RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 13 de julio de 2014

SÁBADO 12: EL ENTRENO OFICIAL DE LA MADRID-SEGOVIA: CERCEDILLA-SEGOVIA

El viernes por la noche no tuve que convencer a mi familia para desplazarnos todos a Segovia, donde había reservado. La idea era cenar por el camino, lo hicimos en Navacerrada, llegar justo para dejar el petate y a dormir y al día siguiente a mi tocaba madrugar, coger el coche e ir a Cercedilla, venir corriendo hasta Segovia y luego regresar los cuatro a Cercedilla para nuestra posterior vuelta a casa. Un tanto complejo todo este sistema para completar un simple entrenamiento, pero tenía ganas de sentir el ambiente y volver a pisar la tierra de la pista que nos subía hasta la Fuenfría, algo que ya hice en el entreno del año anterior, pero que no pude hacer en la propia Madrid-Segovia 2013 debido a que me quedé tirado en Cercedilla teniendo que abandonar la carrera.

Una vez en el hostal, preparé la mochila, pusimos las alarmas y nos acostamos. El móvil de mi mujer no sonó a la hora propuesta, las 07:05, porque lo tenía en "modo silencio", ¡menudo fallo!, y mi móvil tampoco sonó porque tenía mal configurada la hora del sistema (una hora antes). Suerte que al ver la claridad de la mañana a través de la ventana, pregunté a mi mujer qué hora era: ¡las 07:25! gritó. Me levanté como un resorte, ni me duche, ni me peiné, ni nada. Cogí la mochila, la cartera, las llaves y salí pitando. La carretera entre Segovia y Cercedilla se riza constantemente, no en vano pasamos por el Puerto de Navacerrada, así que a contrareloj tuve que ir capeando las curvas para conseguir llegar a tiempo. Entre por Cercedilla a las 08:20, cuando el entreno comenzaba a las 08:30. Los marchadores ya salían (lo hacían con media hora de adelanto) y tras un aparcamiento casi eterno (no encontraba donde), llegué justo al preámbulo de la salida, pero sin tomarme un mal café, lo cual era lo peor de todo.

En esta ocasión había dos cambios en el recorrido, los cuales también se llevarán a cabo en la propia carrera, con lo cual ya había un buen motivo para estar allí, conocerlos. 

Hasta el Alto de la Fuenfría

Salimos unos 40 corredores, a ritmo suavito, pero pronto comenzamos a acelerar, no como en el año anterior. Pronto me asocié con un veterano corredor llamado Santiago, de 52 años, que tenía una pinta estupenda. Pronto descubrí que en su haber tenía 6 maratones por debajo ampliamente de 2 horas 50, una en 2 horas 50 minutos justos, dos sub 3 horas, dos en 3 horas 03 minutos y una, su primera maratón, en 3 horas 23 minutos, ¡ahí es nada!. Los primeros kilómetros eran muy duros, con fuertes rampas, pero el cambio en el recorrido hizo que fuera más ameno que el año pasado, porque salíamos de la carretera yendo por sendas y praderas. Hasta el 5 se hizo duro, porque el ritmo era bastante exigente, por debajo o justo en 6 minutos, cuando el porcentaje rondaba el 8% de media. Delante de Santiago y de mi dos corredores a unos 75 metros, y justo detrás de nosotros otro corredor llamado Pablo. El terreno, sin dejar de ser ascendente se hizo más llevadero, con una pendiente media del 4% lo que hizo que incrementásemos y aún así pudiéramos ir charlando.








Las sensaciones eran cada vez mejores, a pesar de sentirme vacío por no haber desayunado. Fui comiendo frutos secos de vez en cuando, pero supongo que no lo suficiente. No había forma de pillar a los dos corredores de delante, y Pablo, nuestro perseguidor no hablaba mucho pero no acababa de descolgarse. Como quién no quiere la cosa coronamos el primer puertecillo en el kilómetro 7 y comenzamos a bajar suavemente, mejorando nuestros tiempos, hasta que en el 10 hicimos nuestro primer sub 5´. Desde ahí tocaba coronar la Fuenfría y el ritmo fue estupendo, casi infernal, con una pendiente más que considerable nos marcamos unos últimos tres kilómetros hasta llegar a lo alto que estuvieron en torno a 5´15´´-5´30´´, ¡increíble para mi!.

He aquí los tiempos de paso:



Habíamos llegado a lo alto de la Fuenfría en un magnifico crono de 1 hora y 16 minutos para 13 kilómetros y medio en los que habíamos pasado de los 1230 metros de altitud a los 1931 metros que tiene este alto. 700 metros que en esa distancia suponen un desnivel medio positivo del 5%.

El ritmo demencial

En lo alto nos esperaban dos personas de la organización y un vehículo de la Guardia Civil forestal. Santiago, Pablo y yo no paramos, y echamos adelante a la pareja que nos había llevado la ligera ventaja antes comentada. Recordaba perfectamente la bajada pedregosa que nos tocaba y en este tramo Santiago lo pasó algo peor debido a que uno de sus tobillos había sufrido un fuerte esguince no hacía mucho. Enseguida apareció Claudio Luna, uno de los dos corredores a los que habíamos ido persiguiendo todo el rato y pronto comenzamos a charlar los tres, porque Pablo se fue quedando definitivamente. El bueno de Claudio era un auténtico crack: un palmarés considerable, con 49 años había sido tercero en la prueba de Ronda de 2009, con un tiempo de 10 horas y 11 minutos, cuarto en la Madrid-Segovia de 2012 con 10 horas 13 minutos, primero en la Maratón Popular de Castilla la Mancha de 2005, y un magnífico crono de 2 horas 45 minutos en la Maratón de Badajoz 

















Así que acompañado de dos auténticos fenómenos avancé a un ritmo cada vez más intenso que comenzó a situarse siempre por debajo de 4´30´´, llegando en una ocasión al 4´06´´, y eso por pistas y sendas:


Antes de eso ya habíamos cogido el nuevo desvío que nos haría desviarnos en el kilómetro 20 aproximadamente por un paraje muy bonito. Este cambio en el recorrido oficial hará que ya no pasemos por la Cruz, kilómetro 90, y que sea en el desvío antes indicado, kilómetro 85 donde se situé el penúltimo avituallamiento. Justo en el desvío Claudio dio un acelerón y nos dejó atrás. El camino se puso técnico y Santiago notó eso en su tobillo, teniendo miedo de lesionarse, por lo que se quedó algo atrás. Por mi parte, veía a Claudio a unos 50 metros y ya pensaba que se iría definitivamente, pero no fue así, debió bajar algo el pistón porque acabé alcanzándolo. Esos kilómetros fueron demenciales a pesar de ser muy técnicos (corresponden con el 4´30´´, 4´35´´ y 4´26´´). 

Ya se ve Segovia

Acabamos llegando a una planificie donde ya se veía mucho más cerca Segovia, quedaban unos 11 kilómetros y de nuevo nos pusimos a correr por debajo de 4´30´´, llegando a los 4´08´´ del kilómetro 26. las sensaciones eran buenas pero ahora venía lo peor hasta Segovia. Claudio paró en una fuente y enseguida llegó Santiago. Bebimos agua fresquita, llené la botellita y se me olvidó reanudar el Garmin, con lo que perdí los siguientes 2700 metros (entre el 26,300 y el 29 ). El ritmo siguió siendo bueno, pero las fuerzas comenzaron a dejar de acompañarme. Me tomé un gel, algo que no suelo hacer, y no sé si influyó pero pronto comencé a sentirme más flojo y con menos fuerzas; Santiago y Claudio se me fueron, luego se quedó Santiago, pero en los sitios conflictivos Claudio paraba, nos esperaba unos segundos, nos echaba unas fotos y nos reagrupábamos nuevamente.







Esta foto, concretamente es un kilómetro y medio antes de llegar al casco urbano de Segovia. Se ve a Santiago y a unos metros voy yo, totalmente liquidado.
 

Alcanzamos Segovia y definitivamente yo ya no tenía fuerzas, pese a esto el ritmo era de 4´40´´-4´45´´ aproximadamente. Al final nos volvimos a reagrupar cuando quedabam 500 metros y entramos casi juntos con un magnifico tiempo de 2 horas 52 minutos. Mi Garmin marcó 2 horas 40 minutos por haberlo parado en la fuente donde bebimos.

Distancia: 35.600 aproximadamente. Ritmo medio 4´59´´. Altura ganada 706 metros.

 

De derecha a izquierda: Claudio, Santiago y un servidor.

Tras enfriarme comencé a sentirme muy cansado, pero no tuve calambres, ni estaba muy deshidratado, ni muy tocado en definitiva. Digestivamente bien, pero sin fuerzas. Llamé a Mercedes que no se podía creer que ya hubiese llegado. Me duché en el hotel, y nos fuimos los cuatro a Cercedilla donde comimos y la comida me sentó de muerte. Ya de vuelta paramos en el Decathlon de Majadahonda, donde tuvimos que comprar algunas cosas, entre ellas mi nuevo foco para mi siguiente desafío: el Trail Nocturno Camins de Cabres.






3 comentarios :

  1. ¡Excelente entrenamiento Javier!, muy rápido os habéis salido, estas en forma, harás un buen papel, eso si no te duermes, . Mi amigo Paco tardo 3:25 en ese entrenamiento.

    Saludos, Emilio Díaz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Emilio. Para mi fue un honor correr con dos fieras como estos. Creo que hablaron de tu amigo tanto Santiago como Claudio, ¿puede ser?

      Eliminar
    2. Seguro que puede ser, su nombre es Francisco Javier Jimenez Plaza, ha corrido varios maratones, el ultimo en Riga.

      Eliminar