El miércoles se trató de hacer un mini mini entreno. Solamente salir con Merche a hacer 4 kilómetros a paso de tortuga con la idea de que comprobase que podía correr. Eso sí, con dedos de nuestras cuatro manos bien cruzados y mordiéndonos los labios por si surgía algún imprevisto. Uno sabe que cuando cruzas el umbral de la puerta del o de la fisio se abre la Caja de Pandora y desde ese momento tu mente se ocupa de tu lesión, te obsesionas, todo lo mides, todo te da miedo...
El entreno fue bien y no tuvo a penas noticias de sus molestias. La primera prueba la había superado.
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