RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 14 de diciembre de 2014

JUEVES 11: LOS ISQUIOS ME DAN UNA TREGUA

No estoy muy preocupado, pero es cierto que está siendo un hecho que desde la Maratón de Valencia, cada vez que fuerzo la máquina se me carga una zona muy localizada de detrás de la rodilla derecha, parte interna, y me dificulta correr. No da la sensación de que me vaya a romper, no es ese tipo de molestia. Es más bien del estilo tendinitis más que muscular, pero está claro que tengo que recuperar porque ya llevo más de dos semanas con este tema. Para combatir este imprevisto lo que estoy haciendo es un programa de fuerza, metido en una especie de mesociclo que debería durar hasta mediados de enero, para desde entonces afrontar una más que probable preparación para una maratón antes de junio. El jueves no tenía muchas ganas de correr tras otra de esas duras jornadas, pero me lo tome como una obligación y me puse todo el aparataje. Ya puesto en faena, a un ritmo medio recorrí algunos caminos de la zona norte pero sin salirme mucho del radio de influencia del pueblo, y terminé yendo al Parque Cervantes, pasé por delante del mismo decidiendo no entrar y fui derecho a casa en un entreno de transición de unos 8 kilómetros hechos a un ritmo de 5´20´´. Con esto doy por terminada esta semana en la que he realizado unos 68 kilómetros, no muchos pero sí suficientes, creo yo. Los isquios bien, no tuve noticias de ellos, pero es que el ritmo no fue exigente.

La semana entrante será la primera del nuevo mesociclo antes comentado, a ver qué tal se va dando.


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