RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 24 de junio de 2015

DOMINGO 21: DE LA IMPORTANCIA DE ENTRENAR EN GRUPO Y CON BUENOS AMIGOS

Uno se harta de entrenar solo; no se cansa de entrenar con su mujer y sobre todo disfruta un montón cuando entrena con un grupo repleto de buena gente. El domingo tocaba esto último. Kino, mi buen amigo de Membrilla, población vecina a Valdepeñas, me había propuesto realizar una tirada en el Paraje del Peral, así que preparé un circuito lo más ameno posible de algo más de 20 kilómetros y quedamos allí a las 08:30. Merche y yo cogimos la moto y nos desplazamos hasta allí con la idea de que yo realizase la tirada exigente y ella corriera en solitario unos 14 kilómetros a un circuito de dos vueltas por los alrededores de la zona. Yo estaba algo asustado ya que mis tiradas largas siempre las hago solo y casi siempre son poco movidas, pero en esta ocasión sabía que íbamos a ir a buen ritmo, a pesar de juntarnos un grupo de chicos y chicas de distintas edades.

 

De izquierda a derecha: Manoli (que ya es maratoniana),  Maria José Jiménez (que correrá su primera maratón este año), María José Cano (otra destacada atleta popular de Membrilla), Paco que anda metido en retos de ultra, como la ascensión al Veleta, un servidor, Kino (qué decir de él?) y Juanma (otro atleta bien duro).

He aquí la foto de los que íbamos a correr. El que más o el que menos con la piel curtida en mil batallas.

Un grupo iba a andar, luego estaba Merche que haría su carrerilla en solitario, y por último nosotros, los de la tirada larga. Iniciamos la carrera a un ritmo suave pero pronto por debajo de 5´el kilómetro, como ya preveía. Fuimos al Paraje de las Aguas y de ahí subimos por la Carretera de San Carlos del Valle unos metros de pronunciada cuesta, donde se me quejaron un poco porque lo que querían era "darle cera" no subir pendientes. Bajamos pasando cerca del Albergue Juvenil El Cañaveral a una zona por donde pasa el arroyo del Peral y de ahí una pronunciada cuesta, donde se me volvieron a quejar un poquitín. Después vinieron los problemas, porque me equivoqué de camino y pronto me dí cuenta, lo que supuso regresar sobre nuestros pasos hasta coger el correcto, pero con lo que no contaba es que no mucho más tarde el camino propuesto, el que debíamos seguir, se convirtiera en un carril surcado por arados. Menos mal que fueron unos metros nada más. Alcanzamos el camino asfaltado que lleva a las canteras y cogimos el camino previsto hacia el que yo llamo el Camino del Tanatorio, porque muere en el tanatorio viejo de Valdepeñas, y ahí vino el tercer problema, porque me volví a equivocar de camino y corrimos unos 200 metros por terreno arado nuevamente, hundiendo hasta los tobillos nuestros pies. Os podéis imaginar cómo estaba quedando con mi recorrido. 

Como llevábamos a un amigo ciclista de "coche escoba" ante la imposibilidad de meter la bici por allí, tuvo que darse media vuelta y le expliqué que tenía que coger el paralelo. Cuando los corredores alcanzamos el camino del tanatorio, Kino y yo comprobamos que Sierra, que así se apellida el ciclista, no aparecía, por lo que estuvimos esperando hasta que nos cansamos.

 
 Mientras, el resto del grupo había echado un montón de metros adelante, casi medio kilómetro, así que tuvimos que apretar de lo lindo poniéndonos en 4´pelados durante 2 kilómetros y medio. Les dimos caza y pude respirar un poco, aún así el grupo llevaba un ritmo de aproximadamente 4´45´´ que tampoco estaba mal. Por cierto, Sierra acabó alcanzándonos unos minutos más tarde, con lo que yo me quité un peso de encima, ¡no se había perdido!. Pasamos por el Paseo del Cementerio, corrimos pegados a las paredes de nuestro campo santo y alcanzamos el carril bici que hay en la Carretera de La Solana donde paramos unos minutos para refrescarnos en la fuente. Reanudamos la aventurilla cogiendo el Camino del Peral pero no íbamos directamente hacia allí a pesar de estar a tan sólo 3 kilómetros y medio, sino que cogimos un camino hacia La Vega. El calor estaba pasando factura, pero el ritmo seguía siendo bueno, de hecho yo me encontraba bastante bien y no me arrepentía de haberme calzado las Mizuno Wave Sayonara, porque me sentía bastante suelto con ellas a pesar de no ser para camino. Llegamos a la Vega y dos de las chicas se desviaron hacia el Peral porque el calor a esas horas correr ya no era tan desagradable. El resto seguimos por el Camino Carretas, cruzamos la Carretera de La Solana nuevamente, llegamos a la zona alta del Paraje del Peral, bajamos hasta los coches, pero aún nos dio para dar una vuelta al recinto para que nos salieran 20,5 kilómetros. En mi caso salieron 1 hora y 41 minutos, es decir, en torno a 4´58´´ de media, ¡buena tirada por tanto!

 Nos reagrupamos todos y de forma satisfactoria: todo había salido bien, los senderistas habían disfrutado de su recorrido, Mercedes había corrido 14 kilómetros a poco más de 6´ de ritmo y como habéis podido comprobar, nosotros también habíamos disfrutado de la sesión. ¡Qué mejor que darnos un homenaje!. El agua fría del riachuelo me dejó los pies estupendos




  
Pero mejor me sentó el aperitivo tomado en buena compañia





He aquí Kino, su mujer, Merche y yo.






Y los testigos de nuestra fiesta...


Un placer compartir la mañana con gente tan estupenda. Mil gracias por el rato pasado y por los aperitivos (no nos dejaron llevar nada a nosotros).

2 comentarios :

  1. Javier, se te notaba nervioso por la responsabilidad de quedar bien, de ahí los despiste con la ruta :-)). Buena gente, buen entrenamiento y mejor colofón en tan agradable compañía.

    Saludos, Emilio Díaz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Emilio. Si no hubiera sido por lo de tu lesión te hubiéramos dicho que vinieras, pero tu eres capaz de venir y hacer la tirada gorda...Ya estarás para eso y mucho más

      Eliminar