RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 18 de mayo de 2015

MIÉRCOLES 13: ENGAÑO A MERCHE PARA CORRER DESPUÉS DE CENAR. SE DEJA HACER

El miércoles se hacía imposible correr a eso de las 20:30 horas, se rozaban los 36 grados, así que decidimos cenar temprano y e irnos bien entrada la noche. A las 22:30 saliamos los dos a ritmo suavito, bastante más despacito respecto al entreno en solitario del día anterior, pero con la idea de hacer el mismo circuito. A la ida no corría ni una chispa de aire y el bochorno era tremendo. Cuando el ambiente es hostil las sensaciones no son agradables y eso fastidia la sesión, así que lo que sueles plantearte en estas ocasiones son preguntas tales como: ¿qué puñetas hago corriendo a estas horas cuando podría estar viendo la tele sentado en el sillón?. Quizá lo piensas pero estás tan inmerso en tu proyecto que no das media vuelta y sigues corriendo como un autómata. Afortunadamente la cadera de Merche no iba dando guerra apenas y mi estómago decidió portarse mejor que el día anterior. Ni que decir tiene que al girar e iniciar el camino de vuelta a casa, el viento que estaba desaparecido resultó que sí que estaba, tan sólo había que cambiar la orientación para sentirlo. Esa brisa sin ser fría motivaba que las sensaciones fueran otras de forma que la vuelta a casa resultó ser un millar de veces mejor que la ida.

8,5 kilómetros que no dejan poso en una semana tan poco intensa, pero que suman y no poco en unos días en los que sí que estaba acumulando un mogollón de kilómetros.


No hay comentarios :

Publicar un comentario