RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

LUNES 15:CANSADO DE MUCHAS COSAS MENOS DE CORRER

....El lunes me sentía cansado por muchos motivos, me refiero a hastiado por muchas cuestiones que hoy aquí no vienen a cuento que salgan a la palestra. Al día siguiente, ayer martes,  me decidía a escribir la correspondiente entrada de ese entreno y me dí cuenta de que estoy ávido por poner buenas noticias en este mi blog. Han sido demasiados meses de malas noticias, de justificaciones, llantos/lloros, piernas trasplantadas que me roban, molestias musculares repentinas a las que les gusta sorprenderme, de deshidrataciones y todo tipo de faltas de ritmo; me puse a echar la cuenta de lo que había plasmado como más positivo en este 2014 y recordaba las crónicas de algunas actuaciones satisfactorias en forma de retos en la montaña o la misma Madrid-Segovia, en la que terminé contento pero en la que también tuve que contar como me descalificaron (situación "modo pupas" para no variar). Pareciera que soy Telecinco en uno de sus programas de prensa rosa contando mil desventuras para tratar de atraer potencial audiencia; nada más lejos de la realidad: estoy deseoso de contar éxitos y satisfacciones, y espero que primero me lleguen para luego poder contárosla y obtener así doble satisfacción.

.....El lunes me sentía cansado por muchos motivos, pero pese a todo tenía ganas de entrenar, y eso hice, una sesión en la que concentré mis sentidos en el entorno con la ilusión renovada del que quiere regresar allá donde habitó y fue feliz. ¡Y resultó!, volvió a funcionar de forma que en mi tercer día de mi nuevo y renovado plan disfruté de un entreno sin pensar en cuanto me quedaba para terminar la sesión o sin caer en la cuenta en cuantos pinchacitos sentía en el isquio, tampoco sin cuestionarme que hacía allí en plena noche pudiendo estar calentito con mi gente en casa. Más al contrario, me sentí bien subiendo tres veces a "mi cerro del Ángel" mientras redescubría nueva música, y mejor aún fueron las sensaciones al comprobar que mis piernas "iban". Tras mi tercera bajada fui sin prisa alguna al Parque Cervantes, el cual me vio pasar justo cuando llevaba 11 kilómetros en mis carnes, y sólo tuve que encontrar el camino a casa (fácil tarea ya que el piloto automático se conecta solo por esas calles que tanto transito). 12 kilómetros y medio de los cuales 3 fueron en cuesta y a buen ritmo (me empeñé en ir de puntillas para trabajar gemelos). ¡Tarea realizada y cumpliendo con lo escrito!


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