RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 5 de julio de 2015

JUEVES 2: ¡Y OTRA NOCHE MÁS!. PERO AHORA VIENEN LOS PROBLEMAS

La semana estaba pareciendo un cuento de nunca acabar de llenos de días duros que terminan en noches corriendo ya en la madrugada. El jueves no iba a ser menos. Mercedes estrenaba zapatillas nuevas y es que vamos a probar con unas Sayonara, como yo, para ver qué tal. Por lo pronto nada más comenzar a correr se le veía suelta. Nos fuimos al parque donde dimos dos muy bochornosas vueltas, así que decidimos salirnos de allí e ir a terreno abierto. Había comenzado a notar unas molestias en su pie derecho, como antaño, y también a sentir agarrotada la zona del tibial. En un principio pensé que eran molestias del pilates del día anterior. Corrimos por la vía de servicio hacia la falda del Angel y llegado el momento tuvo que parar porque la molestia se convirtió en dolor y fuerte. Reanudamos la marcha  y traté de que se entonase, así que fue aguantando con un semblante al que desafortunadamente me he acostumbrado a ver en estos últimos meses. Bajamos por el camino asfaltado para luego girar y coger el Camino de Membrilla. Ya para entonces nos habíamos entonado y Merche comenzó a ir mejor, quizá debido a que habíamos aumentado el ritmo, claramente por debajo de 6. Regresamos a casa por el camino paralelo al que lleva al de la Carretera de La Solana y los últimos dos kilómetros fueron bastante buenos, por debajo de 5´30´´, pero al llegar a casa y parar la pierna se le quedó agarrotada y dormida. ¡Ya teníamos nuevamente problemas!


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