RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 9 de enero de 2015

JUEVES 8: TOCÓ HACER GOMAS CON MERCEDES. RÉCORD NO CONSEGUIDO AÚN

Ayer era la 21 sesión seguida, sin descanso de jornada, y pensaba que estaba bastiendo mi registro, pero nada más lejos de la realidad. Mirando mis planes he comprobado que allá por enero del año pasado hice un total de 35 sesiones seguidas, incluyendo en el saco unos cuantos doblajes. Por aquella época iba contrareloj con el fin de recuperarme de la lesión de los isquios, ya que apenas tenía 7 semanas para llegar en buen estado a la Maratón de Sevilla; luego se demostró que de poco me sirvió tanto esfuerzo porque aquel evento fue para mi lo más desagradable en cuanto a carreras se refiere de todo lo vivido. Querría pensar que ahora es distinto, y ciertamente lo es, porque ahora no salgo de una lesión, y he estos meses he acumulado experiencia en la montaña, en las grandes distancias, también he corrido una maratón a buen ritmo, y en fin..., lo dicho, quiero pensar que ahora es otra cosa. De cualquier manera me he dado muchos meses para llegar a Helsinki en óptimas condiciones, más de 7 meses son muchos meses.

Pues bien, nos tocaba a mi mujer y a mi salir a hacer algo de gomas, y como suele ocurrir, lo hicimos bien entrada la noche y justo cuando apretaba el frío. A Mercedes le costó un buen montón de minutos dejar de sentir una especie de estado de semicongelación, y es que ella es bastante friolera. A esta incomodidad se sumó la irregularidad de los caminos por los que fuimos, por lo que se fue quejando gran parte de la sesión. Yo, como en estos días de atrás, iba concentrado en seguir a "pie juntillas" la Técnica Pose de Romanov, y he de decir que me encontraba bastante suelto. Tras 47 minutos de trote muy suave para mi, y bastante exigente para Mercedes, a 6´el kilómetro, llegamos a casa y allí hicimos ejercicios de gomas, no todos lo que hubiera deseado, pero es que eran las tantas, y tocaba hacer la cena. Antes de ponerme a cocinar, como viene siendo costumbre en los últimos días, dediqué esmero y cariño a mi sesión de estiramientos, y como todo lo que se retroalimenta en esta vida te hace avanzar me sentí bien porque tenía las piernas sueltas y me sentía bastante flexible.


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