RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 7 de febrero de 2015

VIERNES 6: LA OBSESIÓN POR COMPLETAR OTROS 90 KMS. SEMANALES

Ayer viernes me tomé la tarde de vacaciones, aunque éstas eran sólo relativas porque tenía cosas que hacer en casa. A eso de las 18 horas salí a correr con la idea de redondear la semana. Me separaban 12,5 kilómetros de mi objetivo de los 90, y aunque parezca, o incluso sea absurdo, no habría acabado contento de no haberlo conseguido. Los viernes tienen además el handicap de ser el día previo a la tirada larga y uno no se puede vaciar para horas después fastidiarla en uno de los entrenos tipo más importantes de todo maratoniano. El caso es que me hice la circunvalación sentido Cerro de los Molinos con buenas sensaciones en cuanto a temperatura y soltura de piernas, pero pronto me llegaron unas tremendas molestias digestivas motivadas por la copiosa comida (habíamos salido a  comer fuera). Se me hizo de noche cuando iba subiendo la tendida cuesta que deja el cerro a la izquierda, y cada minuto que transcurría le iba peor a mi estómago. Llegué a casa pero continué hacia al parque aunque no me apeteciese nada. Ya en nuestro pulmón verde giré hacia el polígono y pude completar la sufrida sesión de 12,7 kilómetros y así poder sentirme mejor.

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