RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 12 de septiembre de 2014

MIÉRCOLES 10: CORRIENDO A LA MEDIANOCHE

Tras el descanso del martes (me sentía cansado y decidí parar ese día aunque no estuviera así establecido en el plan), el miércoles tocaba sí o sí, ya que esta penúltima semana, sin ser decisiva para el día D (el 20 de septiembre), al menos supone cumplir con el kilometraje dentro del periodo de tapering en el que me encuentro. Tras ver a mi Albacete BP jugar en copa y tras tragarme el decepcionante partido de basket de nuestra selección, me cambié y a eso de las 23:50 salí a realizar un entreno tratando de que mi ritmo fuese lo más vivo posible. Y así fue, me sentí bien, hacía fresquito y los primeros 3 kilómetros salieron en un buen tiempo, aunque cuando entré en el camino que me llevaba por detrás de los Cerros de la Aguzadera decidí aflojar puesto que no tengo ganas de lesionarme en el peor de los casos, ni tan siquiera de sufrir molestias por un entreno que de poco servirá ya. Alcancé la falda del Cerro del Angel y cogí la vía de servicio continuando con las buenas sensaciones, y tomé dirección hacia el Parque Cervantes. Poco más que reseñar, ya que hice aproximadamente 10.500 kilómetros en algo menos de una hora. 


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