RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

TRAS LA TERCERA CUMBRE





En la cárcel que es tu alma

Polvo y tristeza a partes iguales, eso es lo que quiere quitar de su cuerpo y de su alma bajo aquella ducha. Cuando consigue oler a limpio, tras dejar la suciedad en el desagüe descubre que no ha logrado deshacerse de esa rémora que le oprime el pecho. Se sienta en su sofá, enciende la tele y aunque mira fijamente la pantalla no ve ni oye nada, es prisionero de su pensamiento y va quedando atrapado en el sueño hipnótico que le provoca el presentador y sus invitados en aquel debate sobre política...

Se despierta en la madrugada, y justo en la superficie de plasma puede ver la cara de James Stewart; pronto adivina la vieja película en blanco y negro que están reponiendo, no en vano es Navidad y no puede faltar... "Que bello es vivir"; no opone resistencia y se deja llevar metiéndose en el alma de George, dispuesto a sentir envidia por sus desdichas. El protagonista renuncia a sus sueños llevado por los acontecimientos y con una generosidad desmedida capea esos duros reveses que le da la vida, hasta vivir esa pesadilla que le acaba redimiendo. Justo en el momento del metraje en el que George acaba descubriendo que Bedford Falls es lo que es gracias a él y que Poterville afortunadamente es sólo un espejismo, justo entonces el cansancio le llega de nuevo y ve como la pantalla se nubla hasta volverse oscura hasta desaparecer.

De huída hacia otro yo

...Se levanta como un resorte, apaga la tele y casi sin pensarlo se cambia, llena su chaleco de ultrafondo con comida, sus dos soft flasks con su bebida isotónica preferida, y no repara siquiera en echar su smartphone... abre la puerta y no piensa, la cierra tras de sí, sin saber muy bien qué dirección tomará, pero con la esperanza de transitar hacia el lugar donde esté la cura que alivie su profundo dolor. 

Conoce todos los caminos y vías a 15 kilómetros a la redonda pero su mirada se orienta hacia las lejanas montañas que lucen como sombras en las tinieblas hacia el este, y hacía allí pone rumbo. Al principio llanea en la noche sin más ruido que sus zancadas, las sombras se aclaran conforme el amanecer avisa y la vista de los perfilados picos se agranda. Penetra en la naturaleza como quien se adentra en lo desconocido, atravesando riachuelos, descubriendo parajes que llevaban toda una vida esperándole... 

...Han pasado varias horas y el cuerpo le pide una tregua, así que para justo en una gran piedra plana justo donde el terreno avisa de su verticalidad. Las piernas le arden y no parecen dispuestas a aceptar el reto, pero está tan determinado a continuar, a dejar todo atrás, que tras comer unos bocados reanuda la marcha. Los frondosos bosques, entre verdes barrancos le hacen olvidarse de sus limitaciones, imposible no sonreir ante tal espectáculo...

...Alcanza la primera cima tras seis horas de aventura y deshecho por el esfuerzo, se tira al suelo boca arriba y descansa, pero su mente se mueve tan ágil que no le cuesta realizar un rápido repaso a su desdichada existencia: risas falsas, obligaciones impostadas, compañía interesada, ningún alma cómplice, sólo un puñado de sinsabores, nada de luz en sus despertares, nada bajo su curtida piel. 

Inventándose

Ha recuperado el resuello, y los pensamientos le motivan y le guían hacia la siguiente cima, paso a paso, cada mano con su cuadricep correspondiente va conquistando la senda empinada que le lleva hacia el desenlace de su desdicha. Algunas horas después alcanza lo más alto, allá donde las piernas ya casi no responden. Se siente vivo y liberado, respira ese aire privilegiado y descubre que ya no encuentra razones para regresar a su hogar...

...Pero aún no ha terminado, mira la tercera y altiva cima que le espera desafiante desde allá arriba. Las siguientes dos horas son las más purificantes y mejor empleadas de todos sus años vividos; cada sufrida zancada, cada descanso forzado, cada resbalón entre las rocas húmedas son la mejor medicina que puede hallar para salvarse de sí mismo. En su devenir le faltó amor, quizá porque nunca tuvo mucho qué ofrecer, quizá porque tampoco supo nunca pedir, sin intercambio, sin nada que compartir. Se siente como alguien que quiere hurtar la armonía de esa montaña, despojar de frescura a la hierba, aspirar toda la pureza de aquel aire y en definitiva apoderarse de toda esa indomable y sencilla realidad, más honesta que su existencia...

La noche le atrapa cuando corona la cumbre más alta  y siente que ha llegado a su último destino. Se despoja del chaleco, se tumba y cierra los ojos esperando  encontrar la paz que nunca halló. No siente el intenso frío, no percibe nada, sólo nota que el sueño le alcanza...

George está aquí, viene a por tí

Ahí está George que le mira sonriente; él se siente pequeño, minúsculo ante tanta generosidad. "¿Qué haces aquí en lo alto?, ven conmigo, regresemos a casa" . Y una luz lo llena todo, justo en el momento en el que James Stewart se difumina y se convierte en un inmenso cielo azul...

El lento regresar a casa

Ella vigila diligente los niveles, el suero debe caer al ritmo deseado, ni más rápido ni más lento. En el semblante de aquel hombre ella sólo ve paz, así ha sido en los doce meses que lleva atendiéndole; hace todo lo posible para que las llagas por el roce de las sábanas no aparezcan en su cuerpo, limpiándole, cambiándole, pero también conversando con él. Pero sabe que no obtendrá respuesta, simplemente está en otro lugar, un sitio lejano. No evita ese imán que le atrae hacia él, nota una energía que necesita y desea su despertar...

Esa tarde navideña, enciende el televisor, como otras veces, un estímulo más, cambia canales hasta que da con el canal que repone viejas películas... 
El despertar

...James Stewart, George, está regresando al puente donde había intentado suicidarse y pide a Dios que le devuelva la vida, justo al tiempo en el que George recupera su vida, y su pequeña pesadilla termina, justo en esa escena él abre los ojos, un año después de haberlos cerrado, le pesan los párpados, pero sabe que tiene que despertar, porque tiene unas tremendas ganas de vivir.


4 comentarios :

  1. Como se nota que estas de tapering y tienes más tiempo para escribir cosas bonitas como esta...
    SALUDOS

    ResponderEliminar
  2. Bonito, pero algo lugubre, correr no es un acto desesperado, aunque algunos lo hayan encontrado como valvula de escape a situaciones personales, la mayoria corre como un acto natural mas, ya que no es otra ocosa, de ahí su importancia.

    Saludos, Emilio Díaz.

    ResponderEliminar