RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 3 de enero de 2015

VIERNES 2: MI MUJER TAMBIÉN HACE BARRANQUISMO

Había que cerrar la semana con de nuevo una buena acumulación de kilómetros. Cuando llegó Merche del trabajo (ella no tiene ya vacaciones), nos cambiamos y nos fuimos al Cerro del Ángel a realizar un par de subidas. Le costó entrar en calor por el frío reinante, pero pronto se puso las pilas y subimos a buen ritmo, sin mayores dificultades. La bajada también fue ágil, pero quedaba la segunda que había que apretar un poco más, y eso hicimos, oí la respiración de mi mujer en una ascensión bastante buena. Tras la bajada correspondiente nos fuimos al pueblo por el carreterín asfaltado y fue entonces cuando ocurrió lo imprevisto: venía un coche de frente así que nos cambiamos de carril poniéndonos en el derecho y antes de cruzarnos con el vehículo, y sin saber cómo, Mercedes se resbaló en el borde de la calzada y cayó en el pequeño barranco de no más de medio metro, pero lleno de piedras puntiagudas. La caída no fue muy espectacular pero a juzgar por como y donde aterrizo me temí que hubiera consecuencias. Necesitamos casi 5 minutos para volver a echar a correr; tenía la malla rota y le dolía mucho el codo, pero al final conseguimos arrancar y regresar a casa, y con el calor y el movimiento se atenuó un poco el dolor. Pero al llegar a casa comprobamos la tremenda herida del tamaño de un smartphone en la zona de los isquios. Se trataba de una serie de arañazos uno de ellos bastante profundo. En el codo también herida pero ahí lo doloroso era el golpe. Así que como no merecía puntos, hubo que desinfectar y echar Betadine y a recuperarse. Lo dicho, ya hace también barranquismo...

Desde agosto lleva cuatro caídas. Lo curioso es que en ninguna de sus tres trails ha dado con sus huesos en el suelo y alguno de ellos era verdaderamente técnico.


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