RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 16 de abril de 2015

MARTES 14: EL PORQUÉ DE LA LOCURA POR CORRER

"Correr es de cobardes", "no sé que chiste tiene eso de correr", "desde luego..., vaya obsesión con salir a correr y medir los kilómetros", "¿no te aburre correr tanto?"... Todas estas son expresiones que en mayor o menor medida tod@s hemos oído. El refranero, muy sabio por otra parte, tiene un dicho que viene bien para la ocasión: "no es lo mismo llamar que salir a abrir", o dicho de otro modo, desde fuera las cosas se ven de forma diametralmente distintas que desde dentro. Si te pica la "mosca del running" date por muerto porque sus efectos son letales y perduran en el tiempo. Por ello, no hagamos caso a aquellos de nuestros interlocutores que no nos entienden; es difícil de comprender todas las locuras que hacemos, y a veces ni nosotros mismos nos entendemos, pero tenemos una cosa bien clara: no podemos parar aún a riesgo de entrar en una profunda depresión; esto forma parte ya de nuestra vida.

Yo lo puedo decir por partida doble: por una parte por la experiencia propia vivida, habiendo hecho tantas cosas y tan increibles en estos últimos años que ni yo me reconozco. Pero además, y muy importante, lo puedo decir también por la experiencia de mi mujer, Mercedes, a la cual he arrastrado sin querer a esta locura y ella comienza a estar tan "ida" como yo. El termómetro de la inconsciencia marca máxima temperatura cuando a una propuesta absurda y casi descabellada el interlocutor obesesionado con lo de correr dice que sí casi sin pensarlo. Mi mujer está midiendo altos niveles en ese termómetro como me demuestra el hecho de su inscripción a la Maratón de Helsinki y ahora por haberse apuntado al Trail Sierra de la Mosca en su versión larga, 32 kilómetros, ¿pero si hace poco más de un año no eras capaz de correr un 10.000 con garantías?. Pues sí, así era, pero eso es ya pasado, ahora ella va a por todas, porque es la manera en la que se siente más viva.

Hecho este largo preámbulo, el martes nos tocaba salir juntos. Atrás había quedado el divorcio de un día, el del lunes, y ahora sí, volvíamos a disfrutar de una sesión "codo con codo". En esta ocasión nos fuimos a uno de los circuitos que más hacemos: el de detrás de los Cerros de la Aguzadera, de poco más de 8,5 kilómetros, pero que si damos algún rodeo puede llegar a salir más de 9 (yendo por el camino paralelo al de Membrilla y haciendo toda la Avenida de las Tinajas). La tarde era propicia para correr y atrás quedaron los días haciagos de invierno, así que sin muchas pretensiones nos hicimos el circuito a ritmo moderado para ella y lento para mi, aunque en la parte final apretamos un poco. Las molestias regresaron a su ingle aunque no dieron mucho la lata. En cualquier caso me comienza a preocupar el que no pueda correr sin molestias. Quiero pensar que todo forma parte del proceso de adaptación por el que tiene que ir pasando.


No hay comentarios :

Publicar un comentario