menos, y se cuajó un formidable 1000 sin oírsele ni respirar. Buen y sorprendente final que deja muy a las claras que se está poniendo a tope.

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