RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 30 de julio de 2014

MARTES 29: UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA. TOCABA BOMBÓN DE PRALINE

Ya lo decía Forrest Gump.."La vida es como una caja de bombones: nunca sabes qué te va a tocar". ¡Y menosmal que así es!, porque de lo contrario todo sería muy aburrido y previsible. El entreno del martes fue de los de bombones praline, como a mi me gustan, y mira que el comienzo fue un tanto regular, en el contexto de un horrible día en el que venía de haber dormido poco y en el que me hallé muy cansado en toda la jornada. Llegué a casa del trabajo y traté de echarme una siesta pero resultó imposible. Después llegó Mercedes y me dijo si me iba a correr con ella (los martes toca juntos), pero yo le contesté que prefería irme después de cenar (una rara costumbre que he cogido). Así que se fueron Jorge y ella al parque donde podían compatibilizar ambos sus diferentes ritmos y entrenamientos y yo me quedé con Inés. Cené temprano y cuando regresaron mi hijo y mi mujer aún aguanté tiempo para irme ya de noche. A las 22:15 sin ganas y totalmente desmotivado salía la puerta como cochinillo que va al matadero, sin embargo fue echar a correr y descubrí que iba a transcurrir mejor la sesión de lo que había transcurrido la del lunes: las piernas iban, hacía fresquito y pronto comencé a disfrutar. Subí el Cerro del Ángel por la cara sur, con la idea de hacerlo en cuatro repeticiones, pero los perros de la finca colindante me estaban poniendo nervioso porque cada vez los oía ladrar más cerca, como si no estuvieran dentro de la finca de su dueño. Por ello sólo fui capaz de hacer dos series. Después bajé por el carreterín y aproveché para coger el camino ascendente que también me llevaba a lo alto, y las piernas genial en todo momento. Bajé y retomé el carreterín para luego coger la vía de servicio de la AIV sentido Madrid. Después, el circuito que tanto suelo hacer, el que rodea los Cerros de la Aguzadera (cerros por decirles algo). Bajé por la mencionada vía como "alma que lleva el diablo a todo lo que me daban las piernas y en esta ocasión eso fue mucho porque me sentí ligero y rápido, algo inesperado. Por el camino de vuelta las sensaciones siguieron siendo muy buenas, pese a la irregularidad del terreno que se lleva mal con la linterna frontal (las piedras se confunden y reflejan). Lo mejor estuvo en el final por el Camino de Membrilla, ya en la zona asfaltada, donde según los tiempos medidos fui a una media de 3´45´´ en los tres últimos kilómetros.

Así que buena sesión con ritmos variados, buenas cuestas y sobre todo estupendas sensaciones. Me salieron unos 11800 en una hora y un minuto.




2 comentarios :

  1. Respuestas
    1. Gracias Emilio. Ya sabes que al final lo importante es seguir en la brecha, más que encontrarte al 100% o al 80%, y por ahora tú y yo ahí seguimos. ¿Qué tal van esas carreras continuas?. Seguro que en nada estás superando la lesión

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