SÁBADO 14: MERCEDES CUMPLE 42 AÑOS PARA DUDAR DE SI PUEDE CORRER 42 KILÓMETROS

Mi mujer cumplía el pasado sábado 42 años y le había regalado dos presentes que le hacían ilusión: unas zapas y un garmin. Hace tres años si le hubiese regalado semejantes cosas me las habría hecho devolver con el ticket por delante, pero hoy por hoy estos son los objetos inanimados que le hacen verdadera ilusión. Sin embargo, reservé para el día de su cumpleaños un regalo especial: una tirada larga. Pasadas las 12 del mediodía salimos algo abrigados (con camisetas interiores) dirección al Peral con el objetivo de hacer una tirada de casi 23 kilómetros. El ritmo era lo de menos y traté de que no cogiese su garmin nuevo, pero no hubo forma. Así que desde el principio me fue cantando los kilómetros a pesar de que el ritmo era lento. 

Se encontraba cansada, anormalmente cansada diría yo, y en el kilómetro tres estuvo a punto de darse la vuelta, pero la convencí para que siguiera porque me consta que este tipo de entrenos son también buenos porque se aprende a "seguir aunque no tengas ni buenas sensaciones ni tan siquiera fuerzas". Llegamos al Peral y la cosa mejoró un poco, quizá porque dejó de darnos la brisa en contra, atravesamos este paraje y cogimos, por la parte alta, dirección a la Carretera de San Carlos del Valle, vía que alcanzamos cuando llevábamos algo más de 9 kilómetros. Aunque se iba quejando de las malas sensaciones lo peor estaba por venir: la cadera le comenzó a molestar y al girar por el camino de la derecha para bajar hacia al Sur, comenzó a sentirse sin fuerza, hasta el extremo de pararse. Andar es algo que no ha hecho nunca en una competición pero que alguna vez sí que ha llevado a la práctica en los entrenos. A mi personalmente no me gusta que lo haga pero he de decir que yo he sido el primero en sucumbir a la tentación en más de una competición, así que tengo poco que reprocharle. La cosa comenzó a ponerse tan fea que decidí cambiar el recorrido y desviar de nuevo hacia el Oeste para alcanzar la Carretera de San Carlos en las cercanías de "Las Aguas". Cada vez peor y con menos fuerzas alcanzamos, a un ritmo muy cansino, dicho paraje. Paramos para que ella bebiera agua y mire usted por donde habían desabilitado la fuente que hay en la zona de la barbacoa. Así que con mucha resignación y cara de circunstancias Merche hizo de tripas corazón y se preparó para unos muy sufridos 6,5 kilómetros que se nos iban a hacer eternos. A quizá 7 minutos el kilómetro, con constantes pinchazos en su cadera y parando cada cierto tiempo fuimo haciendo metros en una película de esas de metraje lento y en el que todo transcurre sin movimiento. Por fin llegamos al carril bici que se encuentra a 3 kilómetros de casa y Mercedes me invitó a que echase a correr rápido que ella iba andando, pero no se lo permití haciéndole ver que correr cuando no puedes o te cuesta mucho también es un entrenamiento bueno. Por tanto pasando lo suyo conseguimos llegar a casa para hacer no sé en cuanto tiempo los 19,7 kilómetros del día en que queríamos celebrar que hacía 15330 días que llegó a este mundo; en este 14 de marzo se nos quedará en la retina su cumpleaños como un mar de dudas sobre si será capaz de conquistar los 42 kilómetros allá en Helsinki.

Por la noche, tras irnos a tomar unos vinos Mercedes puso soplar las velas y disfrutar de verdad de su cumple.