RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 13 de julio de 2015

SÁBADO 11: 36 KMS CERCEDILLA-SEGOVIA (+850). MERCEDES PUDO CON ELLO

El sábado 11 estaba marcado en nuestro calendario como un día importante para el camino a Helsindi a seguir por Mercedes; unos días atrás la había convencido para acometer juntos el entreno oficial del último tramo de la Madrid-Segovia, 36 kilómetros bastante duros que discurren desde la Estación de Tren de Cercedilla hasta el Acueducto de la bonita ciudad segoviana. Nos reservamos habitación para la noche del viernes al sábado a 50 metros de la estación e hicimos el esfuerzo de colocar a los niños e ir de viaje de noche tras terminar nuestra jornada laboral. Estábamos antes otra de esas aventuras "relámpago". Llegamos bastante cansados al Hostal Aribel Longinos. El caso es que a eso de las 23:45 andaba preparando la mochila con barritas, una muda para cada uno, geles, la bebida isotónica, gominolas y un sinfín de cosas, es decir, que iba a ir bien cargado en esta ocasión.

Me costó pegar ojo, y no fue porque la cama no fuera cómoda, ni porque hiciera calor, quizá fuese porque estaba demasiado agotado, pero por fin llegó la hora de levantarse y tras una ducha rápida, y un desayuno a medio camino entre la categoría de ligero y pesado, salimos a la calle dispuestos a comernos el entreno, con la motivación que supone el ir a correr una cantidad de kilómetros que supusiera récord absoluto de kilómetros para Mercedes, y prácticamente una sesión tan dura como lo es una maratón. También estaba la incertidumbre de qué hacer en el caso de que le diese algún problema en su cadera, en su tibial, o en cualquiera de esas zonas de su cuerpo donde ha tenido dolores en las últimas semanas;  imaginaros la papeleta estando a mitad de camino entre Cercedilla y Segovia en una pista por la que no pasan coches. Pero esto de correr es de valientes, y no de corbades, así que se trataba de superar este listón y ganar un subidón de confianza para que acometiese con otra predisposición su primera maratón.

Una foto del hostal (recomendable)

 

En la estación nos encontramos con unos 25 corredores, muchos de los cuales ya conocía, como el bueno de Claudio Luna, 9:40, y primero de su categoría en la edición de la Madrid-Segovia del año anterior, con quién tuve el honor de compartir este mismo entrenamiento el año pasado, ¡y vaya entrenamiento que resultó!.No dispongo de fotos de la organización, aún, pero sí de algunos que echamos con el móvil de Mercedes:

He aquí en Cercedilla antes de la salida:





Comenzó la aventura y pusimos los Garmin en marcha. Las primeras cuestas son terribles así que hay que comenzar con tiento, por lo que el ritmo inicial se movía claramente por encima de los 7´30´´ el kilómetro, y peor que iba a ser. Pese a la pendiente Mercedes iba bien, fresquita y contenta. Por cierto, la temperatura por esas tierras y a esas horas es estupenda si la comparamos con la que hemos estado soportando en Valdepeñas en estas dos últimas semanas y eso se nota favorablemente, ¡de algo tendría que servir todo ese batallón de entrenos terribles que hemos venido realizando durante esta ola de calor.

El caso es que tras los duros primeros 4 kilómetros en los que Merche no dejó de correr en ningún momento, nos asociamos con Pedro, un corredor que está inscrito por primera vez en la Madrid-Segovia y fuimos de charleta subiendo la pendiente tendida, disfrutando no sólo del increible paisaje, sino también de la compañía. Pedro llevaba a sus espaldas 10 maratones y alguna prueba de ultrafondo como los 100 kilómetros de Colmenar y para él este entreno era fundamental para conocer parte del recorrido de su nuevo reto. Y enta guisa el tiempo fue pasando entre sorbo y sorbo de isotónica, y entre gominola y gominola. En el 6 nos pilló Rubén, otro experimentado corredor que va a afrontar este año su cuarta Madrid-Segovia y la conversación pasó a ser ahora doblemente interesante. En el mirador de las dehesas Pedro paró a "plantar un pino" y aprovechando el llano y la bajada cogimos ritmo Rubén, mi mujer y yo, con la idea de que ya nos pillaría Pedro. Mercedes iba muy bien y eso me tranquilizaba porque veía que podría coronar el alto de la Fuenfría sin dejar de correr, es decir, sin andar, algo que tiene bastante mérito sobre todo para ella que las cuestas no se le dan muy bien.

Abajo una foto de Merche en el kilómetro 5 aproximadamente, con una pendiente del 5% más o menos.


Aquí en el 6 en una foto que nos echó Pedro... 




Y está nos la echó Rubén en el mirador, en el 7,5 




El tramo de casi un kilómetro sin cuestas descargó bastante las piernas y ya comenzamos la ascensión nuevamente, pero ahora con ánimos renovados, teniendo por delante unos 5 kilómetros; la cosa pintaba incluso mejor. Íbamos mejorando la media poco a poco y yo que soy buen conocedor del recorrido sabía que tras coronar el alto lo que vendría después sería  mucho mejor, y más rápido, exceptuando los últimos kilómetros en llano por la exposición al calor. En el 11 aproximadamente paramos en una fuente a recargar las botellas y de ese momento es esta foto, donde se ve a Rubén con mi mujer:



Justo cuando íbamos a reanudar la marcha apareció Pedro y nos reagrupamos. Desde el 11,5 al 13,5 fueron kilómetros y momentos de duda para Merche porque le comenzó a molestar un poco el tibial, aunque yo la veía muy bien de fuerzas. Pero llegamos al Alto de la Fuenfría y mi mujer agradeció la bajada, a pesar del terreno bastante irregular y traicionero que tocaba pisar en los tres kilómeros siguientes. Hasta ese momento nos habíamos cruzado con multitud de ciclistas, habíamos adelantado a algún senderista y corredor que estaba haciendo el mismo entreno que nosotros y también habíamos ido haciendo la goma con dos chicas y un chico que estaban haciendo bien en serio el entreno pero que ya eran experimentados participantes en la Madrid Segovia. En la bajada nos adelantaron y les seguimos la estela hasta llegar a la siguiente fuente en el kilómetro 20 aproximadamente. Allí volvimos a recambiar el agua de las botellas, agua que salía cristalina y bien fria lo cual agradecíamos. La media de ritmo había bajado un montón y poco a poco nos íbamos acercando a los 7´el kilómetro (y eso sin detener nunca el Garmin en las paradas técnicas); se habían ido sucediendo kilómetro rondando los 6´pelados, pero claro, había que compensar los ritmos lentos que habíamos sufrido tras subir 800 metros de altimetría en 13,5 kilómetros. Al reanudar la marcha sabíamos que nos quedaban unos 4 kilómetros hasta la Cruz de la Gallega, por donde siempre ha pasado la Madrid-Segovia, salvo en la edición pasada, en la que se nos derivó por la izquierda. Mercedes seguía yendo perfectamente, recuperando fuerzas con sus barritas y su compota de frutas y alcanzamos sin problemas el cruce de caminos donde se coge el sendero técnico donde está el citado punto, ya a unos 10 kilómetros de Segovia. Alli nos volvieron a alcanzar las dos chicas y el chico y avanzamos durante unos minutos los 7. Pronto vimos en el horizonte la ciudad de nuestro destino y eso animó mucho más a Merche, aunque lo mejor de todo era que aunque hacía calor, la brisa daba de frente y este hecho refrigeraba bastante nuestros motores. Cogimos buen ritmo de crucero, bajando en alguna ocasión incluso de 6´y llegamos a la última fuente del recorrido, ya a unos 7 kilómetros de Segovia. Allí paramos poco, pero yo me quedé llenando la botella y les dije que tirasen que ya les pillaría, y eso hice, aunque me tuve que poner por debajo de 5´el kilómetro para hacerlo en el menor tiempo posible. Tras adelantar a algún grupo que otro, transitamos por la zona más dura, la zona más expuesta al calor, ¡y calor hacía!, unos 29 grados. Mercedes iba estupenda y ya no me cabía duda de que lo iba a aguantar perfectamente. Pero Rubén se resintió del esfuerzo de una semana antes en el Trail de Canencia y bajó el ritmo, quedándonos Pedro, Merche y yo. A su vez, el trío de las dos chicas y el chico nos alcanzaron y echaron adelante. La cosa estaba ya hecha y no nos costó mucho alcanzar el casco urbano; hacía unos kilómetros que mi mujer había batido su récord absoluto de kilometraje, al sobrepasar los 31 kilómetros, y por ello iba pletórica sabiéndose fuerte para correr más y más kilómetros. Alcanzamos Segovia justo cuando hacíamos el kilómetro 34 en mi Garmin y desde ahí todo fue coser y cantar. Yo llené una botella de agua en una gasolinera y de nuevo tuve que apretar para pillar a Pedro y a Mercedes, y de ahí hasta el Acueducto: dimos alcance a las dos chicas, las pasamos, también al chico  y llegamos a nuestro destino muy contentos por la aventura realizada: 4 horas y 16 minutos de reloj corrido para 35950 metros, 36 kilómetros para los amigos, a un ritmo de 7´pelados. Pero si descontamos los casi 20 minutos en las paradas en cuatro fuentes, en los ratos breves de las fotos, etc, nos sale una media en movimiento de 6´45´´, que está muy bien teniendo en cuenta los casi 900 metros que tuvimos que subir.

Mercedes se ha convencido de que si todo se da bien puede terminar la maratón allá en Helsinki, porque no le faltaron fuerzas, más al contrario. Además tampoco le faltó ritmo.

En la llegada pudimos echar unas fotos. En la primera Pedro, un servidor y Mercedes




Y aquí me tenéis tras este buen entrenamiento para lo que va a ser mi Madrid-Segovia en septiembre. Llegué muy bien muscularmente y también de fuerzas, aunque hay que tener en cuenta que el ritmo fue lento para mis posibilidades.



Tras esto nos reunimos varios corredores, entre ellos Rubén, que llegó un rato después, Pedro, Marcelo (otro ultrafondista que venía de correr Peñalara hacía dos semanas y que llegó 50 metros antes que nosotros en el entreno), y otra chica y otro chico cuyos nombres no trascendieron pero que también tienen esta MS 2005 como su primera experiencia de ultrafondo y están muy ilusionados. El tiempo se nos pasó volando con buena charla; para terminar nuestro tiempo en Segovia nos fuimos todos andando a la estación de tren y partimos hacia Cercedilla. A la llegada nos echamos una foto todos juntos y espero que Claudio Luna nos la pueda mandar para poderla publicar.

El resto ya fue más relajado y más íntimo: mi mujer y yo comimos unos buenos judiones de Ávila en el local donde siempre he repostado en los tres entrenos oficiales seguidos que he hecho, y que aprovecho para recomendar: Mesón Restaurante Helio, justo en frente de dónde nos habíamos alojado. Después regresamos a casa no sin antes hacer un alto en el Decathlon de Leganés, donde nos aprovisionamos de algunos caprichitos necesarios para sobrellevar tanta dedicación a este bendito vicio.

Contada toda esta aventura ahora toca decía que Merche está bastante bien del esfuerzo y aunque descansó ayer, lo más probable es que entrene hoy lunes. ¡Salió casi perfecto!


8 comentarios :

  1. Javier, reconozco que hace tiempo que no accedo a tu blog, lo he hecho hoy y me encuentro con esta extraordinaria gesta de Merche, mi mejor enhorabuena para ella; también me alegro de que sus molestias estén remitiendo, su primer Maratón se ve cada día más cerca. Un abrazo para los dos.

    Emilio Díaz.

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    1. Emilio, con los amigos ya se entiende que están ahí aunque no entren en tu blog, ¡no te preocupes!. Yo tampoco he entrado en tu blog ultimamente y me siento mal por ello, pero no saco tiempo ni para actualizar el mío, actualizo cuatro o cinco días de golpe. Sus molestias van a mejor, pero es que su cuerpo se rebela ante los estímulos, no está acostumbrada a todo esto. A pesar de ello me estoy quedando perplejo de la facilidad que tiene para realizar kilómetros, lo del sábado fue bajo mi punto de vista difícil de ver. Además, ayer salimos e hicimos 11 kilómetros y no tenía molestias. Espero que tú sigas con tu recuperación, la última vez que te visité ya estabas correteando más que andar. Ahora entro y veo

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    1. Gracias Javier. Muy ilusionante todo esto, de veras. Me siento mal porque no estoy entrando a visitaros, pero hoy lo hago y veo qué estáis haciendo en vuestras casas, que son vuestros blogs

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  3. Gran entreno, Javier, este es de los que sirven de verdad cara a esos retos, felicita a Merche de mi parte, me alegro que todo siga bien.

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    1. Gracias Miguel, sí Cáceres le dio confianza lo del sábado ha sido ya lo que le permite sentirse menos atemorizada. Aunque ya le estoy avisando de que con una maratón nunca se sabe. En cualquier caso iré con ella y trataré de que no se pase de ritmo.

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  4. Ya nos queda poco... A partir de ahora tendremos que empezar también a mirar el pronóstico del tiempo. Hice hace un par de semanas el tramo de nuevo y os puedo decir que las sensaciones de los últimos kilómetros son muy diferentes con unos grados menos. Mucha suerte y ánimo con los últimos entrenos. ¡Un abrazo y felicidades por Helsinki! Nos vemos pronto.

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    1. Gracias Rubén, ya no queda nada. Yo para mi firmo 10 grados durante toda la prueba. Espero que estés a tope para un nuevo reto. Yo estoy con la pubalgia, muy molesto, pero haciendo kilómetros suficientes

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