Estaba a unos días de ver cumplido un sueño, el sueño del descanso cuando tu cuerpo casi que no puede más. Aún así había que finiquitar la semana completando los dos días más duros, el miércoles y el jueves, días en los que toca madrugar, porque no estamos dispuestos a dejar de correr ni un solo día a pesar de que cueste sacar tiempo donde no lo hay. Pues eso, a las 06:45 ya en pie, como un zombie, pero tras el desayuno ya estaba despejado. Llevaba tan bien la semana que no era cuestión de hacer grandes cosas, tan sólo completar a medio gas el circuito de los Cerros de la Aguzadera, de 8,5 kilómetros, y eso hice. Eso sí, de dejo notar el cansancio, sobre todo por la carga de trabajo laboral y también la carga física, ya que unas horas antes, el martes casi de noche había hecho 11 y pico con Merche.
...Pero de todo lo que pueda escribir sobre cómo se dio este entreno, uno más que supone otra entrada más en este largo y aburrido blog, insisto..., de todo..., sólo basta con escribir lo siguiente: POR FIN FUNCIONA, y funciona entreno tras entreno, de continuo, ya no es un calvario cada día ni un calvario de vez en cuando.
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